Goodbye, 2020

Ciao, 2020. Say­onara, año loco. Good­bye. Adieu. Auf Wieder­se­hen. Has­ta nun­ca. En todos los idiomas y en todos los hog­a­res del plan­e­ta, des­ped­i­mos con un por­ta­zo a este año dis­parata­do, inde­ciso, infiel e ingra­to. Recoge tus cosas y vete de mi casa. O como can­ta Pablo López: “Y solo quiero que te vayas, solo quiero que se acabe, solo quiero que me dejes solo”.… 

Con los pape­les del divor­cio express en la mano, recibi­mos a 2021 con ilusión y una copa de vino rozan­do los labios, esperan­do que cure las heri­das del pasa­do y nos regale la feli­ci­dad per­di­da. Pero ami­gos, seamos fran­cos, aho­ra que 2020 nos ha hecho más sabios y fuertes, sabe­mos que ni siquiera un pre­cioso año impar, puede garan­ti­zarnos una vida sin sobre­saltos, reple­ta de amor. Así que habrá que ver de que pie cojea el señori­to vein­tiuno y no con­fi­arnos demasi­a­do. Bueno, un poquito sí. No seamos ren­corosos. Que no todos los años son iguales.

Empece­mos nues­tra relación despaci­to: con ale­gría, con entu­si­amo y con todo lo que hemos apren­di­do de 2020 en nues­tra mochi­la vital. Que cada día sea un agradec­imien­to, que no per­damos la son­risa que esconde nues­tra mas­car­il­la, que podamos cel­e­brar jun­tos muchas cosas bue­nas y que cuan­do nues­tra relación llegue a su fin, den­tro de doce meses, podamos decir miran­do de frente y con certeza: me encan­tó cono­certe. De veras. 

Feliz 2021.

BSO: El Patio. Pablo López. 

© 2020 Noemí Martín. All rights reserved.

LOS SERES HUMANOS SOMOS INCREÍBLEMENTE PODEROSOS CUANDO VIVIMOS DESDE EL AMOR

CAROLINA RODRÍGUEZ BARROS: “EL SOL TE RECUERDA LA LUZ QUE ERES

Fotografía de Carolina Samiel
Fotografía cedi­da por Car­oli­na Rodríguez Barros 

Car­oli­na Rodríguez Bar­ros nació en Buenos Aires y des­de allí ha lle­va­do su magia y sabiduría por los muchos rin­cones del plan­e­ta en los que se ha for­ma­do y ha vivi­do. “Alquimista del alma”, como ella mis­ma se cal­i­fi­ca, apa­sion­a­da por los ani­males, la nat­u­raleza, el dis­eño y el arte, dis­fru­ta bai­lan­do y estando en comu­nión con la vida. Con­ven­ci­da del poder de la sex­u­al­i­dad, el movimien­to y la fuerza de la luz del Sol, ha crea­do un méto­do úni­co para ayu­darnos a crear armonía y a soltar lo viejo. Es tiem­po de renac­er y vivir en lib­er­tad. Es tiem­po de cam­bios pero tam­bién de los buenos. ¿Te apuntas?

-¿Cómo te definirías en pocas pal­abras? Como un corazón enam­ora­do de la vida, encar­na­do en cuer­po de mujer valiente y suma­mente sen­si­ble a la vez.

-¿Qué es “Shat­ki Med­i­cine”, fór­mu­la de la que eres creado­ra ? Shak­ti Med­i­cine es un méto­do y con­scien­cia que rep­re­sen­ta el poder femeni­no de trans­for­ma­ción y regen­eración en mujeres y en hom­bres. Y todo ello canal­iza­do y plas­ma­do en for­ma de orácu­lo, libro, med­ita­ciones y talleres.

-Somos más poderosos y ten­emos más capaci­dad de sanarnos en todos los aspec­tos de nues­tra vida de lo que pen­samos… Así es, los seres humanos somos increíble­mente poderosos cuan­do vivi­mos des­de el amor. Y todos ten­emos la capaci­dad de autosa­narnos ya que la enfer­medad es un “avi­so” de que algo está desalin­ea­do con nues­tra esencia.

-Pues hay mucha desalin­eación. La Tier­ra nos pide un cam­bio, ¿ver­dad? En este momen­to la Tier­ra real­iza una gran tarea y nos sostiene con infini­ta pacien­cia en el cam­bio que debe­mos man­i­fes­tar. La lla­ma­da de Gaia, la Tier­ra, es a vivir en comu­nión y armonía con la nat­u­raleza y con nues­tra nat­u­raleza: la propia de cada corazón.

-¿Cómo podemos afrontar este momen­to tan com­pli­ca­do? Danos un par de her­ramien­tas para no dejarnos arras­trar por tan­ta energía neg­a­ti­va. Lo primero que sien­to que ten­go que com­par­tir es que pasen tiem­po en la nat­u­raleza, con los pies descal­zos y res­pi­ran­do si puede ser, boca aba­jo, sin­tien­do el corazón jun­to al de Gaia. Pídele que te muestre el camino, que te dé con­fi­an­za y fe. No la fe reli­giosa sino la fe en ti y en la vida que eres capaz de crear. Allí, en esa res­piración, cuan­do estés en el cuer­po y no en la mente, solici­ta sen­tir aceptación y grat­i­tud por este momen­to, no porque es com­pli­ca­do sino porque es hora de soltar el auto­en­gaño y los miedos y de vivir tu ver­dad, tu ale­gría. Una frase que a mí me ayudó muchísi­mo en mi camino es: “La Divinidad nun­ca te saca algo o alguien si no es para darte algo mejor.” Y así es.

-¿Dar gra­cias por lo que ten­emos puede ser una de esas her­ramien­tas? Abso­lu­ta­mente. Sí. La grat­i­tud es la energía y fre­cuen­cia más ele­va­da, la que abre nuevos caminos. Yo agradez­co cada mañana y cada noche. Y tam­bién bendi­go el día que ten­go por delante para que todo sea lo más flu­i­do y ele­va­do posible.

-¿Es posi­ble lib­er­arnos de las creen­cias arraigadas que lim­i­tan nues­tra vida? Lib­er­arse de las autolim­ita­ciones es una cuestión de elec­ción per­son­al. En alquimia tra­ba­jamos con tres prin­ci­p­ios: la vol­un­tad de trans­for­marse, la pres­en­cia amorosa para sosten­er el pro­ce­so y la sabiduría inter­na (apren­der de las expe­ri­en­cias vivi­das) como ref­er­en­cia para la toma de las deci­siones nuevas que lle­van a la nue­va vida.

-Nos que­jamos de la fal­ta de lib­er­tad en estos tiem­pos con­vul­sos cuan­do segu­ra­mente no hemos sido ver­dadera­mente libres nun­ca… La may­oría de los seres humanos han deposi­ta­do su lib­er­tad en manos de otros y es el momen­to de darse cuen­ta: al creer que otros son respon­s­ables de cuidarte, pagarte, darte salud, ale­gría, plac­er, com­pañía… estás entre­gan­do tu lib­er­tad. Ser libre impli­ca ser respon­s­able y sober­a­no. Y mucha gente “pre­fiere” que otros se hagan car­go de las cosas, por miedo a dejar lo cono­ci­do. La Matrix es un sis­tema de esclav­i­tud auto-elegi­da, fun­ciona con el con­sen­timien­to de la gente.

-Vivi­mos den­tro de un cuer­po ten­so, com­prim­i­do, cas­ti­ga­do… ¿Cómo podemos soltar y abrirnos? El movimien­to es una med­i­c­i­na muy sim­ple, sutil y poderosa que todos ten­emos a mano. ¡Baila, baila tu can­ción preferi­da! ¡Can­ta! Sal a dar paseos a la nat­u­raleza en silen­cio, res­pi­ra hon­do en el abdomen y recor­darás que nada es lo que parece.

