Bodegas Alvear está situada en la ciudad cordobesa de Montilla, perteneciente a la DO Montilla- Moriles, rodeada de campos donde la viña predomina sobre otros cultivos minoritarios (olivo y cereal) que le quieren arrebatar su hegemonía, sin logarlo. La Sierra de Montilla con sus altas colinas le sirve de paraviento a su clima semi continental mediterráneo de veranos calurosos, largos y secos y de inviernos cortos. Un terreno bastante llano con elevaciones suaves como el Cerro del Macho (que da nombre a uno de sus vinos más rompedor), a 700 metros de altitud frente a los 372 metros de media de la zona. El predominante verde del campo en verano, por las viñas, solamente está roto por los lagares, donde se elaboran vinos y aceites, y pequeños núcleos de población de casas encaladas en blanco nuclear que da cobijo a los agricultores que miman las tierras cercanas.

Su particular suelo de albariza ha sido muy propicio para que se haya asentado la variedad de uva Pedro Ximénez, que según se cree la trajo un soldado de los Tercios de Flandes desde Alemania, llamado Peter Siemens en la lengua de Goethe. Tierra de escaso contenido de materia orgánica y poco productivos, pero a cambio, por su alta exposición al sol se obtienen uvas con una maduración más rápida y equilibrada.

Se recibe la uva en los lagares y se deposita en tinajas, donde fermenta espontáneamente gracias a las generosas levaduras que hay en el ambiente, creando la magia que envuelve a los vinos de Bodegas Alvear.

El siguiente paso es su crianza que puede ser biológica o “velo de flor” cuando las barricas no se rellenan completamente con el objeto de dejar una superficie libre donde se desarrollen las levaduras autóctonas, o mediante oxidación en el cual el vino envejece como consecuencia de reacciones naturales de oxidación de carácter fisioquímico. El sistema de soleras y criaderas es una crianza dinámica en busca de la homogenización de los caldos, de tal forma que se mezclan parte de los vinos más nuevos, situados en los niveles superiores de barricas, con los más viejos, de las filas inferiores. Cuado llegan a las que están en el suelo o soleras ya están óptimos para su embotellamiento y por tanto, consumo y disfrute.Las extracciones parciales se llaman “saca” y la reposición se llama “rocío”.

Entrar en la sala de barricas Monumental (no puede ser más acertado este nombre) de Bodegas Alvear es comprar un billete de ida a un romántico pasado, donde las calles donde están depositadas las barricas se llaman andana, el suelo es albero y cachón es el conjunto de botas. Donde “saca” es la extracción parcial de vino de una barrica, para reponer o mejor dicho “rocío”, en la barrica de nivel inferior. Se respira el perfume del vino y se siente como las caprichosas levaduras habitan libremente por este maravilloso espacio.

Perfume de vino, magia y tradición definen a Bodegas Alvear

Los cuatro tipos de vino que se elaboran tradicionalmente son:
- Fino es el más extendido. A la vista es de color amarillento pálido, aromas en nariz punzante, seco y ligeramente amorgoso.
- Amontillado es un vino de color oro viejo, y de aroma intenso, seco y suave. Han agotado su capacidad nutriente para la “flor”
- Oloroso es un vino que se le impide el desarrollo del velo de flor mediante el llenado completo de las botas. La crianza recoge la impronta del tiempo pasado en las barricas de roble.
- Pedro Ximénez es un vino dulce natural. El mosto de uva se solea, se prensa y de aquí se obtiene esta maravilla de vino goloso.
En la actualidad, Bodegas Alvear está gestionada por la octava generación y en 2029 cumplirán 3 siglos de historia, después de que Diego de Alvear y Escalera fuese el iniciador de esta saga de bodegueros. De esta “historia embotellada” de la bodega con más prestigio y reconocimiento internacional de Andalucía, son destacables épicos momentos del pasado como cuando se consiguió llevar un cargamento de su vino a Inglaterra en el siglo XVIII, o la huella dejada en esta bodega por Capataz Billanueva, hombre de confianza de Diego de Alvear y Ponce de León, que marcó con sus iniciales CB los mejores vinos, manteniéndose vivo su espíritu en el Fino C.B. como el más representativo de la casa. Casi 3 centurias manteniendo vivo el patrimonio vinícola heredado generación tras generación. Actualmente el 40% de la producción se exporta a un total de 25 países por esta bodega que mantiene su carácter familiar. También destacar que Bodegas Alvear pertenece al exclusivo club de Grandes Pagos de España https://grandespagos.com formado por bodegueros de nuestro país que defienden la personalidad de cada territorio.

El proyecto “3 Miradas” es el más innovador de esta bodega y que se inició en el 2016. Con técnicas modernas de vitucultura pero siguiendo la tradición ancestral de elaboración de los vinos de Montilla, es decir se elabora con uvas que proceden de cepas viejas plantadas en vaso y bajo rendimiento pero de una gran calidad. Se fermentan en tinajas de hormigón de 150 y 300 arrobas (palabra de origen árabe para pesar y que se ha recuperado para su uso informático) bajo ese maravilloso y milagroso velo de flor, se controla el grado alcohólico (alrededor de 12 grados) para que nunca lleguen a ser los finos de 15 grados. Se parte de la microvinificación de parcelas por separado para que los vinos se expresen en función de su microclima, altura, horas de sol según orientación, etc. Lo que significa un minucioso trabajo de campo de la dirección técnica de la bodega para conseguir vinos únicos y diferentes añada tras añada. De esta forma salen caldos embotellados bajo los nombres de “Vino de pueblo”, “Cerro Macho” o “Viña de Antoñín”.
Más información de sus vinos, tienda online y visitas a la bodega en la web https://www.alvear.es de la Calle María Auxiliadora, 1. 14550 Montilla (Córdoba) Teléfono 957 650 100.
Vinos de Bodegas Alvear para armonizar la cata comida:

Los boquerones están acompañados de una copa de este vino blanco Marqués de la Sierra, con su fresca acidez nos limpia la boca del exceso de grasa de la fritura y nos invita a seguir comiendo.

Es un matrimonio tan clásico como indisoluble, donde la grasa del jamón se mezcla formando un solo cuerpo con el Fino CB.

Este vino innovador de Bodegas Alvear reposó en tinajas bajo velo de flor, y sus aromas de levadura, hinojo y anisados acompañan muy bien este arroz.

Este vino blanco amontillado puede con lo que le echen y en especial con este estofado de rabo de toro y hasta con las patatas fritas.

Pedro Ximénez de añada 2013 da juego a crear un maridaje de similitud y de contraste. Por un lado choca y rebaja el queso azul y por el otro lado sus aromas de higos pasificados y de frutos secos están en armonía con este vino.

Refrescante postre helado que contrasta con este vino cálido, meloso y aterciopelado en boca. Un final perfecto de cata-comida.
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