Israel, land of creation

Los motivos de vis­i­tar Israel son muchos y vari­a­dos. A escasas 5 horas de avión de España, en el otro extremo del Mar Mediter­rá­neo, con­vierten a este país en un des­ti­no vaca­cional muy apeteci­ble por el amplio elen­co de ofer­tas para todos los gus­tos: his­to­ria y cul­tura, gas­tronomía, ocio, deporte y por supuesto reli­giosos. Evi­den­te­mente las vis­i­tas piv­otan sobre dos des­ti­nos prin­ci­pales Jerusalén y Tel Aviv, pero que se le puede añadir otras opciones como el tur­is­mo acti­vo y de nat­u­raleza en Negev y Eli­at. Quizás la suma de todas ellas jun­to con el con­traste con­tin­uo entre mod­ernidad y tradi­ción sea lo que más choca y más impacta al visitante.

La primera sor­pre­sa es recono­cer una gran can­ti­dad de nom­bres que nos evo­can nues­tra infan­cia cuan­do estudiábamos la asig­natu­ra de religión, prin­ci­pal­mente los lugares biblí­cos como Nazaret, Belén o Galilea, que a los que nos peinamos canas nos traen inmedi­ata­mente a la memo­ria tex­tos de los Evan­ge­lios.

Los amantes del deporte tienen citas ine­ludi­bles como las mara­tons y tri­at­lons de Tel Aviv, Jerusalén, Her­zliya y más duras como las del desier­to de Negev. Prue­bas ciclis­tas como Arad Gran Fon­do que pasa por el pun­to más bajo del plan­e­ta o Epic Israel que tran­scurre por algunos de los lugares San­tos del estado.

La rica gas­tronomía está con­t­a­m­i­na­da de las mul­ti­ples influ­en­cias recibidas como con­se­cuen­cia de la diás­po­ra judía y su vuelta a la Tier­ra Prometi­da así como de las influ­jos de Ori­ente Medio.

Tel Aviv-Yafo, usual­mente cono­ci­da como Tel Aviv, sig­nifi­ca Col­i­na de la Pri­mav­era, es una ciu­dad cos­mopoli­ta y cen­tro de nego­cios del país. Para los com­pradores com­pul­sivos está el edi­fi­cio Torre de la Ópera que es un gran cen­tro com­er­cial y de entreten­imien­to. En el Bar­rio de los Yemeni­tas está situ­a­do el mer­ca­do Carmel, uno de los más grandes al aire libre de Ori­ente Medio y el Mer­ca­do de las Pul­gas para los bus­cadores de buenos pre­cios. Para vis­i­tas cul­tur­ales es impre­scindible el Museo de las Diás­po­ras den­tro del cam­pus de la Uni­ver­si­dad de Tel Aviv con didác­ti­cas expli­ca­ciones sobre los judíos exil­i­a­dos. El Museo de la Tier­ra de Israel está situ­a­da alrede­dor de los restos de una ciu­dad de los fil­is­teos y está ded­i­ca­do al pasa­do del país. La ópera israelí está en el Cen­tro Gol­da Meir de Artes Escéni­cas, y que rinde trib­u­to a la desa­pare­ci­da activista sion­ista que llegó a ser primer min­is­tra del esta­do de Israel. La Orques­ta Filar­móni­ca de Israel tiene su sede en el Audi­to­rio Mann. Las opciones de gas­tronomía son muy vari­adas y las noc­tur­nas le vale el nom­bre de “la ciu­dad que nun­ca duerme”. Yafo, al sur, tiene los mejores restau­rantes de pesca­do del país jun­to al puer­to. La gas­tronomía ha tenido una gran rev­olu­ción silen­ciosa pero efec­ti­va, con ejem­p­los como Man­ta Ray Restau­rant, Café Xoho y Mizlala, Catit y Lumi­na estos tres últi­mos del joven chef Meir Adoni. Para los que no quier­an hac­er nada se pueden rela­jar y pasar el día en algu­na de sus playas temáticas.