-¿Y qué impor­tan­cia tiene la luz del sol? El Sol es un trans­misor de con­scien­cia. El Sol te recuer­da la luz que eres. Es muy impor­tante pasar unos veinte min­u­tos, por la mañana o por la tarde, res­pi­ran­do con­scien­te­mente y sin­tien­do su cari­cia en la piel. Y, si es posi­ble, hac­er­lo desnudo.

-Y a la sex­u­al­i­dad, ¿qué papel le das? La sex­u­al­i­dad es la fuerza creado­ra, trans­for­mado­ra y regen­er­ado­ra por exce­len­cia. Sep­a­ra­da de la gen­i­tal­i­dad, la sex­u­al­i­dad vivi­da en con­cien­cia es el camino de lib­eración más rápi­do que ten­emos. Es muy, muy impor­tante sanar y expandir nues­tra sexualidad.

-Por cier­to, la mujer, silen­ci­a­da en este y otros temas durante sig­los, está por fin desple­gan­do su poder…Hace ya once años que acom­paño a mujeres y a algunos hom­bres. Veo que en real­i­dad lo que estu­vo silen­ci­a­do es el poder femeni­no, en ambos sex­os. En este aho­ra, la esen­cia femeni­na es de vital impor­tan­cia en todos: podemos trans­for­marnos, abrirnos a sen­tir, a amar, a soltar lo viejo, a crear armonía. Las mujeres en espe­cial tienen un rol impor­tante: encar­nar el amor, la com­pasión, el entendimien­to, la ter­nu­ra, la sutileza y ama­bil­i­dad. Esto crea seguri­dad en los hom­bres para que se abran a sen­tir. Jun­tos, mujeres y hom­bres crearán en armonía.

-Escuchán­dote, pien­so que pasamos por la vida sin lle­gar a cono­cer­nos.
Eso es lo que pasó durante miles y miles de años. Aho­ra, todos esta­mos invi­ta­dos a cono­cer­nos y recono­cer­nos. Es una elec­ción per­son­al abrirse a la pre­gun­ta “quién soy real­mente?”. Ese es el propósi­to de estar aquí, en este planeta.

Y, ¿podemos renac­er si no nos gus­ta lo que hemos sido has­ta aho­ra? Abso­lu­ta­mente sí, de eso va el libro que estoy escri­bi­en­do. Es un pro­ce­so alquími­co que empieza por sen­tarse jun­to al fuego sagra­do y pedir, con el corazón, que se rev­ele tu esencia.

-¿Qué sig­nifi­ca “Liq­uid Light Body”, el títu­lo del cur­so-retiro que impar­tirás en octubre en Tener­ife? ¿A quién va dirigi­do? Liq­uid Light Body es una prác­ti­ca de movimien­to con­sciente que nace para acom­pañar este her­mosísi­mo pro­ce­so de renacimien­to que esta­mos vivien­do. Movimien­to cor­po­ral, emo­cional y men­tal, con base en tradi­ciones chamáni­cas, en ele­men­tos alquími­cos y en las energías cós­mi­cas disponibles en este aho­ra. Es el fru­to de mis trein­ta y tres años de prác­ti­ca e inves­ti­gación, escucha y conex­ión con la Tier­ra. Es para todos los que sien­tan abrirse al camino en paz, ale­gría y armonía inter­na. A quienes no quier­an ningún dog­ma ni dis­ci­plina rígi­da sino el gozo sutil del pro­pio cuer­po y consciencia.

Sigue a Car­oli­na Rodríguez Bar­ros en insta­gram: @samielcarolina

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Lo que me como, me pongo

Hace años que me pre­ocu­pa lo que me pon­go en la piel. De la mis­ma man­era que inten­to, en la medi­da de lo posi­ble, evi­tar tóx­i­cos y plás­ti­cos en la comi­da, tam­bién me fijo en lo que como a través de mis poros. Es increíble la can­ti­dad de sus­tan­cias alergéni­cas (por no decir cosas más pre­ocu­pantes) que nos mete­mos todos los días en el cuer­po a través de la pas­ta de dientes, las cre­mas, los geles o los tintes del cabel­lo. Cócte­les molo­tov de sulfatos, sil­i­conas, per­fumes sin­téti­cos, fta­latos, tolueno, sales de alu­minio o para­fi­na. Bom­bas quími­cas que, además, provo­can una enorme con­t­a­m­i­nación mari­na y la defor­estación de bosques para pro­ducir aceite de palma. 

bote de kéfir, virgin coconut oil, AOVE, yogur Pastoret

Para pre­venir el con­sumo de tóx­i­cos a través de los pro­duc­tos de higiene y estéti­ca, además de apos­tar por la cos­méti­ca nat­ur­al y bio, en envase de cristal o cartón, ten­emos la posi­bil­i­dad de uti­lizar algunos de los ali­men­tos y bebidas que ten­emos en casa: pro­duc­tos fan­tás­ti­cos que harán las deli­cias de nues­tra piel, nutrién­dola sin irri­tar­la ni car­gar­la de sus­tan­cias imposi­bles de pro­nun­ciar. ¿Qué tal si nos hace­mos adic­tos a la cos­méti­ca comestible? Ahí va nues­tra prop­ues­ta hedonista: 

-Des­maquil­lante: yogurt, kéfir o leche ecológica. 

-Tóni­co facial: infusión de té verde bio o manzanilla. 

-Tóni­co capi­lar: infusión de romero. 

-Cre­ma de noche: unas gotas de aceite de agua­cate, oli­va vir­gen o cáñamo. 

-Cre­ma cor­po­ral y de manos: aceite de coco (ver­a­no) o sésamo (invier­no).

-Per­fume: esen­cia de vainil­la, canela o zumo de limón dilu­i­do en agua. 

-Cham­pú en seco para cabel­lo cas­taño: canela de Cey­lan o cacao en polvo.

-Ampol­la flash: clara de hue­vo (reti­rar después).

-Enjuague bucal: aceite de coco. 

-Exfo­liante facial: azú­car de caña y aceite de coco, piña natural. 

-Exfo­liante cor­po­ral: sal mari­na con aceite de oliva. 

-Mas­car­il­la facial: miel pura de abe­jas, agua­cate, tomate, pepino, plá­tano, vino tin­to o yogurt. 

-Des­odor­ante: aceite de coco, bicar­bon­a­to y almidón de maíz. 

-Mas­car­il­la para el pelo: hue­vo y aceite de oli­va, cerveza. 

-Gel para cabel­lo riza­do: agua de semi­l­las de lino. 

-Blan­queador den­tal: fre­sas fresquitas.

Además de estos ejem­p­los, seguro que puedes encon­trar muchas opciones en tu despen­sa. Solo hace fal­ta echarle un poquito de imag­i­nación, ale­gría y sen­ti­do común. 

@Noemi Martín. All rights reserved. 

