GreenVita, presente ya en cinco centros comerciales, nos demuestra que se puede comer sano, saludable y sabroso en cualquier momento del día

Hace aho­ra ya casi dos años se abrían en Barcelona los primeros locales de Green­Vi­ta, de mano de Joan Manuel Gili y Dunia Moreno, dos exper­tos en restau­ración cansa­dos, ambos, del todo vale y del glu­tam­a­to en el mun­do gas­tronómi­co, y con la inten­ción de crear algo sin el tan socor­ri­do como can­cerígeno adi­ti­vo químico.

Ella, exper­ta en mar­ket­ing con un gran baga­je pre­vio en Unilever (lle­van­do mar­cas tan recono­ci­das como Hell­mans, Knorr o Tulipán) y él, prove­niente del mun­do de las cade­nas de restau­rantes más cono­ci­das del país (como son Foster’s Hol­ly­wood, Udon o La Tagli­atel­la) se aliaron y deci­dieron hac­er algo que con­sigu­iera mar­car la difer­en­cia en el sec­tor y crear ten­den­cia.

Poke de salmón

Poke de salmón con sésamo, edamame, man­go, aliño de sésamo y rábano

 

Tras via­jar e inspi­rarse en país­es con una exten­sa cul­tura gas­tronómi­ca sana y salud­able, como Ale­ma­nia, Esta­dos unidos, Fran­cia, Norue­ga o Gran Bre­taña, estos dos fun­dadores y emprende­dores, tenían claro lo que España, y en con­cre­to, de momen­to, Barcelona nece­sita­ba: restau­rantes con comi­da bue­na pero en los que no se sigu­iera una dieta conc­re­ta. Es decir, que fuera apta tan­to para veg­anos, como veg­e­tar­i­anos, amantes de la bue­na carne (como su deli­ciosa prop­ues­ta de burg­er a la brasa o la bro­cheta de tern­era ecológ­i­ca) o el buen pesca­do (como el pulpo, la ven­tresca de atún o el salmón tam­bién a la brasa).

Trío de hummus

Trío de hum­mus: clási­co, remo­lacha y zana­ho­ria con cilantro

 

Y es que al entrar en cualquiera de los cin­co locales Green­Vi­ta en Barcelona y alrede­dores, lo primero que te sor­prende pos­i­ti­va­mente, es que aunque acu­d­amos en ple­na hora pun­ta de comi­das o cenas (o no, ya que su horario es amplio e inin­ter­rumpi­do) allí no huele a frit­uras, ni a aceite o a reca­len­ta­dos. Y es que en Green­Vi­ta sólo se coci­nan pro­duc­tos fres­cos, no tienen con­ge­lador, tam­poco microon­das, y por lo tan­to no tienen cabi­da aquí ni los fritos ni los aceites, sin perder ni un ápice de sabor o atrac­ti­vo, ya que todo en Green­Vi­ta es apeti­toso, sano, salud­able, fres­co, sostenible y ecológi­co. Inclu­so el vino y el café son sanos en este restau­rante barcelonés con eti­que­ta healthy kitchen.

Ventresca de atún

Ven­tresca de atún a la brasa con cuscús, ver­duras de tem­po­ra­da asadas, sésamo y sal­sa asiática

 

Los platos son sen­cil­los e infieren una gran per­son­al­i­dad, dán­dole impor­tan­cia a la can­ti­dad de cereales uti­liza­dos en su elab­o­ración, como la quinoa real de Bolivia, o el arroz ecológi­co negro, rojo o blan­co inte­gral. Asimis­mo, tam­bién se uti­lizan en Green­Vi­ta muchas espe­cias nat­u­rales, prove­nientes de lugares tan exóti­cos como Medio Ori­ente o Líbano.

