Las nuevas añadas de los vinos de la colección Antología Miquel Torres. Los vinos más emblemáticos de la Familia Torres

Famil­ia Tor­res, que des­de hace 150 años elab­o­ra vinos de gran reconocimien­to nacional e inter­na­cional, pre­sen­tó a pren­sa espe­cial­iza­da el pasa­do 21 de sep­tiem­bre, las nuevas añadas de los vinos más icóni­cos de esta bode­ga familiar. 

Loa cin­co vinos de la colec­ción Antología Miguel Torres

Los vinos que com­po­nen esta selec­ta colec­ción Antología Miguel Tor­res del 2020 son: Mil­man­da 2017, Mas La Plana 2016, Reser­va Real 2016, Grans Muralles 2016 y la nue­va incor­po­ración a esta exclu­si­va selec­ción de Mas de la Rosa 2017. Estos vinos se car­ac­ter­i­zan por su elab­o­ración cuida­da, proce­dentes de viñas ecológ­i­cas y con una per­son­al­i­dad propia que rep­re­sen­ta al ter­ri­to­rio, el paisaje al cual pertenecen y a la uva que ha servi­do de base. 

Miquel Tor­res Maczassek es la quin­ta gen­eración de Famil­ia Tor­res que cumple 150 años en este 2020

Miquel Torres Maczassek hablando en la presenteación
Miquel Tor­res Maczassek 

Miquel Tor­res Maczassek, quin­ta gen­eración de Famil­ia Tor­res que cumple 150 años en este 2020, fue el encar­ga­do de explicar uno a uno los vinos de la colec­ción Antología, y lo que rep­re­sen­tan cada uno de ellos para la Famil­ia Tor­res, y que se resumen en sus pal­abras: “son vinos naci­dos en viñas sin­gu­lares, fin­cas históri­c­as o elab­o­ra­dos con var­iedades recu­per­adas”. A su lado estu­vo acom­paña­do de Josep Sabarich, direc­tor téc­ni­co, que se encar­gó de detal­lar las car­ac­terís­ti­cas tan­to de las uvas, del sue­lo y de la cli­ma­tología de los años en cuestión. Ele­men­tos que dan carác­ter a cada uno de los vinos porque cada año es difer­ente al otro. 

Josep Sabarich explicando las características técnicas de los vinos Antología Miguel Torres
Josep Sabarich

Los vinos de la Con­ca de Barberà

Mil­man­da 2017 en la DO Con­ca de Bar­berà está lig­a­da a la recu­peración del castil­lo de Mil­man­da por Famil­ia Tor­res, ya que for­mó parte en la Edad Media de la ruta de castil­los que servían de cobi­jo a los cris­tianos en los tiem­pos de la Recon­quista. Se cul­ti­va la uva chardon­nay en sue­lo de car­bon­a­to cál­ci­co con gran capaci­dad para reten­er agua, y que por ser fres­cos suavizan los rig­ores calurosos del cli­ma mediterráneo. 

Grans Muralles 2016 de la DO Con­ca de Bar­berà, se elab­o­ra a par­tir de las uvas gar­nacha, car­iñe­na, monas­trell, y las var­iedades recu­per­adas gar­ró y querol. El nom­bre de este vino hace ref­er­en­cia a las mural­las que pro­tegían el Monas­te­rio de Poblet de las guer­ras y mer­ce­nar­ios de épocas pretéri­tas. En la actu­al­i­dad se pueden apre­ciar ese gran muro jun­to a las viñas de Famil­ia Tor­res como recuer­do de su pasa­do defen­si­vo. Grans Muralles 2016 está situ­a­do entre los 50 mejores vinos del mun­do según los pre­mios Decanter con 97 pun­tos. Reval­i­da por segun­do año con­sec­u­ti­vo el títu­lo de “Best in Show” en el may­or cer­ta­men inter­na­cional de vinos y que se ha cel­e­bra­do en la cap­i­tal del Táme­sis. Es uno de los 4 vinos españoles en con­seguir la máx­i­ma dis­tin­ción entre las 16.500 ref­er­en­cias de todo el mundo. 

Los vinos más emblemáti­cos en el Penedès

Mas La Plana 2016 en la DO Penedès es un mono­va­ri­etal de caber­net sauvi­gnon. Su vino ante­cesor Gran Coro­nas Eti­que­ta Negra 1970 supu­so pon­er una pica en Flan­des, mejor dicho en París, ya que en las Olimpiadas del vino de 1979 cel­e­bradas en la cap­i­tal del Sena, con­sti­tuyó un antes y un después al con­seguir impon­erse al resto de vinos galos que com­petían en este pres­ti­gioso con­cur­so orga­ni­za­do por la revista Gault Mil­lau, destruyen­do el mito imper­ante de la época de que la uva caber­net sauvi­gnon sola­mente se desar­rol­la­ba cor­rec­ta­mente en Bur­deos. En la fin­ca que se cul­ti­va este vino mar­avil­loso se están real­izan­do acciones para aumen­tar la bio­di­ver­si­tad con un corre­dor biológi­co, cubier­ta veg­e­tal, insec­tario, trac­tor eléc­tri­co, labran­za a cabal­lo, zona para las tan ben­efi­ciosas abe­jas, etc. Este vino pasa por bar­ri­c­as de roble francés nuevas durante 18 meses. 

Reser­va Real 2016 de la DO Penedès. Se elab­o­ra con los mejores raci­mos de caber­net sauvi­gnon, caber­net franc y mer­lot de la viña Les Arnes que son sola­mente 4 hec­táreas. Este exclu­si­vo vino nació en 1995 coin­ci­di­en­do con la visi­ta real a la bode­ga coin­ci­di­en­do con el 125 aniversario. 

El vino icono del Priorat

Mas de la Rosa 2017 de la DOQ Pri­o­rat. Se elab­o­ra con las uvas car­iñe­na y gar­nacha proce­dente de una históri­ca fin­ca en Por­rera, recien­te­mente propiedad de la Famil­ia Tor­res. Viñas con más de 80 años plan­tadas en sola­mente 1,86 hec­táreas hace que sea un vino de edi­ción muy lim­i­ta­da. Se con­ser­va den­tro de la fin­ca la casa dónde se hacía el vino antiguamente. 

Proyec­tos y objetivos

Tras la pre­sentación el Sr. Miquel Tor­res explicó los nuevos proyec­tos de la bode­ga como plan­tar viña en El Tossal, en la zona más alta del Pri­o­rat porque han encon­tra­do ves­ti­gios de que aquí se hacía vino antigua­mente. Los obje­tivos para la próx­i­ma déca­da son la reduc­ción de un 55% de la emsiones de CO2 por botel­la con respec­to al 2008, colab­o­ran­do con los provee­dores para que sigan este camino, insta­lación de foto­voltaica, caldera de bio­masa, arqui­tec­tura bio­climáti­ca, mejo­ra del ais­lamien­to y la efi­cien­cia energéti­ca, proyec­to de refor­estación, etc. Obje­tivos muy ambi­ciosos pero que son posi­bles, si quer­e­mos con­seguir un mun­do mucho más sostenible. 

Famil­ia Tor­res es miem­bro de la exclu­si­va aso­ciación Pri­mum Famil­i­ae, for­ma­da por 12 famil­ias de vitic­ul­tores que lle­van más de 100 años elab­o­ran­do pres­ti­giosos vinos. Además es la fun­dado­ra de la Inter­na­tion­al Winer­ies for Cli­mate Action, fomen­tan­do la ped­a­gogía de la descar­bonización del sector. 

Más infor­ma­ción de Famil­ia Tor­res en su web https://www.torres.es/es/somos/la-familia

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Enoturismo en El Bierzo (León). Sus bodegas y sus uvas más representativas

La mencía y la godel­lo son las uvas reinas de esta comar­ca leonesa

Cruce de caminos de pere­gri­nos en la comar­ca leone­sa del Bier­zo. Allí se unen al francés, la del man­zanal, el olvi­da­do y la de invier­no. Una zona que reúne monas­te­rios, castil­los tem­plar­ios de Pon­fer­ra­da, pueb­los de piedra de mon­taña, bosques de rob­les y cas­taños cen­te­nar­ios que son un espec­tácu­lo visu­al en el roji­zo y ocre otoño. Esconde el para­je de Las Médu­las, una antigua explotación min­era de oro a cielo abier­to de la época de los romanos. Fue declar­a­da por la UNESCO en 1997 como Pat­ri­mo­nio de la Humanidad. Por su parte, Los Ancar­es es Reser­va de la Bios­fera por la UNESCO des­de el 2006. Todo esto, jun­to con sus vinos de mencía y godel­lo, es El Bier­zo, con mucha his­to­ria vivi­da y aún más que contar. 

