Nîmes, la “Roma francesa”, qué ver y hacer. Novedades para el 2021 presentadas en el Mediatour Francia

Nîmes puede pre­sumir de un pat­ri­mo­nio históri­co excep­cional­mente con­ser­va­do, de ahí el sobrenom­bre de la “Roma france­sa”. Su rica gas­tronomía y vinos, con más de 12 pro­duc­tos con DOP, la hace muy intere­sante para cono­cer. Su tamaño la con­vierte en muy acce­si­ble y además su cen­tro históri­co peaton­al la hace aún más acoge­do­ra. Ferias y fes­ti­vales la con­vierten en una vibrante ciu­dad, sin duda de las mejores que rep­re­sen­tan l’art de vivre francés y mediter­rá­neo. Arte e his­to­ria la con­vir­tió en lugar de ver­a­neo apre­ci­a­do por escritores y artis­tas. A niv­el indus­tri­al le debe­mos la inven­ción del den­im, y sí me refiero a la tela de los jeans. Otra de las aporta­ciones vino de parte uno de sus hijos, Jean Nicot, que tra­jo las semi­l­las del taba­co que cur­a­ba las migrañas, usán­dola Catali­na de Médi­ci para su su hijo Fran­cis­co II, y de ahí que el taba­co se le cono­ció como “hier­ba de la reina”.

Anfiteatro de Nîmes, Arènes de Nîmes,
Arènes de Nîmes. Fotografía crédi­to O. May­nard. Ofic­i­na de tur­is­mo de Nímes

Historia de Nîmes

La his­to­ria de Nîmes se remon­ta a 500 a.C. cuan­do se instaló la tribu celta de los Vol­cas alrede­dor de una fuente de agua. En el 218 a.C. el famoso Ati­la con sus ele­fantes pasó por aquí. En el 120 a.C. es colo­nia de Roma. En el 118 a.C. es para­da en la Vía Domi­tia que une Italia con España. En el siglo I vive su apo­geo como ciu­dad romana, se con­struye el famoso acue­duc­to Pont du Gard que trasporta­ba agua has­ta Nîmes. Del tri­un­fo de Octavio sobre Cleopa­tra acuñaron su propia mon­e­da y que sirvió pos­te­ri­or­mente, en 1535 lo autor­izó Fran­cis­co I, para con­stru­ir el escu­do de armas con el coco­dri­lo enca­de­na­do a una palmera y coro­n­a­do con lau­rel, como sím­bo­lo rep­re­sen­ta­ti­vo de esta vic­to­ria. En 1986 Phillippe Star­ck redis­eñó el dibu­jo y que hoy se puede ver por toda la ciu­dad, inclu­i­da en los pavi­men­tos del cen­tro históri­co. Inclu­so hay 4 coco­dri­los dis­eca­dos en las escaleras del Ayuntamiento. 

En el siglo III, evan­ge­liza­da por Saint-Baudilie (San Baudilio), se defiende de las inva­siones bár­baras. En el 673 los visigo­dos desar­rol­lan el com­er­cio del oli­vo, la vid y el gana­do. A prin­ci­p­ios del siglo XV las epi­demias con sus con­sigu­ientes perío­dos de ham­bre y guer­ra diez­man la población en más de la mitad del cen­so. En 1559 la Refor­ma hace cre­cer las comu­nidades protes­tantes. En 1567 masacre de los católi­cos por los protes­tantes. Y es en 1598 con el Edic­to de Nantes cua­do se instau­ra la paz entre ambos ban­dos reli­giosos. En el siglo XVII las pro­duc­ciones de teji­dos enrique­cen nue­va­mente a la ciu­dad, y de esa pros­peri­dad se con­struyeron los numerosos hôtels o palacetes par­tic­u­lares. En 1685 se revo­ca el Edic­to de Nantes por Luis XIV y se per­sigue sin piedad a los protes­tantes y el declive de la ciu­dad. En el siglo XVIII la indus­tria de la seda y la proud­c­ción de vino recu­pera la economía. En 1842 el fer­ro­car­ril trae pros­peri­dad nue­va­mente, y en 1850 se con­struyen mag­ní­fi­cos palacetes y se orde­nan los bule­vares. Sufrió la ocu­pación de los nazis en 1942 y en 1944 los bom­bardeos de las fuerzas aliadas. 

