Enoturismo en El Bierzo (León). Sus bodegas y sus uvas más representativas

Cuan­do hagas Enotu­ris­mo en El Bier­zo tie­nes que cono­cer la men­cía y la gode­llo que son las uvas rei­nas de esta comar­ca leo­ne­sa

Cru­ce de cami­nos de pere­gri­nos en la comar­ca leo­ne­sa del Bier­zo. Allí se unen al fran­cés, la del man­za­nal, el olvi­da­do y la de invierno. Una zona que reúne monas­te­rios, cas­ti­llos tem­pla­rios de Pon­fe­rra­da, pue­blos de pie­dra de mon­ta­ña, bos­ques de robles y cas­ta­ños cen­te­na­rios que son un espec­tácu­lo visual en el roji­zo y ocre oto­ño. Escon­de el para­je de Las Médu­las, una anti­gua explo­ta­ción mine­ra de oro a cie­lo abier­to de la épo­ca de los roma­nos. Fue decla­ra­da por la UNESCO en 1997 como Patri­mo­nio de la Huma­ni­dad. Por su par­te, Los Anca­res es Reser­va de la Bios­fe­ra por la UNESCO des­de el 2006. Todo esto, jun­to con sus vinos de men­cía y gode­llo, es El Bier­zo, con mucha his­to­ria vivi­da y aún más que con­tar.

Se trata de hummus de garbanzo, rábanos, espárragos, zanahorias, empanadas y dos botellas de vino. Enoturismo en El Bierzo
Hum­mus de gar­ban­zo de Pro­duc­tos La Huer­ta de Fresno y vinos Tile­nus La Flo­ri­da y Gode­lia selec­ción gode­llo

El Bierzo se sitúa al oeste de la provincia de León

El Bier­zo, al oes­te la pro­vin­cia de León, ha sido una zona tra­di­cio­nal­men­te mine­ra e indus­trial. De ese pasa­do mine­ro de Las Médu­las y tras ago­tar sus exis­ten­cias de oro, los roma­nos nos deja­ron como lega­do un pai­sa­je irreal pero úni­co, con cana­les que encau­za­ban el torren­te del agua ero­sio­nan­do las mon­ta­ñas para des­ha­cer­las y extraer su mine­ral dora­do. A par­tir de aquí sur­gie­ron espon­tá­nea­men­te lagos como el de Carru­ce­do o el de Somi­do que reco­gían las aguas sobran­tes dan­do lugar a hume­da­les espon­tá­neos que crea­ron un eco­sis­te­ma pro­pio. Hay que cami­nar por la sen­da de las Vali­ñas entre un bos­que de cas­ta­ños cen­te­na­rios, picos de las mon­ta­ñas, gale­rías y los res­tos de la explo­ta­ción roma­na. Subir al Mira­dor de Ore­llán nos per­mi­te tener una vis­ta pano­rá­mi­ca pri­vi­le­gia­da de Las Médu­las.

Enoturismo en El Bierzo: su patrimonio cultural

Siguien­do con la esca­pa­da a la natu­ra­le­za los Mon­tes Aqui­lia­nos nos harán refle­xio­nar sobre noso­tros mis­mos por su car­ga de espi­ri­tua­li­dad. Su cer­ca­nía al cie­lo lo con­vir­tió en el lugar pre­fe­ri­do para refu­giar­se del mun­da­nal rui­do por ermi­ta­ños y ana­co­re­tas des­de el siglo V has­ta la Edad Media. El Valle del Silen­cio con el Monas­te­rio de San Pedro de Mon­tes y la igle­sia mozá­ra­be de San­tia­go de Peñal­ba son la prue­ba pétrea de su pasa­do reli­gio­so. El Cam­po de las Dan­zas don­de los veci­nos astu­res cele­bra­ban sus ances­tra­les ritos y algún que otro aque­la­rre. La Cum­bre del Morre­de­ro es la pre­fe­ri­da por los esquia­do­res cuan­do el man­to níveo la cubre en el seve­ro invierno leo­nés.

También se puede disfrutar de la naturaleza al realizar Enoturismo en El Bierzo

Y la vida sal­va­je de uro­ga­llos, osos, lobos y cor­zos se escon­de entre los bos­ques de Los Anca­res, don­de tam­bién encon­tra­mos las pallo­zas que son edi­fi­ca­cio­nes ante­rio­res a los roma­nos don­de vivían las per­so­nas y el gana­do com­par­tien­do espa­cio. Impres­cin­di­ble reco­rrer el Haye­do de Bus­ma­yor a tra­vés de una ruta de 7 kiló­me­tros des­cu­brien­do cas­ca­das de agua. Segu­ra­men­te el oto­ño sea la épo­ca más poé­ti­ca para visi­tar este haye­do.

