En casa de Cayetana

Hace sólo tres meses que abrió sus puer­tas en Sevi­lla y ya se ha con­ver­ti­do en visi­ta obli­ga­da. Algu­nos de los rin­co­nes más espe­cia­les del Pala­cio de las  Due­ñas, la casa favo­ri­ta de la Duque­sa de Alba, pue­den des­cu­brir­se por ocho euros: el pre­cio de la entra­da gene­ral. De paseo por la capi­tal his­pa­len­se, entre tapa y tapa de “pes­caí­to” fri­to, albón­di­gas de cho­co y algu­na que otra copa de vino, hemos reco­rri­do los jar­di­nes y habi­ta­cio­nes del Pala­cio. Y lo hemos hecho por dos razo­nes fun­da­men­ta­les: por­que fue la resi­den­cia de una de las muje­res más hedo­nis­tas de este país — tenía dine­ro de sobra para dis­fru­tar de via­jes y fies­tas pero, sobre todo, un carác­ter atre­vi­do y opti­mis­ta-  y por­que en una de sus muchas estan­cias nació el fan­tás­ti­co poe­ta Anto­nio Macha­do. 

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Bus­to de la Duque­sa de Alba en el inte­rior del Pala­cio de las Due­ñas. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin.

His­to­ria. El Pala­cio fue cons­trui­do entre los siglos XV y XVI  y per­te­ne­ció ori­gi­na­ria­men­te a los Pine­da pasan­do a ser pro­pie­dad de la Casa de Alba en el año 1612. En el siglo XIXla fami­lia habi­li­tó par­te del Pala­cio y lo trans­for­mó en casa de veci­nos. Gra­cias a esta cir­cuns­tan­cia, la fami­lia Macha­do se con­vir­tió en inqui­li­na del núme­ro cin­co de la Calle Due­ñas y  fue en este lugar don­de el 26 de julio de 1875 nació Anto­nio Macha­do. El poe­ta recuer­da su infan­cia sevi­lla­na y reme­mo­ra los patios, la luz y has­ta el limo­ne­ro del Pala­cio en alguno de sus más famo­sos ver­sos. Pos­te­rior­men­te, en 1931 la Casa fue decla­ra­da Bien de Inte­rés Cul­tu­ral, for­man­do par­te del más sig­ni­fi­ca­ti­vo patri­mo­nio his­tó­ri­co de Sevi­lla. Ade­más, fue el refu­gio favo­ri­to de Caye­ta­na de Alba has­ta su muer­te en él, en noviem­bre de 2014.

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Pala­cio de las Due­ñas. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

Arqui­tec­tu­ra. El pala­cio de las Due­ñas está con­for­ma­do por enor­mes patios anda­lu­ces, edi­fi­cios, caba­lle­ri­zas y estan­cias varia­das. Su esti­lo inte­gra el góti­co-mudé­jar con el rena­cen­tis­ta en un con­jun­to ecléc­ti­co de cerá­mi­ca, azu­le­jos, arcos y ladri­llos.  En la entra­da al Pala­cio se reco­no­ce el escu­do del duca­do de Alba que da la bien­ve­ni­da al visi­tan­te. Tam­bién una pla­ca que advier­te de la lle­ga­da al mun­do de Macha­do entre estas pare­des. Una vez den­tro, duran­te el reco­rri­do ‑que pue­de lle­var­te poco menos de una hora- podrás cono­cer salo­nes vario­pin­tos y repu­ja­dos como la Sala de la Gita­na o el del Tablao o inclu­so la capi­lla don­de se casó la Duque­sa por últi­ma vez. Tam­bién, como no, miti­gar el calor anda­luz bajo los limo­ne­ros y naran­jos del patio prin­ci­pal.

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Pala­cio de las Due­ñas. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin.

Colec­ción de arte y obje­tos per­so­na­les. Ade­más de sus her­mo­sos patios y jar­di­nes, Las Due­ñas ofre­ce una impor­tan­te colec­ción de pin­tu­ras, tapi­ces, escul­tu­ras, mue­bles anti­guos, por­ce­la­nas de gran valor y pie­zas arqueo­ló­gi­cas de la épo­ca roma­na y medie­val. Así por ejem­plo, en su peque­ña capi­lla se pue­de encon­trar la obra de Neri di Bic­ci: San­ta Cata­li­na de Sie­na entre San­tos, del siglo XV y en la sala de La Gita­na, la esta­tua de Mariano Ben­lliu­re que le da nom­bre y La Epi­fa­nía de Lucas Gior­dano. Ade­más de todo lo ante­rior, algu­nas de las estan­cias reco­gen cua­dros per­so­na­les, ves­ti­dos de fara­laes y foto­gra­fías fami­lia­res. Tam­bién car­te­les tau­ri­nos y capo­tes que refle­jan la cono­ci­da afi­ción a la tau­ro­ma­quia y al fla­men­co de la Duque­sa de Alba.

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Pala­cio de las Due­ñas. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

Un poco de coti­lleo. Por si no eres asi­duo a las revis­tas del cora­zón, te recor­da­mos que el Pala­cio ha sido lugar de encuen­tro de miem­bros de dinas­tías euro­peas y per­so­na­li­da­des del mun­do de la cul­tu­ra, la polí­ti­ca y el arte. Han visi­ta­do la Casa o resi­di­do en ella, per­so­na­jes como la Empe­ra­triz Euge­nia de Mon­ti­jo, Alfon­so XIII, Jac­que­li­ne Ken­nedy, Wallis Sim­pson, Gra­ce Kelly y su mari­do Ranie­ro de Móna­co, entre otros muchos. Ade­más, Caye­ta­na de Alba, la mujer con más títu­los nobi­lia­rios según el Guin­ness, cele­bró su comen­ta­da ter­ce­ra boda con Alfon­so Diez en la Capi­lla de las Due­ñas y en este Pala­cio pasó tam­bién los últi­mos días de su increí­ble vida.

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Pla­ca infor­ma­ti­va sobre el naci­mien­to de nues­tro gran poe­ta Anto­nio Macha­do en el Pala­cio de las Due­ñas. Foto­gra­fía de Noe­mi Mar­tin

Tras la muer­te de Caye­ta­na, el nue­vo jefe de los Alba, su hijo Car­los Fitz-James-Stuart, deci­dió abrir la Casa al públi­co en home­na­je a su madre y tam­bién para man­te­ner el Pala­cio con los nue­vos fon­dos. Gra­cias a su ini­cia­ti­va, los aman­tes del arte y tam­bién los de la figu­ra de Caye­ta­na de Alba podrán visi­tar en Sevi­lla la par­te baja de la vivien­da: unos mil nove­cien­tos m2 de los más de nue­ve mil que alcan­za el popu­lar con­jun­to arqui­tec­tó­ni­co.

http://www.lasduenas.es/

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