La Supernatural, la chuleta afinada es la última innovación de Joselito

Una con­jun­ción cós­mi­ca es lo que ocur­rió ese día en la bode­ga de Joseli­to en el pueblo de Gui­jue­lo de Sala­man­ca cuan­do se jun­taron Churchill, San Mar­tin y José Gómez. Que las condi­ciones de seca­do en ese pueblo salman­ti­no son úni­cas es por todos cono­ci­dos, pero que allí se pudiera afi­nar la carne recién mata­da de los cer­dos Joseli­to a nadie se le había ocur­ri­do. Cien­to cin­cuen­ta años después de la creación de la mar­ca Joseli­to, pasó por allí Vic­tor Churchill, con­sid­er­a­do el mejor car­nicero del mun­do, Alex San Mar­tin, ger­ente de ese ref­er­ente cár­ni­co que es San­martí 1850 y que fue la pio­nera en impor­tar la carne de wagyu a nue­stro país, y José Gómez como anfitrión de esta reunión a 3 ban­das, y de esta char­la sal­ió la últi­ma inno­vación de Joselito.

La Supernatural

La Super­nat­ur­al

 

Mr. Churchill, este butch­er aus­traliano con apel­li­do de estadista inglés, que regen­ta una tien­da mar­avil­losa en Aus­tralia, y que más bien parece una joy­ería con sus impo­lu­tas piezas per­fec­ta­mente colo­cadas, unido a San Mar­tin y José Gómez encon­traron el poten­cial de afi­nar las carnes fres­cas de Joseli­to en esa bode­ga de seca­do donde dor­mían plá­ci­da­mente jamones, pale­tas y demás embu­ti­dos de Joseli­to. Y sigu­ien­do el ejem­p­lo de los mae­stros afi­nadores de que­sos comen­zaron a exper­i­men­tar con la téc­ni­ca del afi­na­do, de ver cómo actúa el ambi­ente sobre esas piezas, como el secadero le pro­por­ciona a la chule­ta unos mat­ices y sabores únicos.

Del resul­ta­do de este afi­namien­to, no con­fundir con madu­ración, durante algo más de dos meses, ten­emos el nue­vo corte fres­co de la gama Joseli­to Nude: La Super­nat­ur­al, una chule­ta, de entre 300 y 400 gramos, proce­dente de una pieza entera de chuletero de unos 14 kilos. Este corte incluye las cos­til­las y el lomo Joseli­to que ya se com­er­cial­iza en fresco.

La Supernatural

La Super­nat­ur­al (sin cortar)

 

Para su con­sumo en casa usar brasa o sartén muy caliente, y sin aceite u otra grasa porque ya la va despren­di­en­do poco a poco y que se vaya hacien­do lenta­mente comen­zan­do por la zona del hue­so. En el pla­to se cor­ta muy fácil­mente, parece man­te­qui­l­la, y de sabor dulce en boca, de esas golosas bel­lotas que comió el golim­bro cer­do cuan­do real­izó la mon­tan­era en su últi­ma eta­pa de vida antes de pasar a ser fiambre.

Para su reser­va de com­pra en la web de Joseli­to

© 2020 José María Toro. All rights reserved

 

 

 

Los vinos españoles son los grandes ganadores de la XVIII Edición de los Premios Bacchus, consiguiendo 21 Medallas Gran Bacchus de Oro

De las 25 Medal­las Gran Bac­chus de Oro con­ce­di­das este año 2020,  21 han sido para vinos de España. Las otras 4 medal­las con el máx­i­mo reconocimien­to se han repar­tido entre Méx­i­co, Aus­tralia, Italia y Eslo­vaquia.

