PATRICIA FERRO: “ME ATERRA QUE NO HAYA MÚSICA EN LOS COLEGIOS Y QUE LOS NIÑOS NO CANTEN JUNTOS”

Fotografía cedida por Patricia Ferro
Patricia Ferro (1968, Buenos Aires) llegó a España hace dieciocho años con la maleta y el alma llenas de notas musicales. Cantautora, musicoterapeuta pionera y pedagoga vocal, empezó a cantar a los nueve años y se formó, además de en la Universidad del Salvador, con grandes maestros argentinos. Aparte de cantar maravillosamente, Patricia es coach vocal ‑algunos de sus alumnos son muy conocidos- y ayuda a sanar a través de la voz y la música. “Estoy convencida de que encontrarnos con la voz es un camino de autoconocimiento”, repite Patricia con dulzura y contundencia. A mí, después de hablar con ella, largo y tendido, me queda claro que usar nuestra voz como instrumento nos conecta con nuestra esencia y con la de los otros. Además, fortalece el sistema inmunitario y la memoria y disuelve las diferencias con los demás. En estos tiempos convulsos, toca abrir la puerta a nuestra voz silenciada. Cantemos hasta que salga. Y si es en compañía, mejor.
-Desde el principio e incluso antes de nacer, la voz de nuestra madre cantando nanas nos calma y sana…
Así es. Hay un registro y una huella sonora en todos nosotros que nos acompaña desde nuestra vida prenatal. He trabajado durante mucho tiempo con futuras mamás y sé que el vínculo que se establece entre la voz y el estado anímico de la madre y el bebé es fundamental. Incluso he trabajado con un procedimiento muy específico ayudando a esas madres a crear una nana especial para su futuro hijo. Es preciso darle importancia a ese paisaje sonoro prenatal porque estará con nosotros el resto de nuestra vida y dejará su memoria en nuestra manifestación como seres vibracionales.
-Supongo que si ya en el vientre materno nos influye y acuna la voz de nuestra madre, sería saludable mantener ese vínculo cantando en familia. De la misma manera que comemos o compartimos cualquier actividad.
Sin duda alguna. A veces hay prejuicios estéticos desde el punto de vista académico, pero tengo claro que todos podemos cantar. De hecho, yo le digo a mis alumnos que no les puedo enseñar a cantar porque “ya vienen aprendidos incluso desde antes de nacer”. Si hemos aprendido a hablar, sabemos cantar. Lo que yo hago cuando entreno voces, cuando observo amorosamente el producto sonoro de cada ser humano, es facilitar los procesos para que esa voz se expanda aún más pero cantar sabemos cantar todos. Más allá de los cánones variables de lo que es bello o no. En cualquier caso, desde luego que es saludable cantar para, por y con los otros.
-Por cierto, ¿repercute la alimentación en la voz?
Sí, claro. Somos un todo: un cuerpo físico, energético, psicoemocional y espiritual. Así que la alimentación puede determinar, en términos fisiológicos, la emisión de la voz. Por ejemplo, si alguien tiene reflujo, tendrá problemas en su voz. Y luego, desde el punto de vista energético, también hay que tener en cuenta como nos nutrimos porque está claro que en los profesionales de la voz, importa tanto el estado fisiológico como el energético y la alimentación obviamente tiene una influencia. Esto que hablamos lo tienen claro otras culturas que ven al ser humano desde un punto de vista más holístico y entienden que la voz es una cuestión energética también. Es el caso del ayurveda que tiene sus especificidades en alimentación para optimizar las funciones del cuerpo físico. Y la voz no deja de ser una función trascendental dentro de nuestro organismo.