Gra­cias a la pro­mo­ción del popu­lar perio­dis­ta y locu­tor de radio Luis del Olmo (natu­ral de Pon­fe­rra­da) cono­ce­mos los espa­ño­les el boti­llo, como el pro­duc­to más pecu­liar y pro­ta­go­nis­ta de la gas­tro­no­mía ber­cia­na. Reco­no­ci­do con el sello de Indi­ca­ción Geo­grá­fi­ca Pro­te­gi­da (IGP) se ela­bo­ra con por­cio­nes de cos­ti­lla, rabo, espi­na­zo, pale­ta, carri­lle­ra y len­gua. Los pimien­tos asa­dos del Bier­zo son tam­bién IGP y el per­fec­to acom­pa­ña­mien­to de pla­tos de car­ne y pes­ca­do, ade­más de pro­duc­to impres­cin­di­ble de las empa­na­das. La ter­ne­ra del Bier­zo está reco­no­ci­da como Mar­ca de Garan­tía. Cere­zas, cas­ta­ñas, man­za­nas reine­tas y peras con­fe­ren­cias son tam­bién par­te del patri­mo­nio gas­tro­nó­mi­co de cali­dad del Bier­zo.

La importancia de la religión en el cultivo de la vid en El Bierzo

La Orden del Cís­ter fue la encar­ga­da de exten­der el cul­ti­vo del vino y su ela­bo­ra­ción des­de su base en el Monas­te­rio de San­ta María de Carra­ce­do. Se ha man­te­ni­do en el tiem­po gra­cias a su micro­cli­ma por su situa­ción pri­vi­le­gia­da rodea­da de mon­ta­ñas que la han pro­te­gi­do del frío y húme­do vien­to del Atlán­ti­co por el oes­te, así como de los rigo­res de la mese­ta cas­te­lla­na por el este. Uni­do a su sue­lo de piza­rra, gra­ni­to y are­na ha per­mi­ti­do que en sus tie­rras se cul­ti­ven uvas como men­cía y gar­na­cha tin­ta para los vinos negros, y Doña Blan­ca, gode­llo, palo­mino y mal­va­sía para lo vinos blan­cos. Jun­to a estas uvas auto­ri­za­das por la DO Bier­zo, se acep­tan, pen­dien­tes de apro­ba­ción por la Jun­ta de Cas­ti­lla y León, uvas expe­ri­men­ta­les forá­neas como la tem­pra­ni­llo, mer­lot y caber­net sau­vig­non.

La DO Bier­zo se cons­ti­tu­yó en 1989 para agru­par y cer­ti­fi­car la cali­dad de los vinos de la zona. El últi­mo paso ha sido admi­tir la sali­da al mer­ca­do de los Vinos de Villa y Vinos de Para­je que expre­san la sin­gu­la­ri­dad de esos terri­to­rios don­de se cul­ti­va la viña.

Uvas tradicionales en El Bierzo: mencía y godello

Uvas tra­di­cio­na­les a cono­cer cuan­do hagas Enotu­ris­mo en El Bier­zo:

La men­cía se uti­li­za para la ela­bo­ra­ción de vinos aro­má­ti­cos y afru­ta­dos, de inten­so color y que se pue­de usar para su crian­za en barri­cas por su capa­ci­dad de enve­je­ci­mien­to que en boca ten­drán un paso sua­ve ater­cio­pe­la­do. Raci­mos peque­ños y com­pac­tos, de piel grue­sa. Los mos­tos tie­nen un color rojo gra­na­te, de ele­va­do azú­car y baja aci­dez. Sus vinos saben a cere­zas, moras, arán­da­nos, rega­liz y gra­na­da. Ideal para acom­pa­ñar ver­du­ras, legum­bres, car­nes rojas y que­sos cura­dos.

La gode­llo nos dará vinos con una aci­dez y un nivel de alcohol tiran­do a ele­va­do. De sabor sua­ve a miel y un amar­gor ele­gan­te. Si se fer­men­tan y crían en barri­cas de roble desa­rro­lla­rán aro­mas más com­ple­jos de fru­tas, flo­res y de almen­dras.

