Porque estamos vivos

Porque esta­mos vivos. Sólo por eso desp­i­damos el 2016 con una son­risa. Adiós ami­go. Y mira que has sido puñetero y quisquil­loso. Pero esta­mos vivos. Un año más. Doce meses con sus lunas bril­lantes y estrel­las estrelladas.

Porque esta­mos vivos. Prome­to que el año que lle­ga será más car­iñoso. Como un bebé muy tier­no. Y si nace vio­len­to, inventare­mos refu­gios de paz donde escon­der­nos. Que tiren bom­bas. Que caigan mis­iles. Que sue­nen sire­nas. Ser­e­mos fuertes, pacientes y opti­mis­tas. Porque res­pi­ramos y eso es ya una vic­to­ria y un pun­to de partida.

Porque esta­mos vivos. Y el sol nos lo recuer­da. Y podemos bailar con dolor de rodil­las. Mer­cromi­na en el alma. Luz para nue­stros sueños. Choco­late que cura las heri­das abiertas.

Porque esta­mos vivos. Coge una copa y brin­da. Con amor y cerezas. Comien­za des­de cero, o des­de menos ocho. Vístete de ale­gría. Este será tu año. Hag­amos un con­juro: olvi­dar el pasa­do. Reír has­ta ago­tarnos. Soltar. Dejar pasar. Con un “abra­cadabra”, mis mejores deseos: Muy Feliz Año Nuevo.

© 2016 Noe­mi Mar­tin. All rights reserved

Cómete el mundo

No entien­do muy bien a la gente que atraviesa un océano enorme y al lle­gar a su des­ti­no bus­ca deses­per­ada­mente un restau­rante español para com­erse una pael­la o una tor­tilla patria. ¡Qué me lo expliquen, por favor!. Una cosa es que lleves dos meses en Viet­nam sobre­vivien­do con arroz y ver­duras y de repente divis­es “Casa Manolo” y rompas a llo­rar de emo­ción. Otra es que ater­rices en San­ti­a­go de Chile y no des­cans­es has­ta encon­trar unas cro­que­tas ibéri­c­as y un bar de tapas.

La gas­tronomía, ami­gos, for­ma parte del paisaje, del alma de los lugares y ten­go claro que pre­fiero gas­tarme los cuar­tos en un buen restau­rante de comi­da tradi­cional que tres euros en una ham­bur­gue­sa de plás­ti­co y un refres­co para irme de tien­das. Por supuesto que cada uno es libre de hac­er lo que quiera con su pre­supuesto y su pal­adar pero, en mi caso, cuan­do repa­so las fotos de mis via­jes no sue­lo son­reír cuan­do me veo en la puer­ta de una igle­sia de la que no recuer­do el nom­bre dos días después. Lo hago cuan­do me reconoz­co feliz toman­do unos vinos en aquel restau­rante per­di­do de un pueblecito del norte de Argenti­na o proban­do el mejor sushi que he comi­do en mi vida en el Mer­ca­do de Pesca­do de Tokio.

Que quede claro que cuan­do hablo de dis­fru­tar de la gas­tronomía de un país o de una zona no me refiero a que­mar la visa en un restau­rante con tres estrel­las Miche­lin (qué tam­poco está mal algu­na vez en la vida si puedes per­mitírte­lo) hablo de sitios con encan­to, con olores y sabores típi­cos, con lugareños amables que te expliquen sus cos­tum­bres y te enseñan sus coci­nas. Me refiero a los guisos de esa mar­avil­losa seño­ra vesti­da de negro con manos de oro y mira­da amable o del cocinero joven que ha rescata­do las rec­etas de sus abue­los. No te pido que cuan­do via­jes comas guiso de per­ro o sesos de mono. Tam­poco que renun­cies a tus prin­ci­p­ios si eres veg­ano o pasas del azú­car. No quiero que vayas a restau­rantes lujosos, si como yo, eres de gus­tos sen­cil­los. Tam­poco es pre­ciso que cruces la fron­tera porque en nue­stro país encon­trarás una coci­na increíble­mente var­i­opin­ta. Bas­ta con que empieces a ser un poquito curioso y que con­sid­eres que cono­cer y dis­fru­tar de la gas­tronomía de un lugar es casi tan impor­tante o en algunos casos inclu­so más, que vis­i­tar sus museos y paisajes. El plan­e­ta está reple­to de sabores por con­quis­tar. ¡Cómete el mundo!

BSO Me como el mun­do aliñao de Car­los Chaouen

© 2016 Noe­mi Mar­tin. All rights reserved

 

 

Viaje por Sierra de Gata (Extremadura)

En esa esquina del noroeste de la provin­cia de Cáceres, lin­dan­do con las provin­cia de Sala­man­ca por el norte, con Por­tu­gal por el oeste, y con la otra comar­ca extremeña de Las Hur­des, se esconde Sier­ra de Gata, un pequeño paraí­so en Extremadu­ra, de una gran riqueza paisajís­ti­ca, de pueb­los de piedra con mucho encan­to casi sali­dos de algún cuen­to román­ti­co, y pro­duc­tos con mucho sabor por la escasa con­t­a­m­i­nación del aire de este lugar privilegiado.

En ese rincón extremeño con­viv­en per­fec­ta­mente el castel­lano con otras lenguas romances “a fala” que depen­di­en­do del pueblo se lla­ma valverdeiru (Valverde del Fres­no), lagarteiru (Eijas)  o mañegu (San Mar­tin de Treve­jo) . El ori­gen de esta lengua se cree que proviene de las migra­ciones asturleone­sas de la recon­quista de la Penín­su­la Ibéri­ca cuan­do se repobla­ba el cen­tro y sur con la gente del norte. Si le añadi­mos su cer­canía a Por­tu­gal y su estrecha relación com­er­cial y mat­ri­mo­ni­al a un lado y otro de la fron­tera, se puede enten­der que se ha segui­do man­te­nien­do viva esta lengua y trans­mi­ti­da de padres a hijos “a fala”.