Se trata de hummus de garbanzo, rábanos, espárragos, zanahorias, empanadas y dos botellas de vino.
Hum­mus de gar­ban­zo de Pro­duc­tos La Huer­ta de Fres­no y vinos Tilenus La Flori­da y Godelia selec­ción godello

El Bier­zo, al oeste la provin­cia de León, ha sido una zona tradi­cional­mente min­era e indus­tri­al. De ese pasa­do minero de Las Médu­las y tras ago­tar sus exis­ten­cias de oro, los romanos nos dejaron como lega­do un paisaje irre­al pero úni­co, con canales que encauz­a­ban el tor­rente del agua ero­sio­n­an­do las mon­tañas para deshac­er­las y extraer su min­er­al dora­do. A par­tir de aquí surgieron espon­tánea­mente lagos como el de Car­ruce­do o el de Somi­do que recogían las aguas sobrantes dan­do lugar a humedales espon­tá­neos que crearon un eco­sis­tema pro­pio. Hay que cam­i­nar por la sen­da de las Val­iñas entre un bosque de cas­taños cen­te­nar­ios, picos de las mon­tañas, galerías y los restos de la explotación romana. Subir al Mirador de Orel­lán nos per­mite ten­er una vista panorámi­ca priv­i­le­gia­da de Las Médu­las.

Sigu­ien­do con la escapa­da a la nat­u­raleza los Montes Aquil­ianos nos harán reflex­ionar sobre nosotros mis­mos por su car­ga de espir­i­tu­al­i­dad. Su cer­canía al cielo lo con­vir­tió en el lugar preferi­do para refu­gia­rse del mun­danal rui­do por ermi­taños y ana­core­tas des­de el siglo V has­ta la Edad Media. El Valle del Silen­cio con el Monas­te­rio de San Pedro de Montes y la igle­sia mozárabe de San­ti­a­go de Peñal­ba son la prue­ba pétrea de su pasa­do reli­gioso. El Cam­po de las Dan­zas donde los veci­nos astures cel­e­bra­ban sus ances­trales ritos y algún que otro aque­larre. La Cum­bre del Morredero es la preferi­da por los esquiadores cuan­do el man­to níveo la cubre en el severo invier­no leonés. 

Y la vida sal­va­je de uro­gal­los, osos, lobos y cor­zos se esconde entre los bosques de Los Ancar­es, donde tam­bién encon­tramos las pal­lozas que son edi­fi­ca­ciones ante­ri­ores a los romanos donde vivían las per­sonas y el gana­do com­par­tien­do espa­cio. Impre­scindible recor­rer el Hayedo de Bus­may­or a través de una ruta de 7 kilómet­ros des­cubrien­do cas­cadas de agua. Segu­ra­mente el otoño sea la época más poéti­ca para vis­i­tar este hayedo. 

Gra­cias a la pro­mo­ción del pop­u­lar peri­odista y locu­tor de radio Luis del Olmo (nat­ur­al de Pon­fer­ra­da) cono­ce­mos los españoles el botil­lo, como el pro­duc­to más pecu­liar y pro­tag­o­nista de la gas­tronomía berciana. Recono­ci­do con el sel­lo de Indi­cación Geográ­fi­ca Pro­te­gi­da (IGP) se elab­o­ra con por­ciones de cos­til­la, rabo, espina­zo, pale­ta, car­rillera y lengua. Los pimien­tos asa­dos del Bier­zo son tam­bién IGP y el per­fec­to acom­pañamien­to de platos de carne y pesca­do, además de pro­duc­to impre­scindible de las empanadas. La tern­era del Bier­zo está recono­ci­da como Mar­ca de Garan­tía. Cerezas, cas­tañas, man­zanas reine­tas y peras con­fer­en­cias son tam­bién parte del pat­ri­mo­nio gas­tronómi­co de cal­i­dad del Bier­zo.

La Orden del Císter fue la encar­ga­da de exten­der el cul­ti­vo del vino y su elab­o­ración des­de su base en el Monas­te­rio de San­ta María de Car­race­do. Se ha man­tenido en el tiem­po gra­cias a su micro­cli­ma por su situación priv­i­le­gia­da rodea­da de mon­tañas que la han pro­te­gi­do del frío y húme­do vien­to del Atlán­ti­co por el oeste, así como de los rig­ores de la mese­ta castel­lana por el este. Unido a su sue­lo de pizarra, gran­i­to y are­na ha per­mi­ti­do que en sus tier­ras se cul­tiv­en uvas como mencía y gar­nacha tin­ta para los vinos negros, y Doña Blan­ca, godel­lo, palomi­no y mal­vasía para lo vinos blan­cos. Jun­to a estas uvas autor­izadas por la DO Bier­zo, se acep­tan, pen­di­entes de aprobación por la Jun­ta de Castil­la y León, uvas exper­i­men­tales foráneas como la tem­pranil­lo, mer­lot y caber­net sauvi­gnon. La DO Bier­zo se con­sti­tuyó en 1989 para agru­par y cer­ti­ficar la cal­i­dad de los vinos de la zona. El últi­mo paso ha sido admi­tir la sal­i­da al mer­ca­do de los Vinos de Vil­la y Vinos de Para­je que expre­san la sin­gu­lar­i­dad de esos ter­ri­to­rios donde se cul­ti­va la viña. 

La mencía se uti­liza para la elab­o­ración de vinos aromáti­cos y afru­ta­dos, de inten­so col­or y que se puede usar para su cri­an­za en bar­ri­c­as por su capaci­dad de enve­jec­imien­to que en boca ten­drán un paso suave ater­ciopela­do. Raci­mos pequeños y com­pactos, de piel grue­sa. Los mostos tienen un col­or rojo granate, de ele­va­do azú­car y baja acidez. Sus vinos saben a cerezas, moras, arán­danos, regal­iz y grana­da. Ide­al para acom­pañar ver­duras, legum­bres, carnes rojas y que­sos curados.

La godel­lo nos dará vinos con una acidez y un niv­el de alco­hol tiran­do a ele­va­do. De sabor suave a miel y un amar­gor ele­gante. Si se fer­men­tan y crían en bar­ri­c­as de roble desar­rol­larán aro­mas más com­ple­jos de fru­tas, flo­res y de almendras. 

Dos bode­gas que son un ejem­p­lo de su labor para situ­ar la DO Bier­zo en el mapa nacional e inter­na­cional son. Bode­gas Godelia que elab­o­ran vinos con las var­iedades prin­ci­pales de la DO, com­ple­ta­da con prop­ues­tas de eno­tur­is­mo de vis­i­tas a las insta­la­ciones y degusta­ciones de sus vinos más rep­re­sen­ta­tivos o la tien­da online de ven­ta de sus vinos y packs donde el vino se une a la expe­ri­en­cia de dis­fru­tar­lo con una table­ta de choco­late que repro­duce los aro­mas de esos vinos seleccionados. 

Vinos de Bode­gas Godelia y Tilenus de Bode­gas Estefanía 

Bode­gas Este­fanía elab­o­ra difer­entes tipos de vinos con ambas uvas como pro­tag­o­nista en sus 40 hec­táreas de cepas cen­te­nar­ias. Su nom­bre com­er­cial es Tilenus que es el nom­bre del dios celta Teleno (Marte en la mitología romana) y es todo un hom­e­na­je a la época de los romanos cuan­do explotaron el yacimien­to aurífero de Las Médu­las y como reconocimien­to en sus eti­que­tas está graba­da una mon­e­da romana que fue encon­tra­da en uno de los viñedos. 

Más infor­ma­ción en gen­er­al (rutas, activi­dades, tien­das, alo­jamien­to y restau­rantes) en la web de eno­tur­is­mo del Bier­zo http://bierzoenoturismo.com

Ceci­na de León IGP, pimien­tos entre­callaos de La Huer­ta de Fres­no acom­paña­do de una copa de vino de Tilenus de Bode­gas Estefanía

Lista de Bode­gas que inte­gran el eno­tur­is­mo del Bier­zo: Bode­gas Adriá, Bode­ga Cua­tro Pasos, Bode­gas y Viñe­dos Cas­tro Ven­tosa, Bode­gas Peique, Vinos Val­tu­ille, Bode­gas Pit­tacum, Bode­ga Enci­ma Wines, Bode­gas Dominio de Tares, Bode­gas Gance­do, Bode­ga Pérez Caramés, Bode­gas Godelia, Bode­gas Losa­da Vinos de Fin­ca, Viñas del Bier­zo, Bode­ga Casar de Bur­bia, Bode­ga del Abad, Pala­cio de Cane­do y Bode­gas Este­fanía. Para más infor­ma­ción de las activi­dades de las bode­gas que for­man parte del eno­tur­is­mo del Bier­zo en http://bierzoenoturismo.com/organiza-tu-viaje/

Más infor­ma­ción de https://www.godelia.es Antigua Car­retera N‑VI, Km. 403,5. 24547 Pieros / Caca­be­los. (León) España. Telé­fono +34 987 54 62 79

Más infor­ma­ción de https://www.mgwinesgroup.com/bodegas-estefania/ Ctra. de Dehe­sas a Posa­da del Bier­zo, 24390 Pon­fer­ra­da (León) España. Telé­fono +34 987 420 015

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Abadal Picapoll y las propuestas de Vinoteca Origen

La picapoll es una var­iedad local y tradi­cional de la zona del Bages, donde se está recu­peran­do su cul­ti­vo. Una uva que expre­sa el ter­roir, que dicen los france­ses, mejor que ningu­na otra, dónde está plan­ta­da des­de hace siglos.

