De vinos y libros

Yo soy de vinos y libros. Ni cervezas arte­sanales ni series de éxi­to. Creo que la últi­ma vez que me enganché a una fue a Hos­pi­tal Cen­tral, allá por el año 2000. Con­fieso sin pudor que no he vis­to ni un min­u­to de Juego de Tronos y tam­bién que no ten­go Net­fix. Puede que sea rebeldía vin­tage o sim­ple igno­ran­cia. Opinen lo que quier­an pero es que el tiem­po no me da para todo.

A mí me gus­ta ir de libr­erías y vinote­cas más que de tien­das de ropa y com­ple­men­tos. Ver lo últi­mo que ha sali­do, lo que se está lle­van­do la gente, lo más leí­do, lo más bebido. Lo clási­co, lo de ple­na actu­al­i­dad.  Me encan­ta pasear entre estanterías, des­cubrir joyas, hojear libros, imag­i­n­arme con ellos puestos. Catar tintos…Uno de mis múlti­ples ofi­cios frustra­dos es el de libr­era. Y una libr­ería donde se sirviera vino ya sería el éxtasis.

 

La ver­dad es que encuen­tro un enorme para­lelis­mo entre el gus­to por el vino y la lit­er­atu­ra. Te pueden recomen­dar libros y cal­dos y encon­trar­los fasci­nantes o leer dos pági­nas y parar en seco. O tomar un sor­bo y no ter­mi­nar la copa. Tam­bién enam­orarte de la por­ta­da de una obra o del dis­eño de la eti­que­ta de una botel­la, de un títu­lo, de un nom­bre, de una denom­i­nación de ori­gen, de un autor…  Al final en ambos casos,  lo que te hace feliz es lo que te toca el corazón y el pal­adar: lo que está bien hecho que nor­mal­mente coin­cide con lo que está hecho con pasión.  Como en todo.

Otra de mis manías inamovi­bles es el papel. Quizá no sea la opción más ecológ­i­ca  pero por el momen­to no quiero leer en un libro elec­tróni­co. Bas­tantes pan­tallas ten­emos ya a nue­stro alrede­dor. El día que me com­pre un e‑book será el mis­mo en el que beba vino en un vaso de plás­ti­co. A mí así no me sabe. Yo quiero sen­tarme con mi libro, tocar­lo, oler­lo, usar mis mar­cadores y sí, doblar una pagini­ta cuan­do se ter­cie, pero con car­iño. Y lo mis­mo con el vino, nece­si­to una copa de ver­dad, grande y brillante.

Tal vez con el tiem­po, empiece a ver series de madru­ga­da con un botel­lín de cerveza en la mano. O me com­pre un e‑book y me descar­gue con voraci­dad las últi­mas novedades. Quizá en unos años pre­fiera ir a un cen­tro com­er­cial en lugar de a una libr­ería. Dicen que la exis­ten­cia es puro cam­bio pero a día de hoy, 23 de abril de 2019, brindo por los libros con una enorme copa de vino canario. Salud y larga vida para ellos.

(Y mien­tras, escu­cho: Feel­ing Lone­ly on a Sun­day After­noon Ban­da Sono­ra de “La Libr­ería” de Isabel Coixet)

© 2019 Noemi Mar­tin. All rights reserved

 

 

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