Has­ta casi las postrimerías del siglo XX la poca o nula indus­tri­al­ización, la fal­ta de car­reteras y los pocos medios educa­tivos y san­i­tar­ios, fueron motivos del éxo­do masi­vo,  de la emi­gración de sus gentes. Esa situación de esca­so desar­rol­lo en tiem­pos pasa­dos ha per­mi­ti­do que ese espa­cio nat­ur­al se haya con­ser­va­do vir­gen con una muy baja con­t­a­m­i­nación, con­vir­tién­dola en una autén­ti­ca y priv­i­le­gia­da far­ma­cia nat­ur­al. Pequeñas empre­sas agroal­i­men­ta­rias de emprende­dores, han sabido dar­le una vuelta de tuer­ca a esa situación y con­scientes de que cada vez se bus­ca más los pro­duc­tos ecológi­cos y nat­u­rales, han crea­do en este entorno pro­duc­tos exce­lentes como la miel de Val de Xáli­ma, en la cual sus arte­sanos apicul­tores José Anto­nio Rodríguez y Ali­cia Berrio cono­ce­dores de la zona y de la impor­tante colo­nia de abe­jas saben ensol­er­ar cor­rec­ta­mente sus col­me­nas para que extraigan toda la esen­cia de las flo­res de este jardín que es Sier­ra de Gata. La escasa con­t­a­m­i­nación per­mite que las abe­jas local­i­cen los men­sajes quími­cos de esas flo­res para com­er bien. Y al mis­mo tiem­po éstas se repro­duz­can al polinizarse por estos insec­tos tan ben­efi­ciosos para el ser humano.

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En la tien­da de Miel y Polen Val de Xálima.

La aceit­era y almazara As Pon­tis, puede pre­sumir con mucho orgul­lo de con­seguir pre­mios en rep­uta­dos con­cur­sos inter­na­cionales de AOVE ecológi­co. Como almazara, y gra­cias a su higiene asép­ti­ca de quiró­fano está con­sid­er­a­da como una ref­er­en­cia en España y no es de extrañar que reci­ba encar­gos para moltur­ar y extraer el oro líqui­do de escogi­das pro­duc­ciones del resto de la Penín­su­la Ibéri­ca. Sabedores de los nuevos gus­tos de los con­sum­i­dores finales han crea­do una línea de AOVE arom­a­ti­za­dos como el de choco­late, de hon­gos, etc.

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AOVE Vieiru de As Pontis.

La Que­se­ria Us Tres Lugaris que con­tro­la toda la traz­abil­i­dad de sus pro­duc­tos ya que tienen ganadería propia de cabras y bus­can con esmero ese pas­to que dé de com­er a sus ani­males. Se encar­gan del ordeño y de la elab­o­ración de los difer­entes tipos de que­sos: semi cura­do, cura­do, en aceite y con pimen­tón de Jaraiz de la Vera.

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Que­se­ria Us Tres Lugaris.

Qué ver:

El soli­tario castil­lo de Treve­jo que resiste numan­ti­na­mente los azotes del vien­to des­de su ata­laya priv­i­le­gia­da que dom­i­na toda la comar­ca. Pertenece al pueblo del mis­mo nom­bre que está declar­a­do de Interés Turís­ti­co por su bien con­ser­va­da arqui­tec­tura de piedra que le da personalidad.

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Castil­lo de Trevejo.

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Treve­jo.

El Cas­tañar del Puer­to de San­ta Clara con sus mar­avil­losos col­ores ocres y roji­zos de la colec­ción Pan­tone para todos los otoños. El momen­to ópti­mo para cono­cer este mila­gro de la nat­u­raleza es cuan­do el mer­cu­rio ini­cia su cur­va descen­di­ente hacia el frío.

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Subi­en­do has­ta el Puer­to de San­ta Clara des­de San Mar­tin de Trevejo.

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Estam­pa imborrable en el inte­ri­or del cas­tañar del Puer­to de San­ta Clara.

San Martín de Treve­jo galar­don­a­do como “Bien de Interés cul­tur­al con la cat­e­goría de Con­jun­to Históri­co” por la bue­na con­ser­vación de su arqui­tec­tura. Casas seño­ri­ales con­dec­o­ra­dos en el exte­ri­or con sus escu­d­os de armas que recuer­dan un pasa­do noble,  alter­nan con casas tradi­cionales de piedra a las que se accede a la vivien­da medi­ante poyos de can­tería. Plaza May­or con porch­es. Un sim­páti­co rega­to atraviesa este pueblo por sus cal­lis  para que cir­cule el agua y aprovecharse para el regadío de las huer­tas cercanas.

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Plaza May­or de San Martín de Trevejo.

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Los porch­es de la Plaza Mayor.

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Una de las calles de San Martín de Trevejo.

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Calle de San Martín de Trevejo.

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Tien­da de pro­duc­tos de la comar­ca en San Martín de Trevejo.

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Dul­ces de San Martín de Trevejo.

 

Cuán­do ir: en otoño y primavera.

Dónde com­er y dormir:

El Buen Avío en Treve­jo, con sus buenos vinos nat­u­rales de Vil­lamiel de viñe­dos históri­cos, aceite de oli­va vir­gen extra de la Hacien­da Navas del Rey que en 1900, el abue­lo del actu­al propi­etario,  puso una pica en Flan­des, con­sigu­ien­do medal­la de pla­ta en la Expo de París para su man­zanil­la cac­ereña. Migas extremeñas, y tapas con pro­duc­tos de prox­im­i­dad como el que­so de Valverde, el tomate seco y los pimien­tos asa­dos o las con­ser­vas de setas de Navafría. Tam­bién cervezas artesanas.

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AOVE de man­zanil­la cac­ereña Hacien­da Nava del Rey.

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Vinos nat­u­rales de viñe­dos históricos.

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Migas.

 

Bar Restau­rante El Capri­cho, C/Darío Bacas, 5 de Vil­lamiel tel. 927 513109. Menú mediodía y buen coci­do extremeño con todos sus pasos.

Hotel A Vel­ha Fábri­ca C/ Miguel Rob­le­do Car­ras­co, 24 Valverde del Fres­no Tel. 927 511 933 Una antigua fábri­ca tex­til de man­tas y almazara recon­ver­tido en un encan­ta­dor hotel rur­al. De ese pasa­do indus­tri­al con­ser­va una alta chime­nea. Su inte­ri­or de pare­des de piedra se ver­te­bra en su pasil­lo con sus estilizadas colum­nas de gran­i­to que suje­tan el teja­do.. La Sala prin­ci­pal es cál­i­da y gira alrede­dor de la chime­nea, con mue­bles libr­ería que invi­tan a la lec­tura en sus con­fort­a­bles sofás o para alargar la sobreme­sa con una bue­na con­ver­sación. Detalles de fósiles de todos los tamaños y for­mas ador­nan las estancias comunes. Disponibles aparta­men­tos inde­pen­di­entes y cómodas habita­ciones en for­ma­to dúplex. Activi­dades para des­cubrir Sier­ra de Gata: senderis­mo, a cabal­lo, etc.

