Després del éxito del año pasado vuelve para Sant Jordi, en una nueva edición limitada, la cerveza “La Rosa de Moritz”.
La Rosa de Moritz
Esta cerveza destaca por su aroma floral que se consigue gracias a la infusión de los pétalos de rosas rojas compradas en las populares Ramblas de Barcelona, como no podía ser de otra forma, además del lúpulo de Saaz tan característico.
Moritz vuelve a homenajear a Sant Jordi con el retorno de “La Rosa de Moritz” que estará disponible en Fàbrica Moritz Barcelona, Casa Moritz, Bar Velódromo y Moritz Store, del 20 al 23 de abril o hasta agotar existencias.
Recuerda que el 23 de abril se regala la rosa, un libro y “La Rosa de Moritz”
Nota de Cata:
Color: Rojo
Espuma: blanca, esponjosa como una nube y abundante.
Aroma: floral proveniente de la infusión de pétales de rosa roja y el lúpulo de Saaz.
Sabor: de entrada es equilibrada con un punto dulce consecuencia de la maltra extra pálida.
Retrogusto: floral limpio y persistente.
Precio: 9,90 euros la botella de 1 litro / 6,40 refill de 1 litro.
No tires la botella a la basura y dale una segunda vida en tu casa: para volver a rellenar con otra cerveza fresca de edición limitada de Moritz o para rellenar de agua y tenerla fresca en tu nevera.
Pilsner Urquell, originaria de Pilsen en la región checa de Bohemia, puede decir con orgullo que es la primera cerveza tipo Pilsner de la historia. La receta original de 1842 ‑formulada por primera vez por Josef Groll en la cervecería Pilsen’s Burgess Brewery- se ha mantenido intacta en los más de 170 años de existencia. De gran popularidad mundial desde sus inicios, sólo ha estado interrumpido su fulgurante éxito por las tenebrosas épocas de las Guerras Mundiales y posteriormente por la sordidez de un bloqueo político, renaciendo en los últimos tiempos como ave Fénix para situarse en el lugar que le corresponde y por encima de modas pasajeras.
Cerveza Pilsner Urquell en su botella original de color ámbar.
Los componentes básicos de esta cerveza rubia que le dan personalidad propia son por un lado el agua suave utilizada para su elaboración que hace que no persista el amargor característico de esta bebida. En segundo lugar el aroma floral del lúpulo noble denominado Saaz que le da color amarillo, responsable a su vez de la calidad y abundancia de la espuma, y también del sabor refrescante y amargo. El tercer punto es el intenso sabor a malta por el uso de la maceración en la decocción. Y por último, el uso de levaduras de fermentación a baja temperatura mediante la utilización de este tipo de hongo unicelular de tipo lager, almacenando posteriormente el producto en los subterráneos (lagern) donde una temperatura fresca y estable va madurando la cerveza poco a poco.
Esta más que centenaria cervecera da una vuelta a su origen artesanal, recuperando los envases de color ámbar del inicio, porque evitan alteraciones de su contenido provocadas por la luz y también se cambia el diseño de la etiqueta en línea con los marbetes usados durante todo este tiempo. Todo un guiño de retorno a los inicios que no ha pasado desapercibido por sus consumidores habituales y fieles seguidores de la marca que valoran en gran manera esa honestidad de la cervecera checa.
Más allá de estereotipos y tópicos típicos de la cerveza-apaga-sed y que la ídem bien fría es para el verano ‑como las bicicletas, la premiada obra de teatro escrita por el fallecido Fernando Fernán Gómez- hay toda una cultura y tradición de cientos de años para conseguir que esta bebida lupulada sea objeto de culto por especialistas y aficionados de espíritu elevado que van un paso más allá. Detrás de una cerveza hay el trabajo de maestros cerveceros que dotan de personalidad a su producto, que es como la niña de sus ojos, proyectando todo su conocimiento y experiencia en su obra, convencidos de que hay consumidores que eligen cerveza para cada ocasión y para maridar con los diferentes platos.
La marca Pilsner Urquell, tal como la conocemos ahora, tiene una larga historia a sus espaldas. Nació en 1842 en la ciudad de Pilsen (Bohemia, República Checa) dando nombre al tipo de cerveza pilsner que es la más difundida, popular, cosumida e imitada por todo el mundo. Esta cervecería surgió a partir de las quejas de consumidores en 1838 hastiados de la baja calidad que se servía en ese momento, construyéndose en 1840 la fábrica de Burgess’ Brewery. Factores como el fichaje del maestro cervecero bávaro Josef Groll; el aprovechamiento de un buen acuífero ‑4 ríos confluyen es esta ciudad checa- que suministra un tipo de agua suave, de baja dureza por su débil mineralización, y que brota sin cesar (se necesitan 15 litros aproximadamente para conseguir uno de cerveza); el uso de nuevas cebadas de Moravia; el lúpulo cosechado en los alrededores de Saaz que aporta más elementos aromáticos que los amargos normales de esta planta y que se usa como contrapeso a la dulzor del malteado de la cebada; la baja fermentación de las levaduras; el uso de una maceración de decocción que le da ese intenso sabor característico de la malta y el lagering (almacenaje) en subterráneos de la cerveza siguiendo el modelo bávaro de usar s de usar barriles abiertos, convirtió la presentación en sociedad de esta pale lager en un auténtico éxito multitudinario entre los ciudadanos de la época.
Lata de la izquierda (verde) data de 1925 con inscripciones como “Original Pilsner Bier” la palabra original se añadió como consecuencia del creciente número de fábricas de cerveza copiando el estilo Pilsner. La marca se registró en 1896. La lata de la derecha (blanca) es de 1937, lleva impreso el escudo de armas de la ciudad de Pilsen fechado en 1434 y también lleva grabado la denominación de “pilsner bier” para intentar frenar las innumerables copias de esta lager. A partir de 1859 cada barril recibió una etiqueta y número de serie.
Con el próposito de remarcar ese carácter artesano así como incidir de mantener inalterada su receta centenaria fiel al idéntico proceso elaborador, usando los mismos ingredientes y de ser la original de los tipos pilsner (pilsener o pilsen) lanzó recientemente una edición limitada de latas vintage ‑de venta en los centros de El Corte Inglés de la Península y Baleares hasta agotar existencias- que reproduce las históricas etiquetas de 1925 y de 1937. Todo un regalo para coleccionistas de esta mítica marca cervecera.
La cata se carateriza por un color dorado pálido, de cuerpo ligero y refrescante, con un amargor inicial y seguido de una dulzor ‑de caramelo- muy agradable. Para su degustación es recomendable usar el vaso ‑alto y estrecho- creado específicamene para esta bebida malteada que canaliza los aromas hacia la nariz mientras se bebe. La temperatura ideal para disfrutarla es la de 7ºC y servida con delicadeza para conseguir una espuma intensa, consistente, blanca sin mácula, cremosa y que perdura.