Plata Bistró y el virtuosismo de cocinar con ollas, sartenes y cuchillos de trinchar

No podía ser en otro barrio, como el bar­ce­lo­nés de Sant Anto­ni, el ele­gi­do para situar Pla­ta Bis­tró. Este gen­tri­fi­ca­do dis­tri­to con­ver­ti­do a la reli­gión hips­ter en pocos años, está regis­tran­do una ofer­ta gas­tro­nó­mi­ca de alto nivel y la coci­na de Vic­tor Gar­cía bri­lla con luz pro­pia como una estre­lla ruti­lan­te, y sus mesas se lle­nan de clien­tes ansio­sos de cono­cer los pla­tos del día, da igual lo que haya, segu­ro que esta­rá coci­na­do a fue­go len­to y será de tem­po­ra­da. Aquí no hay car­ta fija, tran­qui­los por­que tam­po­co se can­tan los pla­tos a pie de mesa como en un tiem­po pre­té­ri­to, sino que están pro­yec­ta­dos jus­to enci­ma del pasa­pla­tos, con indi­ca­ción de sus pre­cios, por­que la obse­sión de su chef es el res­pe­to por los pro­duc­tos de tem­po­ra­da, hon­ran­do los rit­mos natu­ra­les. Eso impli­ca una capa­ci­dad de impro­vi­sa­ción en los fogo­nes pro­pia de un gran vir­tuo­so de las sar­te­nes, ollas y cuchi­llos de trin­char.

Plata Bistro

Pla­ta Bis­tro

 

Cre­ció entre las fal­das de su abue­la en la casa de comi­das de Teruel, ¡esa pro­vin­cia espa­ño­la que sí exis­te! y de ella apren­dió el ofi­cio de coci­nar con los pro­duc­tos que había de la esta­ción para crear pla­tos de gran sabor, con­vir­tién­do­se des­de enton­ces en ada­lid de los pla­tos tra­di­cio­na­les. Su pos­te­rior for­ma­ción y paso por res­tau­ran­tes de cam­pa­ni­llas como Pedro Larum­be, Arzak, el cate­ring de El Bulli, el Hotel Pala­ce de Lau­san­ne y Au Chat Noir, de la mis­ma ciu­dad sui­za, le dejó impreg­na­do la téc­ni­ca para mejo­rar los pro­ce­sos y los tiem­pos. La filo­so­fía de su tra­ba­jo está a caba­llo entre lo mejor de la tra­di­ción y de la coci­na clá­si­ca fran­ce­sa. Le acom­pa­ña como jefe de sala, su solí­ci­to her­mano Mario, for­man­do un tán­dem de excep­ción.

Plata Bistró

Pla­ta Bis­tró

 

Atí­pi­ca­men­te está abier­to des­de la maña­na para saciar estó­ma­gos ham­brien­tos de todo una noche de ayuno, y tam­bién para pro­tei­ni­zar a los resa­co­sos y cana­llas tras­no­cha­do­res antes de acos­tar­se con los pri­me­ros rayos del día. Su ofer­ta se basa en almuer­zos de cucha­ra para los que vie­nen con ham­bre atra­sa­da o de boca­di­llos de embu­ti­do ibé­ri­co para los que se cui­dan sin renun­ciar al sabor. Los domin­gos y bajo reser­va son para vivir una Gran­de Bouf­fe par­ti­cu­lar en petit comi­té, y como en la irre­ve­ren­te y esca­to­ló­gi­ca pelí­cu­la en el cual los pro­ta­go­nis­tas comen sin mesu­ra, en la gran comi­lo­na orques­ta­da por el chef Vic­tor, el leit­mo­tiv es la abun­dan­cia y el com­par­tir.

Pla­tos degus­ta­dos y que están pen­sa­dos para com­par­tir:

  • Boni­to en esca­be­che, que lo bor­da usan­do esa anti­quí­si­ma téc­ni­ca de con­ser­va­ción de los ali­men­tos en vina­gre.
Bonito en escabeche

Boni­to en esca­be­che

 

  • Cro­que­tas de rus­ti­do.
Croquetas de rustido

Cro­que­tas de rus­ti­do

 

  • Tar­tar de gam­ba y papa­da ibé­ri­ca o una nue­va ver­sión subli­me de un tra­di­cio­nal mar y mon­ta­ña.
Tartar de gamba

Tar­tar de gam­ba y papa­da ibé­ri­ca

 

  • Extra­or­di­na­ria la com­bi­na­ción de ven­tres­ca, toma­te, naran­ja y acei­tu­na.
Ventresca

