Esto no es un alegato antirunner, te lo aseguro. Puedes leer el post con total tranquilidad si te gusta trotar por el monte o el asfalto. De hecho, esa es la única forma de correr que defendemos, las demás han quedado obsoletas desde el pasado 1 de enero. El 2019 que proyectamos ha de ser, por fin, un “slow year”: un año para disfrutar de la calma y aprender a respirar como niños de nuevo, para sentarnos un ratito al sol sin hacer nada, para gozar de un libro o de una copa de vino sin mirar el móvil. Un propósito hedonista donde los haya.
Pensarás que hay que cumplir obligaciones, que hay que trabajar, dedicar tiempo a la familia, a la casa, a las rutinas del día a día o incluso a los asuntos que nos apasionan. Por supuesto. Pero, por favor, sin correr como un pollo desquiciado. El famoso refrán “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” está absolutamente sobrevalorado. Seguro que salvo excepciones, eso que tanto te agobia puedes terminarlo mañana, que el mundo no se va a acabar porque no ordenes el armario o te vayas a cenar con tu pareja en lugar de concluir ese dichoso informe. Y si se acaba, que nos coja descansados.
No te cargues de planes que no te apetece cumplir, no quedes con gente que no te haga feliz, no intentes llegar a donde sabes que no puedes, no vayas agonizando al gimnasio para desestresarte. Para, piensa un poco, pon límites, no corras. ¿La vida que quieres llevar es esa carrera contrareloj en la que se ha convertido?
Tal vez nos exigimos demasiado. A nosotros y a los que tenemos a nuestro lado. ¿ De verdad los niños necesitan tantas actividades extraescolares? ¿ Y los adultos necesitamos tanta información y tantas cosas superfluas? ¿Es preciso tener todo bajo control? ¿Hace falta ser tan perfectos? La palabra renuncia también está en el diccionario.
Quizá si no quitas el pie del acelerador y te detienes para escucharte un instante cada día, el cuerpo te obligue a parar en seco más adelante. No corras, por favor. Hazte ese regalo.
© 2019 Noemi Martin. All rights reserved.
Pues sí, vamos a parar. Muchas gracias.
Es una buena opción para coger fuerzas. Feliz día.
Eso me hace falta a mí, parar y respirar.
Buen consejo
Hay que hacerlo a menudo.