-Supongo que de la misma manera que afecta la alimentación, en la voz también incidirá el estrés, las emociones…
Desde luego. El trabajo con la voz como modo de autoconocimiento nos ofrece la oportunidad maravillosa y catártica de poder gestionar nuestras emociones. Esa es la razón por la que en muchas ocasiones hay una conexión espiritual a través de los mantras o las oraciones que se ofrecen en voz alta. Por otro lado, y desde un punto de vista psicoemocional, el canto nos permite encontrarnos con el otro desde un lugar no formal. La voz cantada cuenta muchas más cosas que la palabra hablada que suele ser limitada por los condicionamientos sociales. Estoy convencida de que encontrarnos con nuestra voz es un camino de autoconocimiento.
-Parece que ese camino lo han transitado desde tiempos remotos, tribus, chamanes, pueblos, iglesias que además de conectar con ellos mismos han intentado hacerlo con la fuente, la divinidad o como quiera llamarse…
Así es. La voz tiene un poder trascendente. Por eso me preocupa la producción de música con un tratamiento tan “químico”, tan de laboratorio. La voz como manifestación vibracional de un ser humano es una función que manifiesta nuestro ser trascendente, ese que permanece cuando nuestro cuerpo físico no existe. Por eso cuando las personas se reúnen para manifestar su devoción a través de la voz lo que hacen es dar cuenta de su condición humana como seres trascendentes. De ahí la importancia del trabajo con la voz y de cantar con los otros porque, como digo, es recordar que somos humanos pero además, trascendentes.
-Pero el canto no solo se ha utilizado en los grupos espirituales, también los ejércitos o los equipos deportivos han cantado en grupo buscando fortaleza y valor.
Sí porque la conexión con el aspecto melódico de la voz tiene una correlación directa con el sistema emocional. Y claro que cuando necesitamos coraje, la voz es un vehículo que manifiesta nuestra esencia trascendente. Es un recordatorio, como ya he dicho, de que somos “maravillosamente humanos y trascendentes”.
-A pesar de su importancia la tenemos bastante olvidada…
Es que el uso de la voz en ocasiones genera mucho vértigo. La voz puede contar, a través del canto, cosas de nosotros que no nos gusta que se vean o que no se quiere que se escuchen. De hecho, a veces resulta más potente un discurso o una arenga cantada que si es simplemente expresada con palabras.
-Y, ¿qué me dices de la voz de las mujeres silenciada durante siglos?
La voz es una herramienta extraordinaria de manifestación de nuestro ser femenino. Tanto es así que nosotras tenemos una manifestación sonora tan cambiante como nuestro propio ciclo. Las mujeres no tenemos una sola voz, tenemos el privilegio de tener muchas voces. A lo largo del mes pasamos por un abanico sonoro que tenemos que aprender a reconocer y tratar amorosa y delicadamente. Cosa que no se hace. A una cantante se le exige la misma uniformidad que puede tener una voz masculina, cuando nosotras tenemos cambios mensuales en la voz que van aparejados al ciclo de la vida y de los astros. Nuestra voz es coherente y armoniosa con esa forma dinámica que tiene el Universo. Y, por supuesto, también varía con el embarazo, el post parto y la menopausia. Se va adaptando a todo lo que nos acontece.
-Hablando de las cosas que nos acontecen y ahora con esto del coronavirus, he leído que cantar fortalece el sistema inmunológico.
Absolutamente, porque cuando estamos cantando producimos una enorme cantidad de acciones dentro de nuestro cuerpo desde el punto de vista neurológico, endocrino o linfático. Así, movemos los humores del cuerpo, oxigenamos la función neurológica cerebral y liberamos endorfinas. Y todo eso contribuye claramente al fortalecimiento del sistema inmunitario.
-Y para los mayores, cantar debe ser fantástico…
Sí. Yo he trabajado con abuelitos con alzhéimer o demencia senil durante algún tiempo y lo he comprobado. Resulta que lo último que se pierde en estas personas es el área de la música y lo que está conectado con la parte más afectiva que es la melodía. Pueden no recordar palabras o cómo se llama una canción pero sí recuerdan la melodía porque está relacionada con las emociones primarias, con la estructura psíquica de cuando éramos bebés y no teníamos noción intelectual del significado de las palabras pero sí de la entonación. También ocurre a menudo que aunque no retienen lo que acaban de ver o escuchar, recuerdan canciones de cuando eran pequeños. Una cuestión también muy curiosa es que cuando hay un accidente cerebrovascular en el que se pierde la palabra, en ocasiones esa misma palabra que no es posible desde el lenguaje hablado sí lo es cuando es cantada. Entonces se utilizan unos procedimientos musicoterapéuticos que se valen de la voz cantada para recuperar el lenguaje hablado. Por eso y por otros muchos motivos, la estimulación a través del canto del sistema cognitivo en la tercera edad es absolutamente benéfico.
