Pan de Cea

29 de junio de 2017, San Cris­to­vo de Cea (Ouren­se)

Que­ri­da tía:

Como sabes, en bre­ve se cele­bra­rá uno de los días que más esti­ma­mos en nues­tra fami­lia. Te escri­bo para recor­dár­te­lo.

No hay día, no hay maña­na, que atra­vie­se la pla­za Par­do Bazán y me sien­ta orgu­llo­so de lo que hemos sido, de lo que somos y de lo que espe­ro, nues­tros hijos y sobri­nos sigan sien­do.

Es subir la per­sia­na de la pana­de­ría y sen­tir toda esa tra­di­ción que des­de el siglo XIII nos acom­pa­ña y nos da el don de ela­bo­rar lo que más que­re­mos, nues­tro Pan de Cea.

IMG_1605.JPG

Foto­gra­fía gen­ti­le­za IGP Pan de Cea

Supon­go que en la leja­nía echa­rás de menos todos esos olo­res y deta­lles de su pre­pa­ra­ción. El aro­ma de las hari­nas de tri­go autóc­tono y de Cas­ti­lla mez­cla­das con el fer­men­to natu­ral, el agua cris­ta­li­na de nues­tra tie­rra y la sal, sin nada quí­mi­co, como nos gus­ta, para des­pués dejar repo­sar la masa 20 minu­tos duran­te los cua­les me con­ta­bas anéc­do­tas de mi infan­cia y así, pasa­bas a hacer las poias y mole­tes de medio y de un kilo, reama­sán­do­los y deján­do­los res­pi­rar, pero tapa­dos, duran­te otros tan­tos minu­tos, en las telas de lino que con mimo cui­da­bas.

Tam­po­co se te habrá olvi­da­do ese momen­to tan nues­tro como es el hor­nea­do. Recuer­do con mucho cari­ño como rea­li­za­bas ese cor­te úni­co, la fen­da, que tenías como cada pana­de­ro tie­ne el suyo, como yo ten­go el mío, en mitad de la masa antes de intro­du­cir los mole­tes y las poias en el horno uno a uno.

IMG_1610.JPG

Foto­gra­fía gen­ti­le­za IGP Pan de Cea

Me acuer­do tam­bién de que duran­te las dos horas que dura­ba su coc­ción, tenías que aguan­tar que mi her­mano y yo te hicié­ra­mos pre­gun­tas de lo más absur­das acer­ca de lo que podría pasar si metié­ra­mos cual­quier cosa en ese horno a 180 gra­dos como esta­ba… ¡Ben­di­ta pacien­cia la tuya, tía!

Eso sí, en el rever, cuan­do el pan tenía que madu­rar duran­te una hora, te vol­vías de lo más seve­ra. Y te entien­do. No había ni hay crío que se resis­tie­ra a par­tir un pelliz­co del pan para escu­char el esta­lli­do de esas lámi­nas que for­man su a veces dora­da, a veces cas­ta­ña codia, y hun­dir los dedos en esa espon­jo­sa y fir­me miga para dis­fru­tar del ver­da­de­ro e inten­so sabor a tri­go.

En fin, tía, te ten­go que dejar que se me echa el tiem­po enci­ma.

Un abra­zo enor­me de tu sobrino.

PD: Recuer­da que el domin­go, día 2 de julio, te espe­ra­mos aquí, en tu pue­blo San Cris­to­vo de Cea, más con­cre­ta­men­te en el cam­po de A Sale­ta, para que vuel­vas a pro­bar y dis­fru­tar de este man­jar que es nues­tro Pan de Cea.

Para más infor­ma­cón Pan de Cea

© 2017 Aarón Gon­zá­lez. All rights reser­ved.