“LA ESCUELA ES UN ENTORNO QUE LIMITA EL MOVIMIENTO EN LUGAR DE PROMOVERLO”

Fotografía cedida por Rober Sánchez
Rober Sánchez es entrenador personal y educador para el movimiento. Su libro “Camina, salta, baila” debería ser lectura obligada en colegios, universidades o empresas. Lo tengo claro. ¿Sabes cuántas horas al día pasas frente a una pantalla? ¿Cuánto tiempo estás en una silla? Y a pesar de esos excesos, ¿por qué cuando llegamos a casa después de siete horas en la oficina “descansamos” viendo una serie? La sociedad ha cambiado demasiado en las últimas décadas y no estamos adaptados para vivir como un “cerebro con patas”. Es absolutamente antinatural. Además, como explica Sánchez, “sobrevivir ya no requiere movimiento”. Podemos ir de la silla de la oficina al sillón de casa y del sillón a la cama gracias a los click de nuestro móvil. Y no es una película de ficción. Pero, ¿de verdad solo queremos sobrevivir en nuestro paso por el planeta? ¿De veras queremos enfermar por obviar nuestra naturaleza humana? Seguro que no.
-Tu libro no habla de ejercicio sino de “movimiento”, así en grande…
Claro. Moverse es mucho más que hacer ejercicio. No es que se excluya el ejercicio, que también significa moverse. Pero, que yo sepa, incluso cuando duermes te mueves. Tus células se mueven. Los intestinos, los pulmones, el corazón… nunca paran. No tienes alternativa. ¿Estás vivo? Te mueves.
-Y resulta que yendo al gimnasio tres veces a la semana y pegándome la caminata de los domingos sigo siendo sedentaria… ¡Qué chasco!
Tal vez un poco menos sedentaria que si no lo hicieras pero, al fin y al cabo, sí, lo sigues siendo. Puedes hacer tú misma los cálculos. ¿Cuántas horas tiene una semana? ¿Durante cuántas te mueves de una forma palpable, visible, evidente? No se trata de estar continuamente en movimiento pero, siendo honesta, ¿crees que la proporción entre las dos respuestas es suficiente? Los académicos dirían que eres una persona sedentaria activa. Haces algo de ejercicio pero, si no te mueves más a menudo y pasas mucho tiempo quieta, ya sea sentada o de pie, de base tu estilo de vida es sedentario.
-Dices que el sedentarismo es una “discordancia evolutiva”, cuéntanos.
Visualiza como hemos vivido los seres humanos durante más de 200.000 años, antes de la última gran revolución tecnológica, la revolución digital. Caminar, cargar, trepar, correr, saltar, arrastrarnos para recolectar, cazar o explorar nuevas tierras eran actividades que formaban parte de nuestro día a día. Este comportamiento forjó nuestro cuerpo y, a la vez, determinó nuestras necesidades de movimiento no solamente en lo referente al sistema locomotor, sino a toda nuestra fisiología.
-Entonces, como afirmas:” ¿Vivimos mejor pero nos movemos peor?”
Es evidente. A finales del siglo XIX Georges Hébert, un oficial encargado de la preparación física de la Marina Francesa, ya se dio cuenta de ello. En diferentes misiones de rescate, sus soldados, preparados y entrenados bajo metodologías modernas, se desempeñaban mucho peor que los indígenas que habitaban aquellas tierras. Hoy en día, cualquier persona que viva en el campo o el monte todavía es capaz de llevar a cabo todas aquellas actividades y tareas más “ancestrales”. El oficinista a duras penas puede agacharse.
-La verdad es que tienes razón con lo de que “sobrevivir ya no requiere movimiento”…Qué miedo, ¿verdad?
No tiene por qué. En parte es una ventaja. No tenemos que vivir con la preocupación constante de si tendremos algo que llevarnos a la boca mañana. Hay algo que me da más miedo: dejar de darme cuenta que soy un cuerpo y que puedo moverme, no hacerlo y, en consecuencia, perder esa capacidad.
-El sillón, el móvil, las 8 horas en la oficina, volver al sillón…Me suena a “suicido colectivo”…
Demasiadas distracciones, deseos, responsabilidades y, al final, desorden en nuestras prioridades.
-¿Y cómo me motivo para abandonar la pereza y mover el trasero pero de verdad?
