Con la Girolle podemos cortar circularmente el famoso queso suizo Tête de Moine (cabeza de monje, su traducción en castellano. Este queso nació en el siglo XII en la abadía de Bellelay, denominándose como lo conocemos en la actualidad desde la época de la Revolución Francesa y en honor a la buena alimentación que se les suponía a los frailes que vivían en monasterios) formando unas bellas flores que favorecen su intenso sabor y peculiar aroma. Según la edad del queso su sensación en boca varía de suave a fuerte y especiado en especial su corteza que está recubierta de una flora de color pardo rojizo que va ganando en intensidad y picante a medida que va madurando.
Para que no se quede ocioso nuestro Girolle y fruto de la imaginación de los helvéticos por darle una vuelta de tuerca a otro de sus productos estrella, el chocolate, han creado esta Swiss Chocolate roulette (rueda de chocolate suizo) para cortar en círculos creando bellas rosas en blanco y negro. Ideal como punto final dulce a una deliciosa comida, una fiesta o para picar a cualquier hora que tengamos esa necesidad irresistible y compulsiva de comerlo.