Como pun­to de inflex­ión respec­to a otros restau­rantes tam­bién sanos en la ciu­dad con­dal, en Green­Vi­ta nos encon­tramos con cua­tro fór­mu­las de coc­ción difer­entes para crear sus elab­o­ra­ciones, a saber: (i) la no coc­ción, es decir, la comi­da cru­da, como son el tar­tar o los cevich­es; (ii) el vapor, uti­lizan­do vapor­eras japone­sas para coci­nar los arro­ces; (iii) el saltea­do al wok; y (iv) la brasa Josper, para, por ejem­p­lo, las deli­ciosas patatas bravas, o el deli­cioso pesca­do fres­co que sir­ven cada día en sus locales.

En una coci­na vista, donde el espa­cio es ni más ni menos que lo que el comen­sal puede ver, Green­Vi­ta sola­mente cuen­ta con un almacén y un cuar­to para limpiar la vajil­la, ofre­cien­do un exten­so espa­cio con amplias mesas para poder dis­fru­tar y recar­gar pilas comien­do, sano y salud­able, con tran­quil­i­dad y sin las prisas que sue­len ator­men­tar entre com­pras, colas, cajas y reca­dos pro­pios de un cen­tro comercial.

Green­Vi­ta en The Style Out­let Vilade­cans, local 201, Car­retera de la Vila, 90, 08040 Barcelona, telé­fono 932 807 990.

Green­Vi­ta en C.C. Diag­o­nal Mar, local 13, Aveni­da Diag­o­nal, 3, 08019 Barcelona, telé­fono 933 560 803.

Green­Vi­ta en Parc Val­lès, Avda. Tex­til s/n, 2ª plan­ta, 08233 Ter­ras­sa, telé­fono 937 83 60 92.

Green­Vi­ta C.C. Splau, Aveni­da del Baix Llo­bre­gat s/n, 1ª plan­ta, 08940 Cor­nel­là de Llo­bre­gat, telé­fono 672 33 09 88.

C.C. Glo­riès, Aveni­da Diag­o­nal 208, 08018 Barcelona, telé­fono 607 883 617

Para con­sul­tar los horar­ios de cada restau­rante o la car­ta, vis­i­tad la web de GreenVita.

© 2019 Raquel Car­rio. All rights reserved.

La coctelería speakeasy de 71 Oyster Bar en Barcelona se llama La Perla

El nue­vo local de Enric Grana­dos, 71 de Barcelona tiene un doble uso, por un lado, a pie de calle, es 71 Oys­ter Bar y en las rebot­i­ca, por otro lado, está situ­a­do la coctel­ería speakeasy La Per­la con aires vin­tage que evo­can aque­l­los locos y miti­fi­ca­dos años de la Ley Seca.

Fotografía de la barra de 71 Oyster Bar

Fotografía de la bar­ra de 71 Oys­ter Bar. Gen­tileza de los propietarios.

 

Una ele­gante bar­ra muy chic ofrece deli­ciosas prop­ues­tas de fruits de mer: las mejores ostras france­sas de Marennes-Oléron y de la Nor­mandie con una gran var­iedad de condi­men­tos a ele­gir, tartares, cevich­es y king crabs com­parten car­tel en el elen­co de prop­ues­tas prove­nientes del mar. Los meat lovers tam­bién tienen cabi­da aquí y pueden ele­gir entre un steak tar­tar o el lomo bajo de buey. Todo rega­do con los mejores cavas, cham­pagnes y vinos. Entre los postres caseros desta­can el ten­ta­dor cheese­cake y el caramel.

Vista general de la coctelería La Perla

Vista gen­er­al de la coctel­ería La Per­la. Gen­tileza de los propietarios.

 

Detrás de un espe­jo se encuen­tra la puer­ta de entra­da a un rescata­do speakeasy de la Ley Seca. Mobil­iario obvi­a­mente recu­per­a­do de un tiem­po pretéri­to, ilu­mi­nación tenue que invi­ta a besos tam­bién clan­des­ti­nos, y la cre­ativi­dad de su bar­tender Mar­co Vían le dan toda una atmós­fera de exclu­si­va elegancia.

