Adentrarse en la Bodega Ollauri-Conde de los Andes por sus pasadizos subterráneos, también denominados calados y más popularmente llamados “calaos” suprimiendo la molesta “d”, es adentrarse en la historia de esta bodega centenaria bajo la colina de Ollauri, dentro de la Rioja Alta a pocos kilómetros de Haro y Briones.

Interior del colado de Conde de los Andes
El barrio de bodegas de esta población riojana de Ollauri se caracteriza por sus pétreas casas blasonadas de una época pretérita, cuando los riojanos se hicieron con el negocio de la lana castellana para embarcarla en el puerto de Bilbao con destino a Flandes, además comenzaron a plantar las primeras vides y a la vez que compraban títulos nobiliarios que les dieran esa pátina de abolengo que carecían y poderlas lucir en el frente de sus residencias.

Interior del colado de Conde de los Andes
Al entrar en las entrañas de la bodega nos recibe un silencio monacal y la oscuridad de sus pasillos subterráneos, iluminados a nuestro paso con una tenue luz para no alterar el sueño de las cientos de miles de botellas que duermen tranquilamente en estas salas. Se puede sentir el duro y sacrificado trabajo de los trabajadores que horadaron la tierra para crear ese microclima tan benigno para las botellas que las preserva de las altas temperaturas de la canícula estival y regalándoles esa humedad necesaria para su correcta conservación. Ese dramatismo que provocan las luces, sumado a las escaleras que suben y bajan por las galerías de este susbsuelo parece salido de algún aguafuerte de Piranessi, el loco arquitecto que dominó como nadie el uso de los negros. Quizás las visitó, ni que fuera en sueños y le sirvió de inspiración para su serie más célebre “Carceri”. ¡Quién sabe!

Interior del colado de Conde de los Andes
Cerca de un kilómetro lineal forman ese calado del subsuelo que lo convierten en único en La Rioja, y no sólo por la extensión sino también por su antigüedad y su arquitectura, con detalles de estilo mudéjar. Botellas de añadas míticas como 1892, 1918, 1948 y 1964 entre otras, y así hasta sumar 450.000 botellas. ¡Cuánta historia vivida por estos caldos guardados celosamente entre sus muros ocultos! Si hablasen nos contarían sus batallas vividas: la pérdida de las últimas colonias españolas, 2 Guerras Mundiales, nuestra inútil fratricida guerra civil y un montón de anécdotas y curiosidades de estos tres siglos de botellas.
La familia Murúa, Julián y Javier, desde el 2014 son los actuales gestores de este legado histórico de Bodegas Ollauri-Conde de los Andes que se remonta hasta el siglo XV. Desde el profundo respeto a la tradición elaboran vinos modernos, actualizados a los gustos de hoy, procedentes de pequeñas parcelas de viñedo viejos plantados en parajes altos, buscando la expresión del terruño o quizás esos antepasados que las plantaron en altura fueron unos adelantados a su tiempo preveyendo el cambio climático.
Tres líneas de vino: blanco, tinto y semidulce que representan la personalidad de esta tierra que los acoge en Rioja Alta, de suelo arcillo-calcáreo, donde domina el clima mediterráneo continental con una marcada influencia atlántica.
Conde de los Andes Blanco a partir de la variedad de uva viura, de viñedo con una edad media de 30 años. Se selecciona a mano y se fermenta con sus lías durante 3 meses en barricas de roble francés, durante este tiempo y semanalmente se realiza la labor de “battonage” (remover el vino desde el fondo) de las lías para aumentar el volumen glicérido y untosidad en boca. Posteriormente madura durante 6 meses más en las mismas barricas. Son vinos que acompañan a pescados, arroces, pasta, risottos suaves, carnes blancas en salsas ligeras, foie, quesos cremosos y semicurados.

Conde de los Andes Blanco
Conde de los Andes Tinto: a partir de pequeñas parcelas de uva tempranillo con viñedos de más de 40 años, se fermenta en depósitos de acero inoxidable con remontados diarios para conseguir más extracción y mayor intensidad del color. Maduración en barricas de roble francés y posteriormente en botella. Vinos para maridar con pastas y arroces de sabor potente, embutidos ibéricos y quesos curados, carnes asadas y a la parrilla, estofados de carne y caza y como copa de sobremesa para alargar conversaciones que dejan muy buen gusto.

Conde de los Andes Tinto
Conde de los Andes Blanco Semidulce: en los calados se conservan añadas históricas y actualmente se está comercializando la del 2003. Se elabora con variedad de uva viura y de viñedos de unos 30 años de edad. Envejece durante un año en barricas de roble y luego se pasan a botellas estando mínimo 10 años. Se empareja muy bien con foie, paté y terrina con toques dulces, ensaladas de frutos, postres, dulces tradicionales, bombones y pastas de té.

Conde de los Andes Blanco Semidulce
Los calados son visitables, formando parte de la oferta enoturística de la bodega, basada en la exclusividad y la sostenibilidad de este espacio tan especial y único, y que le ha valido el premio internacional Best Of Wine Tourism. Puede ser en la opción de recorrido durante dos horas por los calados con degustación de 2 vinos con aperitivo, o una visita personalizada de cualquier tipo, previo estudio por la bodega obivamente, bien para actividades para empresas o grupos. Entre los visitantes ilustres están el escritor Hemigway y ahora solamente faltas tú ¿a qué esperas? Siempre con reserva previa obviamente.
Más información en la web de Conde de los Andes
Conde de los Andes pertenece al grupo Muriel Wines
Conde de los Andes está adscrita a la Denominación de Origen Calificada Rioja.
© 2019 José María Toro. All rights reserved
Red wine CONDE NOBLET of sweet is my favorite.
Awesome!!!!
Que bodega más magnífica
Cuando visité los calados y luego probé sus vinos flipé!!!! Te encantarán!!!
Meterse es esas bodegas es toda una experiencia. Me anoto la referencia.
Una gran bodega con mucha historia que contar!
😊🌹
Thanks!!
Tiene que ser toda una experiencia visitar esas bodegas.
Pasear por sus pasadizos subterráneos es toda una experiencia donde guardan miles de botellas. Si llamas o envías un email puedes reservar una experiencia de enoturismo con degustación incluida o lo que tú quieras. Imagínate una fiesta sorpresa para un ser querido que le gusta el mundo del vino.
Pues si, mi hermano es enólogo, no sé si las conoce, pero efectivamente es un estupendo regalo.
Gracias por la buena sugerencia. 🌹
En qué bodega?
No trabaja de ello, es por afición.
Entonces le gustará. La verdad es que fui de los primeros en hacer enoturismo en España sobre 1998, y en Francia he hecho 2 veces la ruta de los châteaux de Burdeos