-Pues los médicos de la misma manera que nos recomiendan comer bien o hacer deporte deberían prescribirnos cantar y escuchar música. Bueno, a mí un maestro coreano acupuntor me recetó una canción al día…
Claro porque en las disciplinas orientales no hay una diferencia entre el beneficio del aspecto vibracional del sonido, sobre todo de la voz, del resto de las acciones que ejercemos sobre nuestro organismo para darle salud. Así, por ejemplo, vemos como en el yoga se cantan mantras con una deliberada intención de incrementar la salud, de restablecer un equilibrio energético que deviene después en una mejora global del cuerpo.
-Bueno, el canto y la música han estado presentes a lo largo del tiempo en las culturas orientales pero también en otras sociedades, ¿verdad?
Cierto, en las culturas tribales o en el conglomerado de la cultura aborigen de cualquier lugar del planeta, el canto ha sido incluso una forma de constituir la identidad de un ser humano. En regiones de África, la canción dedicada y creada especialmente para un niño de la tribu es su forma de identificarlo antes de ponerle el nombre. Y en Latinoamérica, el canto representa prácticamente todas las instancias de la experiencia vital de un ser humano. Se le canta cuando nace, cuando crece… Se canta en grupo para venerar a la Tierra y a los fenómenos de la naturaleza. Para que llueva, para que acabe la sequía. Y se canta en la despedida, cuando se pasa a la vida no física. El canto y la música están en la vida cotidiana. El mundo occidental, sin embargo, se ha separado de esa relación entre el canto y la vida porque se ha desconectado de su ser trascendente.
-¿Cómo es la relación entre el canto y la respiración? ¿Enseñas a respirar para cantar mejor?
Con este tema de la respiración, cada maestro tiene su librito. Yo entiendo que conectar con la respiración, nos conecta con la vida. Y también que no podemos trabajar esa manifestación esencial de la vida que es el canto sin prestarle atención a la respiración. A mí me gusta explorar cual es la relación que cada uno tenemos con la respiración y ver si esa relación favorece el que nuestra voz se expanda o la obstaculiza. Ya el solo hecho de observarla, puede modificar los patrones respiratorios adquiridos a lo largo del tiempo.
-Por cierto, ¿todos podemos aprender a afinar la voz o hay casos imposibles?
Pues mira, después de trabajar varios años en una escuela coral con personas que se denominaban “desafinadas” y a las que habían apartado de los coros porque no afinaban una nota, llegué a la conclusión de que el tema de ser o no ser desafinado constituía una identidad en sí misma. Y a veces es menos doloroso ser desafinado que no ser nada. En ocasiones, gente que estaba muy afincada en su identidad como desafinada se dio cuenta de que somos afinados o desafinados con respecto de un orden que tiene que ver con lo cultural. Y así una persona que es desafinada en el mundo occidental es totalmente afinada cantando microtonos de ragas de la música hindú. En cualquier caso, todo el mundo puede trabajar su afinación, salvo que se sufra de amusia o se tenga sordera profunda.
-¿Qué es la amusia?
Pues es una condición neurológica por la cual no reconoces la música sino como un ruido. No hay posibilidad ninguna de identificar los parámetros de la música tales como ritmo, melodía, armonía… Imagínate no poder registrar una diferencia tímbrica entre una moto y una sinfonía.