71 Oys­ter Bar Enric Grana­dos, 71 Barcelona 08008. Telé­fono 931 424 391 Horario de lunes a miér­coles de 12am has­ta las 2am. De jueves a sába­do de 12am has­ta las 3am. Domin­go cerrado.

© 2019 José María Toro. All rights reserved.

La Barra DeAtún en el barrio de Chueca. Madrid

El grupo de restau­ración DeAtún abrió hace un par de meses un nue­vo local, en la cén­tri­ca calle Hor­taleza 51, en el epi­cen­tro del madrileño bar­rio de Chue­ca, denom­i­na­do La Bar­ra DeAtún. Tras el éxi­to cosecha­do en la calle Pon­zano, 59, con el Restau­rante DeAtún, que da nom­bre a todo el grupo, se ani­maron a abrir esta taber­na gas­tronómi­ca con aires mod­er­nos, de raciones y tapas pen­sadas para com­par­tir, porque es una de las ten­den­cias más en boga actual­mente por parte de los con­sum­i­dores. Ante tal peti­ción de su entre­ga­da clien­tela de poder pro­bar difer­entes platos se vol­caron con este nue­vo proyec­to sin perder la esen­cia: el atún rojo sal­va­je de almadra­ba de la cos­ta de Cádiz. De esta man­era los platos como el tomatún, el tata­ki, el tar­tar y el sashi­mi, con may­or dem­ana­da y aceptación en la casa madre aquí se pre­sen­tan de una man­era infor­mal, sin eti­que­tas, dónde puedan coin­cidir diver­sos tene­dores en un mis­mo pla­to como lo más nor­mal. El ter­cer restau­rante del grupo, La Taber­na DeAtún, aca­ba de abrir en el mes de abril en el Bar­rio del Retiro.

Su chef ejec­u­ti­vo, Damián Ríos, es el encar­ga­do de super­vis­ar las piezas y el inspi­rador de los platos ‑que son una oda al atún- para hac­er bril­lar con luz propia a ese pesca­do úni­co en su especie, bus­can­do rec­etas en el ideario gadi­tano y japonés que hagan relu­cir la firmeza de su tex­tu­ra y el mar­avil­loso sabor de su carne roja. Crea­ciones con­t­a­m­i­nadas de otras cul­turas gas­tronómi­cas se fun­den para crear elab­o­ra­ciones que son obje­to ya de cul­to en todo Madrid.

La dec­o­ración es de Martínez & Pan­do, estu­dio espe­cial­iza­do en crear espa­cios atem­po­rales, cáli­dos y acoge­dores como leit­mo­tiv de sus obras. Se han inspi­ra­do en la ofer­ta gas­tronómi­ca de La Bar­ra de Atún para crear este local ele­gante y chic con guiños al autén­ti­co sur. Han usa­do como tono dom­i­nante el azul celeste, que evo­ca el mar, azule­jos dis­eña­dos en Mar­rue­cos en clara alusión a ese pun­to car­di­nal que es el merid­ion­al, las lám­paras y otros ele­men­tos aca­ban de dar for­ma a este sitio ref­er­en­cia de cal­i­dad en medio del bul­li­cioso y pop­u­lar bar­rio de Chueca.

Platos degus­ta­dos:

  • Tomatún.
Tomatún

Tomatún

  • Tos­ta de tar­tar con tru­fa y museli­na de wasabi.
Tosta de tartar de atún con trufa y muselina de wasabi

Tos­ta de tar­tar de atún con tru­fa y museli­na de wasabi

  • Taco de ven­tresca de atún con­fi­ta­do con hue­vo de codor­niz y trufa.
Taco de ventresca de atún con huevos de codorniz

Taco de ven­tresca de atún con huevos de codorniz

  • Atún picante con hue­vo frito y pata­ta confitada.
Atún picante

Atún picante

  • Mas­car­pone sobre tier­ra de oreo y peta zetas.
Mascarpone con oreo y petazetas

Mas­car­pone, oreo y peta zetas

Como colofón a la cena, y para rematar el fes­ti­val gas­tronómi­co alrede­dor del atún como estrel­la ruti­lante, se puede alargar la sobreme­sa dis­fru­tan­do de una primera copa, señal inequívo­ca de la gran noche que sólo aca­ba de empezar.