Torre de vigilancia reconvertida en hotel situada en la playa Frishman, Tel Aviv. Fotografía gentileza de Turismo de Israel

Torre de vig­i­lan­cia recon­ver­ti­da en hotel pop up has­ta la pri­mav­era 2017 situ­a­da en la playa Frish­man, Tel Aviv. Fotografía gen­tileza del Min­is­te­rio de Tur­is­mo de Israel

Por su parte la espir­i­tu­al Jerusalén ha sido escogi­da como uno de los 25 des­ti­nos a vis­i­tar en el 2017 por la comu­nidad de min­ube com­pues­ta por más de 2MM de via­jeros que com­parten sus expe­ri­en­cias. Tam­bién la influyente revista norteam­er­i­cana Trav­el-Leisure elige la Ciu­dad San­ta como uno de los 50 des­ti­nos gas­tronómi­cos del 2017. Var­ios miles de años de his­to­ria al pasear por sus calles y con­tem­plar el  rico lega­do deja­do por todos los que la han pobla­do, como la mural­la de la Ciu­dad Vie­ja, arcos romanos de cuan­do perneció a ese gran Impe­rio de Roma, fos­os bizan­ti­nos, la huel­la de los Cruza­dos que dejaron su vida por lib­er­ar Tier­ra San­ta. Inter­minables lugares para recor­rer y que son icono de las 3 reli­giones monoteís­tas asen­tadas en esta ciu­dad: el Muro de las Lamenta­ciones, las mezquitas del Monte del Tem­p­lo, la Vía Dolorosa, la Basíli­ca del San­to Sepul­cro que está cus­to­di­a­da por 3 con­fe­siones cristi­nas: católi­cos, arme­nios orto­dox­os y orto­dox­os. La ciu­dad tam­bién es la sede del Patri­ar­ca Orto­doxo de Jer­susalén y cat­e­dral del Patri­ar­ca­do Lati­no de Jerusalén. El San­tu­ario del Libro guar­da celosa­mente los Rol­los del Mar Muer­to o de Qum­rán, y tam­bién los pergaminos del Códex Alep­po, el más antiguo y com­ple­to man­u­scrito del Tanaj de acuer­do con la Maso­ra Tiberi­ana. La ofer­ta museís­ti­ca no tiene parangón: Museo de Israel, del Islam,  Tier­ras de la Bib­lia o restos arque­ológi­cos como la Torre de David. La gas­tronomía tiene buenos ref­er­entes como Ishtabach  dónde se puede dis­fru­tar el sham­bu­rak kur­do, pas­tel de carne y patatas con chimichur­ri. En Mach­neyu­da hay que pro­bar el tar­tar de tern­era con dul­ces ciruelas.

Vista aérea de la ciudad de Jerusalén. Fotografía gentileza de la Oficina de Turismo de Israel

Vista aérea de la ciu­dad de Jerusalén. Fotografía gen­tileza del Min­is­te­rio de Tur­is­mo de Israel

El Mar Muer­to está situ­a­do a 400 met­ros por deba­jo del niv­el del mar, y es el pun­to más bajo de la Tier­ra. Es una zona priv­i­le­gia­da libre de polen como con­se­cuen­cia de la ele­va­da pre­sión atmos­féri­ca y la fil­tra­da radiación solar. Hay que dis­fru­tar del flotamien­to sin hac­er ningún esfuer­zo gra­cias a su alta salin­idad. Las propiedades cura­ti­vas las hacen tam­bién muy intere­sante para el tur­ista de bal­n­eario y sumer­girse en pisci­nas de agua sul­forosa o untarse con bar­ro nego para mejo­rar nues­tra piel por la riqueza de min­erales. En Masa­da, declar­a­da Pat­ri­mo­nio de la Humanidad por la Unesco en 2001 hay que vis­i­tar donde esta­ba el pala­cio con­stru­i­do por Herodes. La Reser­va Nat­ur­al de Ein Gue­di por su extra­or­di­nar­ia fau­na y flo­ra úni­ca. El Desier­to de Judea sobrecoge cuan­do se prac­ti­ca escal­a­da o rapel y por supuesto vis­i­tar las cuevas de Qum­rán donde se hal­laron feliz­mente los valiosísi­mos rol­los del Mar Muerto.