“LA VOZ TIENE UN PODER TRASCENDENTE”

PATRICIA FERRO: “ME ATERRA QUE NO HAYA MÚSICA EN LOS COLEGIOS Y QUE LOS NIÑOS NO CANTEN JUNTOS”

Patricia Ferro

Fotografía cedi­da por Patri­cia Ferro

Patri­cia Fer­ro (1968, Buenos Aires) llegó a España hace diecio­cho años con la male­ta y el alma llenas de notas musi­cales. Can­tau­to­ra, musi­coter­apeu­ta pio­nera y ped­a­goga vocal, empezó a can­tar a los nueve años y se for­mó, además de en la Uni­ver­si­dad del Sal­vador, con grandes mae­stros argenti­nos. Aparte de can­tar mar­avil­losa­mente, Patri­cia es coach vocal ‑algunos de sus alum­nos son muy cono­ci­dos- y ayu­da a sanar a través de la voz y la músi­ca. “Estoy con­ven­ci­da de que encon­trarnos con la voz es un camino de auto­conocimien­to”, repite Patri­cia con dulzu­ra y con­tun­den­cia.  A mí, después de hablar con ella, largo y ten­di­do, me que­da claro que usar nues­tra voz como instru­men­to nos conec­ta con nues­tra esen­cia y con la de los otros. Además, for­t­alece el sis­tema inmu­ni­tario y la memo­ria y dis­uelve las difer­en­cias con los demás. En estos tiem­pos con­vul­sos, toca  abrir la puer­ta a nues­tra voz silen­ci­a­da.  Can­te­mos has­ta que sal­ga.  Y si es en com­pañía, mejor. 

-Des­de el prin­ci­pio e inclu­so antes de nac­er, la voz de nues­tra madre can­tan­do nanas nos cal­ma y sana…

Así es. Hay un reg­istro y una huel­la sono­ra en todos nosotros que nos acom­paña des­de nues­tra vida pre­na­tal. He tra­ba­ja­do durante mucho tiem­po con futuras mamás y sé que el vín­cu­lo que se establece entre la voz y el esta­do aními­co de la madre y el bebé es fun­da­men­tal. Inclu­so he tra­ba­ja­do con un pro­ced­imien­to muy especí­fi­co ayu­dan­do a esas madres a crear una nana espe­cial para su futuro hijo. Es pre­ciso dar­le impor­tan­cia a ese paisaje sonoro pre­na­tal porque estará con nosotros el resto de nues­tra vida y dejará su memo­ria en nues­tra man­i­festación como seres vibracionales.

-Supon­go que si ya en el vien­tre mater­no nos influye y acu­na la voz de nues­tra madre, sería salud­able man­ten­er ese vín­cu­lo can­tan­do en famil­ia. De la mis­ma man­era que comem­os o com­par­ti­mos cualquier actividad. 

Sin duda algu­na. A veces hay pre­juicios estéti­cos des­de el pun­to de vista académi­co, pero ten­go claro que todos podemos can­tar. De hecho, yo le digo a mis alum­nos que no les puedo enseñar a can­tar porque “ya vienen apren­di­dos inclu­so des­de antes de nac­er”. Si hemos apren­di­do a hablar, sabe­mos can­tar. Lo que yo hago cuan­do entreno voces, cuan­do obser­vo amorosa­mente el pro­duc­to sonoro de cada ser humano, es facil­i­tar los pro­ce­sos para que esa voz se expan­da aún más pero can­tar sabe­mos can­tar todos. Más allá de los cánones vari­ables de lo que es bel­lo o no. En cualquier caso, des­de luego que es salud­able can­tar para, por y con los otros.

-Por cier­to, ¿reper­cute la ali­mentación en la voz?

Sí, claro. Somos un todo: un cuer­po físi­co, energéti­co, psi­coemo­cional y espir­i­tu­al. Así que la ali­mentación puede deter­mi­nar, en tér­mi­nos fisi­ológi­cos, la emisión de la voz. Por ejem­p­lo, si alguien tiene reflu­jo, ten­drá prob­le­mas en su voz. Y luego, des­de el pun­to de vista energéti­co, tam­bién hay que ten­er en cuen­ta como nos nut­ri­mos porque está claro que en los pro­fe­sion­ales de la voz, impor­ta tan­to el esta­do fisi­ológi­co como el energéti­co y la ali­mentación obvi­a­mente tiene una influ­en­cia. Esto que hablam­os lo tienen claro otras cul­turas que ven al ser humano des­de un pun­to de vista más holís­ti­co y entien­den que la voz es una cuestión energéti­ca tam­bién. Es el caso del ayurve­da que tiene sus especi­fi­ci­dades en ali­mentación para opti­mizar las fun­ciones del cuer­po físi­co. Y la voz no deja de ser una fun­ción trascen­den­tal den­tro de nue­stro organismo.

-Supon­go que de la mis­ma man­era que afec­ta la ali­mentación, en la voz tam­bién incidirá el estrés, las emociones…

Des­de luego. El tra­ba­jo con la voz como modo de auto­conocimien­to nos ofrece la opor­tu­nidad mar­avil­losa y catár­ti­ca de poder ges­tionar nues­tras emo­ciones. Esa es la razón por la que en muchas oca­siones hay una conex­ión espir­i­tu­al a través de los mantras o las ora­ciones que se ofre­cen en voz alta. Por otro lado, y des­de un pun­to de vista psi­coemo­cional, el can­to nos per­mite encon­trarnos con el otro des­de un lugar no for­mal. La voz can­ta­da cuen­ta muchas más cosas que la pal­abra habla­da que suele ser lim­i­ta­da por los condi­cionamien­tos sociales. Estoy con­ven­ci­da de que encon­trarnos con nues­tra voz es un camino de autoconocimiento.

-Parece que ese camino lo han tran­si­ta­do des­de tiem­pos remo­tos, tribus, chamanes, pueb­los, igle­sias que además de conec­tar con ellos mis­mos han inten­ta­do hac­er­lo con la fuente, la divinidad o como quiera llamarse… 

Así es. La voz tiene un poder trascen­dente. Por eso me pre­ocu­pa la pro­duc­ción de músi­ca con un tratamien­to tan “quími­co”, tan de lab­o­ra­to­rio. La voz como man­i­festación vibra­cional de un ser humano es una fun­ción que man­i­fi­es­ta nue­stro ser trascen­dente, ese que per­manece cuan­do nue­stro cuer­po físi­co no existe. Por eso cuan­do las per­sonas se reú­nen para man­i­fes­tar su devo­ción a través de la voz lo que hacen es dar cuen­ta de su condi­ción humana como seres trascen­dentes. De ahí la impor­tan­cia del tra­ba­jo con la voz y de can­tar con los otros porque, como digo, es recor­dar que somos humanos pero además, trascendentes.

-Pero el can­to no solo se ha uti­liza­do en los gru­pos espir­i­tuales, tam­bién los ejérci­tos o los equipos deportivos han can­ta­do en grupo bus­can­do for­t­aleza y valor.

Sí porque la conex­ión con el aspec­to melódi­co de la voz tiene una cor­relación direc­ta con el sis­tema emo­cional. Y claro que cuan­do nece­si­ta­mos cora­je, la voz es un vehícu­lo que man­i­fi­es­ta nues­tra esen­cia trascen­dente. Es un recorda­to­rio, como ya he dicho, de que somos “mar­avil­losa­mente humanos y trascendentes”.

-A pesar de su impor­tan­cia la ten­emos bas­tante olvidada… 

Es que el uso de la voz en oca­siones gen­era mucho vér­ti­go. La voz puede con­tar, a través del can­to, cosas de nosotros que no nos gus­ta que se vean o que no se quiere que se escuchen. De hecho, a veces resul­ta más potente un dis­cur­so o una aren­ga can­ta­da que si es sim­ple­mente expre­sa­da con palabras.

-Y, ¿qué me dices de la voz de las mujeres silen­ci­a­da durante siglos?

La voz es una her­ramien­ta extra­or­di­nar­ia de man­i­festación de nue­stro ser femeni­no. Tan­to es así que noso­tras ten­emos una man­i­festación sono­ra tan cam­biante como nue­stro pro­pio ciclo. Las mujeres no ten­emos una sola voz, ten­emos el priv­i­le­gio de ten­er muchas voces. A lo largo del mes pasamos por un aban­i­co sonoro que ten­emos que apren­der a recono­cer y tratar amorosa y del­i­cada­mente. Cosa que no se hace. A una can­tante se le exige la mis­ma uni­formi­dad que puede ten­er una voz mas­culi­na, cuan­do noso­tras ten­emos cam­bios men­su­ales en la voz que van apare­ja­dos al ciclo de la vida y de los astros. Nues­tra voz es coher­ente y armo­niosa con esa for­ma dinámi­ca que tiene el Uni­ver­so. Y, por supuesto, tam­bién varía con el embara­zo, el post par­to y la menopau­sia. Se va adap­tan­do a todo lo que nos acontece.