Enoturismo en El Bierzo: sus bodegas

Dos bode­gas que son un ejem­plo de su labor para situar la DO Bier­zo en el mapa nacio­nal e inter­na­cio­nal son. Bode­gas Gode­lia que ela­bo­ran vinos con las varie­da­des prin­ci­pa­les de la DO, com­ple­ta­da con pro­pues­tas de enotu­ris­mo de visi­tas a las ins­ta­la­cio­nes y degus­ta­cio­nes de sus vinos más repre­sen­ta­ti­vos o la tien­da onli­ne de ven­ta de sus vinos y packs don­de el vino se une a la expe­rien­cia de dis­fru­tar­lo con una table­ta de cho­co­la­te que repro­du­ce los aro­mas de esos vinos selec­cio­na­dos.

Botellas de vino. Enoturismo en El Bierzo
Vinos de Bode­gas Gode­lia y Tile­nus de Bode­gas Este­fa­nía

Bode­gas Este­fa­nía ela­bo­ra dife­ren­tes tipos de vinos con ambas uvas como pro­ta­go­nis­ta en sus 40 hec­tá­reas de cepas cen­te­na­rias. Su nom­bre comer­cial es Tile­nus que es el nom­bre del dios cel­ta Teleno (Mar­te en la mito­lo­gía roma­na) y es todo un home­na­je a la épo­ca de los roma­nos cuan­do explo­ta­ron el yaci­mien­to aurí­fe­ro de Las Médu­las y como reco­no­ci­mien­to en sus eti­que­tas está gra­ba­da una mone­da roma­na que fue encon­tra­da en uno de los viñe­dos.

Más infor­ma­ción en gene­ral (rutas, acti­vi­da­des, tien­das, alo­ja­mien­to y res­tau­ran­tes) en la web de enotu­ris­mo del Bier­zo http://bierzoenoturismo.com

Comida típica de León y vino Tilenus
Ceci­na de León IGP, pimien­tos entre­ca­llaos de La Huer­ta de Fresno acom­pa­ña­do de una copa de vino de Tile­nus de Bode­gas Este­fa­nía

Larga tradición vinícola en El Bierzo

Lis­ta de Bode­gas que inte­gran el enotu­ris­mo del Bier­zo: Bode­gas Adriá, Bode­ga Cua­tro Pasos, Bode­gas y Viñe­dos Cas­tro Ven­to­sa, Bode­gas Pei­que, Vinos Val­tui­lle, Bode­gas Pit­ta­cum, Bode­ga Enci­ma Wines, Bode­gas Domi­nio de Tares, Bode­gas Gan­ce­do, Bode­ga Pérez Cara­més, Bode­gas Gode­lia, Bode­gas Losa­da Vinos de Fin­ca, Viñas del Bier­zo, Bode­ga Casar de Bur­bia, Bode­ga del Abad, Pala­cio de Cane­do y Bode­gas Este­fa­nía. Para más infor­ma­ción de las acti­vi­da­des de las bode­gas que for­man par­te del enotu­ris­mo del Bier­zo en http://bierzoenoturismo.com/organiza-tu-viaje/

Más infor­ma­ción de https://www.godelia.es Anti­gua Carre­te­ra N‑VI, Km. 403,5. 24547 Pie­ros / Cacabe­los. (León) Espa­ña. Telé­fono +34 987 54 62 79

Más infor­ma­ción de https://www.mgwinesgroup.com/bodegas-estefania/ Ctra. de Dehe­sas a Posa­da del Bier­zo, 24390 Pon­fe­rra­da (León) Espa­ña. Telé­fono +34 987 420 015

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El Hierro: te mereces esta Isla

En medio del Océano Atlán­ti­co hay una isla, o mejor, un con­ti­nen­te peque­ñi­to dón­de la paz se vis­te de azul. Este reduc­to divino ale­ja­do de la urgen­cia y los rui­dos se lla­ma El Hie­rro y es la menor de las Cana­rias. 
 
El Hie­rro, Reser­va de la Bios­fe­ra y Geo­par­que, es por méri­to pro­pio, sinó­ni­mo de paz y sosie­go. Algo así como un monas­te­rio gigan­te con aguas cris­ta­li­nas don­de el buceo se con­vier­te en arte, cie­los níti­dos para hacer para­pen­te, cum­bres don­de res­pi­rar aire lim­pio, vinos deli­cio­sos y un que­so ahu­ma­do espec­ta­cu­lar. Así que si estás ago­ta­do y nece­si­tas un reti­ro urgen­te, olvi­da los can­tos gre­go­ria­nos. Tie­nes una opción mucho más diver­ti­da, com­ple­ta y vol­cá­ni­ca en el Archi­pié­la­go Cana­rio. Por mar y aire, el paraí­so está a tu dis­po­si­ción. Aquí tie­nes un boce­to. Ven y pin­ta el res­to.
 

