
Tenerife. Fotografía de Noemi Martin
Surgió en medio del Atlántico para hacer las delicias de los enamorados del buen vivir. Estoy segura de que es su cometido. Si hay una isla en el Planeta que merece el título de “Hedonista mayor del reino”, sin duda, es ésta desde donde escribo.
Ser hedonista en Tenerife es muy sencillo. No es publicidad barata ni proselitismo isleño. Lo afirmo con objetividad absoluta porque me encanta ser feliz y llevo siéndolo en este lugar durante cuatro décadas. Y cada día disfruto más de sus rincones sorprendentes y de su marco azul.

Tenerife. Fotografía de Noemi Martin
Ser hedonista en Tenerife es facilísimo. No hace falta que te esfuerces: el placer y la belleza te rodean. En el mes de febrero aún más. Estamos en Carnaval y la gente sonríe entre lentejuelas y pelucas de colores. No importa que hayas pasado un mal día, que tu madre esté enferma o tu contrato sea precario. Tampoco que te haya dejado tu novio o tengas un sarpullido en la cara por hincharte a chocolate. Para eso está el maquillaje y las caretas. En esta Isla la alegría te perseguirá hasta encontrarte de frente. No huyas, cobarde.
Ser hedonista en Tenerife está chupado. Tienes a tu disposición un sol espléndido durante casi todos los días del año. Vitamina D por un tubo, abajo el dolor de huesitos y los catarros. Puedes tumbarte en una playa de arena suave cual lagarto vividor. O darte un baño los fines de semana. O hacer surf, buceo o vela. También sentarte en una terracita tranquila a tomar un café o una cerveza mientras el astro rey te contempla y tú le susurras al oído: ¡gracias por calentarme tan bien, querido!

Tenerife. Fotografía de Noemi Martin
Ser hedonista en Tenerife es un juego de niños…o de mayores. ¿A quién no le gusta un buen vino? En esta Isla coleccionamos caldos sabrosos y “guachinches” por doquier. Somos expertos en saborear con placer una “carne fiesta” con “una cuarta” o un plato de queso de cabra acompañados de una conversación amigable y una mano en el hombro. ¿Y qué me dicen de unas papitas arrugadas con mojo y pescado salado?
Ser hedonista en Tenerife es lo más normal del mundo. Porque puedes respirar y entusiasmarte mientras recorres senderos que bordean paisajes increíbles. Porque el cielo está limpio y las estrellas se distinguen en la noche. Porque un Volcán grandioso nos cuida desde lo alto, entre un mar de nubes y retamas.

Tenerife. Fotografía de Noemi Martin
Ser hedonista en Tenerife es muy factible. Teatro, conciertos de música clásica, jazz o rock, un Auditorio brillante a la orilla del mar, museos, exposiciones de fotografía, festivales varios y mucha sed de cultura.
Ser hedonista en Tenerife está tirado. Los canarios somos cariñosos y cercanos. No hay mayor placer sensorial que recrearse en los rincones de esta acuarela gigante, su gastronomía, sus vinos y su miel, recorriéndola con un isleño afable.

Tenerife. Fotografía de Noemi Martin
Así que totalmente convencida de que la oferta, además de tentadora es real, lanzo una invitación al aire: amigos hedonistas del planeta Tierra (y de otros si se tercia), aquí les esperamos.
Sean felices.
BSO de este post Huellas del cantautor tinerfeño Pedro Guerra
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