
Vista panorámica de Colmado Quílez. Fotografía gentileza de Grup GSR.
Casa centenaria, con 108 años de historias, de anécdotas y vivencias que dan para escribir un libro y de los gordos, impeturbable a los cambios políticos, pero sí arrastrada inexorablemente por los ciclos económicos de todo este dilatado tiempo, así como a los cambios de hábitos de los clientes habituales y la transformación de barrio de familias de toda la vida a convertirse en un distrito de tiendas y de oficinas.

Fotografía de José María Toro en Colmado Quílez.
El origen de todo esto se remonta a los albores del siglo XX, en 1908 con la familia Vilaseca. Le tomó el relevo Julián Quílez en 1940. Andrés Lafuente cogió el testigo en 1974. Y ahora son los hijos de éste último quienes llevan las riendas. Durante estos más de 100 años de experiencia acumulada, Colmado Quílez sólo se ha movido por un único leitmotiv: CALIDAD y EXCELENCIA. Calidad en su catálogo de productos escogidos y al ser innovador ya en épocas pretéritas teniendo etiqueta propia de café, ser importador de cervezas artesanas y asimismo de las apreciadas carnes argentinas. La excelencia en el trato y con dependientes solícitos a pie del mostrador.

Fotografía de José María Toro en Colmado Quílez.
Hasta hace bien poco ocupó el deseado y céntrico chaflán de la calle Aragón con Rambla de Catalunya, teniendo 40 metros de fachada que cambiaba regularmente sus grandes aparadores con vistas a estas dos calles. Escaparates con magnetismo que llamaban la atención por su gran vistosidad, simetría y colorido, estéticamente hermosos. Siempre de productos exquisitos y gourmets creando ambientes únicos, monotemáticos, verbigracia: con latas de conservas, botellas de cervezas, de vino, de cavas o de turrones y polvorones para la época navideña. Hoy se ha visto reducido a 4 metros.

Fotografía de José María Toro en Colmado Quílez.
Después de lidiar con trabas administrativas y otros obstáculos no menos duros de un mercado que no cree en romanticismos, a nada de bajar la persiana definitivamente y en consecuenica perder una referencia en la Ciudad Condal, esta tienda histórica se ha salvado gracias al esfuerzo de la familia Lafuente y de sus comprometidos y entregados trabajadores.

Fotografía de José Maria Toro en Colmado Quílez.
Un espacio renovado, con encanto, actualizado a los nuevos tiempos y muy bien aprovechado, con guiños a un pasado reciente como la caja registradora de 1940, el arco de madera de la entrada y la bóveda catalana al descubierto que le da personalidad al conjunto. Una gran vitrina expositora refrigerada da la bienvenida a los clientes gourmets, con sus viandas delicadamente expuestas: jamón dulce ibérico, el especial para la casa braseado y caramelizado según una receta secreta que guardan celosamente, quesos seleccionados y otros manjares. Una selección de jamones ibéricos de bellota colgados y una gran estantería para guardar los alimentos que no necesitan frío. Columnas temáticas con productos seleccionados tanto nacionales como de importación: aguas, cervezas, las mejores conservas en lata formando una paleta cromática muy llamativa como si de un catálago Pantone se tratase. También dulces artesanos, los imprescindibles chocolates, o cafés en un moderno dispensador cerrado herméticamente para que no se pierdan los apreciados aromas volátiles de sus granos, anchoas y foies para cenas especiales con invitados o no. Los AOVE tienen su espacio con diferentes marcas, procedencia y tipo de aceituna dependiendo del uso. Remarcable el aceite ahumado de Carpier. Algunos artículos como el foie, el bonito o varios quesos lucen marca propia de la casa al estilo de las grandes maisons parisinas de la Place Madeleine. Al final del local se guardan los vinos perfectamente colocados en estanterías. Y así entre champagnes y vinos de culto llegamos a la joya de la corona: el caviar, formando un total de 8.500 referencias de artículos delicatessen entre alimentación y bebidas.

Fotografía de José María Toro en Colmado Quílez.
Mención especial, y muy importante, es el factor humano de esta organización caracterizado por la profesionalidad. Empleados fieles a la casa, implicados con la buena gestión, conocedores de los nombres de los clientes habituales y sensibles a las necesidades de los esporádicos tanto lugareños como turistas de paso por la ciudad para que se lleven una buena impresión de su Colmado Quílez. Están al cabo de la calle de las novedades del mercado, reciben formación continuamente o como su director Faustino que es sumiller titulado. Comienzan en la empresa entrando como aprendices hasta que la veteranía y ese savoir faire les hace merecedor de la bata guardapolvo que lleva marcado el nombre de Colmado Quilez y que es seña de identidad de la casa.
Colmado Quílez. Rambla de Catalunya, 65 08007 Barcelona Teléfono 93 215 23 56
Horario: de 9 a 14h y de 16:30 a 20:30h de lunes a sábado.
BSO Better Place de la siempre elegante voz de Rachel Platten.
© 2016 José María Toro. Todos los derechos reservados.
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