En 1980 el Ayun­tamien­to pro­mo­ciona el tur­is­mo y los grandes proyec­tos urbanís­ti­cos, y en la déca­da de los 90, los primeros espadas de la arqui­tec­tura, como Nor­man Fos­ter, Philippe Star­ck o Jean Nou­v­el fir­man planos que relan­zarán la ciu­dad. Actual­mente se está ponien­do en val­or esa gran heren­cia reo­mana como es el Anfiteatro, los Allèes Jau­rès se trans­for­man en paseo urbano con los Jar­dines de la Fontaigne y la Torre Magna. Inau­gu­ración del Museo de la Romanidad en el 2018. Actual­mente se ha solic­i­ta­do su inscrip­ción en el Pat­ri­mo­nio Mundi­al de la UNESCO. 

Monumentos Imprescindibles

La primera para­da es vis­i­tar el Anfiteatro, uno de los más grandes y mejor con­ser­va­dos del mun­do romano. Se con­struyó a finales del siglo I d.C. para acoger los com­bat­es de glad­i­adores y de ani­males. Tiene cabi­da para 24.000 espec­ta­dores. En la Edad Media se usó como for­t­aleza del poder feu­dal. A par­tir del siglo XIV se con­vir­tió en zona res­i­den­cial de vivien­das, almacenes, igle­sias y casti­los. En 1812 se expul­só a los últi­mos habi­tantes para con­ver­tir­lo en esce­nario de cor­ri­das de toros y car­reras camar­gue­sas. Se puede realizar una visi­ta con audio­guía durante una hora y media, e inclu­so un escape game durante 1h30 por este esce­nario único. 

En el Museo de la Romanidad es todo un hom­e­na­je a la col­o­nización por Roma. Imperdi­ble la exposión tem­po­ral “El emper­ador romano, un mor­tal entre los dios­es”, del 13 de mayo al 19 de sep­tiem­bre de 2021. En colab­o­ración con el Mue­so del Lou­vre se exhibirán obras ded­i­cadas al cul­to impe­r­i­al, que fue instau­ra­do por Augus­to en el siglo I a.C. Por ello la primera parte está ded­i­ca­da a su figu­ra, como fun­dador del poder impe­r­i­al, con­sid­er­a­do como el espíritu reor­ga­ni­zador del Esta­do y la garan­tía de su pros­peri­dad, se le ve como un inter­me­di­ario entre los hom­bres y los dios­es. Por la roman­ización tem­prana de la provin­cia La Nar­bone­sa gozó de favor del pro­pio Augusto.

En la segun­da parte se recorre Viennes, Arles, Béziers o Nar­bona. A la sal­i­dad del Museo, y para pro­lon­gar la visi­ta se puede pasar por los mon­u­men­tos reli­giosos de Mai­son Car­rée y el Augus­teum de la Fontaine, que muchas veces pasa desapercibido para el públi­co con prisas y poco interés para la his­to­ria. Con­jun­ta­mente con esta exposi­ción se harán talleres, vis­i­tas guiadas, con­fer­en­cias y un catál­o­go ilustrativo. 

Museo de la Romanidad 16, boule­vart des Arènes. 30000 Nîmes. Telé­fono 33 (0)4 48 210 210. Más infor­ma­ción en la web de Musée de la Roman­ité La ter­raza de la azotea ofrece una inmejorable panorámi­ca de Nîmes y la ter­raza del restau­rante La Table du 2, del chef Franck Pute­lat, con vis­tas de las Arenas. 

Maison Carrée de Nîmes
Mai­son Car­rée. Fotografía crédi­to de la Ofic­i­na de Tur­is­mo de Nîmes

Mai­son Car­rée es un tem­p­lo romano de cul­to impe­r­i­al, en hon­or a los nietos adop­tivos del emper­ador Augus­to, Cayo y Lucio César, los lla­ma­dos “Príncipes de la Juven­tud”. Ha sobre­vivi­do en el tiem­po gra­cias a los difer­entes usos que ha tenido has­ta aho­ra. Una répli­ca de esta edi­fi­cio es el capi­to­lo de Vir­ginia, ya que en 1785 le pidieron a Thomas Jef­fer­son, entonces emba­jador amer­i­cano en París, los planos de un edi­fi­cio clási­co y envió las de Mai­son Carrée.