El Hierro. Fotografía de Noemi Martin

Embar­ca­de­ro de las Pun­tas. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

 
Val­ver­de, El Pinar y La Fron­te­ra son los tres muni­ci­pios que con­for­man la orga­ni­za­ción de El Hie­rro. En el pri­me­ro se sitúa la capi­tal de la Isla, el Puer­to de la Esta­ca y el aero­puer­to. Ade­más,  un ori­gi­nal pue­blo pes­que­ro don­de ini­ciar tus cha­pu­zo­nes insu­la­res, el Tama­dus­te. 
 

El Tamaduste. Fotografía de Noemi Martin

El Tama­dus­te. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

 

Tam­bién en el muni­ci­pio de Val­ver­de, es impres­cin­di­ble tomar un café o dis­fru­tar de una estu­pen­da cena en el Mira­dor de la Peña, obra del famo­so arqui­tec­to cana­rio César Man­ri­que y un pro­di­gio de inte­gra­ción de arqui­tec­tu­ra y natu­ra­le­za. Des­de su terra­za, podrás divi­sar la cos­ta isle­ña y los Roques de Sal­mor, san­tua­rio de los lagar­tos gigan­tes de la Isla, espe­cie en peli­gro de extin­ción.  
 

Mirador obra de César Manrique

Vis­ta des­de el Mira­dor de la Peña obra de César Man­ri­que. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

 
Des­de aquí,  muy cer­ca, un lugar real­men­te mági­co. Leyen­da, tra­di­ción y poe­sía cuel­gan de las ramas del míti­co Árbol Garoé, un til (no tilo) encar­ga­do de atraer la llu­via y abas­te­cer de agua a la Isla duran­te siglos. Hoy en su lugar y des­pués de su des­apa­ri­ción por cul­pa de un hura­cán, encon­tra­mos un árbol de su mis­ma espe­cie. No dejes de visi­tar­lo por­que el sitio, car­ga­do de ener­gía ances­tral, sigue sien­do fas­ci­nan­te.
 

Árbol Garoé

Árbol Garoé. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

 

Al Nor­te de la Isla, reco­rre el muni­ci­pio de La Fron­te­ra. En los alre­de­do­res de esta ani­ma­da loca­li­dad encon­tra­rás luga­res inol­vi­da­bles como el Char­co Azul, las pis­ci­nas natu­ra­les de las Mace­tas o el Lagar­ta­rio del Eco­mu­seo de Gui­nea. Tam­bién las famo­sas sabi­nas mile­na­rias, árbo­les de for­mas dis­pa­res mol­dea­dos con gra­cia  al capri­cho de los vien­tos ali­sios. Si ade­más, pasas un domin­go por el pue­blo, apro­ve­cha para com­prar que­sa­di­llas –el dul­ce a base de que­so típi­co de la Isla‑, mer­me­la­das  y fru­ta eco­ló­gi­ca en el mer­ca­di­llo maña­ne­ro. Tam­bién, cómo no, tóma­te unos vinos en alguno de los res­tau­ran­tes y tas­cas de la zona. El Hie­rro ofre­ce cal­dos deli­cio­sos, pro­duc­to de una tra­di­ción fun­da­men­tal en la eco­no­mía de la Isla que se remon­ta al siglo XVI cuan­do el inglés John Hill plan­tó el pri­mer viñe­do en tie­rra herre­ña. Dis­fru­ta de los blan­cos secos y afru­ta­dos, de los tin­tos poten­tes y de los ama­bles vinos dul­ces.  

 

Tanajara 2010 vino tinto de El Hierro

Tana­ja­ra 2010 vino tin­to de El Hie­rro. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

   
En El Pinar, el ter­cer muni­ci­pio de El Hie­rro, es visi­ta fun­da­men­tal un pun­to de rele­van­cia his­tó­ri­ca y geo­grá­fi­ca: el Faro de Orchi­lla, reco­gi­do por la car­to­gra­fía en una esqui­na de La Tie­rra des­de la épo­ca de Clau­dio Pto­lomeo. Tam­bién los fran­ce­ses esta­ble­cie­ron el meri­diano cero en dicha pun­ta en 1634, antes de que a par­tir de 1884 lo fue­ra Green­wich. De ahí que El Hie­rro ‑el extre­mo más occi­den­tal del mun­do has­ta el des­cu­bri­mien­to de Amé­ri­ca-  sea cono­ci­da tam­bién como la Isla del Meri­diano. Ade­más, como dato curio­so, El Pinar es el muni­ci­pio más ale­ja­do de la capi­tal del país de la que dis­ta 1.916 km en línea rec­ta.
        

