El espacio Idyllica, situado en la Rambla del Prat número 11 del popular barrio barcelonés de Gracia, es un pequeño mundo en el que se dan cabida piezas maestras vinícolas tanto nacionales como internacionales, así como gastronomía para llevar de alta calidad a través de su Ibicum, e incluso los más distinguidos menajes para vestir las mesas más elegantes.
Con este tipo de referencias, no es de extrañar que fuera el lugar idóneo para la presentación y cata de los fabulosos vinos Tinto Figuero de Viñedos y Bodegas García Figuero S.L. Para ello, el 14 de marzo, se personó Antonio García Figuero, hijo del incansable José María García fundador de la Bodega. Oriundo de La Horra (Burgos) José María se propuso hacer con su uva tempranillo, que plantaba y cuidaba desde la infancia con el espíritu de sus abuelos y que posteriormente se vendía desde 1968 a bodegas de renombre de la región, su propio vino hasta que en el 2001 tuvo su propia bodega.

Cata de vinos de Tinto Figuero en Idyllica
Situada a unos 800 metros sobre el nivel del mar, La Horra presenta un clima mediterráneo «continentalizado», con inviernos extensos y fríos (-16°C) y veranos cortos, secos y de altas temperaturas (40°C), con una baja pluviometría y un suelo sedimentario compuesto principalmente por arcilla, limo, arena y grava. Estos factores, junto con un cuidado cultivo tradicional y una vendimia manual, hacen que el resultado sea una uva sana, fuerte y elegante, madre de unos vinos de potente personalidad.
Según palabras de José María: «Queremos que nuestra bodega y los vinos que salgan de ella sean un reflejo de la experiencia de generaciones, de trabajo y tenacidad». Es por ello que un buen saber unido a unas viñas excepcionales y de las que un tercio son viñas viejas con más de 60 años, Viñedos y Bodegas García Figuero presenta Tinto Figuero como estandarte y uno de los mejores representantes de una D.O. como es la poderosa Ribera del Duero.

Vinos de la cata de Tinto Figuero. Fotografía de Aarón González
Los vinos presentados por Antonio fueron:
-Figuero 4 (2015): procedente de uvas de viñedos con una edad media de 20 años, ofrece un intenso color rojo cereza picota y unos aromas propios de frutos rojos frescos como el arándano o la frambuesa, a la vez que presenta toques de tostados, pimienta negra e incluso vainilla. Se trata de un caldo fácilmente entendible, sencillo y agradable que hace de la frescura su manera de ser, que invita a seguir bebiendo y a ser disfrutado por sí solo.
-Figuero 12 (2014): Siendo ésta una añada excepcional, Figuero 12 nace de viñas con 40 años a sus espaldas para ofrecer una finura y un equilibrio ideal para acompañar buenas comidas. Igual que su hermano menor, ofrece a la vista un color rojo cereza picota aunque va perdiendo los azules del anterior. De nariz compleja e intensa, une a los frutos rojos las violetas, conviviendo con toques de café, chocolate y madera. En boca se presenta como un seductor nato, goloso, redondo y amplio.
-Viñas Viejas (2013): Primer vino de autor de la cata, sus viñas sexagenarias nacen de complejas tierras de arcilla, grava y arena. Los tonos granates ofrecen bellos reflejos que, unidos a unos aromas intensos entre los que destacan los de fruta, mora y grosella negra, sobre ligeros toques especiados y partículas de cuero, hacen de este tinto un paradigma de la elegancia próxima a la de un excelso perfume. Su paso en boca es estructurado y equilibrado. Como anécdota, el 2013 fue una añada dura en Ribera, y gracias al instinto vinicultor de José María fue salvada gracias a que decidió vendimiar con celeridad en septiembre. Al poco tiempo empezaría a llover.
-Figuero 15 (2012): Reserva procedente de cepas de más de 60 años. Transmite recuerdos de tierra, de suelo invernal, con sus frutos negros y especias como el clavo o la pimienta, aunque también se perciben notas de cacao y regaliz. En boca presenta amplitud y carnosidad con taninos aterciopelados. Ideal para carnes viejas y grasas, destila tradición en cada gota.
-Milagros (2013): De producción limitada y con un valor emocional añadido, puesto que adquiere el nombre de la esposa de José María, este vino obtenido de uvas cuyas viñas tienen más de 60 años, es la delicadeza embotellada. A la vista, no solo no deja de perder ese bello color rojo picota de sus familiares, sino que lo intensifica. Aromáticamente complejo y elegante, se perfuma con frutos rojos, yogurt de fruta y notas de toffee, dulce de leche y violeta. Su personalidad, impresionante, produce multitud de sensaciones en boca. Si se quiere guardar un vino para años, éste tiene que ser Milagros.
-Tinus (2009): El Señor de Figuero sin duda alguna. Mil litros obtenidos de una selección de uva de viñedos de unos 90 años y destinados a una producción muy limitada o «simplemente» a llevar al afortunado a soñar con paseos entre las viñas de Malasmañanas y Acos, viñedos de origen, y a disfrutar de la Ribera. Con una capa muy alta, pierde todos los azules que se podían encontrar en los anteriores pero manteniendo la intensidad del rojo picota. En nariz predomina la fruta madura confitada con toques de torrefacto, especias como la canela e incienso, mientras que en la fase gustativa se confirman la intensidad, potencia y madurez esperadas. Un vino sedoso con un equilibrio perfecto y causante de una satisfacción prolongada.
Esta amena sesión finalizó con Antonio poniendo el broche de oro con una divertida cata a ciegas, en la que los paladares femeninos estuvieron más acertados al descubrir al misterioso protagonista, un Figuero 12 (2011).
Tinto Figuero, unos vinos cuidados, mimados desde su origen y a tener muy en cuenta.
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