Les Jardins de la Fontaine, clasi­fi­ca­do entre los Jardins Remar­quables, está con­sid­er­a­do entre los mejores jar­dines públi­cos de Europa con sus 15 hec­táreas de exten­sión. Estat­uas, bal­aus­tres, ban­cos y jar­rones de már­mol o piedra blan­ca de Lens. Veg­etación de tilos, pino de Ale­po, roble verde, ciprés, olivos, madroño y especies mediter­ráneas. El obje­ti­vo era destacar la fuente y los restos antigu­os en una com­posi­ción clara­mente france­sa. La grotte com­bi­na rocas y plan­tas del mediter­rá­neo. La ilu­mi­nación noc­tur­na crea una atmós­fera muy acogedora. 

Le Tem­ple de Diane se cree que tenía las fun­ciones de bib­liote­ca y sala de cul­to rela­ciona­da con las cel­e­bra­ciones del cul­to impe­r­i­al. En la Edad Media los mon­jes bene­dicti­nos la usaron como cap­i­tal­la has­ta que la abandonaron. 

La Tour Magne es la úni­ca torre que se con­ser­va de la antigua mural­la romana. Era la más alta y la más her­mosa de la ciu­dad antigua. Des­de aquí las vis­tas son espec­tac­u­lares de la ciu­dad. Los árboles de pinos y rob­les alrede­dor de la torre le dan ese aire de jardín italiano. 

Le Pont du Gard es la impre­sio­n­ante obra civ­il de la época romana para traer agua potable a la ciu­dad, De 275 met­ros de largo y 48 met­ros de alto (el más alto del mun­do romano) con 3 nive­les de arcos super­puestos, le hace mere­ce­dor de estar en la lista del Pat­ri­mo­nio Mundi­al de la UNESCO. Entre junio y agos­to se ilu­mi­na cre­an­do un espec­tácu­lo de luces y col­ores. Más infor­ma­ción en su web

Le Castel­lum Aquae o castil­lo de agua era el pun­to de lle­ga­da del ante­ri­or acue­duc­to. Las canal­iza­cones con­ducían el agua has­ta los munumen­tos, las fuentes públi­cas y los dis­tin­tos bar­rios de la ciu­dad. Jun­to con el Castel­lum de Pom­peya en Italia son de los pocos que se con­ser­van en el mundo. 

Los palacetes pri­va­dos es otra man­era de sumer­girse en la his­to­ria de la ciu­dad. Con­ser­van los pilares romanos y capite­les cor­in­tios, tam­bién los fron­tones tri­an­gu­lares y cir­cu­lares inspi­ra­dos en el Tem­ple du Diane. Las gár­go­las y cabezas de mon­stru­os son parte de la dec­o­ración en la parte alta de las casas. Hay un total de 59 edi­fi­cios pro­te­gi­dos en el cen­tro históri­co. Se pueden vis­i­tar pre­via reser­va en la ofic­i­na de tur­is­mo. Algunos de ellos:

  • Hôtel Font­froide 14, rue de l’Aspic, en su patio de hon­or desta­ca una mar­avil­losa escalera. 
  • Hôtel de Ber­nis 5, rue de Ber­nis, muy destaca­ble las fachadas , el patio y la techumbre. 

Car­ré d’Art Jean Bous­quet es un edi­fi­cio de Nor­man Fos­ter, tras su facha­da de cristal esconde una bib­liote­ca y el Museo de Arte Con­tem­porá­neo. En su azotea el restau­rante Le Ciel de Nímes regala vis­tas sobre la Mai­son Car­rée y los teja­dos de Nîmes. 

El Museo del Vieux Nîmes situ­a­do en un antiguo pala­cio epis­co­pal del siglo XVII, expli­ca la vida cotid­i­ana en esta ciu­dad france­sa des­de finales de la Edad Media. 

El Museo de las Cul­turas Tau­ri­nas Claude y Hen­ri­ette Vial­lat recoge las tradi­ciones tau­ri­nas y de la Camargue. 

El Museo de Bel­las Artes guar­da pin­turas france­sas, fla­men­cas, holan­desas e italianas. 

El Muse­um es el museo de His­to­ria Nat­ur­al con una gran colec­ción ref­er­ente a esta ciencia.

El Plan­e­tario de Nîmes y como su nom­bre indi­ca nos acer­ca el Uni­ver­so de una for­ma muy pedagógica. 

