El otoño nos trae algunos momentos de melancolía porque los largos días de playa y sol del verano se han quedado atrás. Por contra, esta estación nos regala momentos únicos para vivir y compartir, como esos paseos por bosques cercanos, cuando los árboles se visten con sus mejores galas, y recorriendo sus caminos más secretos podemos disfrutar de esa paleta cromática tan rica que nos regalan cada año. El monopolizante color verde de las hojas, en sus diferentes gamas, se cambian por los ocres, rojos y amarillos.
Copa para degustar los diferentes vinos.
Las viñas no son ajenas a esta transformación y sus hojas comienzan a marchitarse y a caerse en cuanto entramos en el mes de Octubre. Mientras tanto en las bodegas del Hemisferio Norte, las uvas siguen su evolución hasta convertirse en vino. Y es a finales de Noviembre cuando las diferentes empresa elaboradoras ya están preparadas para compartir sus vinos más jóvenes, lozanos y rebosantes de mocedad, cuál adolescentes que quieren comerse el mundo. Es el momento en el cual todo el mundo que rinde tributo a Baco, celebra la llegada de esos vinos con fiestas conmemorativas.
La barcelonesa tienda de vinos Vila Viniteca conmemora cada año esa nueva presentación y del elenco de bodegas que asistieron probamos los siguientes vinos:
- Blancos: “Temps de flor” de Sumarroca de la D.O. Penedés. Gessami de Gramona. El gallego Terras Gauda de la D.O. Rías Baixas. Un Muga blanco. De Castillo de Monjardin el que elaboran con la premiada uva chardonnay.
- Tintos: Artadi, Murmurón y Ostatu.