El Grupo DeAtún está com­puesto por: La Bar­ra DeAtún en C/ Hor­taleza, 51, telé­fono 910 415 557. Restau­rante DeAtún en C/ Pon­zano, 59, telé­fono 910 338 863. La Taber­na DeAtún en C/ Dr. Caste­lao, 14, telé­fono 910 463 768. Madrid.

© 2017 José María Toro. All rights reserved.

Lomo Bajo, el restaurante casual de carnes

El local de Lomo Bajo está situ­a­do en pleno cen­tro de Barcelona, a un tiro de piedra del cén­tri­co y com­er­cial Pas­seig de Grà­cia. Cus­to­di­a­do por su her­mano may­or, Lomo Alto, un restau­rante donde la carne alcan­za su máx­i­mo esplen­dor. Lomo Bajo ha naci­do para ofre­cer al comen­sal una prop­ues­ta de comi­da ráp­i­da pero con un niv­el de cal­i­dad muy alto. En este espa­cio lleno de luz e inmac­u­la­do inte­ri­or­is­mo (con fir­ma de Lázaro Rosa-Vio­lán), los bocadil­los reinan en la car­ta y se pre­sen­tan como dig­nos suce­sores del boom de las ham­bur­gue­sas gourmet.
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Inte­ri­or de Lomo Bajo. Fotografía de Geòr­gia Casas

El chef tit­u­lar de ambos proyec­tos, Lomo Alto y Lomo Bajo, y respon­s­able de garan­ti­zar el atlísi­mo sel­lo de cal­i­dad, es Car­los Teje­dor, que durante estos últi­mos años ha cap­i­tanea­do prop­ues­tas como El Nacional y Speakeasy entre otros proyectos.
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Piezas de carne de Lomo Bajo. Fotografía de Geòr­gia Casas

La prop­ues­ta gas­tronómi­ca de Lomo Bajo es desen­fada­da e infor­mal, un mari­da­je per­fec­to entre la carne y el pan, para con­ver­tir los bocadil­los que salen de la coci­na en autén­ti­cos empareda­dos gourmets, de cul­to: panes crea­d­os por el equipo del chef Teje­dor a par­tir de rec­eta propia y rel­lenos de exquis­i­tos cortes de tern­era, vaca vie­ja y buey  (aquí sí, buey de ver­dad).
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Fotografía de Geòr­gia Casas

La car­ta de Lomo Bajo está pen­sa­da para com­par­tir y por ello es impre­scindible no perder­se los acom­pañamien­tos, que pueden actu­ar tam­bién como entrantes: las cro­que­tas de ceci­na, preparadas con leche de caserío, pan tosta­do y maíz, son man­jar de dios­es. No pueden fal­tar los aros de pata­ta, pre­sen­ta­dos en un orig­i­nal for­ma­to, que per­mite que al freírse no que­den nada aceitosos, si no todo lo con­trario, lo cual les con­fiere una tex­tu­ra per­fec­ta. Para los días calurosos es impre­scindible pro­bar la ensal­a­da de tomate y ven­tresca.
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Ensal­a­da de tomate y ven­tresca. Fotografía de Geòr­gia Casas

El pla­to fuerte, la estrel­la de la casa, dig­no de pre­mio es el tar­tar roll de buey con cebol­la cru­jiente y cre­mosa yema de hue­vo, que se coci­na como un tocinil­lo de cielo, un acier­to más. El pan selec­ciona­do para este bocadil­lo es un panecil­lo inglés abri­ocha­do, suave en tex­tu­ra y que se funde con el tar­tar de for­ma exquisita.
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Ceci­na roll extra de vaca arte­sana. Fotografía de Geòr­gia Casas

