DOS MIL AÑOS DE HISTORIA MINERA EN LA PROVINCIA DE LEÓN
La actividad minera en la provincia de León se remonta a 2.000 años atrás cuando el Imperio Romano explotó la mayor mina aurífera al aire libre de ese momento en Las Médulas, en la leonesa comarca de El Bierzo. De ese pasado nos ha quedado un paisaje único que fue declarado en 1997 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Para extraer el mineral dorado se modificó todo el paraje dando lugar a lo que ahora podemos ver de arenas magnéticamente rojizas y cubierta parcialmente de castaños y robles. Se considera un “Paisaje cultural” y tien la denominación de “Parque Cultural”. En 1996 se declaró Bien de Interés Cultural por su interés arqueológico y Monumento Natural en 2002.

El apreciado oro se extraía por el sistema denominado “ruina montium”, canalizando los riachuelos de montaña y embalsados en la parte superior de la explotación. La montaña se horadaba con una complicada obra de ingeniería a base de galerías con fuertes pendientes, soltando el agua a través de ellas. La fuerza del agua deshacía la montaña y arrastraba las tierras doradas hasta los lavaderos. Este sistema se puede visitar parcialmente con un guía especializado.
Cuando se abandonó la explotación en el siglo III, toda la vegetación recuperó su lugar robado por el hombre, expandiéndose los castaños, robles, encinas y carrascas, quedando un paisaje único donde el verde de los árboles contrasta con los picachos y conos rojizos de la tierra.
LA RUTA DEL ORO EN LEÓN
La Ruta del Oro es una iniciativa puesta en marcha por el Consejo Comarcal de El Bierzo para dar a conocer este importante legado de las explotaciones auríferas. Además de las propias Médulas, permite descubrir otras minas como La Leitosa y las situadas en las localidades de Castropodame y Espinoso de Compludo, así como una importante red de canales construidos con el objetivo de acercar el agua desde los montes y así poder llevar a cabo la ingente labor de mover toneladas de tierra.
Posidonio, geográfo griego describió la técnica empleada por las aureanas: “la tierra es arrastrada por los ríos y las mujeres después de amasarla, la lavan en tamices tejidos en forma de cestas para extraer el oro”. Así es como las buscadoras de oro se situaban en las riberas de los ríos del noroeste de la Península Ibérica en el siglo I antes de Cristo.
Previamente a la llegada de los romanos, las tribus astures ya buscaban oro. Estaban considerados como pueblo por Roma, ya que tenían una estructura social además de tener desarrollado un urbanismo definido de sus poblados, formando un castro fortificado y situado en una posición dominante de visión de los alrededores. Dentro de los castros construían sus viviendas con piedras de los alrededores y techumbre vegetal. Aquí se desarrollaba la actividad doméstica y la economía familiar.
Fue Augusto el que se encargó de colonizar el extremo noroeste de la Península Ibérica, el único territorio que le faltaba de Hispania. A partir de entonces los astures comenzaron a buscar sus propias riquezas debajo de tierra, pero para los romanos. Éstos aportaron novedosas técnicas, como la construcción de los canales que traían el agua desde mucha distancia. De esta forma, se construyeron poblados mineros y metalúrgicos para abastecer a los yacimientos con útiles y alimentos impulsando los asentamientos urbanos alrededor de los castros. Los astures se modernizaron con sus cambios de costumbres, dejando atrás sus primitivismo sistema de supervivencia, y de autarquía.
El geógrafo y naturalista romano Plinio el Viejo en su obra Naturalis Historia describió la extrema dureza del trabajo de los obreros para la extracción del oro. El escritor Enrique Gil y Carrasco describió Las Médulas como un paisajes de “aspecto peregrino y fantástico por los profundos desgarrones y barrancos de barro encarnado”. No es de extrañar que en la imaginación de los buscadores del oro se hayan transmitido de boca a oreja cuentos y leyendas de ese pasado legendario.
Para entender todo este tiempo dorado hay que comenzar por el Aula Arqueológica de Las Médulas, y completar el Centro de Recepción de Visitantes. Subir al mirador de Orellán para apreciar desde sus 100 metros de altura el gran circo de Las Vaiñas, y a sus pies miles de castaños roto por el rojizo de los picachos de anárquicas formas. Al final se encuentran los lavaderos, el lago Sonido y el de Carucedo.
Se puede seguir el camino que lleva hasta el Campo de Braña donde llegaban los acueductos y se conservan varios tramos de canales, hasta las Medulillas de Yeres y su panorámicas vista del resto de Las Médulas. Desde el camino que descienda hacia el pueblo, parte otro itinerario entre castaños centenarios y tierras de labor hasta entrar en el laberinto de pináculos que se alzan por encima de los árboles. Al final se llega a las bocaminas de La Cuevona y La Cueva Encantada con leyenda incluida de una bruja que cuida el tesoro de la montaña. Sus 20 metros de altura es una referencia del trabajo del agua para desgastar los túneles y provocar la ruina montium.