La var­iedad picapoll se fue aban­do­nan­do por su gran pro­duc­tivi­dad pero con poca con­cen­tración de aro­mas. En el caso del Bages y conc­re­ta­mente entre 1899 y 1890, era la var­iedad más exten­sa de la comar­ca. Des­de 1930, en esta comar­ca así como en el resto de Catalun­ya se entró en un pro­ce­so de reduc­ción del cul­ti­vo viní­co­la quedan­do un cul­ti­vo resid­ual de picapoll en todo el ter­ri­to­rio catalán, que por otro lado y gra­cias a sus condi­ciones de adaptación está es la zona más ópti­ma para su cul­ti­vo y donde mejor se expresa.

Vinya Abadal

Viña Abadal

 

La uva picapoll pro­cede de raci­mos pequeños y com­pactos, con bayas esféri­c­as pequeñas que sue­len pre­sen­tar mar­cas o “pic­a­das” en la piel, de donde le viene el nom­bre. Sus vinos tienen un col­or verde-dora­do, con un buen cuer­po y sabor a limón.

Abadal, la emblemáti­ca bode­ga famil­iar del Bages, no ha para­do por recu­per­ar esta uva, la picapoll, como seña de iden­ti­dad de esta comar­ca cata­lana y que está adheri­da a la D.O. Pla de Bages, has­ta pre­sen­tar uno de sus vinos enseña bajo el nom­bre de Abadal Picapoll y elab­o­ra­da 100% con esta var­iedad de uva.

 

Abadal Picapoll

Abadal Picapoll

 

La nota de cata de la propia bode­ga define este vino como “sin­gu­lar, ele­gante y seduc­tor, com­bi­na las notas cítri­c­as, la fru­ta blan­ca (piña y albari­coque) y las notas flo­rales del entorno boscoso (hino­jo, lavan­da y men­ta). La fer­mentación y cri­an­za de 3 meses sobre lías, le con­fieren vol­u­men y com­ple­ji­dad al vino”.

La críti­ca inter­na­cional y nacional ha cal­i­fi­ca­do Abadal Picapoll 2018 con 90 pun­tos en la pres­ti­giosa Decanter, 92 por James Suck­ling, el críti­co esta­dounidense de vinos y cig­a­r­ros y ex edi­tor senior de la ofic­i­na euro­pea de Wine Spec­ta­tor, y con 91 por la guía Peñín de nue­stro país.

Para tomar en cualquier momen­to del día, y por supuesto para acom­pañar platos de pas­ta, arro­ces y pesca­do. Mi prop­ues­ta de mari­da­je es con unos berbere­chos y con cala­mares a la romana, sus notas cítri­c­as acom­pañan a los berbere­chos y limpian nues­tra boca del exce­so de grasa de los cala­mares invitán­donos a seguir dis­fru­tan­do de estos boca­dos proce­dentes del mar.

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Abadal Picapoll armo­niza­do con berbere­chos y cala­mares a la romana

 

La bode­ga famil­iar Abadal bus­ca elab­o­rar vinos que exp­re­sen la sin­gu­lar­i­dad de su paisaje de la zona cen­tro de Catalun­ya, con sus viñe­dos en ter­raza para com­pen­sar los desnive­les del ter­reno, rodeadas de bosques que le apor­tan sus notas tan par­tic­u­lares de soto­bosque y de bal­sámi­cos, sobre el sue­lo de arcil­la con abun­dante piedra y usan­do las var­iedades tradi­cionales picapoll y mandó que for­man parte de los cul­tivos históri­cos de este territorio.

Bodega Abadal

Bode­ga Abadal

 

Abadal fue fun­da­da en 1983 por Valen­tín Roque­ta, alrede­dor de la masía Roque­ta. Una his­to­ria famil­iar de vitic­ul­tores que se remon­ta has­ta el siglo XII, más conc­re­ta­mente en 1199, aunque exis­ten ves­ti­gios de tra­ba­jos rela­ciona­dos con la vid ya en la época romana. Los doc­u­men­tos que con­fir­man estos tra­ba­jos de viti­cul­tura se sitúan en la Masía Roque­ta, situ­a­da en San­ta María d’Hor­ta d’Avinyó, donde se encuen­tran pren­sas, depósi­tos de piedra, lagares y otros instru­men­tos de esta época pretéri­ta. El ini­cio de la activi­dad com­er­cial de la famil­ia fue cuan­do Ramón Roque­ta Tor­ren­tó en 1898 se trasladó a Man­re­sa y fundó la bode­ga Ramón Roque­ta, perteneciente a la D.O. Catalun­ya. Ya en 1983 se son­sti­tuyó Abadal, de la D.O. Pla de Bages. Más ade­lante ven­drían otros proyec­tos de la famil­ia Roqueta.

Den­tro de la web Vinote­ca Ori­gen podemos encon­trar vinos de 3 DO difer­entes: Pla de Bages, Ter­ra Alta y  Catalun­ya. Las difer­entes mar­cas del grupo como son la propia Abadal que nos ocu­pa, Lafou, Ramón Roque­ta, Sagristía, Mas­salu­ca, La Picos­sa, Vinya Nos­tra, Syn­era y el Aceite Mas Oliv­eras. El elen­co de var­iedades de uvas tam­bién es amplio como: caber­net franc, caber­net sauvi­gnon, chardon­nay, gar­nacha blan­ca, gar­nacha negra, macabeo, mandó, mer­lot, more­nil­lo, picapoll, sam­só, sauvi­gnon blan­co, syrah, sumoll, tem­pranil­lo y xarel.lo. Edi­ciones lim­i­tadas y en cajas para regalar porque siem­pre hay una bue­na excusa para obse­quiar vino, ya sean las fies­tas de Navi­dad, un aniver­sario, una cel­e­bración o como gen­erosa mues­tra de agradecimiento.

Códi­go espe­cial de des­cuen­to de un 10% en la web Vinote­ca Ori­gen con el códi­go HEDONISTA10

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Experto en vinos en 24 horas de la mano de Jancis Robinson y de Planeta Gastro

Tras la lec­tura voraz y casi inin­ter­rump­i­da de esta obra de la edi­to­ra del Oxford Com­pan­ion of Wine y colum­nista sem­anal en el Finan­cial Times (no sé cuál de estos dos de sus car­gos envidio ‑sana­mente- más), Jan­cis Robin­son, me que­do con la sen­sación de haber asis­ti­do una clase inten­si­va de máster, a una clase magis­tral, ya que es un libro de facilísi­ma lec­tura que se puede devo­rar en unas horas o bien degus­tar­lo en unas pocas más.

El libro con­s­ta de algo más de 150 pági­nas dis­tribuidas en 6 sen­cil­los blo­ques: una intro­duc­ción bási­ca, cómo ele­gir y cómo catar, cómo selec­cionar según la comi­da o la ocasión y cuán­to gas­tar, qué instru­men­tal existe y cómo tratar el vino, qué var­iedades de uva hay y final­mente cuáles son las regiones viní­co­las exis­tentes a niv­el mundi­al. A modo de resumen y para con­sol­i­dar el conocimien­to adquiri­do se incluye al final  de la obra un glosario de tér­mi­nos con sus definiciones.

Algu­nas de las curiosi­dades que se apren­den a lo largo de esta lec­tura, y que si no sabíamos, quedarán vagan­do durante un tiem­po en nue­stro pen­samien­to son, por ejem­p­lo, que si no fuera por la piel de la uva todos los vinos serían blan­cos. O que ingerir alca­chofas es incom­pat­i­ble (en cuan­to a mari­da­je se refiere) con un buen vino. O que el tamaño per­fec­to de una botel­la de vino es la de 1,5 litros cono­ci­da como mag­num, y hay un buen moti­vo para ello (tiene que ver con la oxi­ge­nación del vino, pero ¡no lo desve­lare­mos!). O cómo saber si somos “super­cata­dores” por nue­stro número de papi­las gus­ta­ti­vas – ten­emos un 25% de posi­bil­i­dades de ser­lo – y la impor­tan­cia del olfa­to. O tam­bién que hay vinos, como el Opor­to, que tienen mar­gen de mejo­ra has­ta los 40 años. O inclu­so, cómo uti­lizar nue­stro calor cor­po­ral para calen­tar el vino en caso de emergencia.