Pasear por Nîmes es otra gran opción:

  • La Place d’As­sas con dos cabezas mon­u­men­tales en ambos extremos: Nemausa la fuente orig­i­nar­ia de la ciu­dad y Nemau­so el dios de esta fuente. 
  • La Place du Marché, fácil­mente recono­ci­ble por la palmera y la fuente del coco­dri­lo, está reple­ta de restau­rantes, cafeterías y ter­razas para dis­fru­tar de las bue­nas temperaturas. 
  • La Place du Chapitre cer­ca de la Cat­e­dral, tiene en su cen­tro una fuente mon­u­men­tal en for­ma de escalera. 
  • Les Allées Jau­rès, se la conoce como les Champs-Elysées de Nîmes y está inspi­ra­da en la pop­u­lar Ram­blas de Barcelona.
  • AEF- Arenes Esplanade Feuchères es un gran jardín urbano donde se han situ­a­do cafeterías y restaurantes. 
  • L’Abribus por Star­ck, el famoso dis­eñador con­struyó una mar­quesina de autobús.
  • Le Vais­seau de Jean Nou­v­el, un con­jun­to futur­ista de vivien­das sociales que cat­a­pultó a la fama a este arqui­tec­to galo. 

Su gas­tronomía tiene las influ­en­cias de Proven­za, las Ceve­nas y el aporte de la flor de sal de la Camar­gue. Platos impre­scindibles que hay que probar:

Bran­da­da de Nîmes. Fotografía crédi­to de la Ofic­i­na de tur­is­mo de Nîmes
  • La Bran­da­da de Nîmes es el pla­to típi­co y la hizo famosa el cocinero Durand. 
  • Le Petit Pâté Nîmois es una corteza blan­ca con un inte­ri­or rel­leno de tern­era y cer­do, se con­sume caliente o templado. 
  • Cro­quant Vil­laret son unas gal­letas alargads y doradas que tienen mucha consistencias. 
  • El Cal­adon es más blan­do y esát elab­o­ra­do con almen­dras y miel.
  • La Fre­sa de Nîmes IGP es la primera fre­sa de pri­mav­era francesa. 
  • La aceitu­na picholine es larga, de hue­so fino y carne firme, de la que se extrae aceite de oli­va afru­ta­do y de boni­to col­or ampara­dos en la AOP Huile d’O­live de Nîmes.
  • Los vinos Costières de Nîmes AOC está situ­a­do en un ter­reno de can­tos roda­dos, con una inso­lación dom­i­nante y vien­to mis­tral que ayu­da a madu­rar y al equi­lib­rio de los vinos. 
  • El agua Per­ri­er es cono­ci­da por todos y sobran pre­senta­ciones. Debe su nom­bre a un médi­co y la fama a un inglés. 

Restau­rantes con Estrel­la Miche­lin:

  • Alexan­dre con 2 Estrel­las es del chef Michel Kayser. 
  • Duende con 1 Estrel­la es del chef Pierre Gagnaire.
  • Jérôme Nutile con una estrel­la para el chef que da nom­bre al restaurante.
  • Skab con una estrel­la para el chef Damien Sánchez. 

Coci­nas de autor:

  • Vin­cent Croizard.
  • La Table du 2 del chef Franck Pute­lat.

Les Tables Gour­man­des:

  • Aux Plaisirs des Halles.
  • Le Lisi­ta.
  • La Pie qui Couettee.
  • La Mar­mite

Even­tos pro­gra­ma­dos para el 2021:

  • Abril: Los grandes jue­gos romanos. Recon­stru­ción históti­ca con la par­tic­i­pación de más de 500 par­tic­i­pantes con paradas mil­itares, com­bat­es de gladiadores
  • Mayo: Feria de Pen­te­costés con mucho sabor español
  • Junio: Reunión en los jardines.
  • Del 10 de junio al 25 de julio: Fes­ti­val de Nîmes. Concier­tos en la Are­na, con la pres­en­cia de artis­tas de primer nivel.
  • Julio: 7 y 8 cita con el Tour de Francia.

Cómo lle­gar: en tren de alta veloci­dad con RENFE SNCF En Coop­eración (París y Barcelona están a tiro de piedra). Aerop­uer­to inter­na­conal de Mont­pel­li­er (a 25 min­u­tos) y Marsel­la (a 1 hora), con vue­los de Air France y KLM . Y por supuesto por autopista en coche. 

