Leche de Tigre, el restaurante de cocina urbana peruana en el barrio de Gracia de Barcelona

Después de labrarse una bue­nas hojas de ser­vi­cio en difer­entes restau­rantes de gas­tronomía peru­a­na, tres socios inqui­etos orig­i­nar­ios de ese país andi­no han traí­do la mejor coci­na urbana de Perú has­ta el corazón del bar­rio de Gra­cia, unidos por su amor patrio y por colo­car en el lugar que le cor­re­sponde a la gas­tronomía de sus país. Nicky Ramos como chef ejec­u­ti­vo, Alex­is Mas­troka­los  y José Manuel von Bishoff­shausen son los socios respon­s­ables del restau­rante Leche de Tigre. Una coci­na urbana que rep­re­sente todos los sabores que están en Perú, pero que tam­bién recoge influ­en­cias asiáti­cas de Viet­nam o de Fil­ip­inas que se pueden inte­grar ple­na­mente en los platos de la car­ta de Leche de Tigre. Un nom­bre que por sí solo ya te lo deja todo claro, es en sí una declaración de inten­ciones, impre­scindible para la elab­o­ración del pla­to más emblemáti­co de Perú, el ceviche o cebiche (ambas for­mas acep­tadas por la RAE). No se entiende el uno sin el otro, ya que la leche de tigre da vida al ceviche, como adere­zo de inten­so sabor y refres­cante y que ya se ha con­ver­tido en un clási­co pla­to que se encuen­tra fijo en muchos restau­rantes sean o no rep­re­sen­tantes de la cul­tura inca.

Dec­o­ración sin grandes florit­uras, dom­i­na­do por un grafi­to urbano que es otra de las señas de iden­ti­dad del restau­rante y del bar­rio barcelonés que los acoge entre sus estre­chas y laberín­ti­cas calles. Guiños a su ori­gen con sil­las que lle­van impre­sos el sím­bo­lo de los incas. Zona de bar­ra alta con tabu­retes ide­al para com­par­tir con gru­pos de ami­gos y/o famil­ia. Y mesas bajas para una comi­da o cena más formal.

Pro­duc­tos locales y peru­anos para dar­le sen­ti­do a la coci­na que aquí se prac­ti­ca. Siem­pre de tem­po­ra­da y con platos veg­e­tar­i­anos y veg­anos, con ese toque casero. Car­ta cor­ta pero inten­sa, divi­di­da en lech­es de tigre, ceviche, piqueos o tapas como aquí lo lla­mamos, sand­wich, wok y postres.

Platos des­gus­ta­dos con sus cócte­les para maridar.

Cóc­tel Amazóni­co con gin Ama­zon­ian, sake para dar­le un toque Nikkei, pepino, wasabi y Chartreuse.

Cóctel Amazónico

Cóc­tel Amazónico

 

Leche de tigre “lev­an­ta muer­tos” prepara­do con marisco y corv­ina y puré de ají amar­il­lo. Su pun­to cítri­co lo hace muy refres­cante para el verano.

Leche de tigre

Leche de tigre “lev­an­ta muertos”

 

Tira­di­to Tokio que con­siste en pesca azul del día en finas lámi­nas y leche de tigre de tamarindo.

Tiradito Tokio

Tira­di­to Tokio

 

Chichar­rón de Lerín: el clási­co bocadil­lo peru­ano prepara­do en deli­cioso pan francés de la casa, cer­do cru­jiente, boni­a­to y sal­sa criolla.

Chicharrón de Lerín

Chichar­rón de Lerín

 

Cóc­tel con base de pis­co peru­ano infu­sion­a­do con fru­tos rojos, zumo de naran­ja, maracuyá, hibis­co que le da un toque muy fres­co y cítrico.

Cóctel a base de pisco peruano

Cóc­tel a base de pis­co peruano

 

Picarones con hela­do de limón y jen­gi­bre, son buñue­los fritos de boni­a­to y cal­abaza con miel de chan­ca­da. La dul­zor de este postre con his­to­ria, se con­trasta con el refres­cante sabor del limón y del jen­gi­bre. Pla­to tradi­cional con for­ma de anil­los, y que ven­drían a ser nue­stros buñue­los que lo incor­po­raron los con­quis­ta­dores. La rec­eta fue pasan­do a las cocin­eras de las casas seño­ri­ales con­vir­tién­dose en muy pop­u­lar, y que ganaron may­or aceptación durante las pro­ce­siones reli­giosas y muy espe­cial­mente en la muy ven­er­a­da del Señor de los Mila­gros en Lima, ya que se ofrecía a los fieles creyentes.

Picarones

Picarones

 

Leche de Tigre. Car­rer Martínez de la Rosa, 10 (Gra­cia) Barcelona. Telé­fono 934 161 923. Horario de martes a sába­dos de 13 a 16h y de 20 a 23:30h. Los domin­gos de 13 a 17 en la fór­mu­la de brunch donde se fusion­arán platos peru­anos con cata­lanes y opcional­mente se invi­tará a chefs extran­jeros para su par­tic­i­pación pop-up en Leche de Tigre. Pre­cio medio entre 25 y 30 euros a la car­ta. Menú del día 14,90 euros los días lab­orables no festivos.