Foto de los catadores

Foto de famil­ia de los cata­dores pro­fe­sion­ales de la XVIII Edi­ción de Pre­mios Bacchus

 

Del 6 al 9 de mar­zo se han reunido 80 cata­dores pro­fe­sion­ales, entre los mejores del plan­e­ta, para ele­gir entre los casi 1.600 vinos proce­dentes de 22 país­es, que se han pre­sen­ta­do al con­cur­so. Este año Bac­chus ha con­segui­do su may­oría de edad y como con­cur­so con­sol­i­da­do de pres­ti­gio ha con­ta­do con un pan­el de cata de cam­panil­las. Primeros espadas del mun­do del vino no han queri­do perder­se la opor­tu­nidad de val­o­rar estos cal­dos. Además como novedad se ha incor­po­ra­do al con­cur­so con cat­e­goría propia el Ver­mut, con el obje­ti­vo de dar una guía de cal­i­dad al con­sum­i­dor de las elab­o­ra­ciones exis­tentes, acom­pañan­do de esta guisa a los tin­tos, blan­cos, rosa­dos, espumosos y dulces.

Catadores profesionales

Máx­i­ma con­cen­tración de los cata­dores profesionales

 

Orga­ni­za­do por la Unión Españo­la de Cata­dores, es el úni­co con­cur­so en España recono­ci­do por la OIV (Orga­ni­zación Inter­na­cional de la Viña y el Vino) y se tra­ta de la gran cita españo­la con el mun­do del vino. Bac­chus se inte­gra en VINOFED, la fed­eración que une a los más rep­uta­dos conur­sos a niv­el mundi­al. Además de reconocimien­to del Min­is­te­rio de Agri­cul­tura, Ali­mentación y Medio Ambi­ente de España.

Clasi­fi­cación de las Medallas

Sigu­ien­do el sis­tema de cata a cie­gas las medal­las que se conce­den son las siguientes:

  • Gran Bac­chus de Oro supe­ri­or a 92 pun­tos has­ta 100 puntos
  • Bac­chus de Oro entre 88 y 92 puntos
  • Bac­chus de Pla­ta entre 84 e infe­ri­or a 88 puntos

Cat­e­gorías de vinos

  • tin­tos
  • blan­cos
  • rosa­dos
  • espumosos
  • dul­ces
  • ver­muts

Cata­dores

Los par­tic­i­pantes como cata­dores han sido elegi­dos entre los sigu­ientes perfiles:

  • Mas­ter of Wine como el inglés Tim Trip­tree (que es además direc­tor inter­na­cional de Christie´ss) jun­to a sus com­pa­tri­o­tas Andrew Howard, Ed Adams, Sarah Jane Evans y Eliz­a­beth Gabay; David For­er de EEUU, Har­ri­et Tin­dal de Irlan­da, Hei­di Maki­nen de Finlandia
  • Mas­ter Som­me­li­er como Adam Pawlos­ki de Polo­nia, Eric Zwiebel de Fran­cia, y Kathrine Larsen de Dinamarca
  • Sumilleres como Ras­mus Mar­quart (Mejor Sumiller por los País­es Escandinavos)
  • Respon­s­able de com­pras de grandes super­fi­cies e impor­ta­do­ras, como el noruego Stef­fen Riis Chris­tiansen, Prod­uct Man­ag­er del Vinmonopolet.
  • Peri­odis­tas espe­cial­iza­dos y prescip­tores como Gabriela Zim­mer de Uruguay, Rocío Amador de Méx­i­co, Ilona Grau de Suiza o Edi­ta Dur­co­va de Eslovaquia.

Fun­cionamien­to de la cata a ciegas

Un total de 65 cata­dores divi­di­dos en 13 jura­dos de 5 cata­dores cada uno, han esta­do catan­do durante las 4 jor­nadas téc­ni­cas que ha dura­do el con­cur­so. Tal como indi­ca el enun­ci­a­do de este pár­rafo, los vinos se pre­sen­ta a cada jura­do den­tro de una fun­da negra con un códi­go para ten­er en el más estric­to anon­i­ma­to a la mar­ca que se esconde. La cata es indi­vid­ual y per­son­al pero en cada mesa hay un pres­i­dente que hace de coor­di­nador. Los vinos se preparan en una sala sin con­tac­to con el severo jura­do y es servi­do por sumilleres profesionales.