Ven­tres­ca

 

  • Callos como pla­to estre­lla de la casa para mojar pan a dis­cre­ción, según rece­ta de su men­to­ra.
Callos

Callos

 

  • Lie­bre a la roya­le.
Liebre a la royale

Lie­bre a la roya­le

 

  • Espon­jo­so de cho­co­la­te con hela­do de pis­ta­cho.
Esponjoso de chocolate y helado de pistacho

Espon­jo­so de cho­co­la­te y hela­do de pis­ta­cho

 

Pla­ta Bis­tro Carrer de Sepúl­ve­da, 23 08015 Bar­ce­lo­na Telé­fono 935 169 130

© 2018 José María Toro. All rights reser­ved.

 

Black Remedy. Deli & Coffee Bar

Gran­des ven­ta­na­les que ilu­mi­nan gene­ro­sa­men­te la estan­cia de este deli & cof­fe bar, y que a la vez, per­mi­ten dis­fru­tar de ver la vida pasar tran­qui­la­men­te des­de alguno de sus tabu­re­tes altos en las mesas lar­gas para com­par­tir, o des­de sus mesas bajas. Techos res­tau­ra­dos con la bóve­da cata­la­na a la vis­ta y las pin­tu­ras poli­cro­ma­das ori­gi­na­les feliz­men­te recu­pe­ra­das. Una colec­ción de muñe­cos de Ato­mic Boys ador­nan las pare­des. Ambien­te hips­ter de chi­cos con bar­bas pobla­das y chi­cas gafa­pas­tas aten­tas a la ban­de­ja de entra­da de sus email,s en su pla­tea­do Mac­Book Air. Tam­bién algún turis­ta des­pis­ta­do con su cáma­ra pre­pa­ra­da para entrar en acción y muchos con la hoja de ruta bien apren­di­da para des­can­sar aquí con un buen café, algo healthy para comer y por supues­to wifi para seguir conec­ta­dos con los de allí y los de aquí.

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Foto­gra­fía de José María Toro

El con­cep­to es fru­to de lo apren­di­do en los muchos via­jes rea­li­za­dos por la fami­lia Asca­so, vin­cu­la­dos con el mun­do del café des­de hace 3 gene­ra­cio­nes (segu­ro que en un aná­li­sis de ADN se les pue­de detec­tar su pasión por esta bebi­da negra). Comen­za­ron como fabri­can­tes de moli­nos de café pro­fe­sio­na­les con la empre­sa Com­pak Cof­fee Grin­ders, y la expor­ta­ción has­ta más de 70 paí­ses, para por fin hacer reali­dad el sue­ño ges­ta­do tiem­po atrás de tener su pro­pia cafe­te­ría siguien­do un mode­lo pro­pio más acor­de con los nue­vos tiem­pos: bue­na mate­ria pri­ma, pro­vee­do­res de con­fian­za y de pro­xi­mi­dad, tra­ba­ja­do­res com­pro­me­ti­dos con el buen fun­cio­na­mien­to de la empre­sa, tan­to en la cali­dad del ser­vi­cio como en el esme­ra­do cui­da­do en la pre­sen­ta­ción de los pla­tos.

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Foto­gra­fía de José María Toro

Jun­to con los selec­cio­na­dos cafés de fin­ca y que pos­te­rior­men­te son tos­ta­dos por micro-roas­ters, se acom­pa­ñan de pro­pues­tas gas­tro­nó­mi­cas salu­da­bles siguien­do la filo­so­fía slow food, como la ensa­la­das de autor pre­pa­ra­das por Lara Petrae­lla com­bi­nan­do los mejo­res vege­ta­les con cerea­les, gra­nos y semi­llas, siem­pre de pro­duc­ción eco­ló­gi­ca,  para tomar solos o para acom­pa­ñar los Hou­se Sand­wi­ches como el pulled pork, el pas­tra­mi al más puro esti­lo de NY, el philly chee­se steak sand­wich o las veg­gie bur­ger para vega­nos. Los ahu­ma­dos son un capí­tu­lo apar­te que mere­cen men­ción espe­cial por sus len­tos pro­ce­sos, entre 5 y 15 horas según el tipo de car­ne, y que siguen el méto­do tra­di­cio­nal japo­nés, por ejem­plo el pulled pork dura 14 horas, o pre­pa­rar el roast beef y el slow rub­bed chi­ked que se tar­da 5 horas des­pués de una mace­ra­ción de 2 ó 3 horas.

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Pas­tra­mi. Foto­gra­fía de José María Toro

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The Roast­beef Clas­sic. Foto­gra­fía de José María Toro

La sec­ción para golo­sos empe­der­ni­dos dis­po­ne de la carrot cake y la new york chee­se­ca­ke que comien­zan a ser una leyen­da en la Ciu­dad Con­dal. Tam­bién fru­to de la cola­bo­ra­ción con los pana­de­ros de Cloud Street Bakery, esos bread lovers que no paran de hacer peda­go­gía de usar masa madre y cocer en horno de leña,  les sir­ven el pan y sus famo­sos Cin­na­mon Rolls. O los donuts ser­vi­dos por otra refe­ren­te bar­ce­lo­nés que es Luku­mas.

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New York Chee­se­ca­ke. Foto­gra­fía de José María Toro

La kali­ta es segu­ra­men­te la pro­ta­go­nis­ta indis­cu­ti­ble de todo el local, así como su len­ta pre­pa­ra­ción: se moja el fil­tro con agua a 85ºC, se pesa 30 gra­mos de café en una bás­cu­la digi­tal, pre­in­fu­sión de 30 segun­dos que moja todo el café con el fin de que se ablan­de y poder extraer más aro­mas a esta bebi­da negra que tan bien nos hace sen­tir.

Black Remedy Deli & Cof­fee Bar Carrer Ciu­tat, 5 08002 Bar­ce­lo­na Telé­fono 934 619 212. Pre­cio medio a la car­ta 15 euros. Los domin­gos brunch de 11 a 17h.

© 2017 José María Toro. All rights reser­ved 

Exquisite en Palo Alto Market

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La nue­va edi­ción de Palo Alto Mar­ket del mes de febre­ro lle­va el títu­lo de EXQUISITE sien­do su leit­mo­tiv la gas­tro­no­mía, pre­sen­tan­to para la oca­sión una selec­ción de más de 10 res­tau­ran­tes, con la cola­bo­ra­ción de Cevi­che 103 y Talent & Food, y acer­can­do demo­crá­ti­ca­men­te los pla­tos de estas coci­nas al street food más hips­ter de Bar­ce­lo­na.

La pro­ta­go­nis­ta prin­ci­pal de esta nue­va cita men­sual será la coci­na perua­na y que se deno­mi­na­rá Perú Exqui­si­te, para su pre­sen­ta­ción se eli­gió el res­tau­ran­te Nik­kei 103 de la cén­tri­ca calle Ari­bau de Bar­ce­lo­na.

Duran­te los días 4 y 5 de febre­ro, Palo Alto Mar­ket aco­ge­rá de la mano y fogo­nes de Cevi­che 103 esta pecu­liar expe­rien­cia en la que un deli­cio­so frag­men­to del Pací­fi­co, repre­sen­ta­do por la coci­na nik­kei, se apo­de­ra­rá de los sen­ti­dos de los asis­ten­tes.

La crea­ti­va y libre coci­na nik­kei, lejos de ser una moda sino más bien una cul­tu­ra, será la encar­ga­da de dar vida a una infi­ni­dad de sabo­res resul­tan­tes de la fusión de las tra­di­cio­nes lle­va­das a fina­les del siglo XIX por los emi­gran­tes del país del Sol nacien­te con los ingre­dien­tes pre­sen­tes en la fruc­tí­fe­ra tie­rra perua­na como ajos, roco­to, ajís varia­dos o limón.

Para ello con­ta­rá con la pre­sen­cia de varios chefs de renom­bre que ofre­ce­rán coci­na de alta cali­dad a pre­cios ase­qui­bles:

Luis Aré­va­lo, pre­cur­sor de la coci­na nik­kei en Espa­ña y pre­mia­do con un Sol de Rep­sol. Cabe­za del res­tau­ran­te Kena en Madrid, repre­sen­ta una coci­na cos­mo­po­li­ta y glo­bal, dan­do pro­ta­go­nis­mo a un pro­duc­to tra­ta­do con téc­ni­cas tra­di­cio­na­les japo­ne­sas de una for­ma muy per­so­nal.

José Luján, chef cor­po­ra­ti­vo de los res­tau­ran­tes perua­nos Chull­pi, Tay­ta­fe y Ayas­qa, ofre­ce pro­pues­tas que abar­can des­de la sofis­ti­ca­ción de la alta coci­na a rece­tas case­ras acom­pa­ña­das de intere­san­tes notas crea­ti­vas.

Omar Mal­par­ti­da, des­de Madrid y repre­sen­tan­do al res­tau­ran­te Tira­di­to y a Barra Eme, supera los este­reo­ti­pos perua­nos dan­do lugar a una coci­na que refle­ja la unión entre lo rús­ti­co y lo téc­ni­ca­men­te moderno. Es des­ta­ca­ble su labor con Barra Eme pre­sen­tan­do un street food gené­ti­ca­men­te peruano en un ambien­te infor­mal.

Pablo Orte­ga, chef del res­tau­ran­te Toto­ra en Bar­ce­lo­na e ins­pi­rán­do­se en los tra­di­cio­na­les caba­lli­tos de Toto­ra, un tipo de embar­ca­ción pro­pia de la cala de Huan­cha­co, se encar­ga de traer olo­res, tex­tu­ras y sabo­res del océano a tra­vés de una car­ta con gran varie­dad de espe­cia­li­da­des en pez y maris­co.

Juan Oti­vo, chef jun­to a la japo­ne­sa Kyo­ko del res­tau­ran­te Kok­ka, pri­mer esta­ble­ci­mien­to que pre­sen­tó una barra japo-perua­na en la Ciu­dad Con­dal y el más joven del Gru­po San Tel­mo, ofre­ce una pro­pues­ta nik­kei en la que degus­tar sushi, cevi­che, guao baus o gyo­zas se con­vier­te en una expe­rien­cia inol­vi­da­ble.  

Juan Car­los Perret, afin­ca­do en Gali­cia, con­si­gue que en su res­tau­ran­te Kero se con­ju­guen lo mejor de la coci­na perua­na con pro­duc­tos galle­gos de alta cali­dad obte­nien­do un resul­ta­do exqui­si­to.

Nicky Ramos, chef del bar­ce­lo­nés The Mar­ket Perú, va un paso más allá y pre­sen­ta una varie­dad de esti­los culi­na­rios que van des­de la coci­na nik­kei a la chi­fa (con influen­cias chi­nas) pasan­do por la crio­lla o la novoan­di­na. Con este aba­ni­co de cua­li­da­des no es de extra­ñar que los pla­tos estre­lla sean el cevi­che y sus varian­tes, así como el arroz con pato o el cor­de­ro a la chi­cla­ya­na.

Rober­to Sihuay, gra­dua­do en la pres­ti­gio­sa escue­la de chefs de la Uni­ver­si­dad San Igna­cio de Loyo­la (Lima) y chef de los res­tau­ran­tes Cevi­che 103 y Nik­kei 103 en Bar­ce­lo­na, es un fir­me defen­sor de la gas­tro­no­mía perua­na como una coci­na here­di­ta­ria, fru­to de la trans­mi­sión entre gene­ra­cio­nes de secre­tos culi­na­rios y posee­do­ra de un sabor con­se­gui­do gra­cias a los pro­duc­tos autóc­to­nos y a la bio­di­ver­si­dad que ofre­cen las cos­tas de Perú.

cocina peruana

Foto­gra­fía de Aarón Gon­zá­lez

Para redon­dear dicha expe­rien­cia, el res­tau­ran­te Cevi­che 103 ofre­ce­rá tres mas­ter­class el sába­do 4 de febre­ro para aque­llos que quie­ran aden­trar­se en los exó­ti­cos secre­tos de la coci­na perua­na. Será nece­sa­ria ins­crip­ción pre­via en el siguien­te link de Atrá­pa­lo dón­de se pue­den com­prar las entra­das para las dife­ren­tes acti­vi­da­des. 

14:00 — A car­go del chef Omar Mal­par­ti­da.

15:00 — A car­go del chef Luís Aré­va­lo

16:30 — A car­go del chef Pablo Orte­ga

Por otro lado, Talent & Food orga­ni­za­rá duran­te el domin­go 5 de febre­ro talle­res gra­tui­tos idea­les para ir en fami­lia en los que se tra­ta­rá de fomen­tar lúdi­ca­men­te la inclu­sión de ver­du­ras y fru­ta en las die­tas de los más peque­ños de la casa, así como diver­sas acti­vi­da­des cen­tra­das en el cul­ti­vo de hor­ta­li­zas y en la sos­te­ni­bi­li­dad medioam­bien­tal.

De 12:00 a 14:00 – Taller Fami­liar “Family Fun Food

De 16:00 a 17 y de 17:30 18:30 – Taller de Ini­cia­ción al huer­to urbano.

Como res­tau­ran­tes invi­ta­dos a este fes­ti­val gas­tro­nó­mi­co esta­rán: el eco­chef Ser­gi de Meià, la chef vene­zo­la­na Adna­loy Osio de Caña de Azú­car que es la emba­ja­do­ra de la coci­na más rompe­dora y crea­ti­va de su país en Bar­ce­lo­na. Los siem­pres salu­da­bles Orga­nic Mar­ket del gru­po Tri­bu­wo­ki pre­sen­ta­rán “La Box” un pla­to que apor­ta todas las ener­gías nece­sa­rias para cada día. El chef Marc Gas­cons del res­tau­ran­te Infor­mal, galar­do­na­do con 1 estre­lla de la famo­sa guía fran­ce­sa de tapas roja, apor­ta­rá su visión más fres­ca del rece­ta­rio cata­lán y medi­te­rrá­neo. Por su par­te el chef anda­luz Rafa Zafra del res­tau­ran­te Esti­mar nos con­ta­gia­rá de su pasión al mar y a la exce­len­te mate­ria pri­ma.

© 2016 Aarón Gon­zá­lez. All rights reser­ved 

Sirvent Barcelona. Un gastrobar hipster en el Barri de Sant Antoni

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Inte­rior de Sir­vent Bar­ce­lo­na. Foto­gra­fía de José María Toro

En la memo­ria colec­ti­va de los bar­ce­lo­ne­ses tene­mos aso­cia­dos el ape­lli­do Sir­vent a hela­dos y hor­cha­tas en verano, y turro­nes en invierno. Siem­pre liga­do con momen­tos dul­ces, en espe­cial a domin­gos por la tar­de de ple­na caní­cu­la pasean­do por el Paral.lel o la Ron­da de Sant Anto­ni con algu­na de sus espe­cia­li­da­des por la calle, hacien­do equi­li­brios con sus cucu­ru­chos para que no se derri­tie­ran dema­sia­do rápi­do como con­se­cuen­cia de las altas tem­pe­ra­tu­ras esti­va­les.

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Inte­rior de Sir­vent Bar­ce­lo­na. Foto­gra­fía de José María Toro

Los años pasan y las nue­vas gene­ra­cio­nes más inquie­tas de una de las ramas de esta fami­lia turro­ne­ra, hela­de­ra y hor­cha­te­ra se ha lan­za­do a la aven­tu­ra de la coci­na sala­da, rom­pien­do la tira­nía de la esta­cio­na­li­dad pero sin olvi­dar sus orí­ge­nes golo­sos, crean­do un mul­ti­es­pa­cio en la bar­ce­lo­ne­sa Ron­da de Sant Pau, 67. Un local que lle­va la impron­ta incon­fun­di­ble del inte­rio­ris­ta Láza­ro Rosa Vio­lán, en un barrio en con­ti­nua trans­for­ma­ción, que los bohe­mios hips­ters ganan día a día, den­tro de ese pro­ce­so de gen­tri­fi­ca­ción. Pron­to la revis­ta Mono­cle, la biblia ingle­sa que ase­ve­ra que es moderno y que no, se fija­rá en este local (si no lo ha hecho ya).

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Sir­vent. Foto­gra­fía de José María Toro

 

Con una barra de 45 metros en for­ma de “U” como eje ver­te­bra­dor del local, que per­mi­te tener una visión amplia del elen­co de pro­duc­tos que ofre­ce este gas­tro­bar, divi­di­da en varias zonas: pas­te­le­ría y bolle­ría, zumos, máqui­na de hacer hela­dos al momen­to y así satis­fa­cer los gus­tos más capri­cho­sos, como el más increí­ble e inve­ro­sí­mil últi­mo sabor con­se­gui­do de piz­za a la car­bo­na­ra. Con la cla­ra inten­ción de ser un lugar de pere­gri­na­ción para los más cafe­te­ros de la ciu­dad, loca­les y de paso, tie­ne un café de ori­gen selec­cio­na­do, así como el blend Sir­vent Bar­ce­lo­na, espe­cial­men­te pre­pa­ra­do para esta casa, a par­tir de la mez­cla de 4 cafés de ori­gen: de Bra­sil, que le da cuer­po; Gua­te­ma­la, fres­cor; India, ele­gan­cia; y, Etio­pía, aro­ma. Todo con el ase­so­ra­mien­to del gran maes­tro tos­ta­dor Sal­va­dor Sans de otro comer­cio refe­ren­te de la Ciu­dad Con­dal: Cafés El Mag­ní­fi­co. Las manos exper­tas de un baris­ta como Ser­gio Rodrí­guez, cam­peón de Espa­ña en el 2012 en su espe­cia­li­dad, con­vier­te el momen­to café en algo úni­co por sabor y aro­ma, aña­dien­do un plus visual a sus crea­cio­nes efí­me­ras con la espu­ma de la leche sobre los cap­puc­ci­nos. Para los que pre­fie­ren bebi­das más salu­da­bles tam­bién tie­ne su espa­cio en el Jui­ce Bar. Los boca­di­llos gour­met y los pla­tos sala­dos cie­rran la barra.

Coci­na y obra­dor a la vis­ta tras unas cris­ta­le­ras. Come­dor amplio y diá­fano, con sillas y tabu­re­tes de dise­ño indus­trial, made­ras y bal­do­sas cla­ras, todo muy en la línea de la brookly­ni­za­tion, esa admi­ra­ción pro­fun­da que se sien­te por ese barrio caris­má­ti­co de Nue­va York. El resul­ta­do es un gas­tro­bar para comer bien, de for­ma infor­mal con un pre­cio medio de 25 euros, dón­de los clien­tes de pro­xi­mi­dad, de toda la vida del barrio, se entre­mez­clan con visi­tan­tes de otros dis­tri­tos o turis­tas de paso por nues­tra ciu­dad.

En el obra­dor ela­bo­ran todos los pro­duc­tos que sir­ven, con mucha maqui­na­ria espe­cia­li­za­da que les per­mi­te ser auto­su­fi­cien­tes. Abier­to todo el día para dis­fru­tar de sus artícu­los en las dife­ren­tes horas de una jor­na­da: desa­yuno, media maña­na, tiem­po del ape­ri­ti­vo, comi­da del medio­día, merien­da de la tar­de, cena, y por supues­to hela­dos, hor­cha­tas y gra­ni­za­dos en cual­quier momen­to.

Pla­tos degus­ta­dos:

  • Bra­vas Sir­vent, con pata­ta agria que es la más indi­ca­da para pre­pa­rar­las fri­ta. De con­torno cru­jien­te y su par­te cen­tral más blan­da. La sal­sa que las acom­pa­ña en el fon­do es para untar las pata­tas a dis­cre­ción.
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Pata­tas bra­vas. Foto­gra­fía de José María Toro

  • Ensa­la­di­lla rusa con mayo­ne­sa de remo­la­cha y hela­do de piqui­llo. Un pla­to para unir el sabor dul­ce con el sala­do y que que­da muy bien inte­gra­do.
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Ensa­la­di­lla rusa. Foto­gra­fía de José María Toro

  • Tar­tar de sal­món con sal­sa kimu­chi (de sabor ahu­ma­da) enel­do y hue­vas.
  • Sur­ti­do de cro­que­tas case­ras: de cabra con man­za­na cara­me­li­za­da, de bole­tus, de jamón, de mer­lu­za y gam­bas.
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Sur­ti­do de cro­que­tas. Foto­gra­fía de José María Toro

  • Ensa­la de qui­noa con toque meji­cano.
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Ensa­la­da de qui­noa. Foto­gra­fía de José María Toro

  • Cos­ti­lla de buey a baja tem­pe­ra­tu­ra con su sal­sa bar­ba­coa ¡para chu­par­se los dedi­nes!
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Cos­ti­lla de buey. Foto­gra­fía de José María Toro

  • Un pla­to muy del sur como es el cazón en ado­bo. Per­fec­ta­men­te ela­bo­ra­do.
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Cazón en ado­bo. Foto­gra­fía de José María Toro

  • Sur­ti­do de tar­tas: chee­se­ca­ke, apple­ca­ke, carrot­ca­ke, cho­co­la­te cake y deli­cio­so pecat blanc.
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Sur­ti­do de pas­te­les. Foto­gra­fía de José María Toro

  • Para fina­li­zar la expe­rien­cia un “xuxo” relleno de gian­du­ja.

Sir­vent Bar­ce­lo­na en Ron­da Sant Pau, 67 de Bar­ce­lo­na. Telé­fono 938 292 263

© 2016 José María Toro. Todos los dere­chos reser­va­dos.

12 horas por Seattle

 

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The Seattle Great Wheel fren­te a la Bahía de Elliott

Uno de los obje­ti­vos de visi­tar Seattle des­de Van­cou­ver era la bús­que­da, que obi­va­men­te resul­tó infruc­tuo­sa, de los ojos cla­ros y vidrio­sos de la frá­gil, melan­có­li­ca y atri­bu­la­da Dra. Grey (la pro­ta­go­nis­ta de la serie homó­ni­ma de médi­cos situa­da en esta ciu­dad nor­te­ame­ri­ca­na de la cos­ta oes­te). No que­ría tro­pe­zar­me con ella inmer­sa en unos de sus dra­mas habi­tua­les en que se encon­tra­ba en cada capí­tu­lo de su serie, esos momen­tos que la vida se afea y nos ense­ña su peor ros­tro, y a veces con tin­tes dan­tes­cos, de sus capí­tu­los ambien­ta­dos en el hos­pi­tal don­de ejer­cía como doc­to­ra, sino cuan­do Mere­dith se ponía refle­xi­va y tras­cen­den­tal, ya des­po­ja­da de su bata azul, por la noche, en torno a una copa de vino de algún pro­duc­tor local de esta zona del Pací­fi­co Nor­te y se reu­nía con su pan­di­lla de ami­gos para rea­li­zar una catar­sis colec­ti­va. Esos ins­tan­tes que le asal­ta­ban sus dudas acer­ca de la vida y la muer­te, el amor y el des­amor, el pasa­do, el pre­sen­te y el futu­ro mien­tras lle­ga­ba a sus pro­pias con­clu­sio­nes con la voz en off.  Como me recuer­da su per­so­na­je a Andrés Hur­ta­do, el médi­co de la nove­la El Arbol de la Cien­cia de Pío Baro­ja, que tam­bién se cues­tio­na su exis­ten­cia y la de los otros a par­tir de sus cru­das viven­cias dia­rias. El equi­po de guio­nis­tas de la serie y que es final­men­te quien pone los pen­sa­mien­tos en boca de Mere­dith, sin duda ha bebi­do de la mis­ma filo­so­fía de Scho­penhauer con ese pun­to pesi­mis­ta y de angus­tia vital. ¿Será un estig­ma de los gale­nos ese deba­te cons­tan­te? Y con ese pro­pó­si­to ini­cié mi anda­du­ra por las vías prin­ci­pa­les del barrio de Pio­neer Squa­re, sin­tien­do el frío y la hume­dad de las nie­blas matu­ti­nas del mes de julio. Calles con gale­rías de arte, agen­cias de publi­ci­dad y libre­rías de lo más posh alter­nan­do con taber­nas his­tó­ri­cas que le otor­gan carác­ter a esta zona y don­de la fau­na urba­na que la habi­ta es prin­ci­pal­men­te de hips­ters de fren­te des­pe­ja­da, repei­na­dos para atrás y bar­ba pobla­da siguien­do el mis­mo patrón cló­ni­co en la ves­ti­men­ta que el icono lon­di­nen­se de este movi­mien­to Jus­tin O’Shea. Por con­tras­te, en la pla­za prin­ci­pal de esta zona, cada noche para dor­mir se mon­ta un sór­di­do cam­pa­men­to urbano, reu­nien­do a todo un ejér­ci­to de des­he­re­da­dos home­less de la ciu­dad. Es su cara más amar­ga y terri­ble.

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Letre­ro de Public Mar­ket. Pike Pla­ce Mar­ket. Seattle.

 

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Deta­lle de la para­da de Pike Pla­ce Fish. Seattle.

Diri­gien­do mis pasos hacia uno de los focos turís­ti­cos de la ciu­dad esme­ral­da, como se la cono­ce por los fron­do­sos bos­ques que la rodean, me encon­tré con tien­das vario­pin­tas y pin­to­res­cas como la de Old School Pin Ups Un esta­ble­ci­mien­to con la habi­li­dad de trans­for­mar esas cur­vas felli­nia­nas feme­ni­nas, vamos lo que vie­ne sien­do unos kilos de más, en poten­tes y sexys chi­cas pin up, de calen­da­rio (que tiem­blen los del alma­na­que de Pire­lli)  sacan­do a relu­cir toda la sen­sua­li­dad feme­ni­na en pro del aumen­to de la auto­es­ti­ma de esas muje­res que tie­nen la per­ma­nen­te sen­sa­ción de pare­cer invi­si­bles a los ojos de muchos hom­bres. Hacer cola, como un pere­grino poseí­do más, para entrar en el pri­mer Star­bucks del mun­do, crea­do allá por la déca­da de los “70” jus­to delan­te del Pike Pla­ce Mar­ket don­de los famo­sos lan­za­do­res de pes­ca­do hacen alar­de de su bue­na for­ma físi­ca, y siguien­do un curio­so ritual digno de estu­dio de algu­na Uni­ver­si­dad de Antro­po­lo­gía, un robus­to abo­ri­gen, lan­za una escu­rri­di­za pie­za de sal­món de un par de kilos, (voto por­que final­men­te sea dis­ci­pli­na olím­pi­ca por alto gra­do de con­cen­tra­ción que requie­re) has­ta el mos­tra­dor cen­tral mien­tras los ojos curio­sos de los allí asis­ten­tes se que­dan ató­ni­tos ante este espec­tácu­lo y una vez reco­gi­do el sal­món en el otro mos­tra­dor rom­pen a aplau­dir con rabia mien­tras los tra­ba­ja­do­res de la pes­ca­de­ría se dejan foto­gra­fiar son­rien­tes de ore­ja a ore­ja por todos los turis­tas que se les quie­ren acer­car. Atu­nes, rapes, baca­laos, can­gre­jos, ostro­nes, lan­gos­tas,  y otros pes­ca­dos y maris­co com­par­ten secun­da­ria­men­te el géli­do mos­tra­dor de esta sor­pren­den­te pes­ca­de­ría Pike Pla­ce Fish Entre las diver­sas para­das de este atí­pi­co mer­ca­do frag­men­ta­do en dife­ren­tes nive­les de altu­ra hay mos­tra­do­res de fru­tas eco­ló­gi­cas tama­ño XXL como fram­bue­sas, moras y otros fru­tos del bos­que. Las vis­tas a la bahía de Elliot des­de aquí son impa­ga­bles. En el piso infe­rior la míti­ca Pike Bre­wing Com­pany sir­ve bue­nas cer­ve­zas loca­les ade­más de poder dis­fru­tar de una visi­ta comen­ta­da a sus ins­ta­la­cio­nes. Tam­bién es de visi­ta obli­ga­da la afa­ma­da que­se­ría Beecher,s con un amplio sur­ti­do de que­sos y don­de ela­bo­ra el suyo pro­pio in situ tras unos grue­sos cris­ta­les crean­do una atmós­fe­ra higié­ni­ca­men­te asép­ti­ca.

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Lan­za­dor de pes­ca­do jus­to a pun­to de enviar una pie­za de sal­món por los aires. Pike Pla­ce Fish. Seattle

 

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Deta­lle de la para­da de Pike Pla­ce Fish den­tro del mer­ca­do de Seattle.

 

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Sur­ti­do de que­sos nor­te­ame­ri­ca­nos en Beecher,s Pike Pla­ce Mar­ket. Seattle

 

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Para­da de fru­tas en Pike Pla­ce Mar­ket. Seattle

 

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Ramos de flo­res en Pike Pla­ce Mar­ket. Seattle

 

Y cuan­do el día levan­ta dejan­do un cie­lo des­pe­ja­do, rega­lán­do­le a sus ciu­da­da­nos una luz espe­cial y níti­da es el momen­to de coger el mono­rrail ele­va­do que con­du­ce des­de Westla­ke Cen­ter, la zona comer­cial don­de están todas las mar­cas que se repi­ten cló­ni­ca­men­te en todas las ciu­da­des del mun­do mun­dial, has­ta el Seattle Cen­ter para subir a la siem­pre visi­ble, des­de todos los rin­co­nes de la ciu­dad, Spa­ce Need­le y dis­fru­tar de una pano­rá­mi­ca excep­cio­nal des­de sus 148 metros de altu­ra. Toda­vía que­da tiem­po para sen­ti­se como un local cenan­do en Pur­ple Cafe & Wine Bar alre­de­dor del eje cen­tral que es la cir­cu­lar bode­ga de vinos, y des­pués de 12 horas calle­jean­do empren­der via­je de regre­so a Van­cou­ver para atra­ve­sar de vuel­ta la tedio­sa e insu­fri­ble fron­te­ra, con un buen sabor de boca y ganas de vol­ver aun­que qui­zás ya para enton­ces me haya olvi­da­do de la Dra. Grey y me dedi­que a bus­car los ojos sumi­sos y apa­sio­na­dos de Anas­ta­sia Stee­le, para que me haga vibrar con algu­na tórri­da sesión de BDSM que haya apren­di­do con su men­tor Chris­tian Grey. Mien­tras tan­to lle­ga ese momen­to me tomo con una cier­ta nos­tal­gia y melan­co­lía una taza de té que me tra­je de recuer­do para tener un poco más cer­ca esa ciu­dad patria de Bill Gates.

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Té negro a la naran­ja con espe­cias de la mar­ca Stash. Foto gen­ti­le­za de Siba­ri­tés, la empre­sa comer­cia­li­za­do­ra en Espa­ña.

 

Ban­da sono­ra de este post Falling Slowly de Glen Hasard y Mar­ke­ta Irglo­va.

© 2015 José María Toro. Todos los dere­chos reser­va­dos.