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Inte­ri­or A Vel­ha Fábrica.

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Sala común de A Vel­ha Fábrica.

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Dec­o­ración con fósiles.

El Duende del Cha­far­il C/ Los Caños, 29 San Martín de Treve­jo Tel. 927 513 051. Una antigua casa seño­r­i­al de 1822 recon­ver­ti­da en hotel rur­al con spa. Un lugar con mucho encan­to que guar­da su pro­pio “duende” y que habi­ta en cada una de sus 10 habita­ciones para con­ver­tir­las en expe­ri­en­cias úni­cas e irrepetibles.

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Ensal­a­da de naran­ja y fru­tos rojos.

Agradec­imien­tos a la Acad­e­mia Extremeña de Gas­tronomía por la orga­ni­zación y a Alber­to Díaz de Trip Extremadu­ra por hac­er más fácil y cómo­do todo el viaje.

© 2016 José María Toro. All rights reserved

 

 

Los quesos artesanos de la Sierra de Cádiz

El pasa­do 25 de noviem­bre y en las insta­la­ciones del Audi­to­rio de la Casa de las Letras del antiguo Matadero de Madrid, se pre­sen­tó el libro “Los que­sos arte­sanos de la Sier­ra de Cádiz” de los autores Irene Gold­en, escrito­ra, y Anto­nio Oroz­co Guer­ra, cocinero gadi­tano de Vil­la­martín.

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Por­ta­da del libro “Los que­sos arte­sanos de la Sier­ra de Cádiz” Fotografía gen­tileza de RB Comunícalo

Tras la intro­duc­ción real­iza­da por D. Jaime Armario Limón, Respon­s­able del Área de Desar­rol­lo Económi­co y Ser­vi­cios a la Ciu­dadanía de la Diputación de Cádiz, a la sazón edi­to­ra del libro, que expu­so el gran interés que tiene dicha insti­tu­ción en pro­mo­cionar una zona de Andalucía poco cono­ci­da, y ale­ja­da de los tópi­cos de sol y playa, con unos atrib­u­tos climáti­cos muy car­ac­terís­ti­cos como se dan en la Sier­ra de Cádiz, y que además tiene que  servir para defend­er y con­ser­var la activi­dad arte­sanal del sec­tor ganadero de dicho ter­ri­to­rio. A con­tin­uación tomó la pal­abra Anto­nio Oroz­co, quien tras una pequeña inter­ven­ción más for­mal, bajó a pie de esce­nario, y nun­ca mejor dicho pues descendió del mis­mo, para realizar la pre­sentación propi­a­mente dicha y hac­er­la más cercana.

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Fotografía gen­tileza de RB Comunícalo

Anto­nio actual­mente es pro­fe­sor de coci­na, a quien en esta ocasión acom­pañaron 4 de sus alum­nos de 2º año. Él vive su pro­fe­sión y trans­mite con pasión su amor por el cam­po gadi­tano y por sus que­sos, así como su interés en reivin­dicar y recono­cer la gran labor desar­rol­la­da por tan­tas gen­era­ciones de hom­bres y mujeres que en silen­cio y con esca­so apoyo han con­segui­do man­ten­er el pat­ri­mo­nio históri­co y cul­tur­al, así como las tradi­ciones lig­adas a la activi­dad agraria de esta parte de Cádiz. De los restos arque­ológi­cos encon­tra­dos en la ser­ranía gadi­tana que­da con­stan­cia de que esta activi­dad que­sera se remon­ta a más de mil años atrás. Gra­cias a esos pas­tores anón­i­mos que recor­rían arri­ba y aba­jo en bus­ca de pas­to para sus ove­jas meri­nas graza­le­meña y sus cabras pay­oyas, que encon­traron la elab­o­ración de que­sos como ali­men­to y mon­e­da de inter­cam­bio con otros pro­duc­tores, hoy podemos dis­fru­tar de ese lega­do gas­tronómi­co úni­co y con per­son­al­i­dad. Agradec­imien­tos tam­bién a esos elab­o­radores, que lejos de caer en el vic­tim­is­mo pro­pio de la impronta judeocris­tiana que nos car­ac­ter­i­za, y no que­rien­do renun­ciar a la tier­ra que los vió nac­er, con­scientes del gran pro­duc­to que tenían en sus manos, se ocu­paron por mejo­rar la cal­i­dad y han pro­mo­ciona­do sus pro­duc­tos medi­ante la pre­sentación a con­cur­sos nacionales e inter­na­cionales como for­ma de revi­talizar económi­ca­mente esta parte de la provin­cia de Cádiz.

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Fotografía gen­tileza de RB Comunícalo

Se enrique­ció con su paso por Cantabria y Extremadu­ra, en las que por motivos pro­fe­sion­ales vin­cu­la­dos a la coci­na pasó var­ios años, aunque le con­tin­uaron per­sigu­ién­dole sus recuer­dos de sabor a pan y que­so de la niñez, y en esas regiones se encon­tró tam­bién con una muy impor­tante pro­duc­ción de leche de vaca y ove­ja y, como es lógi­co, con var­iedades de que­so total­mente dis­tin­tas entre sí y difer­entes de las que conocía has­ta ese momen­to. Sien­do por tier­ras extremeñas donde real­izó su primer que­so y después de 18 años de andares por toda España regresó a su tier­ra natal de la Sier­ra de Cádiz.
De entre las 14 que­serías exis­tentes en la provin­cia de Cádiz, casi todas ellas rep­re­sen­tadas en esta pre­sentación arropan­do a sus autores, se eligieron para la cata los 4 que­sos siguientes:
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Los 4 que­sos degus­ta­dos de la Sier­ra de Cádiz. Fotografía gen­tileza de RB Comunícalo

Que­so cura­do de ove­ja pay­oya arte­sano, con dos años y medio de curación elab­o­ra­do por la que­sería Pajarete de Vil­la­martin, pre­mi­a­do recien­te­mente en el cer­ta­men mundi­al World Cham­pio­ship Cheese Con­test como “Best of Class” en el aparta­do de que­so cura­do de ove­ja con 9 ó más meses de curación, mari­da­do con un exce­lente espumoso Bar­badil­lo.

2º. Que­sería Madrigueras de Algo­donales pre­sen­tó un que­so elab­o­ra­do con leche de cabra cru­da con 60 días de madu­ración, acom­paña­do de un vino tin­to de uva Tin­til­la de Rota car­ac­ter­i­za­do por un reposo largo en bar­ro y solo unos meses en barrica.

3º Por su parte la que­sería Mon­teal­va de San José del Valle sor­prendió con un que­so que resultó ser un gran descono­ci­do para la may­oría de los asis­tentes al even­to, en par­tic­u­lar y del gran públi­co en gen­er­al: un que­so azul cura­do de cabra pay­oya con más de 70 días de curación, has­ta hace poco el úni­co que­so azul que se elab­ora­ba en Andalucía, sien­do ésta una de las tres úni­cas que­serías que lo elab­o­ra con que­so de cabra, armo­niza­do con un tin­to dulce de uva tin­til­la de Rota.

4º. Y para finalizar, la que­sería el Bucar­i­to de Rota tra­jo un que­so lác­ti­co de cabra, de pas­ta blan­da cubier­to por ceniza veg­e­tal, que per­mite su con­sumo a los dos días de su elab­o­ración, pero que a su vez, asum­ien­do la cor­re­spon­di­ente reduc­ción en vol­u­men, podría ser con­sum­i­do igual­mente tras dos años, empare­ja­do con un cal­do ecológi­co blan­co de la sier­ra, elab­o­ra­do con uva per­runa, var­iedad autóc­tona casi en peli­gro de extin­ción.
© 2016 Anto­nio Mata. All rights reserved

Restaurante El Caldero y Taberna Murciana

El tradi­cional caldero, para preparar un buen arroz, ocu­pa un lugar priv­i­le­gia­do en el inte­ri­or de este madrileño restau­rante, emba­jador de la gas­tronomía y de los ali­men­tos mur­cianos des­de 1973 en Madrid. Fun­da­do por Anto­nio Valero, hace más de 40 años, la nos­tal­gia de su tier­ra, de sus pro­duc­tos, tan­to de la huer­ta como del Mar Mediter­rá­neo que baña sus costas, le ani­mó a empren­der un nego­cio de restau­ración que diera de com­er a su famil­ia, a sus paisanos y a todo aquél que año­rase este priv­i­le­gia­do ter­ri­to­rio de España.

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Inte­ri­or del Restau­rante. Fotografía gen­tileza del Restau­rante El Caldero

Des­de entonces, y sem­anal­mente recibe mate­ria pri­ma de altísi­ma cal­i­dad para servir platos del rec­etario tradi­cional elab­o­ra­do con mucho car­iño y siem­pre a fuego lento. De aquél primer restau­rante en la cén­tri­ca calle de Huer­tas, del Bar­rio de Las Letras,  la famil­ia Valero ha abier­to una taber­na, en Trav­es­ía de Téllez cer­ca de la Estación de Atocha, dónde se sir­ven los mis­mos pro­duc­tos pero en un for­ma­to más infor­mal. El tes­ti­go lo han toma­do ya sus hijos Alfre­do y Ser­gio que están al frente de ambos negocios.

El pla­to más pop­u­lar y deman­da­do es por supuesto el arroz al caldero, servi­do en el tradi­cional trípode y que se elab­o­ra según la antigua rec­eta marinera, con ajo, tomate, ñoras y pesca­do del Mar Menor. Den­tro del elen­co de arro­ces son destaca­bles: a ban­da, el ciego, con ver­duras de la huer­ta, con cos­til­lar de cha­to mur­ciano (cer­do autóctono de esta región que feliz­mente está en pro­ce­so de recu­peración y que estu­vo a pun­to de su extin­ción por meros intere­ses com­er­ciales sin val­o­rar la cal­i­dad de su carne) o con boni­to del Mediter­rá­neo y gam­bas entre otros.

Platos tam­bién de la zona como el zarangol­lo (es una frita­da de cal­abaza, cebol­la y tomate prin­ci­pal­mente) mur­ciano con gam­ba roja, cara­coles a la men­ta, dora­da a la sal del Mar Menor y los papara­jotes como postre típico.

La car­ta de vinos está muy cuida­da con expli­ca­ciones detal­ladas de la proce­den­cia y fichas de cata para su selec­ción. Espe­cial­mente destaca­ble dos vinos elab­o­ra­dos exclu­si­va­mente para El Caldero: AV 100% Monas­trell, un tin­to de Bode­gas Casa Castil­lo de la DO Jumil­la y que su nom­bre responde a las ini­ciales del fun­dador de este restau­rante, rindién­dole hom­e­na­je con este guiño.  En blan­co tienen Sara Valero, elab­o­ra­do con uva verde­jo, de Bode­gas Señorío de Bara­hon­da de la D.O. Yecla y que recibe el nom­bre de una de sus nietas de la pro­fun­da admiración que tiene por su famil­ia como pun­to de apoyo.

Platos degus­ta­dos:

Ensal­a­da Murciana.

Habitas tier­nas a la Huer­tana, que se desha­cen en la boca

Pulpo asa­do al esti­lo Murciano

Alca­chofas al ajo Cabañil.

Zarangol­lo Mur­ciano con gam­bas, a base cebol­la, tomate, huevo.

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Zarangol­lo mur­ciano con gam­bas rojas. Fotografía gen­tileza de Restau­rante El Caldero

Arroz Cha­to y Arroz al caldero (ali­oli nor­mal, de ñora y de ajete)

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Arroz al caldero. Fotografía gen­tileza de Restau­rante El Caldero

Papara­jotes, que son un postre típi­co de la huer­ta mur­ciana hechos con hojas de limonero recu­bier­tas con una masa hecha bási­ca­mente con hari­na y hue­vo que se fríen y se espolvore­an con azú­car en pol­vo y canela.