La ficha de cata

Este impre­so incluye los aspec­tos téc­ni­cos a val­o­rar: la fase visu­al (limpi­dez, apec­to aparte de la limpi­dez), olfa­ti­va (fran­queza, inten­si­dad pos­i­ti­va y cal­i­dad), gus­ta­ti­va (fran­queza, inten­si­dad pos­i­ti­va, per­sis­ten­cia armo­niosa y cal­i­dad) y por últi­mo armonía y apre­ciación glob­al, pun­tuán­dose entre 0 y 100 pun­tos. Una vez rel­lena­da por los estric­tos cata­dores se intro­ducen en un pro­gra­ma infor­máti­co para que los com­puten y de ahí se deci­dan las medal­las de Gran Bac­chus de Oro, Bac­chus de Oro y Bac­chus de Pla­ta entre las difer­entes cat­e­gorías clasi­fi­ca­to­rias de los caldos.

Ficha de cata de la XVIII Edición de los Premios Bacchus

La ficha de cata de la XVIII Edi­ción de los Pre­mios Bacchus

 

Resul­ta­do final de vinos pre­mi­a­dos con la Medal­la Gran Bac­chus de Oro 2020

Medallas Gran Bacchus de Oro 2020

Lis­ta­do de los vinos Medal­las Gran Bac­chus de Oro 2020

 

Vinos con la Medalla Gran Bacchus de Oro 2020

Vinos pre­mi­a­dos con la Medal­la Gran Bac­chus de Oro 2020. Fotografía gen­tileza del Con­cur­so Bacchus

 

Más infor­ma­ción en la web de Bac­chus

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Llorando por esos mundos

Soy llorona. Lo con­fieso sin pudor. Me con­mueve has­ta una hormi­ga coja. Cosas de la vida. Supon­go que por eso he der­ra­ma­do muchas lágri­mas por esos mun­dos de dios. A veces me han emo­ciona­do paisajes mem­o­rables,  de esos que cor­tan la res­piración y te hacen pen­sar que aún estás en la cama. En otras oca­siones, las per­sonas  que hab­it­a­ban esos lugares han sido la inspiración  de esos “hips, hips” épi­cos. Como quiera que sea, ahí van algu­nas de mis llan­ti­nas geográ­fi­cas más impo­nentes. Que con­ste que hay unas cuan­tas más pero no quiero abur­rir­les demasi­a­do con mis sol­lo­zos viajeros.

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San­ta María Novel­la (Flo­ren­cia) Fotografía de Noe­mi Martin

  1. Flo­ren­cia: des­cubrí el famoso “sín­drome de Stend­hal” en el via­je del Insti­tu­to. Iba pase­an­do alboro­ta­da por las calles de la ciu­dad toscana ‑cir­cun­stan­cia nor­mal cuan­do tienes  diecisi­ete años y estás con tus ami­gos–  cuan­do me tropecé con la Igle­sia de San­ta María Novel­la en una esquina.  No pude evi­tar­lo y me entró un telele de los grandes. El corazón a mil y alu­ci­nan­do con tan­ta belleza. Lag­ri­mones por doquier y la cara de póquer de  mis com­pañeros. He repeti­do la visi­ta a Flo­ren­cia en dos oca­siones más y en las dos, el mis­mo “par­raque”. Quién sabe si en otra vida me hinché a pas­ta y pizza.
  1. San Gimignano: seguimos en Italia. Fue en algu­na revista de via­jes que des­cubrí este pueblecito medieval rodea­do de mural­las y viñe­dos. Esta­ba entre mis vis­i­tas pen­di­entes des­de hacía mucho tiem­po. Hace unos meses pude cono­cer­lo y no me decep­cionó en abso­lu­to. No sé si fue el vino que me había toma­do momen­tos antes o la emo­ción atra­pa­da en la gar­gan­ta. Lo cier­to es que al cruzar la  Puer­ta de San Gio­van­ni con la male­ta en la mano, llovía a mares entre mis pestañas.
  1. Puente de Brook­lyn: atrav­es­ar el puente que une Nue­va York con Brook­lyn al anochecer es una expe­ri­en­cia mem­o­rable. Si lo haces un once de sep­tiem­bre después de vis­i­tar la” Zona Cero”, tu cora­zonci­to seguro que toca en la puerta.
  1. Auschwitz: Sobran las pal­abras. Recor­rer el may­or cam­po de exter­minio nazi de la his­to­ria, deja sin alien­to has­ta al alma más áspera. Bel­lo y terrible.
  1. San­ti­a­go de Chile: en esta ocasión las lágri­mas fueron de ale­gría. Y de la bue­na. Cono­cer a mi ami­ga Paula tras más de una déca­da de amis­tad cibernéti­ca hizo que me enam­orara de esta ciu­dad encan­ta­do­ra y  de sus mar­avil­losos habitantes.
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Per­i­to Moreno. Fotografía de Noe­mi Martin