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Tar­tar roll de buey. Fotografía de Geòr­gia Casas

La segun­da opción a com­par­tir fue el exce­lente Ceci­na roll extra de vaca arte­sana, con brotes y cítri­cos, para con­seguir un extra de sabor. Segui­do del roll de sobrasa­da de buey con que­so y miel, al usar carne bov­ina resul­ta menos gra­soso en boca que el tradi­cional de cer­do. Ambos se preparan tam­bién con pan inglés. Las raciones son gen­erosas por lo que es recomend­able com­par­tir y de esta man­era poder pro­bar difer­entes opciones.
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Patatas fritas. Fotografía de Geòr­gia Casas

En el fes­ti­val carnívoro no podía fal­ta la ham­bur­gue­sa y el pepi­to, para acom­pañar, obvi­a­mente, con patatas fritas, como las que nos hacían nues­tras abue­las, cor­tadas a mano, coci­nadas en su pun­to jus­to y con mucho sabor. El Pepi­to de solomil­lo de tern­era se sirve con finas lámi­nas de pimien­to verde, que­so y may­one­sa de carne. El pan usa­do para sel­l­ar esta ben­di­ción de bocadil­lo es el pan negro, que es un pan antiguo, como el que nue­stros antepasa­dos ya horne­a­ban en épocas no tan boy­antes, y se prepara con algar­ro­ba, que lo dota de un inten­so sabor que recuer­da al choco­late y que tan bien mari­da con la carne de tern­era. Entu­si­as­ma el pun­to de coc­ción de la carne, uno de los pun­tos fuertes de Lomo Bajo y su acaba­do final en el horno.
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Pepi­to de solomil­lo de tern­era. Fotografía de Geòr­gia Casas

Cuan­do uno cree que es el final, a pun­to de pedir un alto el fuego, de lev­an­tar la ban­dera blan­ca y pedir la ren­di­ción sin condi­ciones, aparece majes­tu­osa la ham­bur­gue­sa gourmet por exce­len­cia, esa irre­sistible ham­bur­gue­sa que se grabará con tin­ta indele­ble en nues­tra memo­ria más hedo­nista: la ham­bur­gue­sa de buey, con que­so, lechuga, tomate y cebol­la a la brasa. Y (un “y” que hay que resaltar con una mar­ca­da pausa) el pan bret­zel. Un pan que merece un capí­tu­lo aparte, no sólo por dig­nificar de una vez por todas el pan que envuelve la ham­bur­gue­sa, sino por su pun­to exac­to de sal y tex­tu­ra ni demasi­a­do dura ni demasi­a­do blan­da: sim­ple­mente per­fec­ta. La carne de buey con la que se rel­lena el inte­ri­or se deja enve­je­cer entre 65 y 75 días. Todo sabor y textura.
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Ham­bur­gue­sa en pan bret­zel. Fotografía de Geòr­gia Casas

Pocas opciones en el aparta­do de postres pero sufi­cientes para con­tentar a todos los pal­adares. El vaso de piña nat­ur­al es una bue­na opción si apetece un postre ligero que ayude a digerir la inten­sa degustación de pro­teí­na ani­mal. Para los que siem­pre guardan sitio para el postre, sin duda la elec­ción será el babá a la bir­ra y nata mon­ta­da. Y para los amantes del choco­late, no podía fal­tar el vaso “choco­late, choco­late, choco­late” que es una prop­ues­ta con un rico sabor a choco­late pero con una mousse lig­era que no recar­gará este cierre.
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Choco­late, choco­late y choco­late. Fotografía de Geòr­gia Casas

De los mejores bocadil­los de Barcelona. ¡Que no te lo cuenten!
© 2016 Geòr­gia Casas. All rights reserved.