Restau­rante El Caldero Calle Huer­tas, 15 Madrid Telé­fono 914 295 044

Taber­na Mur­ciana Trav­es­ía de Téllez, 2 Madrid Telé­fono 914 295 044

© 2016 José María Toro. All rights reserved

Para Iván desde la Isla de Mamma Mia

Queri­do Iván, te escri­bo este mail des­de Skópe­los, una mar­avil­losa isla grie­ga donde se rodó la ver­sión cin­e­matográ­fi­ca del famoso musi­cal de Abba, “Mam­ma Mia”, con Meryl Streep y Pierce Bros­nan. Seguro que la has vis­to. Real­mente, este lugar es de pelícu­la. Al poco de desem­bar­car en Skópe­los y recor­rer su verde y par­a­disi­a­ca cos­ta, empecé a son­reír imag­i­nan­do el guión de mi futu­ra vida “slow”: reti­rarme en unos años y arren­dar un hotelito a pie de playa donde preparar desayunos bio con mucho yogurt griego. Además, ofre­cer clases de yoga y med­itación a los hués­pedes. ¿Qué te parece la idea? ¿Estoy muy loca? Des­de luego, soñar es fácil y más en un sitio de ensueño. Viva la redun­dan­cia y la fantasía. 
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Cos­ta de Skópe­los. Fotografía de Noe­mi Martin

Skópe­los es una de las joyas del Egeo y for­ma parte, con unas cuan­tas her­manas más, del casi descono­ci­do archip­iéla­go de las Espóradas. Además de Skópe­los,  tam­bién dis­fru­ta­mos de unos días en la veci­na Skíathos, a donde lleg­amos en avión des­de Ate­nas en sólo media hora. Des­de allí tomamos un fer­ry has­ta Skópe­los. Unos cuarenta y cin­co min­u­tos para arrib­ar en un nir­vana  de tra­zos verdes y azules.
La cap­i­tal de la Isli­ta (y digo Isli­ta porque sólo tiene noven­ta y seis km2 y cin­co mil habi­tantes) se lla­ma tam­bién Skópe­los y está pre­si­di­da por un puer­to ani­ma­do pla­ga­do de tien­decil­las coque­tas y restau­rantes acoge­dores. Uno de ellos es el Kirat­so Kitchen Tav­er­na: coci­na tradi­cional recomen­da­da por el mediáti­co chef inglés, Jamie Oliv­er. Otro, el con­cur­ri­do Anna’s, con un pre­cioso patio con aro­ma a aza­har y deli­ciosa músi­ca en vivo aderezan­do humeantes guisos caseros. Si, además, quieres que te recomiende un hotelito cer­ca del puer­to, ano­ta aho­ra mis­mo: Thea Home Hotel: tra­to famil­iar, posi­bil­i­dad de tomar clases de pin­tu­ra, habita­ciones lumi­nosas y desayunos fan­tás­ti­cos (prue­ba el pas­tel de que­so de Skópe­los). Sólo una adver­ten­cia: los gal­los te des­per­tarán muy tem­pra­no, aunque para un búho como yo, no es prob­le­ma. Abrir los ojos con un estru­en­doso “kikiri­ki” me pro­por­ciona un sub­lime plac­er infantil. 
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Vista sobre Skópe­los des­de el Thea Home Hotel. Fotografía de Noe­mi Martin

Además de la cap­i­tal, la Isla tiene puebli­tos pin­torescos y un mon­tón de antigu­os monas­te­rios y ermi­tas que aso­man sus teja­dos en medio de una exu­ber­ante veg­etación. La playa de Stafi­los, muy cer­ca del pueblo, es la primera de las mar­avil­losas sor­pre­sas nat­u­rales que te esper­an en Skópe­los. Para recor­rer sus para­jes, lo mejor es alquilar un todoter­reno: la úni­ca for­ma de lle­gar a playas desier­tas y alcan­zar paisajes úni­cos, sal­vo que seas afi­ciona­do al senderis­mo, como es tu caso. Ten en cuen­ta que muchas de las car­reteras  son intran­sita­bles con un sim­ple tur­is­mo. Otra opción es alquilar un bar­quito y bor­dear la cos­ta cual apaci­ble “lobezno de mar”. ¿Tú no habías saca­do el títu­lo de patrón? 
El segun­do des­ti­no que escogi­mos den­tro de la Isla para vivir unos días de relax abso­lu­to fue la casi desier­ta playa de Panor­mos. Un flec­ha­zo en toda regla. ¿Oyes mi corazón? Creo que es lugar más boni­to en el que he pasa­do unas mini­va­ca­ciones. ¿Has esta­do algu­na vez jun­to al mar, olien­do una mez­cla de sal y bosque? El encan­ta­dor hotel Blue Green Bay se encuen­tra en  ple­na playa, rodea­do de un esplén­di­do bosque de pinos. Tomar una copa de vino en la ter­raza de la habitación es una “expe­ri­en­cia reli­giosa”. Amén. 
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Ter­raza del Hotel Blue Green Bay. Fotografía de Noe­mi Martin

Cer­ca de Panor­mos se encuen­tran las playas de Mil­ia y Kas­tani, bas­tante más con­cur­ri­das y turís­ti­cas de lo que esper­a­ba. De hecho, a esta últi­ma, al ser unos de los esce­nar­ios nat­u­rales de Mam­ma Mia, sue­len lle­gar bar­cos car­ga­dos de vis­i­tantes proce­dentes de otras islas, a pasar el día. Así que, sal­vo que ten­gas un “momen­to chirin­gui­to”, eví­ta­la por la mañana y dis­fru­ta de sus aguas trans­par­entes cuan­do caiga la tarde y Kas­tani, como una ceni­cien­ta del revés, vuel­va a su orig­i­nar­ia condi­ción paradisiaca. 
El últi­mo de los lugares impre­scindibles en Skópe­los es la capil­la de Agios Ioa­nis. Encar­a­ma­da en la cima de una enorme roca sobre el mar, la ima­gen de la igle­sia entre las nubes con el mar de fon­do, se dibu­ja como un paisaje irre­al. Si has vis­to, Mam­ma Mia, te darás cuen­ta de que es el lugar donde al final se casan los pro­tag­o­nistas, al menos por fuera. El ver­dadero inte­ri­or de la capil­la, al que lle­garás sudan­do después de subir los escalones que lle­van a la entra­da, es mucho más pequeño y sen­cil­lo pero igual­mente bello. 
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Capil­la de Agios Ioa­nis. Fotografía de Noe­mi Martin

Como habrás com­pro­ba­do por mis pal­abras, me he enam­ora­do loca­mente de Skópe­los. Espero que se me pase pron­to o me veo bus­can­do bil­letes para regre­sar en las próx­i­mas vaca­ciones en cuen­to llegue a casa. Esta Isli­ta es mág­i­ca, te lo prome­to, Iván. No te olvides de apun­tar­la en tu plan de via­je porque estoy segu­ra de que tú tam­bién caerás ren­di­do ante sus encan­tos y que, como a mí, te hará excla­mar varias veces: “Mam­ma Mia”.
Nos vemos pron­to. I love you, my friend.   
BSO Mam­ma Mia de Abba
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Cena Homenaje a Mey Hofmann

En el restau­rante homón­i­mo de Barcelona, fun­da­do por la mal­ogra­da chef, con una estrel­la Miche­lin, se cele­bró el pasa­do 30 de Noviem­bre una emo­ti­va cena hom­e­na­je de recorda­to­rio de su gran figu­ra como la gran cocin­era que fue, por su labor educa­ti­va y tam­bién por su gran humanidad. El menú escogi­do para la ocasión fue elab­o­ra­do por los chefs y alum­nos de su rep­uta­da escuela jun­to con la colab­o­ración de Que­sos de Suiza. El leit­mo­tiv de los difer­entes platos fue el fan­ta­sioso y mági­co libro de “Ali­cia en el país de las mar­avil­las”, actuan­do, como pro­tag­o­nista prin­ci­pal e hilo con­duc­tor de las suce­si­vas eta­pas del menú, las difer­entes var­iedades de que­sos de este país centroeuropeo.