  1. Per­i­to Moreno: en ple­na Patag­o­nia, una masa de hielo blan­ca y bril­lante se cuela en tus neu­ronas. El guía había avisa­do: esta es la “cur­va de los sus­piros”. Al doblar­la y des­cubrir uno de los glacia­res más her­moso del plan­e­ta, es inevitable pon­erse las gafas de sol y romper a llo­rar en silencio.
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El Faro del Fin del Mun­do. Fotografía de Noe­mi Martin

  1. El Faro del Fin del Mun­do: tam­bién en Argenti­na, per­di­do en un islote frente a las costas de Ushua­ia, este pequeño y tími­do faro deslum­bra por su sen­cillez rotun­da. Rodea­do de focas y aves emerge del mar y hace tem­blar tus cimientos.
  1. Tokio: en la cap­i­tal nipona lloré de can­san­cio después de veinte jor­nadas mara­to­ni­anas sin ape­nas poder dormir. Pero sobre todo lloré con dis­cre­ción el últi­mo día cuan­do nos des­ped­i­mos de Ikuko Yamasa­ki. Mi pri­mo y yo hici­mos “couch­surf­ing” en su casa (en tér­mi­nos colo­quiales quedarse de gor­ra donde te dejen) y cuan­do nos acom­pañó al metro rum­bo al aerop­uer­to nos dijo adiós con un abra­zo muy fuerte: una acción ines­per­a­da para el carác­ter japonés, poco dis­puesto a mostrar afec­tos de man­era tan evidente.
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Prisión de Alca­traz. San Fran­cis­co. Fotografía de Noe­mi Martin

  1. San Fran­cis­co: Sales cansadísi­ma del avión y unos policías con cara de “pit bull” te retienen durante más de dos horas sin dar expli­ca­ciones. Al final te dejan ir con la cabeza gacha y después un agente his­pano te cuen­ta que hay una fugi­ti­va con tu nom­bre. Sí, tam­bién se llo­ra un poquito de nervios y aliv­io cuan­do lle­gas sana y sal­va al hotel.
  1. Hol­ly­wood: Paseo de la fama. Entre las dos mil estrel­las que lo pueblan, encuen­tro la de Michael Jack­son. Me paro en seco, hago el “moon­walk”, can­to “Thriller” y, por supuesto, me emo­ciono has­ta las trancas.
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Gran Bar­rera de Coral (Aus­tralia) Fotografía de Noe­mi Martin

  1. Gran Bar­rera de Coral (Aus­tralia): sobrevolar en avione­ta el may­or arrecife turque­sa del plan­e­ta tiene miga. Sin gluten, por favor.  La mez­cla de col­ores nubla los sen­ti­dos. Una expe­ri­en­cia deslum­brado­ra que hay que ten­er antes de que el calen­tamien­to glob­al la haga imposible.
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Desayuno con vis­tas impagables en Cien­fue­gos (Cuba) Fotografía de Noe­mi Martin

  1. Cien­fue­gos (Cuba): Una ciu­dad pre­ciosa y una habitación en una casita famil­iar jun­to al Caribe autén­ti­co por trein­ta euros el día. Doña Dora, una cubana con muchos años que con­ta­ba his­to­rias reales mien­tras dis­frutabas de los mejores desayunos del mun­do en el embar­cadero.  ¿Cómo no des­pedirse de ella y de su hog­ar con un abra­zo cáli­do y lagrim­i­tas en los ojos?
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Fes­ti­val de Euro­visión 2016 en Esto­col­mo. Fotografía de la euro­fan Noe­mi Martin