I Jornadas Gastronómicas de cocina sin fuego en el Restaurante Filigrana de Barcelona.

Coci­nar sin fuego es retro­ced­er en la antigüedad, has­ta el momen­to jus­ta­mente ante­ri­or que el homo erec­tus dom­inó la lum­bre den­tro de su evolu­ción. Hoy cada vez que preparamos algún pla­to sin usar la lla­ma como tal, esta­mos recor­dan­do y recu­peran­do las for­mas de ali­men­ta­rse de nue­stros antepasa­dos más lejanos, y esa es la prop­ues­ta del chef Fran­cis­co Fer­nán­dez del barcelonés restau­rante Fil­igrana para estas primeras Jor­nadas Gas­tronómi­cas sin usar los fogones.

Ha orga­ni­za­do un menú para com­par­tir dónde los ali­men­tos no se coci­nan y por lo tan­to están en su sabor nat­ur­al, el orig­i­nal sin estar mod­i­fi­ca­do por la acción físi­ca del fuego. Para preparar este tipo de platos requiere que la cal­i­dad de la mate­ria pri­ma sea muy alta y bus­car­la en su esta­do nat­ur­al, que esté libre al máx­i­mo de con­t­a­m­i­nantes como la lubi­na sal­va­je o el salmón tam­bién sal­va­je de Alas­ka y otros como el ajo negro alta­mente recomend­able para la salud por su gran poder pre­ven­ti­vo del cáncer y antiox­i­dante entre otras propiedades.

PLATOS DEGUSTADOS:

  • Ceviche de lubi­na sal­va­je, maracuyá y caviar del Valle de Arán. El maracuyá apor­ta la acidez nece­saria susti­tuyen­do a la clási­ca lima y al limón. Feli­ci­dades al chef por usar lubi­na pesca­da en lib­er­tad y que se tra­duce en may­or sabor y mejor tex­tu­ra en su sabrosa carne.
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Ceviche de lubi­na sal­va­je, maracuyá y caviar del Valle de Arán. Fotografía de Gem­ma Toro

  • Tar­tar de salmón sal­va­je de Alas­ka con man­zana verde impreg­na­da en vod­ka y esfera de cítri­cos. Mere­ce­dor de aplau­so la preparación con salmón no proce­dente de cau­tivi­dad. La may­or población de salmones sil­vestres del mun­do provienen de ese esta­do de USA que nos da garan­tía de su bravía proce­den­cia. La acidez de la fru­ta nos limpia la boca de esa lig­era sen­sación gra­sosa que pue­da dejar el salmón.
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Tar­tar de salmón sal­va­je de Alas­ka. Fotografía de Gem­ma Toro

  • Ensal­a­da de higos “coll de dama”, var­iedad muy apre­ci­a­da por su dulce sabor, con anguila ahu­ma­da y que­so Idi­azábal. Una com­bi­nación muy apeteci­ble entre dulce y sal­a­da y el incon­fundible aro­ma del humo.
  • Foie mari­na­do a la vainil­la con sablé de avel­lanas y tru­fa, jugan­do a los con­trastes de sabores.
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Foie mari­na­do a la vainil­la con sablé de avel­lanas y tru­fa. Fotografía de Gem­ma Toro

  • Steak tar­tar de la inter­na­cional­mente recono­ci­da carne de Angus, acom­paña­da de una emul­sión de café de París y pan de cebol­la. Un pla­to para dis­fru­tar de la carne sin artificios.
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Steak tar­tar de carne de Angus. Fotografía de Gem­ma Toro

  • Carpac­cio de carne de Wagyu, el salud­able ajo negro y nube de parme­sano. Bra­vo y Bravo.
  • El aparta­do dulce comien­za con un postre que tiene el obje­ti­vo de limpiar la boca gra­cias a su acidez: la nue­va ver­sión del cóc­tel de piña cola­da acom­paña­da de coco y ron. 
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Cóc­tel de piña cola­da, coco y ron. Fotografía de Gem­ma Toro

