Comer entre sal y volcanes

El Jar­dín de la Sal es un lugar úni­co en el pla­ne­ta. Pue­do afir­mar­lo sin mie­do a equi­vo­car­me. Por un lado, las sali­nas de Fuen­ca­lien­te: don­de el mar deja su alma y su esen­cia. Por otro, los vol­ca­nes Tene­guía y San Anto­nio y los ecos de sus lamen­tos en for­ma de lava. Más allá, entre el basal­to, dos faros expec­tan­tes.

salinas marinas

Sali­nas mari­nas de Fuen­ca­lien­te. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

Via­ja­mos a la isla de La Pal­ma y los esce­na­rios mara­vi­llo­sos se super­po­nen como los sabro­sos pla­tos que se pre­pa­ran en este res­tau­ran­te inau­gu­ra­do en el año 2013 en el muni­ci­pio viti­vi­ní­co­la de Fuen­ca­lien­te. En su menú podrás encon­trar pla­tos como el pul­po bra­sea­do con papas arru­ga­das, que­so arte­sano con mojo, lan­gos­ti­nos a la sal, ensa­la­das con pro­duc­tos de cer­ca­nía, pes­ca­do del día y un sin­fín de deli­cias con aro­ma a océano y coci­na cana­ria. Recuer­da ade­más que la sal, ele­men­to esen­cial del pai­sa­je, tam­bién for­ma­rá par­te de tu mesa y podrás degus­tar diver­sos tipos de este fabu­lo­so pro­duc­to natu­ral.

pulpo braseado

Pul­po bra­sea­do con papas arru­ga­das. Foto de Noe­mi Mar­tin

La car­ta de vinos que ofre­ce este ori­gi­nal res­tau­ran­te com­bi­na cal­dos de la tie­rra como el poten­te tin­to Tene­guía o el deli­ca­do mal­va­sía de Matías i Torres, con clá­si­cos rio­jas o ribe­ras. La reco­men­da­ción, sin duda, es la de pro­bar los vinos isle­ños. Esta­mos en  terri­to­rio de bode­gas y vol­ca­nes, de ver­de y azul mar y hay que expe­ri­men­tar aro­mas y sen­sa­cio­nes mien­tras escu­chas de fon­do el soni­do de las olas.

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Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

Los pos­tres no se que­dan atrás. De nue­vo, mez­cla de sabo­res y tex­tu­ras con un toque cana­rio. De hecho, el res­tau­ran­te ha sido nomi­na­do para “Mejor Coci­na Cana­ria (moder­na y tra­di­cio­nal)”, en la VI Edi­ción de los Pre­mios Regio­na­les de Gas­tro­no­mía “Qué Bueno Cana­rias Hei­ne­ken”.

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Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

Des­pués de sen­tar­me a comer y dis­fru­tar en el Jar­dín de la Sal tras un paseo por las sali­nas y su his­to­ria de medio siglo, la reco­men­da­ción es cla­ra: para­da obli­ga­to­ria si via­jas a la pre­cio­sa isla de La Pal­ma. Pro­duc­tos loca­les, ser­vi­cio ama­ble, pre­cio medio y entorno mági­co. Ade­más, un deta­lle abso­lu­ta­men­te “zen”: mi móvil no tuvo cober­tu­ra en nin­gún momen­to y espe­ro que el tuyo tam­po­co. Así que, si pasas por este rin­con­ci­to encan­ta­dor,  pre­pá­ra­te a dis­fru­tar de un rato de feli­ci­dad sin inte­rrup­cio­nes. Qué mara­vi­lla.

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Exte­rior del Res­tau­ran­te El Jar­dín de la Sal. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

Res­tau­ran­te El Jar­dín de la Sal Carre­te­ra La Cos­ta-El Faro, 5. 38740, Fuen­ca­lien­te de la Pal­ma, Tel.: 922979800 Hora­rio de 11 a 18 H

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