-Hablan­do de las cosas que nos acon­te­cen y aho­ra con esto del coro­n­avirus, he leí­do que can­tar for­t­alece el sis­tema inmunológico. 

Abso­lu­ta­mente, porque cuan­do esta­mos can­tan­do pro­duci­mos una enorme can­ti­dad de acciones den­tro de nue­stro cuer­po des­de el pun­to de vista neu­rológi­co, endocrino o lin­fáti­co. Así, move­mos los humores del cuer­po, oxi­ge­n­amos la fun­ción neu­rológ­i­ca cere­bral y lib­er­amos endor­fi­nas. Y todo eso con­tribuye clara­mente al for­t­alec­imien­to del sis­tema inmu­ni­tario

-Y para los may­ores, can­tar debe ser fantástico… 

Sí. Yo he tra­ba­ja­do con abueli­tos con alzhéimer o demen­cia senil durante algún tiem­po y lo he com­pro­ba­do. Resul­ta que lo últi­mo que se pierde en estas per­sonas  es el área de la músi­ca y lo que está conec­ta­do con la parte  más afec­ti­va que es la melodía. Pueden no recor­dar pal­abras o cómo se lla­ma una can­ción pero sí recuer­dan la melodía porque está rela­ciona­da con las emo­ciones pri­marias, con la estruc­tura psíquica de cuan­do éramos bebés y no teníamos noción int­elec­tu­al del sig­nifi­ca­do de las pal­abras pero sí de la entonación. Tam­bién ocurre a menudo que aunque no retienen lo que aca­ban de ver o escuchar, recuer­dan can­ciones de cuan­do eran pequeños. Una cuestión tam­bién muy curiosa es que  cuan­do hay un acci­dente cere­brovas­cu­lar  en el que se pierde la pal­abra, en oca­siones esa mis­ma pal­abra que no es posi­ble des­de el lengua­je habla­do sí lo es cuan­do es can­ta­da. Entonces se uti­lizan unos pro­ced­imien­tos musi­coter­apéu­ti­cos que se valen de la voz can­ta­da para recu­per­ar el lengua­je habla­do. Por eso y por otros muchos motivos, la estim­u­lación a través del can­to del sis­tema cog­ni­ti­vo en la ter­cera edad es abso­lu­ta­mente benéfico.

-Pues los médi­cos de la mis­ma man­era que nos recomien­dan com­er bien o hac­er deporte deberían pre­scribirnos can­tar y escuchar músi­ca. Bueno, a mí  un mae­stro core­ano acupun­tor me recetó una can­ción al día… 

Claro porque en las dis­ci­plinas ori­en­tales no hay una difer­en­cia entre el ben­efi­cio del aspec­to vibra­cional del sonido, sobre todo de la voz, del resto de las acciones que ejerce­mos sobre nue­stro organ­is­mo para dar­le salud. Así, por ejem­p­lo, vemos como en  el yoga se can­tan mantras con una delib­er­a­da inten­ción de incre­men­tar la salud, de restable­cer un equi­lib­rio energéti­co que deviene después en una mejo­ra glob­al del cuerpo.

-Bueno, el can­to y la músi­ca han esta­do pre­sentes a lo largo del tiem­po en las cul­turas ori­en­tales pero tam­bién en otras sociedades, ¿ver­dad?

Cier­to, en las cul­turas trib­ales o en el con­glom­er­a­do de la cul­tura abori­gen de cualquier lugar del plan­e­ta, el can­to ha sido inclu­so una for­ma de con­sti­tuir la iden­ti­dad de un ser humano. En regiones de  África, la can­ción ded­i­ca­da y crea­da espe­cial­mente para un niño de la tribu es su for­ma de iden­ti­fi­car­lo antes de pon­er­le el nom­bre. Y en Lati­noaméri­ca, el can­to rep­re­sen­ta prác­ti­ca­mente todas las instan­cias de la expe­ri­en­cia vital de un ser humano. Se le can­ta cuan­do nace, cuan­do crece… Se can­ta en grupo para vener­ar a la Tier­ra y a los fenó­menos de la nat­u­raleza. Para que llue­va, para que acabe la sequía. Y se can­ta en la des­pe­di­da, cuan­do se pasa a la vida no físi­ca. El can­to y la músi­ca están en la vida cotid­i­ana.  El mun­do occi­den­tal, sin embar­go, se ha sep­a­ra­do de esa relación entre el can­to y la vida porque se ha desconec­ta­do  de su ser trascendente.

-¿Cómo es la relación entre el can­to y la res­piración? ¿Enseñas a res­pi­rar para can­tar mejor?

Con este tema de la res­piración, cada mae­stro tiene su lib­ri­to. Yo entien­do que conec­tar con la res­piración, nos conec­ta con la vida. Y tam­bién que no podemos tra­ba­jar esa man­i­festación esen­cial de la vida que es el can­to sin prestar­le aten­ción a la res­piración. A mí me gus­ta explo­rar cual es la relación que cada uno ten­emos con la res­piración y ver si esa relación favorece el que nues­tra voz se expan­da o la obsta­c­uliza.  Ya el solo hecho de obser­var­la, puede mod­i­ficar los patrones res­pi­ra­to­rios adquiri­dos a lo largo del tiempo.

-Por cier­to, ¿todos podemos apren­der a afi­nar la voz o hay casos imposibles?

Pues mira, después de tra­ba­jar var­ios años en una escuela coral con per­sonas que se denom­ina­ban “desa­fi­nadas” y a las que habían aparta­do de los coros porque no afin­a­ban una nota, llegué a la con­clusión de que el tema de ser o no ser desa­fi­na­do con­sti­tuía una iden­ti­dad en sí mis­ma. Y a veces es menos doloroso ser desa­fi­na­do que no ser nada. En oca­siones, gente que esta­ba muy afin­ca­da en su iden­ti­dad como desa­fi­na­da se dio cuen­ta de que somos afi­na­dos o desa­fi­na­dos con respec­to de un orden que tiene que ver con lo cul­tur­al. Y así una per­sona que es desa­fi­na­da en el mun­do occi­den­tal es total­mente afi­na­da can­tan­do microtonos de ragas de la músi­ca hindú. En cualquier caso, todo el mun­do puede tra­ba­jar su afi­nación, sal­vo que se sufra de amu­sia o se ten­ga sor­dera profunda.

-¿Qué es la amusia? 

Pues es una condi­ción neu­rológ­i­ca por la cual no recono­ces la músi­ca sino como un rui­do. No hay posi­bil­i­dad ningu­na de iden­ti­ficar los parámet­ros de la músi­ca tales como rit­mo, melodía, armonía… Imagí­nate no poder reg­is­trar una difer­en­cia tím­bri­ca entre una moto y una sinfonía.

-De todos mod­os, hay quien no afi­na muy bien ni posee una voz mar­avil­losa pero con­quista al público…

Sí, porque can­tar va más allá de las estruc­turas for­males de lo que sería el sonido vocal  con­ven­cional. Así que te puedes encon­trar con alguien con un reg­istro muy aco­ta­do, poqui­ta voz y que afi­na lo jus­to pero que te con­mueve. Y eso porque el can­to tiene que ver con esa dis­posi­ción emo­cional que es capaz de ser comu­ni­ca­da, con lo que soy y puedo trasladar a otro ser humano.

-Y al revés tam­bién pasará… 

Claro. Podemos ser total­mente vir­tu­osos en la eje­cu­ción pero no nece­sari­a­mente con­move­dores en la comunicación.

-Y tú, que eres coach de muchos can­tantes, ¿te has encon­tra­do con algún alum­no al que le hayas tenido que decir “vete para casa, no te puedo ayudar”?

Nun­ca porque inclu­so ante la duda de los que vienen a clase y me pre­gun­tan si valen o no, como tra­ba­jo la voz des­de el  auto­conocimien­to y el val­or que le da cada uno a su expre­sión, esto no me ocurre. Otra cosa es que todo el mun­do pue­da ser can­tante pro­fe­sion­al. Eso es dis­tin­to y habrá que tra­ba­jar de man­era difer­ente o más inten­sa si no tienes unas condi­ciones estu­pen­das de fábri­ca. Pero mira a Madon­na que es la reina del pop sin ten­er unas car­ac­terís­ti­cas nat­u­rales excep­cionales. En cualquier caso y al mar­gen de tomar la músi­ca como pro­fe­sión, todos podemos can­tar, entre­nar la afi­nación y ser felices cantando.

-Hablan­do de ser felices, ¿cómo podemos super­ar un prob­le­ma a través de la musi­coter­apia? ¿cómo es una sesión, por ejem­p­lo, en un caso de ansiedad?

La musi­coter­apia tiene unos pro­ced­imien­tos especí­fi­cos a desar­rol­lar en las sesiones que tienen que ver con el abor­da­je “no estéti­co” del fenó­meno sonoro. Lo que se tra­ba­ja son los aspec­tos no for­males de la pal­abra, el lengua­je sonoro cor­po­ral no ver­bal. Así, si tu acud­es a una sesión de musi­coter­apia por un pro­ce­so de ansiedad o depre­sión, el musi­coter­apeu­ta primero hará un análi­sis de lo que estás sufrien­do y luego uti­lizará unas fór­mu­las conc­re­tas. Por ejem­p­lo, la impro­visación libre con la voz o con instru­men­tos que, bajo ningún con­cep­to, ten­drá una final­i­dad estéti­ca. De todos mod­os, como en la psi­cología, hay muchos pro­ced­imien­tos y muchas escue­las y, en cualquier caso, no solo se tra­ba­ja con la músi­ca sino con el fenó­meno sonoro en gen­er­al:  instru­men­tos como cuen­cos, tim­bales… ya sea tocán­do­los o reci­bi­en­do la influ­en­cia de su vibración.

-Me que­da claro, con todo lo que me cuen­tas, que la músi­ca, de una man­era u otra, tiene que estar pre­sente en nues­tras vidas. 

Claro, es que es la músi­ca y el can­to, en par­tic­u­lar, for­man parte de nues­tra iden­ti­dad como seres humanos. La gente tiene que can­tar y además podrá ser feliz cantando.

-Y, además de ser feliz, se sen­tirá más fuerte y conec­ta­da a los demás. Lo hemos vis­to con el “Resi­s­tiré” de los últi­mos tiem­pos…     

Sí, porque la músi­ca y el can­to tra­scien­den difer­en­cias y es algo que en este plan­e­ta tan con­vul­so es nece­sario tra­ba­jar. Baren­boim, por ejem­p­lo, dirige una orques­ta mix­ta de judíos y palesti­nos, superan­do difer­en­cias a través de la músi­ca. Porque cuan­do can­tas con otro no pien­sas en la raza, religión, sexo, edad…Cantas con ese otro y te conec­tas con su cuer­po trascen­dente. Y, además, can­tar, reflex­ionar sobre nosotros mis­mos, nos hace más sen­si­ble a darnos cuen­ta de que somos parte de ese todo que denom­i­namos Uni­ver­so. No algo sep­a­ra­do ni supe­ri­or, sino “parte de”.

-Pues debería haber más músi­ca en los colegios… 

Sí, a mí me ater­ra que no haya músi­ca en los cole­gios y que los niños no can­ten jun­tos. Todos los niños de cin­co, seis, siete y has­ta diez años deberían pasar por la expe­ri­en­cia de can­tar en coro. Y esto porque es la mejor for­ma de enseñar­le viven­cial­mente a un niño que puede estar can­tan­do con otros con­vivien­do armo­niosa­mente. Cuan­do los niños comien­zan a armo­nizar sus voces, lo que apren­den es que pueden con­vivir con la difer­en­cia armo­niosa­mente. Y si eso no es la paz, cuén­tame qué es. Has­ta ese pun­to es trascen­dente encon­trarse con otros en la voz.

Insta­gram: @la_patri_ferro

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La Concepción: mejor imposible

Restau­rante La Concepción


Hay lugares, sabores y per­sonas que enam­oran. Todo eso lo tiene La Con­cep­ción, una de mis coci­nas favoritas en San­ta Cruz de Tener­ife. El rincón donde se ubi­ca este restau­rante de alma joven y lig­era es, además y en con­traste, uno de los de más tradi­ción de la cap­i­tal isleña: la Calle La Noria jun­to a la pre­ciosa Igle­sia de La Con­cep­ción. Dos plan­tas y una ter­raza llenas de luz y animación.

Dúo hum­mus de gar­ban­zos y pimien­tos del piquillo

Los sabores de La Con­cep­ción mantienen vivo el espíritu de La Oli­va, su her­mana may­or (aho­ra reti­ra­da) que abrió camino hace seis años trayen­do a San­ta Cruz un nue­vo esti­lo de moverse entre fogones: fres­co, inno­vador, cuida­do y abso­lu­ta­mente deli­cioso. La Con­cep­ción com­bi­na orig­i­nales platos veg­e­tar­i­anos con carnes y pesca­dos de cal­i­dad. Además ofrece una car­ta con múlti­ples opciones sin gluten. Entre ellas, las cro­que­tas gluten free de ibéri­cos o setas, que se piden por unidades aunque se com­erían por bandejas.


Cro­que­tas de ibéri­co sin gluten

Otro de los pun­tos fuertes de este espa­cio gas­tro, es sin duda, su per­son­al. Porque los restau­rantes no solo están hechos de mate­rias pri­mas, tex­turas y olores sino tam­bién de energías, son­risas y ama­bil­i­dad. Cuan­do eli­jo un sitio para com­er no pien­so úni­ca­mente en lo que me voy a echar a la boca. Casi es más impor­tante, lo que me voy a lle­var puesto en el alma. De La Con­cep­ción siem­pre se sale con la ale­gría en vena. Y no solo por el vino. Que tam­bién (la car­ta es fan­tás­ti­ca y siem­pre te aseso­ran con abso­lu­to conocimien­to de causa). Sino, sobre todo, por la cer­canía y car­iño con los que se tra­ta al cliente y que luego se trasla­da al col­or y la esen­cia de cada plato.

Arepi­tas de pulpo con hum­mus, velo de  ibéri­co y sal­sa de remo­lacha y man­zana verde 

Empieza el ver­a­no y aunque este vaya a ser bas­tante difer­ente a los demás, siem­pre nos quedará  la fres­cu­ra del Bud­dha bowl de quinoa, el sabor fes­ti­vo del socar­rat de cala­mar sahar­i­ano y buti­far­ra, la brisa marinera de las arepi­tas de pulpo con humus,  el juego de los rotos con sobrasa­da, lan­gosti­nos o cur­ry o la con­tun­den­cia lig­era del lomo alto de vaca con sal­sa proven­zal. Cal­i­dad y orig­i­nal­i­dad por doquier.

Lomo alto de vaca con sal­sa proven­zal al limón, papas fritas y pimien­tos de Padrón

Y para ter­mi­nar, mejor imposi­ble, un poquito de dulzu­ra. Si, como yo, la quieres gluten free, apun­ta el arroz con leche de coco, la maceti­ta de la Con­cep­ción o la tar­ta de agua­cate y lima: una com­bi­nación de sabores que te hará son­reír. Si no, una deli­ciosa ser­radu­ra de par­chi­ta: para via­jar a Por­tu­gal con las papi­las gus­ta­ti­vas mien­tras dis­fru­tas del encan­to de este rin­conci­to santacrucero.

Tar­ta de agua­cate y lima

Restau­rante La Con­cep­ción. Calle Anto­nio Domínguez Alon­so, 4. 38003 San­ta Cruz de Tener­ife. Telé­fono 922 27 40 62.

Per­fil en IG @laconcepcionsc

@2020 Noe­mi Martín. All rights reserved

Etéreo

Aunque el tér­mi­no etéreo tiene muchas defini­ciones, creo que al hablar de este rincón en el corazón de San­ta Cruz de Tener­ife, hay que uti­lizar las que se refieren a lo “sutil, sub­lime o del­i­ca­do”. Inclu­so las que hablan de algo “perteneciente al cielo”. Etéreo by Pedro Nel es un espa­cio gas­tronómi­co donde se res­pi­ra sen­si­bil­i­dad e inge­nio. Pero tam­bién amor a la coci­na de mer­ca­do, a las bue­nas mate­rias pri­mas y a los sabores cince­la­dos con inteligen­cia y cariño.

Foto interior del restaurante Étereo
Inte­ri­or del restau­rante Étereo

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En un entorno acoge­dor, donde se cumplen escrupu­losa­mente las medi­das higiéni­cas que impone el famoso virus, Pedro Nel Restre­po dis­eña des­de finales de 2018, una de las mejores prop­ues­tas gas­tronómi­cas de la Isla. Orig­i­nales entrantes fríos y calientes, carnes madu­radas y pesca­dos impeca­ble­mente coci­na­dos prece­den a los postres que cier­ran con dulzu­ra y deleite una bue­na comi­da o cena.

Timbal de aguacate con langostinos y yogurt griego
Tim­bal de agua­cate con lan­gosti­nos y yogurt griego

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Pedro Nel, chef de ori­gen colom­biano y que en otro tiem­po lid­eró los cono­ci­dos establec­imien­tos “El Cov­a­cho” y “El Cov­a­cho de Pedro”, ha sabido crear un espa­cio cos­mopoli­ta y mul­ti­cul­tur­al que no renun­cia al toque canario en alguno de sus platos. Y todo ello adereza­do con bue­na músi­ca ambi­en­tal, tra­to exquis­i­to y una “cuida­da sen­cillez” en donde todo está per­fec­ta­mente hil­vana­do. Por supuesto, los celi­a­cos o intol­er­antes al gluten tam­bién tienen su lugar (y su pan, gra­cias). Y los amantes del vino, ¿cómo no? Con una amplia y fan­tás­ti­ca antología de cal­dos. Como leí en una entre­vista reciente al pro­pio Nel, “un buen restau­rante es como ir a la mejor obra de teatro que hayas asis­ti­do en tu vida, en la cual no encuen­tras ningu­na improvisación”.

Solomillo de res con crema de queso majorero
Solomil­lo de res con cre­ma de que­so majorero

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Apropián­dome de las pal­abras de este artista gas­tronómi­co, no está de más con­sid­er­ar que dis­fru­tar con cal­ma de una bue­na selec­ción de platos (sobre todo si hay algo que cel­e­brar: el goce de vivir, por ejem­p­lo) es como acud­ir al teatro y deleitarse con una obra mar­avil­losa o un concier­to inolvid­able. El hedo­nis­mo y sus etére­os plac­eres que alguien diría…

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Feliz Día de Canarias

Plaza de San Andrés. La Palma

Hoy toca escuchar a Los Saban­deños. Sí o sí. Des­de las siete de la mañana sue­nan en mi Spo­ti­fy: palmero sube a la pal­ma, las folías de la lib­er­tad y, en bucle, el pasadoble Islas Canarias. Después me pon­dré a Pedro Guer­ra, Rosana, Efec­to Pasil­lo, José Vélez, Mesti­say, Roge­lio Botanz y a unos cuan­tos más que no se me olvi­dan. El Día de Canarias es largo. Y espero que luminoso.

Este sába­do olía a besos entre pap­i­tas arru­gadas, mojo verde, gofio y un puchero rico. Pero el coro­n­avirus ha hecho de las suyas. Y aunque aún no podamos tocarnos, usare­mos la comi­da y la tradi­ción como abra­zo oceáni­co entre gen­era­ciones. Nos sentare­mos lejos pero nos sen­tire­mos cer­ca com­par­tien­do sabores y olores. Dis­fru­tan­do de un vino vol­cáni­co y de unos higos fres­cos con un buen que­so de cabra. Con cuida­do, sin rozarnos las manos, pero con el corazón bai­lan­do una folía. Al uní­sono. Entre son­risas de agradec­imien­to y un «no te acerques mucho».

Hoy, trein­ta de mayo, es el Día de Canarias, un pueblo pequeño pero lleno de grandes his­to­rias. Un pueblo luchador, cáli­do y afec­tu­oso. Acos­tum­bra­do a las vis­i­tas y aho­ra triste por cer­rar sus ven­tanas y dejar el alma abier­ta. Nos gus­ta que nue­stro sol caliente a los que vienen a cono­cer­nos y dis­fru­tarnos. Nos encan­ta que la dulzu­ra de nue­stro acen­to y nues­tra gas­tronomía envuel­va a los que se aso­man a este troc­i­to azul, verde y dora­do. Pero todo se andará. Todo lle­ga aunque lo haga despacito.

En esta jor­na­da les ani­mo a sen­tir que somos fuertes y úni­cos. A cel­e­brar que esta­mos salien­do de la pesadil­la y que ven­drán Días de Canarias mucho mejores. Pero hoy ten­emos este y hay que fes­te­jar­lo ponien­do toda la ale­gría atlán­ti­ca que lle­va­mos den­tro. Porque si estás vivo,  ya eres afor­tu­na­do. Tú tam­bién. Aunque no vivas en estas Islas que así se llaman.

BSO: Pasadoble Islas Canarias por Los Saban­deños  https://www.youtube.com/watch?v=282xflE6qIg

@ 2020 Noe­mi Martín. All rights reserved.

Comer para dormir

Portada de libro

Por­ta­da del libro “Com­er para dormir” de Kar­man Mey­er. Amat Editorial

 

Imag­i­no que durante estos últi­mos meses, muchos de ust­edes habrán tenido prob­le­mas de sueño. La pre­ocu­pación, la fal­ta de ejer­ci­cio y una mala dieta son los peo­res ene­mi­gos de la almo­ha­da. Pre­cisa­mente, durante las navi­dades pasadas, com­pré este libro después de una larga noche de insom­nio: “Com­er para dormir”, de la dietista-nutri­cionista Kar­man Mey­er. Sin entrar a des­gra­nar los com­ple­jos mecan­is­mos que hacen que algunos ali­men­tos nos rela­jen y otros con­tribuyan a que nos sin­ta­mos exci­ta­dos al irnos a la cama y que tienen que ver con el trip­tó­fano, la sero­ton­i­na y los nive­les de cor­ti­sol o glucemia, apun­taré algu­nas claves que se expo­nen en el tex­to por si les sir­ven de ayuda.

Lo primero que podemos hac­er si ten­emos prob­le­mas para des­cansar, es evi­tar tomar por la noche: cafeí­na, choco­late negro o alco­hol. Tam­bién ali­men­tos con mucho picante, áci­dos o demasi­a­do ricos en grasas no salud­ables. La idea es que la cena nos deje saci­a­dos pero no sea demasi­a­do copiosa, sobre todo si nos acosta­mos tem­pra­no. Si te apetece una copa de vino después de que se vaya el sol, haz­lo con la cena o al menos tres o cua­tro horas antes de irte a la cama.

Por el con­trario y para man­ten­er una bue­na higiene del sueño, puedes com­er a lo largo de la jor­na­da algunos de estos ali­men­tos tan salud­ables: almen­dras (muy ric­as en mag­ne­sio), agua­cate, plá­tano (de Canarias, por supuesto), arroz inte­gral, melón can­talupo, anac­ar­dos, col­iflor, apio, fre­sas, gar­ban­zos, cerezas, dátiles, higos, boni­atos, semi­l­las de gira­sol, ave­na, pas­ta inte­gral o nue­ces. Además, Mey­er tam­bién recomien­da pro­teí­nas como el pavo, tofu, quinoa, huevos, sar­di­nas, salmón, que­so o yogurt, entre otras.

El libro ofrece un mon­tón de rec­etas deli­ciosas e ideas de refrige­rio noc­turno (requesón con cerezas, por ejem­p­lo) para esas noches en las que no podemos dormir porque ten­emos un “agu­jer­i­to” en la tri­pa o nos lev­an­ta­mos ansiosos a las tres de la mañana. Mi abuela decía que en esos casos, lo mejor era darnos media vuelta y no abrir la nev­era porque si lo hacíamos una vez, nue­stro cuer­po nos des­per­taría cada noche como un gato histéri­co pidi­en­do comi­da. Pero son solo opiniones…

Además de una bue­na nutri­ción, para mejo­rar el sueño y, por tan­to, la salud,  Mey­er nos acon­se­ja fer­vien­te­mente: ejer­ci­cio, hidrat­ación, med­itación, escrit­u­ra, lec­tura y aro­mat­er­apia. Tam­bién, man­ten­er fres­ca la habitación mien­tras se duerme (fuera los kilos de man­tas) y apa­gar los dis­pos­i­tivos móviles, una hora antes de irse a la cama.

En resumen: pres­ta aten­ción a lo que comes. Si es rico, fan­tás­ti­co. Si es salud­able, aún mejor. Y si te ayu­da a des­cansar, es la bom­ba. Toma nota y nos cuentas.

@2020 Noe­mi Martín. All rights reserved

“Si siembras amor y ternura, algo te será devuelto”

Tino Martín:  “Siempre estamos a tiempo de modificar nuestras creencias”

Tino Martin

Tino Martín

 

“Puedes apren­der a mirar tu vida como si se tratase de tu novia: son­ríele, háblale, escúcha­la, com­prén­dela, atién­dela, ámala…”, dice con­ven­ci­do nue­stro entre­vis­ta­do. Nun­ca es tarde. Tino Martín es mae­stro, psicól­o­go y ped­a­gogo jubi­la­do de la vida lab­o­ral pero no de la vir­tu­al. Sus más de cua­tro mil quinien­tos seguidores en Twit­ter (@tinomarting) dan fe de que su tra­ba­jo diario con­tinúa. Tino ha puesto empeño en cre­cer y rein­ven­tarse. En pon­er ale­gría al día a día con las fras­es y reflex­iones que com­parte en las redes. Y es, además de un luchador nato, un hom­bre bueno, sen­si­ble y gen­eroso. Lo digo sin temor a equiv­o­carme porque le conoz­co muy bien. Es mi padre. Sor­pren­di­do por mi interés en entre­vis­tar­le, insiste en que antes de empezar nues­tra con­ver­sación deje claro su pun­to de vista al respec­to: “acce­do a la peti­ción con una condi­ción: que mis opin­iones no mod­i­fiquen en abso­lu­to tu for­ma de enten­der y vivir la vida”.

¿Cómo estás pasan­do el con­fi­namien­to? ¿Qué es lo que más has echa­do de menos? 

Pues con pre­ocu­pación por la trage­dia san­i­taria, económi­ca y social que sufre el mun­do pero esper­an­za­do con la idea de que teng­amos la capaci­dad de repon­er­nos y volver a la sen­da de la nor­mal­i­dad en un tiem­po razon­able. Lo que más he echa­do de menos es, sin duda, la pres­en­cia de mis tres nietos.

Vivir estos momen­tos en el cam­po no tiene precio…

Afor­tu­nada­mente, el con­fi­namien­to me cogió en mi segun­da res­i­den­cia que defin­i­ti­va­mente se ha con­ver­tido en la habit­u­al. Es un priv­i­le­gio siem­pre y más en estos tiem­pos difí­ciles, ten­er la nat­u­raleza a tu disposición.

En ese refu­gio tin­er­feño en el que tran­scur­ren tus días, tienes tus huer­tas “eco”, tus gal­li­nas “felices”, tu espa­cio de tran­quil­i­dad y aire puro pero tam­bién estás conec­ta­do al mun­do a través de las redes sociales (Twit­ter)… 

Para mí es el equi­lib­rio per­fec­to. Todo esto: la nat­u­raleza y sen­tir des­de aquí la cer­canía de los demás, me apor­ta sosiego y paz inte­ri­or. ¿Qué más puedo pedir?

Creo que cuen­tas con más de cua­tro mil quinien­tos seguidores en todos los rin­cones del planeta.

Des­de luego no en todos los rin­cones pero estoy muy sat­is­fe­cho con los que ten­go porque sus aporta­ciones y su pres­en­cia ‑aunque sea en la dis­tan­cia- con­tribuyen a mi bien­es­tar. Y si alguno de mis tweets puede ayu­dar a alguien de algu­na man­era, pues doble­mente feliz.

¿ Y cómo se te ocur­rió entrar en este mun­do virtual? 

¿Has olvi­da­do que fuiste tú quien me ini­ció? Es algo que nun­ca te agrade­ceré suficientemente.

Es ver­dad… Aho­ra que lo dices, fue una gran idea porque me con­s­ta que tus fras­es de áni­mo y con­se­jos han puesto un poquito de luz a los días gris­es de muchas personas… 

No lo sé con certeza pero estoy con­ven­ci­do de algo: si siem­bras amor y ter­nu­ra, algo te será devuel­to. Esa idea me mantiene acti­vo en Twit­ter  des­de hace más de ocho años y es una inter­ac­ción enorme­mente grat­i­f­i­cante con un grupi­to de muy bue­na gente. Ejerce­mos de psicól­o­gos mutuamente.

Pues parece una opción fan­tás­ti­ca para mucha gente que se jubi­la y quiere man­ten­er la cabeza y el alma activos. 

Sí, creo que lo es. Yo tam­bién era de ese amplio grupo que pens­a­ba que las nuevas tec­nologías de la comu­ni­cación eran para nue­stros hijos y nietos. Pero, afor­tu­nada­mente, siem­pre esta­mos a tiem­po de mod­i­ficar nues­tras creen­cias. De ajus­tarnos a los tiempos.

Te ha sen­ta­do bien esa “mod­ern­ización” porque te veo en una for­ma estu­pen­da. Cada vez más…

¿Tú lo crees así? La ver­dad es que me encuen­tro bien y eso ya es mucho. Des­de hace tiem­po pien­so  que más que otra cosa, para la últi­ma eta­pa de tu vida “debes ahor­rar salud”. Y la salud es algo que te tienes que tra­ba­jar día a día, acom­paña­do o solo pero hacien­do camino siempre.

Y men­tal­mente, ¿cómo te cuidas? 

Pues mira, la salud men­tal y la físi­ca están ínti­ma­mente conec­tadas. Cuan­do te sientes físi­ca­mente bien, tam­bién estarás bien a niv­el men­tal. Y estar bien a niv­el men­tal, te empu­ja a cuidar tu salud físi­ca. Por tan­to, no hay ningún secre­to. Tan solo, ocu­parte de ambas por igual y no pen­sar que con machacarte en el gim­na­sio está todo resuel­to. Lo digo por los más jóvenes, sobre todo.

Por cier­to, ¿se puede apren­der a vivir con optimismo?

En la vida se puede casi todo. Así que tam­bién puedes apren­der a mirar tu vida como si se tratase de tu novia: son­ríele, háblale, escúcha­la, com­prén­dela, atién­dela, ámala…

Y, ¿cómo se mantiene la ale­gría en estos “días raros”? 

No es nada sen­cil­lo sobre todo para quienes han per­di­do o se encuen­tran en ries­go de perder a un ser queri­do. Tam­bién para quienes no tienen tra­ba­jo. En cualquier caso, creo que la ale­gría es con­se­cuen­cia de una labor bien hecha, sobre todo. Por tan­to, si estás sat­is­fe­cho o sat­is­fecha de como estás hacien­do las cosas, seguro que te encuen­tras muy cer­ca de la alegría.

Vayamos más atrás de estos días. ¿Qué le dirías al oído al Tino de hace cuarenta años?

Primero le daría un buen tirón de ore­jas y, luego, le repe­tiría durante un tiem­po: “la vida no se bebe en un sor­bo”; “el tra­ba­jo no puede ago­tar tu tiem­po”; “aprende a pen­sar rápi­do y a decidir despa­cio” y “aprende a decir no cuan­do esa debe ser la respues­ta”. Y, por últi­mo, tam­bién le diría: “ama y déjate amar”.

Ese Tino, como su her­mano y sus cin­co her­manas, se ded­i­ca­ba a enseñar y vivía rodea­do de niños y niñas, ¿qué aprendiste tú de los más pequeños? 

Muchísi­mas cosas pero, sobre todo, que la curiosi­dad y el interés por lo que te rodea es una gran fuente de luz y apren­diza­je para cada uno de los días de tu vida. Tam­bién, que si pierdes la capaci­dad de sor­pren­derte a ti mis­mo, empiezas a morir un poco.

Y volvien­do al pre­sente, ¿cómo crees que ser­e­mos después de este huracán demole­dor? ¿Volver­e­mos a ser los de antes o mejores per­sonas, como dicen algunos?

Pien­so que ni una cosa ni la otra. Me expli­co: van a cam­biar bas­tantes cosas en la man­era de enten­der la vida y de vivir­la des­de el pun­to de vista económi­co y social. En cuan­to a si ser­e­mos mejores, te diré que los buenos ya son mejores. Y los que no son tan buenos, no van a cam­biar de man­era sig­ni­fica­ti­va, des­gra­ci­ada­mente. Esto al menos, a cor­to y medio plazo.

Un sueño para cuan­do volva­mos a la “nor­mal­i­dad de verdad”…

Me gus­taría ver que todo este dolor ha servi­do para algo bueno, algo que me haga sen­tir que los sueños de otros muchos  no fueron fal­li­dos o estériles.

Miran­do al futuro, ¿qué cosas te quedan por vivir?

Dis­fru­tar y ver cre­cer como abue­lo lo que “por las prisas de lle­gar”, no pude ver ni dis­fru­tar a plen­i­tud como padre.  Esto sobre todo y, por lo demás, vivir agrade­ci­do y expec­tante el dis­cur­rir del tiem­po que me quede, sin­tién­dome útil y queri­do por los míos, espe­cial­mente. Como me he sen­ti­do siempre.

¿Y no has pen­sa­do en escribir un libro con tus viven­cias, pen­samien­tos y versos? 

Tal vez me coge demasi­a­do tarde. Si son cosas cor­tas me fluyen las ideas pero no sé si podré sen­tarme a reunir­las en algo más largo…Lo pensaré.

Bueno, ter­mi­namos aquí este ejer­ci­cio de reflex­ión en tiem­pos de  coro­n­avirus y pocas certezas. ¿Qué tal la experiencia? 

Pues te con­fieso que ha tenido un efec­to ter­apéu­ti­co y, además, ha sido una de mis mejores con­ver­sa­ciones con mi hija.

¡Gra­cias por TODO, con mayúsculas!

De ver­dad, ha sido un plac­er. Gra­cias a ti y bue­na suerte.

@2020 Noe­mi Martín. All right reserved

 

 

 

   

 

 

 

“Rialto 11: de libros en estos y otros tiempos”

Lo afir­mo con con­tun­den­cia: aho­ra más que nun­ca nece­si­ta­mos libros donde escon­der­nos. Libros-refu­gio, libros-cobi­jo, libros-búnker. Apaguen la tele y la radio, desconecten el móvil y dirí­janse al primer libro que encuen­tren en su estantería o mesil­la de noche. Al primero, o si no les con­vence, al segundo.

Todavía no entien­do por qué las libr­erías están cer­radas a cal y can­to. Un libro es un pro­duc­to de primera necesi­dad. Y más en estos tiem­pos de ham­bre emo­cional. Si abren los super­me­r­ca­dos, ¿por qué no las libr­erías? Solo pido un rati­to, un día o dos a la sem­ana. Quizá es una locu­ra pero tal vez si nos dedicáramos a com­er his­to­rias boni­tas o reflex­iones intere­santes, no se ago­taría la levadu­ra para hac­er pan y biz­co­chos. Cre­ceríamos de otra for­ma y dejaríamos de estar “con­fi­ta­dos” en lugar de con­fi­na­dos, como leí en algún lugar.

Portada de libro Rialto, 11

Por­ta­da libro Rial­to, 11

 

Durante estos días, pre­cisa­mente, me he acer­ca­do a un tex­to fan­tás­ti­co que habla de libr­erías con agudeza, encan­to, inteligen­cia y sen­ti­do del humor: “Rial­to 11”. Dice Belén Rubiano, libr­era, críti­ca lit­er­aria y aho­ra escrito­ra, que “en una libr­ería te rela­cionas con el lado solea­do de la humanidad. Si leer no hace más feliz, sí nos hace más sen­si­bles, respetu­osos y gen­tiles, que no es poco”.

Rial­to 11 es la direc­ción de la pequeña libr­ería sevil­lana que fundó y dirigió Belén durante algunos años y es tam­bién una her­mosa y sin­cera cróni­ca sobre el ofi­cio librero. Pla­ga­da de anéc­do­tas sim­páti­cas y con­fe­siones fan­tás­ti­cas, lo reconoz­co como uno de esos tex­tos que provo­can envidia sana. Al menos a mí. Quién pudiera escribir tan bien como Belén Rubiano. Me dejaría cor­tar el dedo meñique del pie.

Los años al frente de Rial­to 11 se suce­den entre encuen­tros inolvid­ables, cafés con clientes y ami­gos, hur­tos de libros, instantes lumi­nosos y muchos apuros económi­cos. Y todos con­ta­dos con tan­to detalle y a la vez de man­era tan sen­cil­la y fres­ca, que echo de menos pro­fun­da­mente no haber podi­do vis­i­tar esa pre­ciosa libr­ería “de techos altísi­mos con ele­gantes molduras, vit­ri­nas con luz y azule­jos cat­a­lo­ga­dos por Pat­ri­mo­nio que no se debían horadar aunque viniera Dios y te lo ordenara él mis­mo y porque sí”.

Claro que en estos momen­tos los super­me­r­ca­dos son impre­scindibles. Fal­taría más. Pero tam­bién nece­si­ta­mos poe­mas y relatos que nos envuel­van y nos endul­cen el alma. Pre­cisamos de certezas y ver­dades. Aunque sean inventadas.

@2020 Noe­mi Martín. All rights reserved.

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