Además de estas muchísi­mas curiosi­dades apren­der­e­mos con­se­jos prác­ti­cos, como por ejem­p­lo, que el pre­cio que deberíamos pagar por una botel­la no debería ser infe­ri­or a 12 euros ni supe­ri­or a 40, o que para el alma­ce­na­je la luz y el olor son mal­os y la humedad es bue­na, o que deberíamos uti­lizar las tien­das per­son­al­izadas de bar­rio y las redes sociales para dejarnos ser per­fec­ta y per­son­al­izada­mente aconsejados.

Experto en vinos en 24 horas de Jancis Robinson. Planeta Gastro

Exper­to en vino en 24 horas de Jan­cis Robinson

 

En cuan­to a la proce­den­cia del vino, nos dare­mos cuen­ta de la suerte que ten­emos de haber naci­do aquí en España, con nues­tra DOCa Rio­ja, pero aún así,  nos quedará claro que el mejor vino es el francés, con Fran­cia sien­do la cuna del vino y gran pro­duc­to­ra jun­to con Italia. En España ten­emos mucha super­fi­cie con las vides cre­cien­do a sus anchas, y EEUU es el primer mer­ca­do con­sum­i­dor. La auto­ra, además, dis­tingue entre “viejo mun­do” y “nue­vo mun­do” y hace que reflex­ionemos, nos pare­mos a pen­sar, y nos demos cuen­ta de que ha habido una expan­sión hacia nuevos país­es pro­duc­tores en los últi­mos 40 años que se han con­sti­tu­i­do como un copi­ar y pegar de lo mejor de cada región y var­iedad, des­de Europa hacia Améri­ca y Oceanía.

Por lo que respec­ta a las var­iedades de uva, según la admi­ra­da auto­ra, bas­taría con cono­cer unos 10 tipos ‑de los 1300 que hay- y un adje­ti­vo para cada var­iedad, ya que de esta man­era podri­amos mane­jarnos y com­pren­der muchísi­mas cosas: Caber­net Sauvi­gnon, Mer­lot, Chardon­nay, Pinot Noir son var­iedades apre­ci­adas y pre­cisa­mente las que se han ido replan­tan­do en el nue­vo mun­do, pero cada país tiene sus pecu­liari­dades, por ejem­p­lo, en España ten­emos nue­stro tem­pranil­lo, Por­tu­gal con­sume sus rarísi­mas var­iedades y en Geor­gia fer­men­tan sus var­iedades especí­fi­cas enter­radas en unas ollas de barro.

Muy útil es la visión que nos trans­mite la auto­ra casi al final del libro, sobre pre­sente y futuro, y es que las difer­en­cias entre pro­duc­tores a niv­el mundi­al se han reduci­do y los pro­duc­tores de nue­vo mun­do han per­fec­ciona­do los pro­ce­sos con su tec­nología y limpieza. Las nuevas gen­era­ciones han afi­na­do sus gus­tos y algunos pro­duc­tores tra­ba­jan para que el vino no exce­da de 12 o 13 gra­dos, reducien­do el sabor de madera con la susti­tu­ción de bar­riles por tan­ques de hormigón o acero y elim­i­nan­do el tapón de cor­cho por el ries­go de cor­romper el vino. Lo que se hará común entre todos los pro­duc­tores es inten­tar trans­mi­tir la expre­sión de un lugar, del ter­roir o ter­ruño, con una mín­i­ma inter­ven­ción en bode­ga, lo que hará que algunos ten­gan que reciclarse.

Con un esti­lo moti­va­cional, la auto­ra Jan­cis Robin­son ani­ma a los no ini­ci­a­dos a aprovechar esa ven­ta­ja de no ten­er ideas pre­con­ce­bidas, a uti­lizar su pro­pio lengua­je para describir lo que sien­ten en sus catas y les da pau­tas para encon­trar la máx­i­ma relación cal­i­dad-pre­cio en sus adquisi­ciones. Para los exper­tos, apor­ta algu­nas opin­iones per­son­ales e infor­ma­ción actu­al­izadísi­ma sobre las var­iedades de uva y su local­ización mundi­al. Pero este es un libro, en mi opinión, sobre todo para aque­l­los que sim­ple­mente hemos sido toca­dos por el vino, en algún sen­ti­do, por algu­na de sus fac­etas, y lo quer­ríamos saber todo de él, y por miedo al ridícu­lo no nos atrevíamos a pre­gun­tar. Al acabar la lec­tura nos sen­ti­mos posee­dores de un may­or conocimien­to y tam­bién y por qué no, con anéc­do­tas que con­tar a nue­stros ami­gos durante las comi­das, sin­tién­donos ver­daderos exper­tos con una bue­na base para ser­lo y con una visión amplia que hará que deguste­mos esos sor­bos con toda su plen­i­tud. En defin­i­ti­va, este es un libro para todos, que deja con la sen­sación de haber acu­d­i­do a una cata magis­tral con exper­tos y con esa ilusión con­ta­gia­da. Dan ganas de releer­lo y esta vez con la copa Richard Bren­don — de la que la auto­ra se deshace en elo­gios — en nues­tras manos.

“Exper­to en vinos en 24 horas”, de la Edi­to­r­i­al Plan­e­ta Gas­tro, a la ven­ta en el Corte Inglés, Fnac, La Casa del Libro, y demás librerías.

© 2019 Raquel Car­rio. All rights reserved. 

Cavas 10 d’Abril en El Petit Celler

El pasa­do jueves 20 de abril, El Petit Celler (Beethoven 8, Barcelona) sigu­ien­do su intere­sante y atrac­ti­va prop­ues­ta de catas y activi­dades rela­cionadas con el mun­do del vino y el cava, se encar­gó de traer a la ciu­dad con­dal a 10 d’Abril, una joven pero sabia bode­ga proce­dente de Sant Llorenç d’Hortons, munici­pio situ­a­do en el Alt Penedès, Barcelona. Como por su ori­gen se puede cole­gir, pertenecen a la D.O. Penedès así como a la D.O. Cava.

La D.O. Penedès, situ­a­da entre la cordillera Pre­li­toral y las lla­nuras de la cos­ta mediter­ránea, se car­ac­ter­i­za por una gran riqueza en micro­cli­mas debido a su prox­im­i­dad litoral y a su alti­tud. Con un cli­ma mediter­rá­neo, la zona del Penedès Marí­ti­mo (Baix Penedès y Gar­raf) es más tem­pla­da por la influ­en­cia y prox­im­i­dad del mar, mien­tras  que el Penedès Supe­ri­or (Alt Penedès, Alt Camp, Anoia y Baix Llo­bre­gat) con más pre­cip­ita­ciones, pre­sen­ta  may­or difer­en­cia entre tem­per­at­uras máx­i­mas y mín­i­mas. El Penedès Cen­tral (Alt Penedès) es la sín­te­sis de ambos microclimas.

En cuan­to a sus vinos, la D.O. Penedès se car­ac­ter­i­za por la uti­lización de una vas­ta var­iedad de uva como son el xarel·lo, la par­el­la­da o el macabeo, entre otras, en blan­cos, y el mer­lot, el ull de lle­bre o la monas­trell en tin­tos.

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Cavas y vinos de 10 d’Abril

Cavas 10 d’Abril  da una vuelta de tuer­ca a los vinos y cavas de esta D.O. y, man­te­nien­do sus orí­genes, se cen­tra en la elab­o­ración de unos cal­dos de autor con per­son­al­i­dad propia. Para ello, apues­ta por una agri­cul­tura ecológ­i­ca y una elab­o­ración arte­sanal que garan­ti­zan mat­ices úni­cos y difer­entes en cada línea de producto.