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Fotografía de José María Toro

La uni­ver­sal obra de Lewis Car­roll se trans­for­mó en un ver­dadero reto para los sen­ti­dos de la vista, del olfa­to y del gus­to. De tal man­era que se hizo un recor­ri­do por los capí­tu­los de ese libro icono, con guiños con­tin­u­os a su temáti­ca: una Reina de Cora­zones que quería teñir todo de rojo, una poción mág­i­ca que con­vierte a Ali­cia de gigante a niña dimin­u­ta, un juego de naipes que defiende a su reina, un hon­go mági­co que engaña­ba al pal­adar, un cone­jo blan­co obse­sion­a­do con el tiem­po y por últi­mo un bosque encan­ta­do donde volver a ser niños.

Platos degus­ta­dos:

  • Aper­i­tivos de Le Gruyère AOP Réserve, un que­so de sabor pro­nun­ci­a­do y que par­tic­i­pa­ba en dos de los 3 ele­men­tos inspi­ra­dos en la Reina de Cora­zones. Los mac­arons rel­lenos de este que­so para dis­fru­tar de su per­son­al­i­dad y para com­er en un solo boca­do. Deli­ciosos bas­tones sal­a­dos que se deshacían en la boca, y los cora­zones de la reina de col­or rojo, como no podía ser de otra man­era, elab­o­ra­dos con remo­lacha carameliza­da, para jugar a con­trastes de sabores dul­ces y sal­a­dos en este primer paso del menú. Acom­paña­do del Cava Mastinell Brut Rosé, para crear una armonía cromáti­ca del col­or rosa­do inten­so de este cava mono­va­ri­etal, elab­o­ra­do con la uva trepat,  con los cora­zones de remolacha.
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Aper­i­tivos. Fotografía de José María Toro

  • Con­somé de cebol­la con biz­co­chos de Le Gruyère AOP Réserve. Inspi­ra­do en la poción mág­i­ca que con­vierte a Ali­cia de gigante a niña dimin­u­ta. Baña­dos en esta sopa otoñal dos biz­co­chos y un hue­vo ahu­ma­do con un potente aro­ma del soto­bosque del tomil­lo infu­sion­a­do al momen­to para no perder sus aro­mas. Recorda­to­rio una vez más del cuen­to cuan­do prepara esta hier­ba en una bol­sa de té. Mari­da­do con Cava Mastinell Nature Gran Reser­va que tiene las var­iedades xarel.lo, par­el­la­da y macabeu.
  • Mil­ho­jas de salmón y espár­ra­gos econ L’E­ti­vaz AOP. Este que­so que proviene de las altas mon­tañas suizas con un toque de avel­lanas, se preparó inter­ca­lan­do con las lámi­nas de salmón y de los espár­ra­gos. Ador­na­do en su parte supe­ri­or con una car­ta con la “H” de Hof­mann elab­o­ra­do con pan áci­mo, que se prepara sin levadu­ra y que le da ese pun­to cru­jiente para con­trastar con las lámi­nas. Empare­ja­do con Mastinell Gise­le 2014 blan­co, su acidez y sus notas cítri­c­as limpian la boca tras cada bocado.
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Mil­ho­jas. Fotografía de José María Toro

  • Fal­sa seta con cre­ma de Tête de Moine AOP. Otro sím­bo­lo más del cuen­to que record­a­ba a los hon­gos mági­cos. El pie esta­ba prepara­do con pata­ta coro­n­a­do con un cep con­fi­ta­do y rodea­do de una cre­ma de este pecu­liar que­so “cabeza de mon­je”. Ennovi­a­do con Cava Mastinell Carpe Diem 2007, con la locu­ción lati­na que acuñó el poeta romano Hora­cio, se quiere hom­e­na­jear al cava exce­lente, a ese cava que nace en añadas con uvas de extra­or­di­nar­ia cal­i­dad, para “dis­fru­tar del momento”.
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Fal­sa seta. Fotografía de José María Toro

  • Steak tar­tar con Sbrinz AOP y sus doces sabores. Pre­sen­ta­do en un pla­to que sim­u­la­ba un reloj, guiño al cone­jo blan­co obse­sion­a­do con el tiem­po, para aprovechar cada hora dónde situ­ar las difer­entes sal­sas que pueden acom­pañar a un steak tar­tar. Armo­niza­do con Mastinell Arte 2013. Este tin­to es el pro­duc­to de la unión de las uvas caber­net sauvi­gnon, mer­lot y caber­net franc.
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Steak tar­tar. Fotografía de José María Toro

  • El árbol de Appen­zeller del bosque encan­ta­do. Este que­so tiene su per­son­al­i­dad debido a un secre­to adobo de 25 hier­bas que úni­ca­mente cono­cen dos per­sonas en el mun­do y está con­sid­er­a­do el enig­ma mejor guarda­do del país helvéti­co. Aso­ci­a­do con el mosca­tel Clos Sant Pau 2015 de Mastinell, mono­va­ri­etal que se hace con la mus­cat de Frontignan.
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Fotografía de José María Toro

El reconocimien­to inter­na­cional de los fro­mages de este país de los Alpes se debe a estric­tos con­troles de cal­i­dad, a su pro­ce­so arte­sanal, al pas­toreo de las vacas por sus altas mon­tañas, a la pro­hibi­ción del uso de hor­monas y antibióti­cos en la cri­an­za así como no poder usar ningún aditi­co quími­co en su elab­o­ración. Otro fac­tor impor­tante es el uso de leche cru­da, no pas­teur­iza­da, que per­mite que no se pier­dan sus microor­gan­is­mos que le dan su sabor tan per­son­al a los pas­tos en los cuales se ali­men­tan. Se ordeñan las vacas dos veces al día y se usa el doble de leche que en su uso indus­tri­al. La traz­abil­i­dad y cer­ti­fi­cación de sus pro­duc­tos es respon­s­abil­i­dad de la Ofic­i­na Fed­er­al de Agri­cul­tura de Suiza.