  1. Esto­col­mo: En esta ciu­dad he llo­rado dos veces. La primera de frío. Ocho gra­dos bajo cero no se lle­van demasi­a­do bien,  más cuan­do vienes de Canarias y se te ha ocur­ri­do pasar la mañana en Skansen, un museo con ani­males al aire libre. Menos mal que el vino caliente espe­ci­a­do tiene efec­tos inmedi­atos cuan­do se toman un par de vasos segui­dos. La segun­da, en el  fes­ti­val de Euro­visión hace unos meses. Ese him­no tele­vi­si­vo de todos cono­ci­do, esas ban­deras alboro­tadas y esa “euro­fan” dan­do rien­da suelta a sus emo­ciones sin cor­tarse un pelo. El resul­ta­do: rímel embor­rona­do y unos cuan­tos kleenex  arru­ga­dos  en el bolsillo.

Has­ta aquí un resumen de mis llan­tos más son­ados. Mien­tras ideo una segun­da entre­ga, te reto a que, como yo,  hagas memo­ria via­jera. Seguro que tú tam­bién has llo­rado algu­na vez por esos mun­dos. ¿Lo recuerdas?

BSO Llo­rar y llo­rar de Vicente Fernández

© 2016 Noe­mi Mar­tin. Todos los dere­chos reservados.

 

El día que morí

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The Twelve Apos­tles. Aus­tralia. Fotografía de Noe­mi Martin.

Era sep­tiem­bre de 2015 y dibu­ja­ba la cos­ta del sur de Aus­tralia, recor­rien­do la Great Ocean Road. La míti­ca car­retera aus­traliana, her­mana de la Ruta 66, per­fi­l­a­ba el camino entre acan­ti­la­dos y valles. Bar­cos encalla­dos y pequeños pueb­los con olor a surf y cerveza Carl­ton acom­paña­ban el trayec­to entre Mel­bourne y Port Camp­bell. Entre ellos, imá­genes super­pues­tas: cam­pos de golf con can­guros mas­can­do césped y koalas encar­a­ma­dos en copas de aromáti­cos eucalip­tos. Vida y asfal­to, ham­bur­gue­sas y vino de Yarra Val­ley.

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Great Ocean Road. Fotografía de Noe­mi Martin

Cuan­do lleg­amos al faro del Cabo Otway, el más antiguo de Aus­tralia, sen­tí que mi alma había arrib­a­do a uno de los extremos del mun­do. Mi fin tam­bién esta­ba cer­ca. El Mar de Tas­ma­nia era tes­ti­go de mi inqui­etud y las olas frenéti­cas se unían al lati­do nervioso del corazón. Aurícu­la-Ven­trícu­lo. Una antigua estación de telé­grafo reg­is­tra­ba mi pul­so lanzán­do­lo al espa­cio. SOS.

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Cabo Otway. Fotografía de Noe­mi Martin

El atarde­cer gol­pea­ba las ven­tanil­las del coche mien­tras nos acer­cábamos con prisa a los Doce Após­toles. Acel­er­ador y rugi­dos de Océano, vien­to en los oídos, cas­ca­bel de ser­pi­entes. Ves­per­ti­no vértigo.

Y ahí esta­ban. Entre lágri­mas sal­adas inun­da­do el ros­tro. Como vigías eter­nos, emer­gen de la are­na y suben al cielo. Tocan los últi­mos rayos de sol. Mien­tras, sueño estar fuera de mi cuer­po. No he sido tan mala, supon­go. Esos gigantes de piedra deben cus­to­di­ar el paraí­so. Cier­ro los ojos y lloro.

Cuan­do despier­to, siguen ahí. Blan­cos espíri­tus de cal­iza. Nat­u­raleza div­ina entre autopis­tas y pel­daños de madera. Los Doce Após­toles duer­men por siem­pre en mi reti­na, tat­u­a­dos en la base de mis pár­pa­dos. Me recuer­dan que tal vez la muerte no sea tan terrible.

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The Twelve Apos­tles. Aus­tralia. Fotografía de Noe­mi Martin.

