Travessera de les Corts, 340. 08029 Barcelona Teléfono 93–3632298 Oriol Balaguer
Tras esta semana de parón como consecuencia de mi suspenso en Zumba ¿¿?? (un interrogante indescifrable más a sumar en mi etapa como aventurero urbanita) y una serie de clases de repaso, que no contaba, todo porque no movía las caderas a ritmo de Beyoncé, vuelvo a la carga con este post de buñuelos de Oriol Balaguer. Desde que es vecino mío con tienda-obrador al lado de mi casa mis fines de semana son perfectos. Despertarme el sábado y/o domingo y levantarme de un salto para ir a buscar sus croissants y “chucho” de crema es ya presagio de un día redondo. (Aviso para navegantes: los “chuchos” vuelan desde primera hora porque en mi barrio son muy madrugadores y algún desalmado, a las 9,30h me ha dejado sin, llevándoselos todos en mi cara misma, creándome un trauma para todo el weekend de esos que son difíciles de superar, y reconozco que comienzo a mirar algún vecino con rencor, ¡porque sé donde viven!). Y mientras mojo las piezas de bollería en una taza de café recién hecho decido el resto de actividades que llenen estos días de asueto.
Buñuelos de l’Empordà deliciosamente esponjosos para emocionar con su notas de matalahúga.
Un vino de postre El vi del vent de color amarillo pálido casi transparente. Aromas frescos de fruta blanca madura de final de verano, de melocotones de viña recién cogidos del árbol, a peras blancas de Puigcerdà y por encima la fragancia de la uva moscatel. En boca es una golosina envolvente dejando un postgusto a miel muy elegante. Servir frío a 8º C en copa pequeña de vino blanco. Precio 9 euros en Casa Gispert
La melodía que me ha acompañado durante todo el maridaje ha sido I will wait de los británicos ganadores de un Grammy con su estilo neo folk rock Mumford & Sons (esta banda con nombre de tienda de ultramarinos londinense, sólo les falta poner el año de su fundación, promete). Este tema musical tiene una intensidad contagiosa creciente consiguiendo un ritmo trepidante capaz de levantar al público de su asiento, como los buñuelos de Oriol Balaguer y el vi del vent.