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Petits fours. Fotografía de José María Toro

Mey, además de gran cocin­era, maes­tra y men­to­ra de grandes cocineros, no dudó en 1983 de crear la Escuela de Hostel­ería Hof­mann para trans­mi­tir sus conocimien­tos y con­sol­i­darse como grupo empre­sar­i­al ded­i­ca­da a la restau­ración de cal­i­dad en sus difer­entes ver­tientes: Tav­er­na Hof­mann, Hof­mann Bistrot, Racó Hof­mann y final­mente el Restau­rante Hof­mann, gal­ador­na­do por la bib­lia gala de la gas­tronomía con 1 estrel­la Michelin.

Hof­mann

© 2016 José María Toro. All rights reserved

Sensi Mezzanine Tapas

En tiem­pos pretéri­tos, el Car­rer Ample de Barcelona fue cono­ci­da, y de ahí su nom­bre, por la anchu­ra sig­ni­fica­ti­va con respec­to al resto de calles del bar­rio de Ciu­tat Vel­la, y dónde se con­struyeron una gran can­ti­dad de pala­cios para los nobles barcelone­ses de la época. De esa heren­cia del pasa­do quedó como calle de paseo y tam­bién con com­er­cios que daban ser­vi­cio a los veci­nos de la bar­ri­a­da. No es casu­al­i­dad que este grupo de empre­sar­ios de la restau­ración eli­jier­an, para dar a cono­cer su prop­ues­ta gas­tronómi­ca, este car­rer dónde abrir su primer local por estar bien comu­ni­ca­da y situ­a­da en el cen­tro históri­co de la ciu­dad, que actúa como imán para los tur­is­tas y tam­bién para lo barcelone­ses. De esto ya han pasa­do 10 años y su ofer­ta de tapas con­tinúa generan­do interés entre lugareños y forá­neos. Y del primer local que inau­gu­raron en el 2006, Sen­si Tapas,  ya con­tabi­lizan el cuar­to restau­rante abier­to por este grupo de ami­gos enam­ora­dos de la gastronomía.

Sen­si Mez­za­nine Tapas es un local que mues­tra sin rubor las vigas de madera y sus pare­des desnudas de cuan­do los edi­fi­cios, de esta bar­ri­a­da históri­ca de la Ciu­dad Con­dal, se con­struían con piedras y se remata­ban con ladril­los de col­or rojo. Luz tenue que lo con­vierte en el esce­nario ide­al para citas román­ti­cas y tam­bién para famil­ias o pequeños grupos.

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Inte­ri­or de Sen­si Mez­za­nine Tapas. Fotografía de José María Toro

Cocineros instru­i­dos con los primeros espadas en los fogones de Osmo­sis o Racó de Can Fabes. Su prop­ues­ta está basa­da en tapas o raciones para com­par­tir entre los comen­sales de una mis­ma mesa. Divi­di­da entre las clási­cas, las veg­e­tar­i­anas, de pesca­do, de carne, arroz, y de pas­ta fresca.

Platos degus­ta­dos:

  • Tapa veg­e­tar­i­ana con­sis­tente en una ensal­a­da de quinoa con bro­coli, rábano, tomates cher­ry y cre­ma de aguacate.
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Col­ori­da ensal­a­da de quinoa. Fotografía de José María Toro

  • Patatas bravas con una sal­sa muy espe­cial que incor­po­ra el anís como ingre­di­ente sor­pren­dente y que no deja indifer­ente por sus sabor tan característico.
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Patatas bravas. Fotografía de José María Toro

  • Pata de pulpo sobre base de puré de beren­je­na ahu­ma­da, pimien­to y cebolla.
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Pulpo. Fotografía de José María Toro

  • Cre­ma de champiñones, con hue­vo poché y aceite tru­fa­do. Un pla­to para cer­rar los ojos y sabore­ar con los sen­ti­dos del gus­to y del olfato.
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Cre­ma de champiñones. Fotografía de José María Toro

  • Risot­to de remo­lacha con mas­car­pone y remo­lacha cru­jiente. Un pla­to para dis­fru­tar del col­or mora­do de su prin­ci­pal ingre­di­ente y tam­bién por los difer­entes sabores y tex­turas reunidos en un mis­mo plato.
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Risot­to de remo­lacha. Fotografía de José María Toro

  • Pas­tel de que­so con dulce de leche.
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Pas­tel de que­so. Fotografía de José María Toro

Car­ta de vinos muy selec­ciona­da con ref­er­en­cias de altura como Dominio de Atau­ta de la DO Rib­era del Duero o Paixar de la DO Bier­zo elab­o­ra­do con viñas vie­jas y con la ayu­da del gran enól­o­go Mar­i­ano Gar­cía de Vega Sicil­ia. El elen­co de cal­dos se acom­paña de una clara y muy bue­na descripción.

Sen­si Mez­za­nine Tapas Car­rer Ample, 24 08002 Barcelona Telé­fono 935 414 459

© 2016 José María Toro. All rights reserved

 

Ruta gastronómica por Barcelona con la ginebra MOM: Gin and Fish by MOM Royal Menu

El pasa­do 1 de Diciem­bre, y coin­ci­di­en­do con la Shop­ping Night, se pre­sen­tó en la tien­da de Anto­nio Miró de Barcelona, la ruta gas­tronómi­ca MOM Roy­al Menú. Durante un mes, has­ta el próx­i­mo 1 de Enero, la gine­bra MOM será la estrel­la de los menús crea­d­os para la ocasión por 10 restau­rantes selec­ciona­dos en la Ciu­dad Con­dal. Se podrá degus­tar en difer­entes y vari­adas for­mas cre­ati­vas como en gelati­na, caviar, chucherías, sal­sas, y por supuesto en la ver­sión cóctel.

MOM The Queen of the gins, com­er­cial­iza­da y dis­tribui­da por González Byass, rep­re­sen­ta como nadie el espíritu británi­co dual, por un lado respe­ta la tradi­ción y los val­ores, y por otro lado sim­bolizan la mod­ernidad creado­ra de ten­den­cias mundi­ales que vienen para quedarse. Con un dis­eño entre clási­co y trans­gre­sor, con una coro­na real de provo­cador col­or magen­ta sobre blan­cas letras y fon­do negro de toda la botel­la. De sabor suave, esta gine­bra Pre­mi­um, está elab­o­ra­da con fru­tos rojos y exóti­cos botáni­cos. Tras cua­tro des­ti­la­ciones en alam­bique de cobre se con­sigue un gin aromáti­co y frutal. 