  • Como fin de fies­ta biz­co­cho de choco­late bajo cero con hela­do de yogur y nitro de man­go elab­o­ra­do con una mousse mon­ta­da con gelati­na y refrig­er­a­da en el con­ge­lador para con­seguir una apari­en­cia de biz­co­cho sin la necesi­dad de uti­lizar el horno. Una prop­ues­ta dulce pero a su vez muy ligera.
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Biz­co­cho de choco­late bajo cero con hela­do de yogur y nitro de man­go. Fotografía de Gem­ma Toro

Platos armo­niza­dos ele­gan­te­mente con el cava rosa­do Elyssia de Freix­enet y L’E­qui­lib­rista de Ca N’Estruc, un vino blan­co elab­o­ra­do con xarel.lo.

Pre­cio del menú 40 euros inclu­i­do el IVA. Menú disponible has­ta el próx­i­mo 18 de Sep­tiem­bre de 2016. 

Restau­rante Fil­igrana Pl. Espanya, 6–8 08014 Barcelona Telé­fon 934 267 657 Hotel Cat­alo­nia Barcelona Plaza.

© 2016 José María Toro. All rights reserved.

Vino para dos. Capítulo 16

Jai besa con dulzu­ra mis labios y oigo caer un ladrillo de mi mural­la. Luego lla­ma a un taxi que nos lle­va direc­to al 1085 de Mis­sion Street. Ha oscure­ci­do des­de que bajé a la calle y las luces de la ciu­dad gol­pean los cristales del coche. Me der­rum­bo sobre mis stilet­tos negros  pero quiero dis­fru­tar de mi primera y últi­ma noche en San Fran­cis­co. Como si mañana fuera a estrel­larme en el avión de regre­so a casa. Aho­ra me pre­gun­to si he hecho bien com­pran­do el bil­lete a Tener­ife. Soy un hám­ster dan­do vueltas en cír­cu­los. Una carpa roja en una pecera dora­da. Me ago­ta ser yo mis­ma y  escuchar mis inse­guri­dades. Y enci­ma, después de estar tocan­do la trompe­ta en la casa de Jai, vuel­ven a acosarme los pen­samien­tos sobre mi padre. Su necesi­dad de que siem­pre fuese la niña per­fec­ta me mar­t­i­riza y acom­ple­ja. Stop, stop, stop…Para, Ana.

El restau­rante Kuro­sawa está en una antigua acad­e­mia de idiomas. En la puer­ta de cristal nos recibe el chef que abraza a mi acom­pañante y me salu­da con ros­tro amable. Es un tipo curioso: un japonés altísi­mo vesti­do de samurái que, según me cuen­ta Jai,  dirige un pro­gra­ma de coci­na en la NBC y al que conoce des­de sus comien­zos. Después de entrar, cruzamos un pasil­lo estre­cho donde la gente cena sen­ta­da en pupitres negros ilu­mi­na­dos con velas y lleg­amos a una pequeña sali­ta apartada.

-Para ti el despa­cho del direc­tor, ami­go.  Te he echa­do de menos, le dice el japonés a Jai mien­tras nos aco­mo­da en una mesi­ta a ras del sue­lo. Luego enciende  una radio antigua donde sue­na Coltrane y prom­ete molestarnos sólo para traer el vino y el menú degustación.

Con una copa en la mano derecha  y los palil­los en la izquier­da, pasa­dos veinte min­u­tos, asalto a mi amer­i­cano insond­able. Ten­go las armas ade­cuadas. Un tar­tar de atún picante y unos makis de foie nos con­tem­plan expec­tantes. Él me está hablan­do entu­si­as­ma­do de las bode­gas de su padras­tro en Napa y yo le inter­rumpo con ojos de sashi­mi: crudos y fríos. -¿Tú me quieres?