Más infor­ma­ción en Ofic­na de tur­is­mo de Nîmes sobre resto de activi­dades como tur­is­mo de con­gre­sos, activi­dades deporti­vas, shop­ping, etc. 

© 2021 José María Toro. All rights reserved

48 horas en Carcassonne. ¿Qué ver y hacer? ¿dónde comer y dormir?

Su his­to­ria

Car­cas­sonne en francés y Car­cas­sona en occ­i­tano o lengua de oc, está situ­a­da en el sur de Fran­cia, en la fla­mante gran región france­sa de Occ­i­ta­nia, a medio camino entre Per­pig­nan y Toulouse, y fácil­mente recono­ci­ble des­de la autopista que cir­cu­la entre estas dos ciu­dades galas por su ciu­dadela amu­ral­la­da, un con­jun­to medieval restau­ra­do por Eugène Vio­l­let-le-Duc en el siglo XIX y que fue declar­a­da en 1997 Pat­ri­mo­nio de la Humanidad por la Unesco.

 

Murallas de la Cité de Carcassonne

Mural­las de la Cité de Carcassonne

 

Su local­ización geográ­fi­ca la con­vir­tió en un impor­tante cen­tro de inter­cam­bio com­er­cial des­de la época de la col­o­nización romana. Para pro­te­gerse de las inva­siones la ciu­dad se pro­te­gió con la con­struc­ción de un muro en los sig­los III y IV y esa parte de mural­la romana es aún vis­i­ble. En el siglo V los visigo­dos ocu­paron la ciu­dad y con­struyeron más for­ti­fi­ca­ciones que siguen en pie. Los musul­manes tam­bién la tomaron por breve tiem­po des­de el año 725 has­ta el 759 que fueron expul­sa­dos por el rey Pipino el Breve. Lo que hace ver­dadera­mente impor­tante es su con­struc­ción en sí como for­t­aleza y los trági­cos suce­sos vivi­dos entre sus mural­las durante la Edad Media en la cruza­da con­tra los albi­gens­es cuan­do la ciu­dad era el feu­do de los cátaros. En agos­to de 1209 el ejérci­to de los cruza­dos al man­do de Simón de Mont­fort y después de sitiar la ciu­dad durante 15 días con­sigu­ió la ren­di­ción de sus habitantes.

El cataris­mo fue la doc­t­ri­na teológ­i­ca de los cátaros, tam­bién lla­ma­dos albi­gens­es, y que fue un movimien­to reli­gioso que se extendió por Europa Occi­den­tal en el siglo XI y logró lle­gar has­ta el sigu­iente siglo entre los lugareños del Midi francés, espe­cial­mente en la zona lla­ma­da Langue­doc ya que con­ta­ban con la pro­tec­ción de algunos señores feu­dales que eran vasal­los de la Coro­na de Aragón. Sus pred­i­ca­dos implic­a­ba una vida total­mente asc­eta y renun­cia del mun­do mate­r­i­al para con­seguir la sal­vación div­ina. La Igle­sia Católi­ca con­sid­eró esta doc­t­ri­na como ale­ja­da de la cor­ri­ente mar­ca­da y tras un primer inten­to de con­vencer­los por la pal­abra y la vuelta a la ofi­cial­i­dad, se invocó la ayu­da de la coro­na france­sa que tam­bién vió una ame­naza en el poder de los cátaros y se erradi­caron en la men­ciona­da Cruza­da albi­gense de 1209. El movimien­to se fue debil­i­tan­do y se extin­guió final­mente a finales del siglo XIII.

