“Las fuentes del silencio”

En estos días incier­tos, he teni­do la suer­te de poder via­jar lejos de la Espa­ña de la  COVID-19. Mi espec­ta­cu­lar máqui­na del tiem­po con for­ma de libro no me ha pues­to tra­bas admi­nis­tra­ti­vas de nin­gún tipo. Así que, en un abrir y cerrar de pági­nas, he vola­do has­ta el Madrid de los años cin­cuen­ta. A prio­ri, la Espa­ña de pos­gue­rra no es un des­tino dema­sia­do atrac­ti­vo para una esca­pa­da lúdi­ca en estos tiem­pos. Sin embar­go, “Las fuen­tes del silen­cio”, me ha per­mi­ti­do poner un ver­da­de­ro “off” al inten­so rui­do exte­rior que nos acom­pa­ña.

Portada del libro Las Fuentes del Silencio

Las fuen­tes del silen­cio. De Ruta Sepetys

 

Ruta Sepetys, cono­ci­dí­si­ma auto­ra esta­dou­ni­den­se, se docu­men­tó duran­te ocho años para cons­truir mucho más que una deli­ca­da his­to­ria de amor en medio del mie­do y la memo­ria his­tó­ri­ca. El des­tino de Daniel, un joven ame­ri­cano que aspi­ra a con­ver­tir­se en foto­pe­rio­dis­ta, se cru­za en el Hotel Cas­te­lla­na Hil­ton con el de Ana, cama­re­ra de piso del esta­ble­ci­mien­to.  Dos extre­mos de un mis­mo pla­ne­ta: una fami­lia adi­ne­ra­da de Texas que lle­ga a Espa­ña para hacer nego­cios con el Cau­di­llo y otra que mal­vi­ve en un des­ven­ci­ja­do cuar­tu­cho de Valle­cas.

Alre­de­dor de las mira­das cla­ras de la juven­tud, se cons­tru­ye un guión poten­te pla­ga­do de hue­cos oscu­ros e intri­gan­tes. “Las fuen­tes del silen­cio” está escri­ta con sen­ci­llez y pro­fun­di­dad, con mimo y rea­lis­mo y, sobre todo, con una dul­zu­ra des­ga­rra­do­ra. La narra­ción ‑que pone en su lugar a la dig­ni­dad y valen­tía de los que sufrie­ron la pobre­za y el terror de la dic­ta­du­ra–   cre­ce a cada pági­na y sor­pren­de con giros ines­pe­ra­dos e inge­nio­sos. Ade­más, los per­so­na­jes están per­fec­ta­men­te dibu­ja­dos de mane­ra que es posi­ble visua­li­zar la tra­ma y todos sus pro­ta­go­nis­tas con total niti­dez.

Aun­que este sin­gu­lar via­je a “Madrid 1957” pue­da impre­sio­nar con más inten­si­dad a los lec­to­res extran­je­ros de Sepetys (sus obras se han tra­du­ci­do a más de cua­ren­ta idio­mas) por el des­co­no­ci­mien­to de los entre­si­jos de la dic­ta­du­ra espa­ño­la, resul­ta una genial opor­tu­ni­dad lite­ra­ria para acer­car­nos a la memo­ria recien­te de nues­tro país. Sobre todo para los que, por suer­te, nacie­ron en demo­cra­cia.

PD: Ana y Daniel, gra­cias por acom­pa­ñar­me en esta aven­tu­ra tan autén­ti­ca. Os echa­ré de menos.

Las Fuen­tes del Silen­cio por Ruta Sepetys.

Mae­va Edi­cio­nes

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