Blind Dinner (Cena a ciegas)
Con la intención de sorprender a los socios del Círculo Marimar sus organizadoras convierten cada evento programado, coincidiendo con las visitas de Marimar a nuestro país, en experiencias únicas, diferentes, lúdicas, divertidas, festivas, para compartir con el resto de miembros que formamos ya una gran familia a su alrededor.
El escenario para esta original cena maridada con sus propios vinos Marimar Estate fue la masía de piedra centenaria, Mas Rabell, propiedad de la familia Torres rodeada de viñedos en el corazón del Penedés. Dentro de ese ambiente bucólico nos dejamos llevar ciegamente de la mano de su fundadora y de sus colaboradores/as. Y digo de la mano, literalmente, porque te conducen hasta el comedor con los ojos tapados por un antifaz para no tener ningún tipo de contaminación visual previa que te pueda predisponer a crearte prejuicios antes de comenzar la actividad. Pensada para disfrutar de todos los sentidos menos en este caso que nos ocupa del de la vista (la mayor parte de nuestra información la procesa nuestro cerebro a partir de los inputs que recibe de nuestros ojos) y se trata de agudizar el gusto, el olfato y en algún caso de mucho desespero y desatino el del tacto. Según nos confesó Marimar, entre risas cómplices con el resto de su equipo, ocurren situaciones muy graciosas y cómicas, además de que perdemos momentáneamente nuestro sentido innato del rídiculo y nuestra timidez se relaja y nos hace más expresivos, más elocuentes y sin querer hablamos más alto de lo normal. Somos prototipo de un estudio sociológico por alguna Universidad de prestigio.
Aún con los ojos tapados hay texturas que no engañan y sabores fácilmente reconocibles por su sensación característica en boca como la salada anchoa y el penetrante ajo de los huevos rellenos de ambos. El intenso olor, la sensación picante y perdurable del queso cabrales maridado con la delicada y pastosa manzana. Más difícil de adivinar el pastel de jamón con hierbas frescas y el coulis de tomate suave. Para nada acerté con la tostada de gambas. La lasaña de salmón a la salsa de vino blanco fue un poco más fácil. De consenso generalizado entre los comensales fue el plato de ternera con peras caramelizadas en su salsa de brandy y pastelitos de espinaca. Tampoco fue de gran esfuerzo distinguir la estructura blanda de los quesos con el dulce membrillo. Para finalizar el esperado momento goloso protagonizado por el bizcocho de chocolate y naranja con crema inglesa.
Diferenciar los vinos a ciegas es otro reto ¿blanco? ¿floral o con notas cítricas? ¿chardonnay-albariño o sólo chardonnay? ¿tinto? ¿recuerdos de los Pinot Noir de la Borgoña francesa, más ligero o con más cuerpo? ¿ Cristina Pinot Noir o Mas Cavall Pinot Noir? o ¿tal vez un Syrah tempranillo totalmente distinto de sabor a los anteriores? todo un desafío para nuestra memoria, y …¿acertar las añadas? Misión casi imposible … pero lo seguiremos intentando.
Las benjaminas del club también tuvieron su momento Blind dinner teniendo que distinguir con los ojos tapados sus platos preparados a medida para ellas. Se sintieron mayores y seguro que el lunes siguiente las dos tuvieron tema para explayarse en el patio del colegio y fueron la comidilla y envidia del resto de sus compañeras.
Próximo encuentro el 15 de Junio de 2013. Seguro que nos vuelven a sorprender.