Debe­mos su con­ser­vación y restau­ración al movimien­to artís­ti­co del Roman­ti­cis­mo que puso de moda la Edad Media y más conc­re­ta­mente a la inter­ven­ción de varias per­sonas: Pros­per Mer­imée, inspec­tor gen­er­al de Mon­u­men­tos Históri­cos de Fran­cia y el autor de la nov­ela cor­ta “Car­men”, que sirvió de inspiración para el libre­to de la ópera homón­i­ma de Georges Bizet, el que se interesó por las ruinas de esta antigua for­ti­fi­cación defen­si­va y que estu­vieron a pun­to de ser demol­i­da. Tam­bién a un arqueól­o­go local, Cros-Mayre­vielle y que se pasó su vida supli­can­do por la restau­ración de su vil­la. Y final­mente Vio­l­let-le-Duc, arqui­tec­to, arqueól­o­go y escritor, que con­sigu­ió que la Com­mis­sion des Mon­u­ments históri­cos en 1844 aprobase su recon­struc­ción como la cono­ce­mos actual­mente. Vio­l­let-le-Duc fue famoso, y muy con­tro­ver­tido, por sus inter­preta­ciones en la restau­ración de los edi­fi­cios medievales, has­ta el pun­to que fue crit­i­ca­do dura­mente por el atre­vimien­to de sus solu­ciones y aña­di­dos no históri­cos como las incor­po­ra­ciones en la parte supe­ri­or de cada una de las tor­res de la mural­la de techos en for­ma de cono que en real­i­dad son pro­pios del norte de Francia. 

¿Qué ver?

Dónde antes se oían el batir de los aceros aho­ra se escucha la ale­gría de los tur­is­tas que la vis­i­tan. Dónde antes se tenía miedo de los cruza­dos al man­do de Simón de Mont­fort inclu­so entre sus mural­las inex­pugnables, aho­ra su población por un día, de habit­u­al es muy pequeña, se divierte recor­rien­do esta mag­ní­fi­ca obra defen­si­va que ha queda­do para la posteridad.

Hay que entrar a La Cité, la más grande for­t­aleza de Europa, por la porte Nar­bon­naise, que es la entra­da prin­ci­pal y que tras pasar la mural­la exte­ri­or de 14 tor­res defen­si­vas y la sigu­iente mural­la inte­ri­or de 24 tor­res defen­si­vas, nos da acce­so a la Rue Cros-Mayre­vielle llena de tien­das de obje­tos arte­sanales y de recuer­dos de la visi­ta, has­ta lle­gar a Le Château Com­tal con visi­ta al Museo lap­i­dario, la Cour d’hon­neur y la Cour du midi.

Salien­do des­de le Château Com­tal hay que vis­i­tar la mural­la Oeste para darse cuen­ta de la mag­ni­tud de la obra defen­si­va que se con­struyó cen­turias atrás. La Tour de la Jus­tice, la Tour de l’In­qui­si­tion que con­ser­va algún ele­men­to pro­pio de sus temi­bles tor­turas por here­jía y la Tour car­rée de l’Evêque, son de paso obligado.

Para impre­sion­arse con el hor­ror dan­tesco de la frat­ri­ci­da batal­la vivi­da en la liza, cam­po dis­puesto entre las dos mural­las inte­ri­or y exte­ri­or, hay que acced­er por la Tour St-Nazaire o la Porte d’Aude.

La Basilique St-Nazaire es impre­scindible de ver por su vidri­eras o vit­raux y que proce­den de los sig­los XIII y XIV. Fue la cat­e­dral de Car­cas­sonne has­ta 1801 cuan­do fue susti­tu­i­da por la actu­al Cat­e­dral situ­a­da en la vil­la baja o bur­go de Saint-Michel. La actu­al igle­sia es de ori­gen románi­co del siglo XI y que fue con­sagra­da como tal por el Papa Urbano II en 1096. Fue con­stru­i­do en el mis­mo lugar que ocupó una cat­e­dral car­olin­gia pero que por des­gra­cia no que­da ningu­na huel­la en la actu­al­i­dad. Ampli­a­da al esti­lo góti­co entre 1269 y 1330

Salien­do de la Cité hay que vis­i­tar la Bastide Saint-Louis man­da­da con­stru­ir por el rey Saint Louis y que ofrece un plano reg­u­lar de los con­sid­er­a­dos de “la ville nou­velle”. La cat­e­dral de Saint Michel, la igle­sia de Saint Vicent y el recono­ci­ble Canal du Midi son algunos de sus prin­ci­pales atractivos.

Colorida calle de paraguas de la Bastide de Saint-Louis

Col­ori­da calle de paraguas de la Bastide de Saint-Louis

 

¿Dónde com­er?

  • L’Ate­lier de la Truffe 51, rue Trivaille. Telé­fono 33 4 68 25 92 65 con este esclare­ce­dor nom­bre, en este coque­to Bar à vins tan francés, su patron Philippe Bar­rière y antiguo respon­s­able en la Cámara de Com­er­cio de la tru­fi­cul­tura en la zona, sirve este apre­ci­a­do oro negro en sus difer­entes opciones mien­tras se acom­paña de alguno de los vinos de la zona. Tru­fas que proce­den de la cer­cana Mon­tagne Noire.