Faro de Orchilla

Faro de Orchi­lla. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

 
Para los aman­tes de los fon­dos mari­nos, un lugar para archi­var en la reti­na es el cono­ci­do como Mar de las Cal­mas en La Res­tin­ga: fon­dos níti­dos con una increí­ble bio­di­ver­si­dad don­de en 2011 un vol­cán sub­ma­rino, el Tago­ro,  estu­vo acti­vo duran­te casi tres meses. Para los de tie­rra aden­tro, este peque­ño pue­blo es un buen encla­ve para sabo­rear la cal­ma herre­ña con un pes­ca­di­to y una copa de vino a la ori­lla del mar. De entran­te o pos­tre un tro­zo del que­so de cabra eco­ló­gi­co Los Barran­cos, del famo­so Herre­ño o del Cam­pos Vie­jos,  nues­tros favo­ri­tos.
 

Queso de cabra ecológico elaborado con leche cruda.

Que­so de cabra tierno eco­ló­gi­co. Ela­bo­ra­do con leche cru­da, de la mini­que­se­ría El Barran­co

 

Tam­bién en La Res­tin­ga, den­tro de El Pinar, apro­ve­cha y dis­fru­ta de un baño al abri­go de la lava en las pis­ci­nas natu­ra­les de Taco­rón. No podrás borrar de tus recuer­dos via­je­ros la pues­ta de sol entre vol­ca­nes y agua trans­pa­ren­te. 

 

Piscinas naturales de Tacorón

Pis­ci­nas natu­ra­les de Taco­rón. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

 

Para alo­jar­te, tie­nes nume­ro­sas casi­tas rura­les dis­per­sas por la Isla. Algu­nas, como la pre­cio­sa Agua Nue­va, admi­ten mas­co­tas. Tam­bién pue­des alo­jar­te en el deli­cio­so Para­dor de El Hie­rro, a pie de pla­ya o en el bal­nea­rio Pozo de la Salud don­de con sus aguas mine­ro-medi­ci­na­les sal­drás como nue­vo. El hotel Pun­ta Gran­de, cono­ci­do como el hotel más peque­ño del mun­do por haber apa­re­ci­do en el Libro Guin­ness como tal en 1989, es un esta­ble­ci­mien­to emble­má­ti­co situa­do en un entorno de cuen­to: el embar­ca­de­ro de las Pun­tas.       
 

Hotel Punta Grande.

Hotel Pun­ta Gran­de. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

 
Aun­que no seas cre­yen­te, no te mar­ches de esta encan­ta­do­ra Isla sin visi­tar la ermi­ta de la Vir­gen de los Reyes. Cada cua­tro años, en 2017 ha toca­do, la ima­gen sale del san­tua­rio en el Par­que Natu­ral de la Dehe­sa y reco­rre los pue­blos de la Isla acom­pa­ña­da de sus bai­la­ri­nes, al son de chá­ca­ras (cas­ta­ñue­las) y tam­bo­res. Cuen­ta la his­to­ria que en 1546 un bar­co que se diri­gía hacia Amé­ri­ca pasó jun­to a las cos­tas isle­ñas que­dan­do vara­do en el Mar de las Cal­mas. Cuan­do los ali­men­tos se ter­mi­na­ron, los pas­to­res de El Hie­rro sur­tie­ron de víve­res a los mari­ne­ros que a cam­bio entre­ga­ron, en agra­de­ci­mien­to, una ima­gen de la Vir­gen María. En ese momen­to, dice la leyen­da, una sua­ve bri­sa comen­zó a sopar y el bar­co pudo ale­jar­se camino al Nue­vo Mun­do.

Ermita de Nuestra Señora de los Reyes

Ermi­ta de Nues­tra Seño­ra de los Reyes. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

 

Que­da cla­ro que El Hie­rro por su his­to­ria y sus pai­sa­jes es una isla mila­gro­sa, sobre todo si nece­si­tas car­gar tu bate­ría vital. Así que, no te lo pien­ses y apro­ve­cha su alqui­mia dis­po­ni­ble en cual­quier épo­ca  del año: des­can­sa, toma sol, escu­cha el silen­cio, mira las estre­llas, pasea por sus mon­tes, come bien, vive…
Sé feliz. Te mere­ces esta Isla.
© 2017 Noe­mi Mar­tin. All rights reser­ved.