© 2019 José María Toro. All rights reserved

Aprovecha mientras dure la mecha

Fort Rose­crans Nation­al Ceme­tery (San Diego-USA)

Siem­pre he sen­ti­do un pavor desmesura­do por los cemente­rios. No puedo evi­tar sufrir escalofríos por todo el cuer­po cuan­do paso cer­ca de una tum­ba. Según he leí­do, lo que me ocurre, como todo mal que se pre­cie, tiene un nom­bre pro­pio: “coimetro­fo­bia”. Aunque lit­eral­mente arrastra­da por mis com­pañeros de via­je, he vis­i­ta­do algunos cam­posan­tos mem­o­rables como el Père Lachaise de Paris, el Cemente­rio Mon­u­men­tal de Milán o el de La Reco­le­ta en Buenos Aires, he sali­do de todos ellos con la piel de gal­li­na y sudor en la frente. Sí, está muy bien cono­cer la últi­ma mora­da de Oscar Wilde, Jim Mor­ri­son o Evi­ta Perón pero sin­ce­ra­mente la expe­ri­en­cia no com­pen­sa el mal tra­go que paso. Después de los últi­mos inten­tos, decidí firme­mente que nichos y mau­soleos no volverían a for­mar parte de mis recor­ri­dos turís­ti­cos. Mejor esper­ar con una café calen­ti­to, bien lejos de la entrada.

Sin embar­go, la vida o en este caso la muerte, a veces te sor­prende. Y, por supuesto, sin plan­ear­lo, me encon­tré cara a cara con el cemente­rio más boni­to en el que jamás haya esta­do. Fort Rose­crans en San Diego (USA) es uno de esos lugares úni­cos e ines­per­a­dos que invi­tan a quedarse…si no fuera un cemente­rio, claro.

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Fotografía de Noe­mi Mar­tin en Fort Rose­crans Nation­al Cemetery

Situ­a­do en Pun­ta Loma, de camino al mon­u­men­to más famoso de la ciu­dad, el Cabril­lo, este cam­posan­to mil­i­tar sor­prende por su armonía y belleza inusu­al.  Cien­tos de láp­i­das blan­cas, como inmac­u­la­dos Guer­reros de Xian,  se alin­ean sobre la hier­ba verde con el Océano Pací­fi­co y la ciu­dad de San Diego de fon­do. La sen­cillez del espa­cio, los árboles fron­dosos y la brisa colán­dose entre ellos ofre­cen un atarde­cer espe­cial y un boca­do de la his­to­ria de Esta­dos Unidos. En las más de cien mil tum­bas que alber­ga el cemente­rio está enter­ra­da parte de las dos Guer­ras Mundi­ales o de los con­flic­tos béli­cos de Viet­nam y Corea. El recuer­do de los que lucharon en el frente y tam­bién de sus esposas e hijos ‑los  úni­cos que a día de hoy aún pueden recibir sepul­tura en el lugar- está sem­bra­do para siem­pre en este cemente­rio  virginal.

La visi­ta a Fort Rose­crans Nation­al Ceme­tery supu­so un giro impor­tante en mi con­cep­ción sobre los cemente­rios. Jamás imag­iné que lle­garía a pasear ser­e­na y valerosa entre las láp­i­das de un cam­posan­to. Es más, podría haber pasa­do horas y horas miran­do al mar y leyen­do un libro en la más abso­lu­ta qui­etud. Así que, al menos para esto, es una pena no haber naci­do “héroe de guer­ra amer­i­cano”.

Un dato curioso de esta necrópo­lis es que des­de su pági­na web puedes acced­er al lugar donde están las tum­bas ponien­do el nom­bre del fal­l­e­ci­do. Así que si cono­ces a algún vet­er­a­no esta­dounidense, aquí tienes la direc­ción elec­tróni­ca del famoso cam­posan­to. Además a través del enlace puedes iden­ti­ficar el lugar de yacimien­to de otros mil­itares americanos.

Dejan­do ya los temas téc­ni­co-luc­tu­osos y si me per­mites un con­se­jo, la próx­i­ma vez que pas­es por un cemente­rio, aunque no sea tan per­fec­to como el de Fort Rose­crans, haz como yo: Pien­sa en pos­i­ti­vo, sécate el sudor de la frente con nat­u­ral­i­dad  y no olvides el lema de este Blog, que en tér­mi­nos funer­ar­ios, sería algo así como: “Aprovecha mien­tras dure la mecha”.

Un apunte final: el cemente­rio más bel­lo que he cono­ci­do se alza en una ciu­dad de belleza igual­mente impre­deci­ble, de playas reple­tas de cometas ondeantes, par­ques amplios y pul­cros, un pre­cioso cen­tro históri­co pla­ga­do de joyas arqui­tec­tóni­cas vic­to­ri­anas y una radi­ante vida cul­tur­al que harán de tu paso por San Diego una “expe­ri­en­cia inmortal”.

La BSO elegi­da para este post Born in the U.S.A de “The BossBruce Spring­steen

© 2015 Noe­mi Mar­tin. Todos los dere­chos reservados.

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