 

BSO de este post Aus­tralia- In The Arms Of An Angel

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Café con gatos

Si tu pequeño com­pañero de mesa te dice “miau” en lugar de “vale”; si la alfom­bra bajo tus pies está reple­ta de ratones de tela, plumeros y pelotas; si notas que una cola pelu­da se enre­da en tu tobil­lo y una lengua áspera te roza la mano, tran­qui­lo no has desem­bar­ca­do en Gatolan­dia pero sí en algo muy pare­ci­do: un “Cat Café”.

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Fotografía de Noe­mi Martin

El ori­gen de estos gar­i­tos feli­nos se encuen­tra en Taipei donde se abrió la primera cafetería gatu­na hace casi veinte años. La idea se extendió como la pólvo­ra (nun­ca mejor dicho) y llegó a Japón, un país amante de sus “nekos” como ninguno, donde ofi­cial­mente hay casi una trein­te­na. Sep­an ust­edes, para el archi­vo de “cul­turil­la gen­er­al”,  que el típi­co gato de la for­tu­na que venden en las tien­das de chi­nos, es en real­i­dad una tradi­ción impor­ta­da del País del Sol Naciente.

 

Aunque ya había pasa­do por la puer­ta de algu­na “can­ti­na con big­otes” en Lon­dres, Sin­ga­pur y Tokio, hace poco me decidí a entrar en el recién inau­gu­ra­do Cat Café de Mel­bourne. Después de unas sem­anas de via­je, me acord­a­ba mucho de mi gato, así que con mi curiosi­dad habit­u­al y sin áni­mo de susti­tuir­le, con­traté por Inter­net una cita de una hora con catorce mini­nos aus­tralianos total­mente descono­ci­dos. Sue­na fuerte, ¿ver­dad? La expe­ri­en­cia, des­de luego, es úni­ca. Una vez lle­gas a la recep­ción del Café  y com­prue­ban que has hecho la reser­va y el cor­re­spon­di­ente abono de diez dólares (unos siete euros), te colo­can una acred­itación al cuel­lo y te invi­tan a subir a la plan­ta de arri­ba. Antes, tienes que lavarte las manos con­cien­zu­da­mente, no vayas a infec­tar a alguno de los “res­i­dents” del Café. Ya en la parte alta te encon­trarás varias habita­ciones con mesi­tas y sil­lones para humanos pero tam­bién con juguetes para gatos, cuadros de gatos, libros de gatos y por supuesto muchísi­mos gatos cam­pan­do a sus anchas.  Alrede­dor de ellos, mujeres y niños en su may­oría, con ganas de jugar, rela­jarse y dis­fru­tar de un té o un café acari­cian­do a un feli­no lustroso.

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Fotografía de Noe­mi Martin

El Cat Cafe Mel­bourne, además de ser el primer local con gatos que se pone en mar­cha en Aus­tralia, es tam­bién una tien­da reple­ta de artilu­gios sor­pren­dentes para amantes de los mini­nos: des­de lápices y toal­las a camise­tas, bisutería  o fig­u­ri­tas varias.  Eso sí, sien­do obje­tivos, no esperes un café gourmet ni una tar­ta de choco­late para sibar­i­tas. En este lugar está claro que  lo impor­tante es el entorno y la com­pañía. Un con­se­jo: reser­va hora tem­pra­no, a ser posi­ble por la mañana. A las siete de la tarde, los pobres bichos, aunque sin duda viv­en como reyes, ya están un poco cansa­dos de tan­to “cuchi, cuchi”.

 

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Fotografía de Noe­mi Martin

Si después de leer estas pelu­das líneas, te han entra­do ganas de dejar a un lado el estrés y tomar  un capuc­ci­no con un mini­no car­iñoso y sobón, puedes vis­i­tarme. Mal­com, el gato más hedo­nista de este plan­e­ta, estará encan­ta­do de  hac­erte com­pañía. Si Tener­ife te que­da lejos de casa, en Madrid tienes La Gatote­ca, que ha cel­e­bra­do recien­te­mente su segun­do cumpleaños, y en Barcelona está a pun­to de abrir “Espai DeGats”, otro Cat Café sol­i­dario reple­to de ani­mal­i­tos que esper­an tu car­iño y tu posi­ble adopción.

 

¿Quién ha dicho “miau”?

BSO: Every­body wants to be a cat (del clási­co Dis­ney “Los Aristogatos”)

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