L'Atelier de la Truffe

L’Ate­lier de la Truffe

 

L'Atelier de la Truffe

L’Ate­lier de la Truffe

 

  • Le jardin en ville 5, rue des fram­boisiers. Telé­fono 33 4 68 47 80 91. Encan­ta­dor mul­ti espa­cio con ter­raza para el restau­rante y en su inte­ri­or en for­ma­to con­cep store con mobil­iario y obje­tos de decoración.

le Jardin en Ville

Le Jardin en Ville

 

  • La Table de Franck Pute­lat 80 Chemin des Anglais. Telé­fono 33 4 68 71 80 70 Con dos estrel­las Miche­lin des­de el año 2012, ofrece una coci­na cre­ati­va, respetan­do los sabores de cada pro­duc­to pero con ese toque cre­ati­vo pro­pio de un dos estrel­las de la famosa guía roja gala. Una opción más económi­ca es su Brasserie à 4 temps tam­bién del mis­mo chef Franck Pute­lat en 2, Boule­vard Barbés.

La Table de Franck Putelat

La Table de Franck Putelat

 

¿Dónde dormir?

  • Hôtel Aragon 15, Mon­tée Combel­er­an. Telé­fono 33 4 68 47 16 31.  Hotel de tres estrel­las a 50 met­ros de la puer­ta prin­ci­pal a la Cité. Habita­ciones cómodas con aire acondi­ciona­do. Pisci­na exte­ri­or pri­va­da. Aparcamien­to exte­ri­or para los clientes. Es el alo­jamien­to ide­al para realizar una visi­ta tan­to a la for­ti­fi­cación como a la Ciu­dad Baja por su prox­im­i­dad a ambas.

Direc­ciones gas­tronómi­cas imprescindibles:

  • La Ferme 55, rue de Ver­dun. Es una epicerie fine espe­cial­i­dad en que­sos de Fran­cia y pro­duc­tos gas­tronómi­cos galos. Plan­ta a niv­el de calle ded­i­ca­da a mer­cadería gourmet y piso supe­ri­or con todo lo últi­mo en gad­gets para la coci­na y para la pre­sentación en mesa.

Surtido de quesos en La Ferme

Sur­tido de que­sos en La Ferme

 

  • Fro­magerie Bous­quet  28, rue Char­trand que­sos arte­sano de leche cru­da como el brie de Meaux, St. Feli­cien, Comté de difer­entes madu­ra­ciones, Coeur de Neufchâ­tel, etc.

Surtido de quesos en Fromagerie Bousquet

Sur­tido de que­sos en Fro­magerie Bousquet

 

  • Pâtis­serie Remi Tou­ja 10, rue de Ver­dun Para una mira­da dulce a sus crea­ciones entrar en su web de pastel­ería mod­er­na, choco­lates, hela­dos y mer­me­ladas. Ha sido campeón de France de postres.

Patisserie Rémi Touja

Pâtis­serie Rémi Touja

 

  • Choco­lati­er Yves Thuriès 27–28 Place Carnot. Telé­fono 33 4 68 71 19 81.
  • Les Halles es el mer­ca­do cubier­to en la plaza Carnot
  •  Domaine de Can­ta­lauze a las afueras de Car­cas­sonne y conc­re­ta­mente en la ville de Trèbes, es un viñe­do donde además cul­ti­van azafrán y elab­o­ran aceite de oli­va de sus pro­pios olivos. Tam­bién venden pro­duc­tos regionales, real­izan catas de sus vinos y alquilan casas para pasar estancias más o menos cor­tas en este mar­avil­loso y bucóli­co viñedo.

Cata de vinos en Domaine de Cantalauze

Cata de vinos en Domaine de Cantalauze

 

¿Cómo ir?

  • Sin duda y de la for­ma más ráp­i­da y cómo­da es a través de los trenes direc­tos de Renfe SNCF en Coop­eración, que une Barcelona, Girona y Figueres con Car­cas­sonne durante el perío­do de ver­a­no. Durante el resto del año hay que hac­er transbordo.

Más infor­ma­ción

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