Jaume Raven­tós y Javier Hernán­dez, cabezas vis­i­bles de 10 d’Abril, fueron los encar­ga­dos de expon­er los sigu­ientes vinos y cavas:

  • Vino blan­co Cál­i­da (20% mus­cat y 80% gewürz­tramin­er): Elab­o­ra­do a par­tir de una vendimia noc­tur­na para una madu­ración a baja tem­per­atu­ra de la uva, Cál­i­da se mues­tra ante los ojos con un tono áureo, de inten­si­dad media y con pince­ladas ver­dosas. En nar­iz, ofrece aro­mas prin­ci­pal­mente flo­rales como el jazmín o la rosa, jun­to con toques de melo­cotón. En boca, no es tan goloso como a pri­ori se podría esper­ar, sino que hace gala de esa acidez propia del Penedés. Sedoso y fres­co, per­siste larga­mente en el pal­adar. Acom­pañaría de for­ma ide­al a platos de marisco, ensal­adas y pesca­dos. Se puede decir que Cál­i­da es un vino que trans­mite cal­ma, la cal­ma de la noche campestre del Penedés.
  • Vino blan­co Picu Picu EM8 (Emma 8) (100% xarel·lo): Proce­dente de viñas de unos 50 años, este mono­va­ri­etal se cul­ti­va de for­ma ecológ­i­ca a 300 met­ros de alti­tud en sue­lo cal­cáreo y pedregoso. Si bien su fer­mentación tiene lugar en tan­ques de acero inox­id­able, es el paso por bar­ri­c­as nuevas de cas­taño el que le apor­ta esos sutiles toques bal­sámi­cos, pero, y gra­cias al no abusar de la madera, sin perder los aro­mas esen­ciales del xarel·lo. Con un col­or amar­il­lo cer­cano al dora­do mate, indi­ca que fiel al tipo de agri­cul­tura que prac­ti­can en 10 d’Abril, no se han aña­di­do clar­i­f­i­cantes ni se ha pro­ce­di­do a fil­tra­ciones. Los aro­mas vari­etales fres­cos como el albari­coque jun­to con grá­ciles notas de cri­an­za en cas­taño como ahu­ma­dos o vainil­la, fon­dos tosta­dos y otros mat­ices dul­ces se bat­en en due­lo en las fos­as nasales, mien­tras que su paso por boca es ancho y estruc­tura­do, fres­co, pero con toques áci­dos resul­ta­do del beso de la madera cas­taña. Picu Picu EM8 se tra­ta de un vino pecu­liar, que huye de la indifer­en­cia y del xarel·lo joven, casan­do de man­era ópti­ma con gran var­iedad de platos de la coci­na de prox­im­i­dad mediter­ránea como arro­ces, xaton­adas o esqueix­adas.
  • Cava Reser­va Clos de l’Albert (40% macabeo, 40% xarel·lo y 20% par­el­la­da): Fer­men­ta­do en dos tiem­pos, una primera fer­mentación de las tres var­iedades por sep­a­ra­do en acero inox­id­able con levaduras autóc­tonas del Penedés, y una segun­da en botel­la a tem­per­atu­ra con­stante de 14 y 15°C, Clos de l’Albert se tra­ta de un cava hon­ra­do, en el que se ha bus­ca­do el con­trol y el equi­lib­rio en el car­bóni­co. Ofrece un col­or amar­il­lo con refle­jos dora­dos y una bur­bu­ja ele­gante, fina y per­sis­tente. En nar­iz, la man­zana Gold­en y la verde son las pro­tag­o­nistas jun­to a deriva­dos de su cri­an­za como la almen­dra tosta­da. En el pal­adar, pre­sume de un muy buen equi­lib­rio en el que no hay exce­sos de acidez. Con toques de pastel­ería en el post gus­to y un pun­to lác­ti­co nada abu­si­vo, es exce­lente como aper­i­ti­vo y como paje de pesca­dos, mariscos y carnes blancas.
  • Cava Gran Reser­va Ter­rers de Cal Bayés (40% macabeo, 50% xarel·lo y 40% par­el­la­da): Un brut nature lle­va­do al límite. Sus tres var­iedades se fer­men­tan por sep­a­ra­do per­mi­tien­do al xarel·lo man­ten­er sus aro­mas pri­mar­ios y mejo­rar las car­ac­terís­ti­cas espumantes y a la macabeo apor­tar un per­fil aromáti­co inten­so y com­ple­jo que da ese per­fume tan dis­tin­ti­vo. El col­or, en gran parte debido a esta últi­ma var­iedad, es de un amar­il­lo tosta­do con una bur­bu­ja fina y de desprendimien­to lento. En nar­iz, fru­tas al horno y con­fi­tadas inspi­ran paisajes fres­cos y rús­ti­cos mien­tras que su paso por boca es equi­li­bra­do y suave, seco pero dulce, per­sis­tente y largo. Se tra­ta de un cava para ser toma­do de prin­ci­pio a fin, des­de el aper­i­ti­vo has­ta los postres.

Cava Gran Reserva Terrers de Cal Bagés

Cava Gran Reser­va Ter­rers de Cal Bayés

  • Cava Gran Reser­va Masia Les Forques (100% xarel·lo): Una exce­len­cia proce­dente de viñe­dos viejos situ­a­dos en sue­los de nat­u­raleza cal­cárea en pleno corazón del Penedés. Con una pro­duc­tivi­dad muy baja, todas las viñas se cul­ti­van sin her­bi­ci­das ni insec­ti­ci­das respetan­do así la bio­di­ver­si­dad y el medio ambi­ente. La fer­mentación de la fru­ta se lle­va a cabo en inox­id­able a muy baja tem­per­atu­ra. Tras esta fer­mentación, se deja cer­ca de 12 días en lías de xarel·lo para pasar a otra fer­mentación a base de una levadu­ra de la famil­ia y otra impor­ta­da de Cham­pagne que le otor­ga un toque difer­en­cial a la ulte­ri­or cri­an­za. Este Gran Reser­va mues­tra un tono amar­il­lo paji­zo con refle­jos dora­dos, con rosario de bur­bu­jas finas, per­sis­tentes y lentas. Tan­to en nar­iz como en boca, se com­por­ta de man­era sim­i­lar: notas cre­mosas de fru­ta madu­ra y vainil­la con­viv­en con fon­dos tosta­dos y un com­ple­jo ahu­ma­do que deno­ta una larga cri­an­za. Es pre­cisa­mente este ahu­ma­do tan espe­cial e inten­so el que hace de Masia Les Forques un cava con una capaci­dad inher­ente para difer­en­cia­rse del resto. Caviares, pesca­dos salsea­d­os, carnes y que­sos cura­dos se sen­tirán orgul­losos de ser acom­paña­dos por este cava.
  • Vino tin­to Picu Picu 9 (85% mer­lot y 15% ull de lle­bre): Cri­a­do en bar­ri­c­as de roble francés y pos­te­ri­or­mente en botel­la, es un tin­to en el que se ha bus­ca­do sobreto­do la fres­cu­ra y la ligereza. De un atrac­ti­vo rojo bril­lante pero sin exce­so de col­or, Picu Picu 9 recuer­da a bosque, a jar­dines de jazmín y a tosta­dos. En boca, se mues­tra joven pero sin olvi­dar su cri­an­za en bar­ri­ca que le apor­ta esos mat­ices de vainil­la y de fru­tos sec­os, mien­tras que la pos­te­ri­or en botel­la le hace ser un vino ligero y estruc­tura­do. Picu Picu 9 se tra­ta de un vino ver­sátil, apropi­a­do para acom­pañar carnes, segun­dos platos e inclu­so para el copeo puro y duro (error, el copeo nun­ca es duro), que nació de una nue­va expe­ri­en­cia y que tiene pin­ta de per­du­rar en el mun­do vinícola.

Vino tinto Picu Picu número 9

Vin­to tin­to Picu Picu nº 9

10 d’Abril se reivin­di­can como unos hace­dores espe­ciales, con­cien­ci­a­dos con el carác­ter que tiene que poseer un vino o un cava del Penedès al mis­mo tiem­po que se rigen por unos prin­ci­p­ios en los que pri­man el respeto al medio ambi­ente y la sin­gu­lar­i­dad de la propia bode­ga. En pal­abras de Jaume, «se coopera con payeses para ade­cuar la viña vie­ja a la final­i­dad de la bode­ga», y ese propósi­to no es otro que el de sor­pren­der, ilu­sion­ar y crear unas altas expec­ta­ti­vas que, con el tiem­po, cumplirán.

Más infor­ma­ción de la bode­ga en Cavas 10 d’Abril Para saber más del catál­o­go de ref­er­en­cias así como de las activi­dades futuras de la vinote­ca orga­ni­zado­ra en El Petit Celler  del Car­rer Beethoven, 8 Barcelona 08021 Telé­fono 932 008 260

© 2017 Aarón González. All rights reserved.

Cata de Cavas y Vinos de Castillo Perelada

El pasa­do 8 de mar­zo, el emblemáti­co Hotel W Barcelona, fue el esce­nario per­fec­to para la extra­or­di­nar­ia pre­sentación y cata de cavas y vinos del Grup Per­al­a­da (D.O. Empordà) a manos de Ale­jan­dro Rodríguez.

Hablar de los cal­dos del Castil­lo de Pere­la­da es hablar de his­to­ria, de tradi­ción famil­iar y de arte.

Si bien la elab­o­ración de vinos en dicho enclave data de la Edad Media, no sería has­ta 1923   en el que Miquel Mateu, políti­co, apa­sion­a­do del arte y la cul­tura, e hijo del que fuera cofun­dador de His­pano-Suiza Damián Mateu, com­prara el con­jun­to mon­u­men­tal del Castil­lo de Pere­la­da para con­ver­tir­lo en un ref­er­ente artís­ti­co y, por supuesto, para revi­talizar una impor­tante tradi­ción vitiv­iní­co­la pre­sente en la zona del Empordà.

En 1972, Arturo Suqué, yer­no de Miquel Mateu, lid­er­aría una trans­for­ma­ción enfo­ca­da en la cal­i­dad y en la meta de hac­er de Pere­la­da una de las más pres­ti­giosas bode­gas del país. A parte, jun­to a su esposa Car­men Mateu, inau­gu­raría el recono­ci­do inter­na­cional­mente Fes­ti­val del Castell de Pere­la­da por el que han pasa­do infinidad de grandes artis­tas y músicos.

Hoy en día, Javier Suqué Mateu se encar­ga de diri­gir el rum­bo de este gran navío apo­s­tan­do por vinos de cal­i­dad, plan­tan­do y adquirien­do nuevos viñe­dos y enfa­ti­zan­do la impor­tan­cia del I+D medi­ante una con­stante inves­ti­gación en tier­ras ampur­dane­sas con la final­i­dad de aprovechar esas cual­i­dades geofísi­cas y cli­ma­tológ­i­cas que ofrece este ter­ri­to­rio tan ama­do por Sal­vador Dalí.

En cuan­to a la D.O. Empordà, se car­ac­ter­i­za por una het­ero­genei­dad en la tier­ra en la que pri­man la tex­tu­ra arenosa y la pobreza en mate­ria orgáni­ca. Sue­len ser sue­los áci­dos que se sitúan des­de el niv­el del mar has­ta una altura cer­cana a los 260 met­ros. El cli­ma dis­fru­ta del vien­to de tra­mon­tana, que con­tribuye de man­era acti­va a la bue­na salud de las viñas. Con invier­nos suaves y ver­a­nos calurosos pero tem­pla­dos por el Mediter­rá­neo, la tem­per­atu­ra se sitúa entre los 14 y los 16°C, per­mi­tien­do el cul­ti­vo de var­iedades de ciclo medio y largo. Ref­er­ente a los viñe­dos, son de antigua implantación, si bien en los últi­mos años se ha ido ren­o­van­do para adop­tar cier­tos cam­bios vari­etales. Las uvas que pre­dom­i­nan son prin­ci­pal­mente car­iñe­na y gar­nacha negra en tin­tos, y gar­nacha blan­ca y roja jun­to a  macabeo en blancos.

vinos y cavas de Castillo de Perelada

Para esta cata se pre­sen­taron los sigu­ientes cavas y vinos:

-Cava Stars Touch of Rosé 2014 (90% gar­nacha y 10% pinot noir): sien­do un hom­e­na­je a todas esas estrel­las que han pasa­do y pasarán por el Fes­ti­val Castell de Pere­la­da, este cava elab­o­ra­do a par­tir de uvas selec­cionadas bajo la D.O. Cava, ofrece un col­or páli­do y rosáceo, así como finas bur­bu­jas con for­ma­ción de coro­na. Mod­er­no y agrad­able, se mues­tra muy flo­ral en boca, seco, pero con vida áci­da. La pres­en­cia de fru­ta blan­ca es más que notable.

-Només Gar­natxa Blan­ca 2016 (100% gar­nacha blan­ca): con uvas proce­dentes de viñe­dos de entre cin­cuen­ta y sesen­ta años situ­a­dos en la fin­ca Pont de Molins, se obtiene este mono­va­ri­etal com­ple­jo y con alma de man­zana. A la vista, pre­sen­ta un col­or amar­il­lo páli­do con ligeros toques ver­dosos. En boca ofrece cier­to amar­gor y un gran recor­ri­do. Un claro ejem­p­lo de lo que es un vino con personalidad.

-Col­lec­tion Blanc 2015 (64% chardon­nay y 63% sauvi­gnon blanc): este joven de cabel­lo rubio bril­lante, rebelde e inten­so debe bue­na parte de su per­son­al­i­dad a un 5% de chardon­nay que durante el 2015 vivió inten­sa­mente en bar­ri­ca de aca­cia, adquirien­do un ligero y pecu­liar toque de madera que se sumaría a un per­fume de fru­tas dul­ces y trop­i­cales. En boca es redon­do y fres­co, con un ligero pun­to carbónico.

-Fin­ca Espol­la 2012 (50% syrah, 30% monas­trell, 8% caber­net sauvi­gnon, 6% gar­nacha y 6% sam­só): con una exten­sión de 21 hec­táreas, Fin­ca Espol­la se sitúa en Les Alberes, cer­ca de los Piri­neos, y tiene como prin­ci­pal car­ac­terís­ti­ca un sue­lo negro, áci­do y pizarroso. Este leal escud­ero de las carnes “cor­tas” (pies, car­rilleras…) desta­ca por un col­or rojo rubí de capa alta. Encon­tramos abun­dantes aro­mas de fru­tas rojas, así como a bal­sámi­cos. En boca es ele­gante y con una acidez propia de la tier­ra de la que procede.

-Fin­ca Malaveï­na 2013 (46% mer­lot, 21% caber­net sauvi­gnon, 12% caber­net franc, 11% syrah y 10% gar­nacha): uno de los buques insignia de Pere­la­da, esta «bue­na veci­na» nace de 19 hec­táreas de arcil­la rojiza y de can­tos roda­dos. Mues­tra en su ros­tro un bel­lo col­or rojo cereza y desprende un aro­ma a fru­tos negros con toques tosta­dos. Sus besos son redon­dos, carnosos, casi cre­mosos, y lig­era­mente áci­dos, son besos que per­du­ran. Esta veci­na enve­je­cerá, por supuesto, pero lo hará de la mejor for­ma, enam­oran­do de nuevo.

-Aires de Gar­bet 2013 (100% gar­nacha): De una con­jun­ción dada por el Mediter­rá­neo, la calidez del sol, la tra­mon­tana y el sue­lo pizarroso de la fin­ca Gar­bet surge este esplen­di­do tin­to pla­ga­do de recuer­dos a hier­bas mediter­ráneas, bal­sámi­cos, tor­refac­tos, min­erales y fru­tos rojos. Pre­sen­ta unos tani­nos maduros y sedosos, así como un paso por boca agrad­able y exten­so. Igual que Fin­ca Malaveï­na, pre­sen­ta un enve­jec­imien­to con buen potencial.

-Cava Gran Claus­tro 2012 (45% pinot noir, 45% chardon­nay y 10% xarel·lo): elab­o­ra­do arte­sanal­mente, se cri­a­ba en su ori­gen en las bode­gas del claus­tro situ­a­do jun­to al Castil­lo Pere­la­da. Se tra­ta de un cava bas­tante acham­pana­do, de apari­en­cia col­or amar­il­lo paja con refle­jos ver­dosos y bril­lantes. Su bur­bu­ja es fina y con­tin­ua, y su sabor, seco y suave, deja ves­ti­gios afrutados.

© 2017 Aarón González. All rights reserved 

Menú degustación modernista dentro de la Restaurant Lover Week en Restaurante Galaxó del Hotel Casa Fuster

«Per­fec­to Sr. Doménech, si ust­ed me con­fir­ma que ya tiene todos per­misos nece­sar­ios para la edi­fi­cación, pro­ce­da a ello. Avis­aré a la Sra. Fab­ra para que se per­sone en su despa­cho y puedan conc­re­tar los detalles de la obra.»

Así, tras col­gar su pecu­liar y rús­ti­co Gow­er-Bell, Mar­i­ano Fuster i Fuster, caballero de la alta sociedad mal­lorquina, pin­tor e indus­tri­al, segu­ra­mente habría dado el vis­to bueno al planteamien­to ofre­ci­do por el respeta­do arqui­tec­to barcelonés Lluís Doménech i Mon­tan­er para la con­struc­ción en 1905 de uno de los edi­fi­cios mod­ernistas más exclu­sivos y ele­gantes de la cap­i­tal cata­lana: La Casa Fuster.

Situ­a­do en el número 132 del con­cur­ri­do Paseo de Gra­cia, el Hotel Casa Fuster esconde bajo su sin­u­osa y mar­mórea arqui­tec­tura el restau­rante Galaxó. En claro hom­e­na­je a quién fuera el señor de la casa, Mar­i­ano Fuster, el local adquiere el nom­bre de la cum­bre mal­lorquina Puig de Galatzó dan­do a enten­der un carác­ter mediter­rá­neo que se aúna en per­fec­ta con­so­nan­cia con la van­guardia encar­na­da en el espíritu mod­ernista que rezu­ma cada rincón del hotel. En pal­abras de Ori­ol Canil­las (chef) y Mireia Pel­licer (maître som­me­li­er) «Nues­tra gas­tronomía apues­ta por el pro­duc­to mediter­rá­neo, mati­za­do con gus­tos exóti­cos. Pri­or­izamos el sabor tradi­cional y la min­u­ciosa com­bi­nación de gus­tos; además de una estu­di­a­da selec­ción cromáti­ca acorde con el peri­o­do mod­ernista al que pertenece este emblemáti­co edi­fi­cio».

Nada más atrav­es­ar la arca­da del Hotel Casa Fuster, la sen­sación de via­jar a otra época e inclu­so a otra dimen­sión, se apodera del espíritu de uno. Mobil­iario dota­do de vida gra­cias a sus for­mas orgáni­cas, pomos for­ja­dos que inspi­ran nat­u­raleza, jar­rones que bailan al son de tenues luces rega­lan­do mís­ti­cos reflejos…Todo ello da la bien­veni­da, invi­tan­do a aden­trarse en lo pro­fun­do de este bosque de már­mol, for­ja y madera. Ya en la plan­ta noble, Galaxó se deja ver tími­da­mente al final de un dis­tribuidor que lóbrego, como si fuera el momen­to en el que se besan los pár­pa­dos para ini­ciar un boni­to y oníri­co via­je, es el encar­ga­do de con­ducir al comen­sal a su des­ti­no. El Hada de Azú­car dan­za y danza.

Una vez en su inte­ri­or, un techo que evo­ca un ondu­lante mar de pla­ta acoge en su fon­do las mesas dis­pues­tas con bas­tante espa­cio entre sí para que cada expe­ri­en­cia sea úni­ca, ínti­ma e inolvidable.

Gar­gantuescos arcos de már­mol hacen la fun­ción de guardianes y de sep­a­rar las difer­entes sec­ciones del Galaxó. Mis­te­riosos espe­jos añe­jos y que­bra­dos pare­cen por­tales a uni­ver­sos de Car­roll. Amplios ven­tanales son cubier­tos por impo­nentes corti­nas moradas que como cataratas de vino, caen y se fun­den en un vacío que escapa a la vista de la per­sona ya sen­ta­da alrede­dor de unas mesas siem­pre acom­pañadas por escul­turas y motivos modernistas.

Tras un aper­i­ti­vo de bien­veni­da del chef con­sis­tente en un suave gua­camole con gam­bas y una selec­ción de sales: la sutil sal rosa del Himalaya, la Flor de Sal con hibis­co y la poderosa y oscu­ra sal vol­cáni­ca de Hawaï, acom­pañadas con pan blan­co y de nue­ces, y de un exce­lente AOVE como es el leri­dano y ecológi­co Uma­mi, se pro­cedió a la degustación de los sigu­ientes platos:

aperitivo

Aper­i­ti­vo mod­ernista. Fotografía de Aarón González

-Pica Pica Mod­ernista, ele­gante y col­ori­da com­posi­ción for­ma­da por:

      -Drac del Parc Güell (Canelón de cal­abacín rel­leno de mató y vina­gre­ta de pimien­tos de col­ores): un tren­cadís a base de vina­gre­ta de pimien­tos mul­ti­col­ores cubre a un dragón de suave cal­abacín que guar­da en su inte­ri­or una nube de ligero requesón.

    -Vidri­eres Mod­ernistes (Tar­tar de salmón con gelati­nas de pimien­to, pepino y tomate): un tar­tar de salmón fina­mente cor­ta­do, que evi­ta así la mal­ogra­da tex­tu­ra de puré, cobi­ja­do por un méz­clum de hojas jóvenes al que cada boca­do va son­sacan­do pequeños secre­tos de pal­adar. Las gelati­nas, difer­en­ci­adas y llenas de sabor, apor­tan ese aspec­to visu­al que le con­fiere el nom­bre al plato.

      -Sagra­da Famil­ia (pata­ta bra­va): unir dos con­cep­tos tan arraiga­dos como son las patatas bravas con uno de los sím­bo­los emblemáti­cos no solo del mod­ernismo catalán, sino de la propia iden­ti­dad barcelone­sa, es todo un acier­to. Más aún cuan­do se da la primera den­tel­la­da y la lava de este pequeño vol­cán empieza a vert­erse por sus costa­dos al mis­mo tiem­po que hace pres­en­cia en las papi­las del comensal.

Un primer pla­to dig­no de un mur­al de Mucha en el que col­ores y sabores vuel­ven a recor­dar que no se está en un restau­rante cualquiera. Se acom­paña con un Primer Brut Nature de Pere Ven­tu­ra (xarel.lo, par­el­la­da y macabeo), que apor­ta refle­jos dora­dos y brillantes.

-Mer­luza en suquet de choco­late con pas­tel de pata­ta y bole­tus: una cama de espon­josas patatas es tes­ti­go de este curioso idilio. No se sabe cuán­do el cacao empezó su relación con la sire­na, lo que sí es más que evi­dente es que recosta­dos en esos cojines de bole­tus, mantienen una relación de ensueño, casi pro­hibi­da, que sel­l­aron con un blan­co e inten­so Príncipe de Viana D.O. Navar­ra (chardon­nay). Shostakovich habría com­puesto una suite para esta pare­ja sin dudarlo.

-Frican­dó de tern­era al ver­mut con naran­jas fres­cas y oli­vas negras: o como el pla­to se trans­for­ma en un cam­po de batal­la por ver cuál de los ingre­di­entes per­manece más tiem­po en la mente y en el gus­to del comen­sal. La poderosa pero del­i­ca­da tern­era avan­za impa­ra­ble para ganarse el puesto de pal­adín mod­ernista, “lás­ti­ma” que una naran­ja que no se deja ame­drentar por una carne tan fina y dulce, desha­ga todo ese sabor para suplan­tar­lo por un fres­cor lig­era­mente áci­do. Esto provo­ca un tira y aflo­ja en el que el comen­sal está dese­an­do pro­bar otro boca­do de la primera para obligar al cítri­co a actu­ar. Has­ta aquí todo sería más o menos sen­cil­lo si no fuera porque otro ele­men­to entra en dis­cor­dia: de for­ma furti­va, las oli­vas negras hacen acto de pres­en­cia dan­do pequeñas esto­cadas tostadas en el pal­adar. Han venido, y lo hacen para quedarse. Un tin­to joven de Jardins Monas­trell D.O. Empordà (gar­nacha, mer­lot, syrah y caber­net suavi­gnon) es tes­ti­go de tan cru­en­ta batalla.

-Casa Fuster (semi­es­fera de mousse de choco­late con leche y baño de choco­late blan­co): líneas cur­vas mod­ernistas para pre­sen­tar un postre potente a la par que ligero y, por supuesto, dulce. Una pieza que se podría extrap­o­lar al cam­po de la arqui­tec­tura y enca­jar per­fec­ta­mente en cualquier obra de Josep Puig i Cadafalch.

postre,

Semi­es­fera de mousse de choco­late con leche y baño de choco­late blan­co. Fotografía de Aarón González

Tras esta degustación, se con­cluye que Galaxó es un uni­ver­so para­le­lo, un por­tal al pasa­do ¿o tal vez al futuro? En defin­i­ti­va, se puede decir que Galaxó es un lugar para soñar.

Galaxó for­ma parte de la Restau­rant Lover Week orga­ni­za­da por Atrá­pa­lo. Del tres al doce de mar­zo, una selec­ción de restau­rantes de Madrid y Barcelona ofre­cerán menús exclu­sivos a un pre­cio ase­quible e infe­ri­or al habit­u­al: 24 euros más IVA y un euro muy espe­cial que irá des­ti­na­do a colab­o­rar con la ONG Accem y ayu­dar así a refu­gia­dos y a las per­sonas más desfavorecidas.

Más infor­ma­ción y reser­vas en Atrá­pa­lo

© 2017 Aarón González. All rights reserved 

Minimalismo y Hedonismo

¿Tér­mi­nos con­tra­puestos? En abso­lu­to. Al menos así ocurre en mi caso: cada día nece­si­to menos cosas mate­ri­ales y más expe­ri­en­cias vivas para ser feliz.  Lo veo cuan­do alzo la mira­da. Mi piso y mis armar­ios se vacían pro­gre­si­va­mente mien­tras mi corazón y mi alma van llenán­dose de recuer­dos, via­jes y viven­cias. He de recono­cer que ha sido una trans­for­ma­ción lenta y que aún quedan algu­nas camise­tas con la eti­que­ta pues­ta que me da pena tirar aunque lleven tres años en el ropero. Sin embar­go, estoy con­ven­ci­da de que, a pun­to de cumplir los cuarenta, he entra­do en una pro­gre­sión min­i­mal­ista en la que ya no hay vuelta atrás: nece­si­to menos ropa y menos trastos de todo tipo en casa.
Me ago­b­ia tan­to ele­men­to inútil y repeti­do revolote­an­do cual aguilu­cho a mi alrede­dor. Odio los botes de cham­pú a medio llenar enci­ma del pla­to de ducha y no sopor­to las toal­las bor­dadas y los tra­pos de coci­na inun­dan­do las gave­tas ¿Y que me dicen de la colec­ción de tup­per que nun­ca retor­nan vacíos a casa de mamá? ¡Largo de aquí malan­drines inva­sores! La “operación min­i­mal” va a acabar con todos ust­edes. Por pesados.