Dejando de necesitar o esperar a estar motivada. La motivación es, en realidad, nuestro gran enemigo. ¿Necesitas motivarte para dormir, comer, respirar? Entonces, ¿por qué necesitas hacerlo para moverte? El movimiento precede al pensamiento, y no al revés. Primero muévete, porque lo necesitas, debes, puedes hacerlo. El propio movimiento generará más movimiento. Comprobarás que lo de la motivación es un invento mental innecesario.
-Pero mientras, danos un par de consejos para “sobrevivir en la oficina”.
¿Sirve cambiar de trabajo? Es broma… Lo que más daño nos hace es pasar mucho tiempo consecutivo quietos, más si es sentados. El primer gran hábito a integrar en nuestra vida sería interrumpir esos largos episodios de sedentarismo. ¿Cómo? Por ejemplo, puedes programar una alarma en el móvil cada hora y moverte cinco minutos cuando suene, haciendo lo que sea. Después de una jornada te habrás movido cuarenta minutos.
-Hablas en tu libro de los beneficios de andar descalzos…
Los pies son un fiel reflejo de lo que le pasa a nuestro cuerpo. Fíjate en ellos. Todo el día encerrados en una ortopedia que no les deja sentir la forma, temperatura, textura del suelo y, además, no les permite moverse libremente, en toda su amplitud y posibilidades. Curiosamente, los pies son nuestro punto de contacto y apoyo en el suelo, la parte del cuerpo en la que se origina casi todo nuestro movimiento. Si te descalzas, no solo se moverán más y mejor tus pies. También lo hará el resto de tu cuerpo.
-De los tacones, ¿mejor no hablar?
¿Te imaginas tener que teclear en tu ordenador o teléfono móvil con manoplas?
-Me encanta ponerme a hablar en cuclillas y siempre me he sentido un poco “friki”. ¡¡Resulta que hago algo bien!!
La sentadilla es una posición que nos ha acompañado durante toda nuestra evolución y nos ha servido como posición de base para descansar, comer, charlar, manipular objetos, ¡incluso para evacuar!
-Además de estar más saludables el movimiento nos hace más listos y mejora nuestro cerebro. ¿Tal vez esto de movernos sea casi como un plan de pensiones?
Más que un plan de pensiones, ¡moverse es un seguro de vida! No hay nada que estimule más a nuestro cuerpo y al propio cerebro que el movimiento. Cada vez que nos movemos, nuestras neuronas potencian sus conexiones. Cada vez que realizamos un movimiento diferente, nuestras neuronas crean nuevas conexiones. Y esto ocurre hasta el final de los días.
-Así que ¿Menos “pirulas” y más movimiento?
En el entorno académico a la actividad física se la conoce como polipill, la “polipastilla”. Sirve para todo. No hay tratamiento de la mayoría de enfermedades modernas, no infecciosas, como la obesidad, la depresión, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares que no incluyan algo de movimiento.
-Supongo que lo de ir al fisio cada quince días y luego tirarse en el sillón horas y horas viendo series es un poco …no sé cómo decirlo…
Te lo digo yo. Tirar el dinero.
-Por cierto, ¿Y si en vez de tanta actividad extraescolar los niños simplemente corrieran, saltaran y jugaran más?
Pues, evidentemente, no haría falta. El problema es que, aunque ha habido algunos pequeños cambios, la escuela es un entorno que limita el movimiento en lugar de promoverlo. Por eso se suele dejar la actividad física para las extraescolares. Algo que refleja muy bien cuáles son las prioridades del sistema, lamentablemente. Luego nos extrañamos de las estadísticas del sedentarismo…
-¿Y un poquito de juego también para los mayores?
Es una pena que dejemos de jugar, porque el juego incluso entre adultos ha sido durante toda nuestra evolución la principal vía de transmisión y aprendizaje, un simulacro para la vida real. He escuchado por ahí que no dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar.
-Al final imagino que hay que “cambiar el chip”, ¿estamos a tiempo a cualquier edad y con cualquier condición física?
Mientras hay vida, hay movimiento y, por tanto, esperanza. El cuerpo, mientras está vivo, siempre tiene capacidad de adaptación, aprendizaje, regeneración. Precisamente, cuando la pierde es cuando no hay vuelta atrás, cuando ha llegado el último día, y se apaga. Está claro que es el destino para todos, sin excepción. La diferencia no está tanto en el cuándo, sino en el cómo.
Sigue a Rober Sánchez en: https://mdemovimiento.com/
Instagram: @robsemueve / Twitter: @robertosancheze
© 2020 Noemi Martín. All rights reserved