Restau­rantes par­tic­i­pantes y prop­ues­tas del Menú Gin & Fish para todos los públicos:

  • Mal­o­ca.  Menú Gin & Fish com­puesto de “Moque­ca de pesca­do mari­na­do con gine­bra MOM y limón, acom­paña­do de arroz blan­co y pirao de peixe” , “Banana carameliza­da al horno con azú­car, canela y gine­bra MOM, acom­paña­do de hela­do de vainil­la”. Cóc­tel: “caipir­iña de lima con gine­bra MOM, pul­pa de sandía y men­ta”. Pre­cio 18 euros.
  • Brasserie Flo. “Fla­menkuche de salmón ahu­ma­do”, “tar­tar de pez espa­da MOM con fru­tas de invier­no”, “ostra france­sa número 3”, “tourne­dos de rape con tagli­atelle de cal­abacín al per­fume MOM”,  “Mousse de gin MOM con fru­tos rojos y mano de buda” Cóc­tel Gin MOM con hibis­co. Pre­cio 35,90 euros.
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Ostra france­sa número 3 de Brasserie Flo. Fotografía de Nuria Tejedor

  • Tin­gana. ” Salmón mari­na­do y cura­do en gine­bra MOM”, “Atún teriya­ki con may­one­sa de jen­gi­bre”, “Sor­bete de gin ton­ic MOM”. Cóc­tel mini gin MOM. Pre­cio 27 euros.
  • Cor­chos Barcelona. “Oli­vas esfer­i­fi­cadas al esti­lo del chef en aceite de anchoas y gine­bra MOM”, “Coca de sar­di­nas mari­nadas con cítri­cos y pimen­tón ahu­mado­con reduc­ción de gine­bra MOM”, “Buñue­los de bacalao con ali­oli de fram­bue­sa y gine­bra MOM”, “Zam­buriña con ali­oli grati­na­do y sal de gine­bra MOM”, “Medal­lones de rape al esti­lo de San­turce con gine­bra MOM”, “Brown­ie en tex­tu­ra de pis­ta­cho al toque de gine­bra MOM”. Cóc­tel Cor­chos. Pre­cio 25 euros.
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Oli­vas esfer­i­fi­cadas de Cor­chos Barcelona. Fotografía de Nuria Tejedor

  • Due Spaghi. “Dora­da mari­na­da con gin MOM, limón, cebol­la de Figueres y alba­ha­ca”, “Spaghet­ti con ragú de pesca­do de roca y gin MOM”, “Gin ton­ic al pla­to”. Cóc­tel gin ton­ic. Pre­cio 35 euros.
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Dora­da mari­na­da de Due Spaghi. Fotografía de Nuria Tejedor

  • Mat­suri. “Sopa de larga vida con miso y pas­ta de somem”, “Sashi­mi de salmón con rúcu­la servi­do con sal­sa cítri­ca del chef”, “Gunkan de pepino con salmón y caviar flam­bea­do con gine­bra MOM y gunkan de salmón con tar­tar de salmón e iku­ra servi­do con sal­sa teriya­ki y gine­bra MOM”, “Maki espe­cial Tokyo de gam­bas lan­gostin­eras y agua­cate cubier­to con atún bluefin”, “Ris­sot­to de setas enir­je con aro­ma de gine­bra MOM, maitake y shi­take fres­co ser­vi­co con que­so”, “yak­iso­bra de fru­tos del mar, gam­bas y sepia con ver­du­ra vari­a­da”, “Hela­do de té verde con azu­ki”. Cóc­tel gin ton­ic MOM servi­do con fram­bue­sas y lichis”. Pre­cio 33 euros.
  • The Mar­ket Perú. “Ceviche clási­co, cubos de corv­ina mari­na­do en leche de tigre” o  “Pez emper­ador con sal­sa antic­uchera” o “dúo de causas mari­nas con pulpo al oli­vo y corv­ina cru­jiente”, “lomo salta­do (solomil­lo de tern­era flam­bea­da con gine­bra MOM, tomates y cebol­las” o “saltea­do Tokyo (gam­bas, tern­era y shi­takes saltea­d­os con gine­bra MOM)” o “ají de gal­li­na”, “chosus­piro de lúcuma” o “tex­tu­ra de maracuyá con espuma de gine­bra MOM”. Cóc­tel gin ton­ic MOM de fru­tos de la pasión. Pre­cio 45 euros.
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Ceviche clási­co de The Mar­ket Perú. Fotografía de Nuria Tejedor

  • Acqua e Sale. “Pata de pulpo a la brasa con ver­duras en agridulce mari­nadas al MOM”, “Carpac­cio de atún Acqua e Sale”, “Ravi­o­li de pesca­do al negro de sepia con sal­sa put­tanesca”, “Gnoc­chi de patatas con bacalao, pasas, cebol­la y pimien­to cru­jiente”, “Lengua­do con reduc­ción de MOM y alca­parras”. Cóc­tel gin ton­ic MOM.  Pre­cio 50 euros.
  • 3 Nusos. “Ensal­a­da de tomate raf y ven­tresca de atún”, “alca­chofas con foie”, “tor­ti­tas de camarón” y “pan con tomate”. De segun­do a ele­gir: “Corv­ina a la sal flam­bea­da con gine­bra MOM” o “Filetes de lubi­na con wok de ver­duras y sal­sa de gine­bró con MOM” o “Arroz socar­rat”. De postre a ele­gir: “Sor­bete de Gin Lemon MOM” o “tar­ta Sach­er”. Cóc­tel 3 Nusos con gine­bra MOM. Pre­cio 32 euros.
  • La Robado­ra. “Cro­que­tas del Leopol­do”, “Bravas con espuma de alli­oli”, “Escali­va­da con aliño de miso”, “Ensal­adil­la rusa y ven­tresca”, “pan con tomate”, “Bran­da­da de bacalao con kala­ma­ta”, “ceviche fres­co de corv­ina”, “Mar y mon­taña de pulpo teriya­ki con papa­da”, “tor­ri­ja con hela­do y cre­ma ingle­sa” y “Cre­moso de choco­late con aceite y sal”. Cóc­tel gin ton­ic MOM con tóni­ca Schweppes. Pre­cio 35 euros (Mín­i­mo 4 personas)

God Save the Gin!

© 2016 Nuria Teje­dor. All rights reserved

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