Para conseguir el agua y su fuerza motriz, los romanos crearon una obra hidráulica sin precedentes en todo el imperio romano, realizando el primer trasvase de agua fluvial de la historia entre dos cuencas. Se captó el agua del río Eria (de la cuenca del Duero) para dársela al río Cabo (de la cuenca del río Sil). Se conocen actualmente 600 kilómetros de canales que permitían un flujo continuo del líquido elemento para mantener la producción minera. Hay más de 60 kilómetros de senderos señalizados que discurren por diferentes canales, siendo el principal el GR 292, uniendo el Campo de Braña, junto a Las Médulas con la localidad de Llamas de Cabrera en las faldas del pico de La Cruz.
El Centro de Interpretación de los Canales en Puente Domingo Flórez ofrece una visón histórica desde la época astur hasta los el final de la explotación romana. Más información en canalesromanos.es
Otro filón de oro lo encontraron los romanos en La Miedosa de Espinoso de Compludo. El cráter de La Miedosa es testigo mudo de su pasado minero, así como la red de canales o el castro prerromano de La Corona de Murcia.
La Leitosa está considerada como una de las minas de oro más espectaculares de El Bierzo, al cual se accede a partir de Villafranca del Bierzo, entre bosques de castaños hasta la parte baja de la mina donde se conservan estanques de retención y algunas galerías subterráneas y varios caseríos astures: La Coralina y Campo do Castrelo en Prado de Paradiña, El Castrillón en Ribón y El Castro en Velgueliña.
Las Minas de Castropodame lo forman 5 cuevas excavadas en la pizarra rosada, con sus pozos y galerías subterráneas y conocidas como cueva del Mosquito, El Sil, la cueva Habitación o Dormitorio, la de El Moro y El Corralón. Es un paseo de 4 kms. que parte desde el cementerio de Castropodame.
Más información en http://www.rutadeloro.com y en https://www.turismodelbierzo.es
MUSEO DE LA SIDERURGIA Y LA MINERIA DE CASTILLA Y LEON.
Este museo autonómico y ubicado en el leonés pueblo de Sabero está dedicado a preservar y difundiar la historia de estas dos actividades. Ocupa las instalaciones de la Ferrería de San Blas, la primera instalación siderúrgica moderna de España, que usó a mediados del siglo XIX el carbón mineral y el vapor. Es un edificio de estilo neogótico, de piedra y ladrillo, declarado Bien de Interés con categoría de monumento y conocido como “La Catedral del Hierro”. Hay reproducciones de la antigua maquinaria usada para la laminación del hierro lista para fabricar distintos productos, así como piezas de los equipos de las Brigadas de Salvamento Minero, la jaula de canarios para la detección rápida de gases, herramientas para la extracción del carbón y mucho más. Más información en la web https://www.museosiderurgiamineriacyl.es

Desde el museo se puede iniciar la ruta de las minas con más información en la siguiente web http://www.aytosabero.es/turismo-y-ocio/rutas/ruta_las_minas.html
EL PATRIMONIO MINERO EN LA PROVINCIA DE LEON
Del patrimonio minero en la provincia de León, después de más de siglo y medio, se puede visitar la cuenca minera de Sabero, vinculada inicialmente a los hornos de la Ferrería de San Blas. La cuenca minera de Fabero, en El Bierzo, es la más tardía pero que ha estado funcionando hasta hace muy poco. El Ayuntamiento de Fabero junto a un grupo de ex mineros voluntarios han habilitado las instalaciones del Pozo Julia para poder visitar la sala de máquinas del castillete, los vestuarios o la galería simulada. La cuenca minera del Bierzo tuvo su fiebre de oro cuando se construyó el tren minero Ponferrada-Villablino, convirtiendo a la primera en una gran ciudad y conociéndose como “la ciudad del dólar”. Se ha recuperado la antigua central térmica de la empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada para su conversión en el Museo Nacional de la Energía, para entender como era una central de principios del siglo XX y cómo se transformaba entonces el carbón en electricidad.
La cuenca minera de Villablino nació en 1919 a partir del ferrocarril minero citado anteriormente, para dar salida a la producción de carbón. No es visitable pero sí se pueden ver de forma exterior el Pozo María y el Pozo Calderón.
FERROCARILES MINEROS Y MUSEOS DEDICADOS AL FERROCARRIL
Para los nostálgicos del ese viejas locomotoras se puede visitar el Museo del Ferrocarril de Ponferrada https://www.ponferrada.org/turismo/es/museos/museo-ferrocarril el de Cistierna o el de Brauñuelas. La antigua vía de ferrocarril minero León-Bilbao se ha reconvertido en una línea convencional de viajeros y es muy recomendable su realización por su belleza paisajística atravesando varias cuencas mineras de León.
De los largos y pesados viajes de transporte del carbón de León a Bilbao, los ferroviarios cansados de comer frío y aún más en época invernal se inventaron la olla ferroviaria o la puchera o putxera, como también se la conocía. Se elaboraba con carne de cerdo, verduras y en algunas ocasiones se añadía patatas. Se colocaba en una gran cazuela de barro que se introducía en una estructura metálica para que se cocinara. En el 2017 se creó la Cofradía de la Putxera Olla Ferroviaria en Valmaseda (Vizcaya) para reivindicar esta herencia gastronómica de un pasado cercano.
© 2020 José María Toro. All rights reserved
Muchas gracias por la recomendación
Una escapada o un verano en esa zona para conocer su paisaje y su pasado minero siderúrgico!
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