Galilea merece un capí­tu­lo entero por la belleza de sus paisajes. En la Baja Galilea están situ­a­dos el Valle de Jezreel, muy apre­ci­a­da en tiem­pos pretéri­tos por sus posi­ción estratég­i­ca. Los kibutz como proyec­to social de aldeas colec­ti­vas y que fue pri­mor­dial para el desar­rol­lo de la agri­cul­tura israelí. La ciu­dad de Tiberias (Tiberíades ) jun­to al Lago o Mar de Galilea con­sti­tuye una ciu­dad de ver­a­neo acti­vo todo el año. Intere­santes vis­i­tar Cafar­naúm, el Monte de las Bien­aven­tu­ran­zas, Nazaret, el Monte Tabor o el evangéli­co río Jordán dónde fue bau­ti­za­do Jesús por su pri­mo Juan el Bautista. Bet­seán es un sitio arquelógi­co de grandes pro­por­ciones y con con­tin­uas rev­ela­ciones de su pasa­do. La Alta Galilea guar­da bosques, mon­tañas, arroyos y cas­cadas para un tur­is­mo más acti­vo. For­t­alezas de la época de los cruza­dos y de la dom­i­nación musul­mana con­viv­en con sin­a­gogas de la época del Tal­mud, tem­p­los romanos y pala­cios cana­neos. La ciu­dad más impor­tante de esta región es Safed, cuna del mist­i­cis­mo judío y de la Cábala. La cas­ca­da de Banias, la reser­va de Jula o Tel Jat­zor son otros atrac­tivos más.

La cos­ta del Mediter­rá­neo está salpic­a­da de lugares intere­santes como Rosh Hanikrá con gru­tas y cuevas excavadas por el bravío mar en los cal­cáre­os acan­ti­la­dos. Las her­mosas playas de Naharía ide­ales para prac­ticar wind­surf­ing. La amu­ral­la­da San Juan de Acre mil veces toma­da y recu­per­a­da por cruza­dos y musul­manes, fue declar­a­da Pat­ri­mo­nio de la Humanidad por la UNESCO en 2001. Haifa a cabal­lo entre el Monte Carme­lo y sus playas. Dor pre­sume de bel­lísi­mas playas que com­pite con Neta­nia, la Rosa del Sharón, y con Herzelía.

El desier­to de Néguev entre el Mediter­rá­neo, la penín­su­la del Sinaí, las mon­tañas de Moab y el desier­to de Judea. Este paisaje de dunas, mon­tañas estériles y for­ma­ciones rocosas, fue tes­ti­go mudo durante cien­tos de años de las car­a­vanas de camel­los que hacían la Ruta de las Espe­cias des­de el Ori­ente más lejano has­ta el Mediterráneo.

Después de atrav­es­ar el ári­do Néguev se lle­ga a Eilat sobre el Mar Rojo, cono­ci­da por ser dónde desem­bar­có la Reina de Saba en su visi­ta a la corte del Rey Salomón. El buceo y los deportes acuáti­cos jun­to a delfines, excur­siones por el desier­to en vehícu­los todo ter­renos o a lomos de camel­los, la Ciu­dad de los Reyes o la Reser­va Nat­ur­al de Corales con­sid­er­a­do como uno de los más bel­los arrecifes del mun­do. La Reser­va Nat­ur­al de Tim­na o Hai Bar ded­i­ca­da a la recu­peración de la fau­na men­ciona­da en el Antiguo Tes­ta­men­to tam­bién son pun­tos a visitar.

Más infor­ma­ción en Tur­is­mo de Israel

© 2017 José María Toro. All rights reserved.

Un comentario

  1. Me encan­taría ir a 🇮🇱😘😘 

    Gra­cias

    ¡Qué ten­gas un buen día! Un saludo, 

    ENERGY SUPPORT Events Man­ag­er empresaenergysupport@gmail.com @energysupport🌍 #ener­gy­sup­port­bcn Gra­cias | Grà­cies | Thanks | Gra­zie | Mer­ci | Dank | 感謝 | спасибо | 谢谢 | תודה | شكرا |

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