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Fotografía de Noe­mi Martin

Sien­do sin­ceros, no soy un espíritu puro ni lo pre­tendo. Sé que acos­tum­brarme a no pasear de vez en cuan­do por los cen­tros com­er­ciales de mi ciu­dad será un tra­ba­jil­lo duro aunque admi­to que tam­poco ten­go la inten­ción de con­ver­tirme en una dis­ci­plina­da rácana. No me gus­tan los extremos y no voy a com­prarme un triste uni­forme negro para negarme un vesti­do boni­to o un col­lar de cuan­do en cuan­do. Además, aunque suene a tópi­co, todos sabe­mos que esa sen­sación de estre­nar unos zap­atos nuevos o un per­fume, sobre todo para muchas mujeres, es casi orgás­mi­ca. Bueno, casi no, lo es a cien­cia cier­ta y lo he sen­ti­do en mis carnes. Sin embar­go, en los últi­mos tiem­pos cuan­do un momen­to de con­sum­is­mo irra­cional invade mi cere­bro y esbo­zo una son­risa malé­fi­ca mien­tras con­tem­p­lo la tar­je­ta de crédi­to, respiro pen­san­do en la ligereza sub­lime de unos armar­ios bien orde­na­dos y sien­to un aliv­io recon­for­t­ante. Así, sin ape­nas darte cuen­ta, resul­ta que, cuan­do empiezas a  “abrazar la fe min­i­mal­ista”, deseas menos cachivach­es ron­dan­do por las habita­ciones de tu casa y tu mente,  tienes la cabeza más despe­ja­da y, enci­ma,  más tiem­po y dinero para deleitarte con plac­eres más reales y vibrantes que un bol­so de piel de potro.
Las cosas que me gus­tan de ver­dad y que aho­ra dis­fru­to ple­na­mente no llenan mis cajones. Bueno, algu­nas sí, como mis libros. Pero eso, por aho­ra, es irre­nun­cia­ble. Una tarde con mi her­mana, una botel­la de Mer­lot, escaparse lejos el fin de sem­ana o una cena espe­cial en casa son dis­frutes “limpios”.  Se gozan, se sien­ten a tope en el mús­cu­lo car­dia­co y no traen pol­vo a las estanterías.
Inten­to ser min­i­mal­ista pero no renun­cio a los mar­avil­losos momen­tos de hedo­nis­mo que me regala la vida. Todo lo con­trario. Los acep­to con abso­lu­ta con­cien­cia de la suerte que ten­go y doy las gra­cias cada noche a las estrel­las. Jus­to por eso, en este pun­to del camino, pre­fiero rodearme de más expe­ri­en­cias y menos obje­tos. De hecho, si por casu­al­i­dad algunos de mis alle­ga­dos leen estas reflex­iones, aprove­cho para enviar­les un men­saje claro y car­iñoso. Como diría mi ado­ra­do can­tau­tor Ismael Ser­ra­no: “famil­iares y ami­gos”, aho­ra que se acer­ca la Navi­dad y mi cumpleaños, por favor no se gas­ten un euro en artilu­gios innece­sar­ios. No se sien­tan mal. De veras que eso que están pen­san­do aunque sea pre­cioso no me hace fal­ta. Lo prome­to. Si a pesar de mi fran­ca adver­ten­cia, aún desean ten­er un pequeño e inmere­ci­do detalle con­mi­go, ¿qué tal si quedamos un rati­to y nos echamos unas risas con una bue­na copa de vino en la mano? ¿qué les parece si me coci­nan unas gal­leti­tas sin gluten, com­par­ti­mos
una table­ta de choco­late negro o dis­fru­ta­mos de un concier­to de jazz en un bar per­di­do? Aunque me bas­ta con un “te pien­so”, me encantaría.
BSO de este post Sucede que a veces de Ismael Ser­ra­no.
© 2015 Noe­mi Mar­tin. Todos los dere­chos reservados

Viñachy, la bebida chyspeante

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Aún que­da ver­a­no para dis­fru­tar­lo y sabore­ar­lo. Me resis­to numan­ti­na­mente a creer que hay pro­duc­tos y viven­cias que son sola­mente para una estación del año ‑obvi­a­mente sino hay un cat­a­clis­mo o un cam­bio climáti­co a la vista, seguire­mos esquian­do en invier­no y bañán­donos en la playa en ver­a­no- para todo lo demás podemos jugar a adap­tar­lo con más o menos sen­ti­do, sin romper el orden nat­ur­al de las cosas, es decir sin actu­ar con­tra natu­ra. Ver­bigra­cia podemos com­er hela­do de tur­rón en ver­a­no o podemos beber­nos una cerveza bien fría en invier­no y no por ello el cos­mos se tiene que romper en pedazos.

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Mi des­cubrim­ien­to tardío, ya avan­za­do el ver­a­no, en uno de los anaque­les de la estantería de mi tien­da favorita y provee­do­ra habit­u­al de mi despen­sa y de mi cava, de esta nove­dosa bebi­da elab­o­ra­da a base de Vichy Catalán con los vinos de la pre­mi­a­da bode­ga Casa de la Viña de la D.O. Valde­peñas, ha sido toda una rev­elación en el sen­ti­do de cubrir una necesi­dad que hacía tiem­po iba anhelando. Y me expli­co lo que quiero decir, por un lado bus­ca­ba una bebi­da para ofre­cer a mis más jóvenes invi­ta­dos y tam­bién para aque­l­los amigos/as que no beben nada de alco­hol ‑unos temerosos por sus efec­tos colat­erales, inclu­idas mul­tas de trá­fi­co, y otros por su deter­mi­nación de odio vis­cer­al a todos los eflu­vios etíli­cos-  y por otro lado, quería algo  refres­cante y ligero,  apropi­a­do para la época de calor, que me siriv­iera tan­to para ese momen­to dis­ten­di­do y desen­fada­do del aper­i­ti­vo, como para acom­pañar platos más ligeros pro­pios del ver­a­no pero tam­bién del resto del año.
De la con­trac­ción de estas dos grandes mar­cas, ya citadas ante­ri­or­mente, se ha con­stru­i­do este sim­pá­tio nom­bre que rep­re­sen­ta el ideario de esta nove­dosa empre­sa: ViñaChy. Una bebi­da chys­peante, con bur­bu­jas y de poca grad­uación con sólo 7%. Viene con fuerza para romper clichés y esteroti­pos que están arraiga­dos en el imag­i­nario colec­ti­vo, pre­sen­tán­dose como una bebi­da opti­mista, jovial, ale­gre y rompe­do­ra para dis­fru­tar social­mente con mod­eración.

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ViñaChy blan­co chys­peante: está elab­o­ra­do con las var­iedades chardon­nay, sauvi­gnon blanc y macabeo de Casa de la Viña jun­to a Vichy Catalán para obten­er un vino de col­or amar­il­lo con ligeros refle­jos ver­dosos, en boca es goloso con aro­mas de fru­ta top­i­cal, en espe­cial fru­ta de la pasión y tam­bién a peras maduras. Ide­al para acom­pañar aper­i­tivos, mariscos, aves y pesca­dos a la plan­cha y tam­bién arro­ces de marisco.

ViñaChy rosa­do chys­peante: es el resul­ta­do de la unión de las uvas petit ver­dot y tem­pranil­lo de Casa de la Viña a Vichy Catalán para con­seguir un vino de col­or rosa­do, aro­mas dul­ces y embria­gadores a fram­bue­sa, en boca es fres­co. Para mari­dar con un salmón ahu­ma­do, pesca­dos a la plan­cha, arro­ces y con tar­tas recu­bier­tas de fru­tas de bosque.

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ViñaChy tin­to chys­peante: naci­da de la mez­cla de uvas mer­lot y tem­pranil­lo de la Casa de la Viña y Vichy Catalán para lograr un col­or rojo cereza y ribetes de un boni­to vio­láceo car­de­na­li­cio que se esconde deba­jo de la espuma de las bur­bu­jas. Aro­mas de fru­tas negras del bosque. En boca tiene un paso fácil y agrad­able. Para ennoviar con algún pla­to coci­na­do de pavo, pol­lo o cer­do adereza­do con fru­tas como la pera, albari­co­ques o inclu­so higos.

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