-De todos modos, hay quien no afina muy bien ni posee una voz maravillosa pero conquista al público…
Sí, porque cantar va más allá de las estructuras formales de lo que sería el sonido vocal convencional. Así que te puedes encontrar con alguien con un registro muy acotado, poquita voz y que afina lo justo pero que te conmueve. Y eso porque el canto tiene que ver con esa disposición emocional que es capaz de ser comunicada, con lo que soy y puedo trasladar a otro ser humano.
-Y al revés también pasará…
Claro. Podemos ser totalmente virtuosos en la ejecución pero no necesariamente conmovedores en la comunicación.
-Y tú, que eres coach de muchos cantantes, ¿te has encontrado con algún alumno al que le hayas tenido que decir “vete para casa, no te puedo ayudar”?
Nunca porque incluso ante la duda de los que vienen a clase y me preguntan si valen o no, como trabajo la voz desde el autoconocimiento y el valor que le da cada uno a su expresión, esto no me ocurre. Otra cosa es que todo el mundo pueda ser cantante profesional. Eso es distinto y habrá que trabajar de manera diferente o más intensa si no tienes unas condiciones estupendas de fábrica. Pero mira a Madonna que es la reina del pop sin tener unas características naturales excepcionales. En cualquier caso y al margen de tomar la música como profesión, todos podemos cantar, entrenar la afinación y ser felices cantando.
-Hablando de ser felices, ¿cómo podemos superar un problema a través de la musicoterapia? ¿cómo es una sesión, por ejemplo, en un caso de ansiedad?
La musicoterapia tiene unos procedimientos específicos a desarrollar en las sesiones que tienen que ver con el abordaje “no estético” del fenómeno sonoro. Lo que se trabaja son los aspectos no formales de la palabra, el lenguaje sonoro corporal no verbal. Así, si tu acudes a una sesión de musicoterapia por un proceso de ansiedad o depresión, el musicoterapeuta primero hará un análisis de lo que estás sufriendo y luego utilizará unas fórmulas concretas. Por ejemplo, la improvisación libre con la voz o con instrumentos que, bajo ningún concepto, tendrá una finalidad estética. De todos modos, como en la psicología, hay muchos procedimientos y muchas escuelas y, en cualquier caso, no solo se trabaja con la música sino con el fenómeno sonoro en general: instrumentos como cuencos, timbales… ya sea tocándolos o recibiendo la influencia de su vibración.
-Me queda claro, con todo lo que me cuentas, que la música, de una manera u otra, tiene que estar presente en nuestras vidas.
Claro, es que es la música y el canto, en particular, forman parte de nuestra identidad como seres humanos. La gente tiene que cantar y además podrá ser feliz cantando.
-Y, además de ser feliz, se sentirá más fuerte y conectada a los demás. Lo hemos visto con el “Resistiré” de los últimos tiempos…
Sí, porque la música y el canto trascienden diferencias y es algo que en este planeta tan convulso es necesario trabajar. Barenboim, por ejemplo, dirige una orquesta mixta de judíos y palestinos, superando diferencias a través de la música. Porque cuando cantas con otro no piensas en la raza, religión, sexo, edad…Cantas con ese otro y te conectas con su cuerpo trascendente. Y, además, cantar, reflexionar sobre nosotros mismos, nos hace más sensible a darnos cuenta de que somos parte de ese todo que denominamos Universo. No algo separado ni superior, sino “parte de”.
-Pues debería haber más música en los colegios…
Sí, a mí me aterra que no haya música en los colegios y que los niños no canten juntos. Todos los niños de cinco, seis, siete y hasta diez años deberían pasar por la experiencia de cantar en coro. Y esto porque es la mejor forma de enseñarle vivencialmente a un niño que puede estar cantando con otros conviviendo armoniosamente. Cuando los niños comienzan a armonizar sus voces, lo que aprenden es que pueden convivir con la diferencia armoniosamente. Y si eso no es la paz, cuéntame qué es. Hasta ese punto es trascendente encontrarse con otros en la voz.
Instagram: @la_patri_ferro
@2020 Noemi Martín. All rights reserved.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando…