Noche peruana en las cenas con alma de Chefs & Soul by Atrápalo

Músi­ca fre­né­ti­ca sue­na en los auri­cu­la­res conec­ta­do al iPad de Nicky Ramos, el chef eje­cu­ti­vo de The Mar­ket Perú. Sus gló­bu­los rojos bai­lan por sus venas al rit­mo de los acor­des de la can­ción, mien­tras su cabe­za sere­na y sus manos tem­pla­das depo­si­tan con deli­ca­de­za los últi­mos ador­nos de sus dos pla­tos que pre­sen­ta en la noche perua­na de Chefs & Soul, en un lugar úni­co como es el bar­ce­lo­nés Cooc­ció. Nicky es uno de los pro­ta­go­nis­tas indis­cu­ti­bles de enar­bo­lar la ban­de­ra roja y blan­ca ver­ti­cal. Rober­to Sihuay, chef del res­tau­ran­te Cevi­che 103 con su ges­to serio y con­cen­tra­do no para de tra­ba­jar. Nota el peso sobre sus hom­bros de repre­sen­tar a su país y no defrau­dar a un públi­co exi­gen­te que quie­re dis­fru­tar y sor­pren­der­se. Por su lado, Juan Car­los Perret, del res­tau­ran­te Kero, va dan­do ins­truc­cio­nes para rema­tar su par­te.  Este coci­ne­ro arrai­ga­do en Vigo está reci­bien­do una más que intere­san­te influen­cia de la coci­na galle­ga, no hay que per­der­le la pis­ta para com­pro­bar como fusio­na las dos cul­tu­ras.

programa de la cena

Pro­gra­ma de la cena con alma “Chefs & Soul” by Atrá­pa­lo. Foto­gra­fía de José María Toro

Mien­tras, en la entra­da, el res­pon­sa­ble de Cellers Avgvstvs Forvm expli­ca carac­te­rís­ti­cas de sus vinos que mari­da­rán con los pla­tos de estos 3 chefs del país andino, y en espe­cial de sus vina­gres que, des­de hace años, están en la mesa de la cena de gala de la entre­ga de los Pre­mios Nobel.

Son las 21 horas, los jugos gás­tri­cos están ya revol­to­sos, los col­mi­llos están afi­la­dos y las expec­ta­ti­vas muy altas. Se abren las puer­tas del come­dor y dis­ci­pli­na­da­men­te se sien­ta cada comen­sal en su silla reser­va­da. Es el momen­to de comen­zar el fes­ti­val gas­tro­nó­mi­co mien­tras comien­zan a sonar pie­zas musi­ca­les de jazz y soul por el gru­po Jazz Do It.

Los entran­tes del chef Sihuay: cevi­che nik­kei de atún con leche de tigre, sal­sa teri­ya­ki, jen­gi­bre, ají ama­ri­llo, kiza­mi wasa­bi y agua­ca­te mari­da­do con Avgvstvs Micro xarel.lo +100. En segun­do lugar nigi­ri de wag­yu con emul­sión de pacha­man­ca con una ori­gi­nal pre­sen­ta­ción acom­pa­ña­do de Avgvstvs Rosat 2016. 

ceviche nikkei

Cevi­che nik­kei de atún. Foto­gra­fía de José María Toro

nigiri de wagyu

Nigi­ri de wag­yu. Foto­gra­fía de José María Toro

Los pla­tos prin­ci­pa­les del chef Ramos: ají de galli­na con pan de mol­de, leche eva­po­ra­da, ají ama­ri­llo y hue­vos coci­dos enno­via­do con Avgvstvs Char­don­nay 2015. Segui­do de un seco de cor­de­ro con cilan­tro, cebo­lla y arroz empa­re­ja­do con un Avgvstvs Caber­net Franc 13.

ají de gallina

Ají de galli­na. Foto­gra­fía de José María Toro

seco de cordero

Seco de cor­de­ro. Foto­gra­fía de José María Toro

Por últi­mo, los pos­tres del chef Perret: riquí­si­mos dados de melón osmo­ti­za­dos con chi­cha (maíz mora­do) y que­ne­lle de hela­do con LOOK 2016. Para fina­li­zar, una espon­ja de cho­co­la­te al 70% con una cre­ma de lúcu­ma y que­so cre­ma de la mano de Avgvstvs Tra­janvs 2010.

dados de melón

Dados de melón. Foto­gra­fía de José María Toro

chocolate y lúcuma

Cho­co-lúcu­ma. Foto­gra­fía de José María Toro

La orga­ni­za­ción de noches de Chefs & Soul, de cenas con alma, ha ilu­mi­na­do los sába­dos del mes de febre­ro en la Ciu­dad Con­dal. La noche ecua­to­ria­na estu­vo a car­go del chef Alex Cla­vi­jo el sába­do 11 de febre­ro. La noche slow food del coci­ne­ro Ser­gi de Meiá está reser­va­da para la ter­ce­ra del mes más cor­to del año y por últi­mo la noche ita­lia­na por el gran­dio­so Andrea Tum­ba­re­llo que cerra­rá este ciclo y el mes.

Para com­prar entra­das y más infor­ma­ción en Atrá­pa­lo

© 2017 José María Toro. All rights reser­ved 

“El Bar” Barcelona

“El Bar” Bar­ce­lo­na C/ Cala­bria, 118 Bar­ce­lo­na 08015 Telé­fono 934 260 382

Pare­des ali­ca­ta­das de bal­do­sas con temá­ti­ca perio­dís­ti­ca que invi­tan a la lec­tu­ra repo­sa­da de sus noti­cias impre­sas y que repro­du­cen las hojas del dia­rio bar­ce­lo­nés de tira­da nacio­nal La Van­guar­dia, con cró­ni­cas de épo­cas pre­té­ri­tas que se publi­ca­ron en su momen­to, lis­tas para con­sul­tar los núme­ros pre­mia­dos en la lote­ría nacio­nal del sor­teo cele­bra­do en febre­ro de 1976, pro­gra­ma­ción de las dos cade­nas de tele­vi­sión que se podían visua­li­zar en la épo­ca -¡los de aque­lla gene­ra­ción sobre­vi­vi­mos sin nin­gún trau­ma pos­te­rior por tener sólo VHF y UHF, las dos úni­cas ban­das del espec­tro elec­tro­mag­né­ti­co exis­ten­te en aquél enton­ces!- y anun­cios deci­mo­nó­ni­cos de enfer­me­da­des cau­sa­das por una doble moral. Casi se pue­de oler en los azu­le­jos ese aro­ma inten­so y carac­te­rís­ti­co de la tipo­gra­fía que des­pren­dían los anti­guos rota­ti­vos y en espe­cial los de la edi­ción ves­per­ti­na de los perió­di­cos que se ven­dían por la tar­de en los quios­cos, con el papel toda­vía calien­te y la tin­ta húme­da y fres­ca de recién sali­da de la impren­ta. Noti­cias sor­pren­den­tes de una épo­ca en que la tira­nía de la inme­dia­tez actual no exis­tía y todas tenían su pro­ce­so des­de el momen­to de lo ocu­rri­do has­ta que lle­ga­ba al lec­tor final. Un tiem­po que iba más des­pa­cio y no está­ba­mos satu­ra­dos y bom­bar­dea­dos por una ingen­te can­ti­dad de infor­ma­ción. Un perío­do don­de las horas corrían más des­pa­cio que aho­ra y don­de domi­na­ba el blan­co y negro.

Libros de gas­tro­no­mía com­par­ten espa­cio en la barra con los botes de oli­vas, latas de con­ser­vas y ban­de­jas de tapas pre­pa­ra­das para ser degus­ta­das. Con un hora­rio amplio, des­de las 10 horas de la maña­na has­ta que el día se aca­ba, per­mi­te dis­fru­tar de los dife­ren­tes momen­tos gas­tro­nó­mi­cos de una jor­na­da: el desa­yuno más lige­ro con un autén­ti­co crua­sán de man­te­qui­lla y una bue­na taza de café o té, el con­tun­den­te almuer­zo de cuchi­llo y tene­dor, el desea­do ape­ri­ti­vo y por supues­to de las horas habi­tua­les de comi­da y cena. Una selec­ción varia­da de que­sos afi­na­dos para dis­fru­tar en cual­quier ins­tan­te acom­pa­ña­do de algu­na de las refe­ren­cias de vinos nacio­na­les e inter­na­cio­na­les. La car­ta está com­pues­ta por tapas clá­si­cas, las atre­vi­das y los pla­tos, gra­cio­sa­men­te lla­ma­dos, de resis­ten­cia. Dos pro­fe­sio­na­les al fren­te: en los fogo­nes el chef Brian Matic,que pro­ce­día del res­tau­ran­te Saüc, y el som­me­lier Ser­gi Gimé­nez con expe­rien­cia en el res­tau­ran­te Coli­brí. Dos exper­tos, cada uno en su mate­ria, que bus­can que los parro­quia­nos habi­tua­les y los que por sus mesas se dejan caer, sien­tan las sen­sa­cio­nes y el cui­da­do por el deta­lle, que es el leit­mo­tiv de este “bar” revo­lu­cio­na­rio.