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Fotografía de Noe­mi Martin.

Jai me mira sor­pren­di­do y deja el vino sobre la mesa. Sus­pi­ra. — ¿Te acuer­das de lo primero que te dije cuan­do nos conoci­mos, Ana? Yo me que­do calla­da. Ese día esta­ba tan nerviosa que no oí sus pal­abras. ‑Yo lo recuer­do per­fec­ta­mente,  añade: “Me he toma­do la lib­er­tad de pedir la cena. Después de catorce sem­anas mirán­dote a escon­di­das mien­tras comes y sueñas, creo que sé lo que te gus­ta”. Son­río nerviosa con su respues­ta y él coge mi mano. ‑Pues sí, Ana. Tú pens­abas que ibas a verme a mí y yo esper­a­ba cada viernes para encon­trarte en la dis­tan­cia, como un náufra­go divisan­do un faro entre la cal­i­ma. Y te observ­a­ba con tu copa como un cachor­ro inde­fen­so. Tan inde­fen­so como yo, Jai el valiente. Y, ¿sabes una cosa?: “Quería con­ver­tirme en que­so para ser devo­ra­do con avidez y desea­ba ser vino para deslizarme por tu boca. Y colarme en tu inte­ri­or y ver qué pens­abas y cómo sen­tías. Y tan­tos y…”

No puedo evi­tar­lo. Estoy tem­b­lan­do y lloro. Los suyos son mis pen­samien­tos cuan­do le observ­a­ba a través de la cristalera nue­stros viernes jun­to al Atlán­ti­co. Mis lágri­mas no son gotas  finas. Son cuar­zos sin labrar a la deri­va que caen estru­en­dosos sobre la mesa de bam­bú. Lloro de feli­ci­dad, de incredul­i­dad, de estu­pid­ez.  Lloro y Jai pone su copa bajo mis ojos, son­rien­do con los suyos: — “agua de llu­via, mal­vasía puro. Pues claro que te quiero”.

Cuan­do ter­mi­namos de cenar, nos des­ped­i­mos del “chef samurái”  y tomamos un taxi hacia Sausal­i­to, una población al otro lado del Gold­en Gate. Vamos a un concier­to de jazz en uno de los  locales donde solía actu­ar Clau­dia. Por el camino, Jai me susurra al oído que después de tan­to tiem­po se siente fuerte, que con­mi­go a su lado se atreve a todo. Que ya no tiene que aparentar lo que no es. Mien­tras él se con­fiesa sin reser­vas, yo me sien­to una men­tirosa patética.

La noche es pre­ciosa y el Puente parece un braza­lete de oro sobre la Bahía. Hace tiem­po que no veo una ima­gen tan boni­ta. El bar de Sausal­i­to está lleno pero podemos entrar sin prob­le­mas. Jai conoce a todo el mun­do y todos se sor­pren­den grata­mente al encon­trar­le de nue­vo en la ciu­dad. Le veo feliz.

Después de pasar por la bar­ra, nos sen­ta­mos jun­to al esce­nario. Hay dos tabu­retes libres para nosotros. Un grupo ver­siona “Sum­mer­time”. La voz de la can­tante se parece muchísi­mo a la de Sarah Vaugh­an y me emo­ciono. Jai me abraza. Sien­to su olor y sus manos fuertes cuidán­dome. Tal vez sea cier­to que me ama. Yo aún no le he dicho que mañana regre­so a Tener­ife porque, una vez más, sen­tí  que perdía  el con­trol de mi vida y tuve miedo. Vuel­vo a casa porque soy una estúp­i­da. Me voy porque sigo sin creer que un hom­bre como Jai pue­da estar enam­ora­do de mí y no quiero sufrir. Esta his­to­ria tiene que empezar o acabar ya.

BSO : Sum­mer­time por Sarah Vaughan

© 2016 Noe­mi Mar­tin. Todos los dere­chos reservados

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