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Mini coca de esca­li­va­da con ven­tres­ca y ajo negro

Un buen comien­zo para dis­fru­to­nes, para olvi­dar­nos de lau­re­les inne­ce­sa­rios y recu­pe­rar ese tro­zo de buen pan unta­do con toma­te y acei­te de oli­va vir­gen extra ‑de pri­me­ra pre­sión en frío obvia­men­te- para recor­dar­nos sabo­res y aro­mas ya casi olvi­da­dos y como for­ma de enga­tu­sar al estó­ma­go en la espe­ra del pri­mer pla­to: un pan de coca con toma­te de Cal Mos­sén. Para seguir con la muy bue­na inter­pre­ta­ción de la mini coca de esca­li­va­da con ven­tres­ca acom­pa­ña­do del fer­men­ta­do ajo negro de pro­pie­da­des casi mila­gro­sas para la salud. Ravio­li de gam­ba con sal­sa pon­zu de tex­tu­ra cru­jien­te y lige­ra­men­te áci­do en su inte­rior para armo­ni­zar con la sala­da gam­ba. Ori­gi­nal y par­ti­cu­lar pre­sen­ta­ción de la ensa­la­di­lla rusa de la casa: a la clá­si­ca ver­sión le aña­den finí­si­mas lámi­nas de atún con un toque de ahu­ma­do. Deli­cio­sos meji­llo­nes en esca­be­che. Vibran­te viei­ra con pra­li­né de maca­da­mia y pan­ce­ta. Has­ta este pun­to armo­ni­za­do con una copa de Ries­ling, que con sus notas fres­cas y áci­das nos ayu­da a lim­piar la boca des­pués de cada boca­do.

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Viei­ra con pra­li­né de maca­da­mia y pan­ce­ta

Con la tan­da de pla­tos más con­tun­den­tes, un cam­bio de ter­cio en el vino hacia un men­cía, puro per­fu­me de flo­res, para acom­pa­ñar­lo con el arroz  mar y mon­ta­ña con alme­jas y un curry de cul­to, ela­bo­ra­do con la varie­dad car­na­ro­li de grano peque­ño y muy blan­co cul­ti­va­do por la fami­lia Ron­do­lino bajo la mar­ca Acque­re­llo. Selec­cio­na­da pie­za de secre­to ibé­ri­co — de Ibé­ri­cos Mal­do­na­do como no podía ser de otra mane­ra- acom­pa­ña­do de su inse­pa­ra­ble puré de pata­ta y ají ama­ri­llo para dar con­ti­nui­dad cro­má­ti­ca al pla­to y con­tras­tar con el sabor pican­te de este ingre­dien­te tan impor­te en la gas­tro­no­mía perua­na.

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Sur­ti­do de que­sos afi­na­dos. Foto gen­ti­le­za de “El Bar”

Ante­sa­la del apar­ta­do dul­ce y que siem­pre me hace sali­var ‑como el perro de Pavlolv- es oír el tin­ti­neo cim­brean­te del carri­to de los que­sos arte­sa­nos selec­cio­na­dos por la casa. Una cos­tum­bre habi­tual en el país de la bota y en la de los galos pero que aquí no aca­ba de con­so­li­dar­se y que yo per­so­nal­men­te rei­vin­di­co esta cau­sa. Muchas veces sacri­fi­co mi final golo­so por un buen elen­co de deri­va­dos lác­teos bien afi­na­dos ‑para evi­tar salir rodan­do del res­tau­ran­te mayor­men­te-. Enno­via­do con un acer­ta­di­si­mo vino dul­ce muy gli­cé­ri­do, un ver­de­jo con botri­tis, con los siguien­tes que­sos: un vaca Tou de Til.lers de Sort (Llei­da), uno de cabra con pimen­tón de Ávi­laLuna roja” de Elvi­ra Gar­cía, un sober­bio Com­té de 18 meses, siguien­do con otro com­pa­trio­ta fran­cés, un tro­zo de épois­ses au marc, de doble cre­ma de vaca. Para fina­li­zar, un triun­fan­te azul de vaca Four­me d’Am­bert.

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Cre­mo­so de cho­co­la­te con car­da­mo­mo y pis­ta­cho

Para ter­mi­nar — ¡con ova­ción en pie de este fes­ti­val gas­tro­nó­mi­co!- el cre­mo­so de cho­co­la­te escol­ta­do por car­da­mo­mo y pis­ta­cho.

Pre­cio medio 25 euros. Exce­len­te rela­ción cali­dad-pre­cio.

Como home­na­je a este “bar” agi­ta­dor gas­tro­nó­mi­co la BSO de este post es: Revo­lu­tion (Make a chan­ge) de Wally López feat. Goran Kay