-¿Por qué dejaste de jugar? le preguntó por fin el corazón a la mente. Era una cuestión que tenía pendiente desde hacía mucho tiempo.
Se hizo un silencio profundo en el que se percibió con nitidez el vaivén de la sangre. De izquierda a derecha, de arriba a abajo.
-No lo sé, contestó la mente con su seriedad habitual. Es lo que se supone que debemos hacer: crecer, madurar y abandonar a nuestro niño o niña interior. Lo que toca. Es cierto que algunos se niegan pero solo unos pocos consiguen que continúe ahí través de los años.
El corazón sollozó. -¿Y no hay forma de que vuelva con nosotros? Quizá, si tú y yo nos unimos, podamos conseguirlo.
La mente se detuvo un instante. ¿Por qué no hacerle caso al corazón por una vez?
-Está bien. Lo intentaremos.
Los pulmones inspiraron y expiraron profundamente. Los ojos se cerraron un momento. Quedaron aparcados desamores, miedos y riñas. También la nevera vacía y la cama sin hacer. Las obligaciones, el qué dirán… Los labios sonrieron levemente y una música del pasado se coló de súbito en los oídos cansados de noticias pesimistas. La garganta canturreó una canción infantil. Los pies decidieron moverse descalzos y luego se unieron los muslos, el tronco y los brazos en una danza sin tiempo.
-Estoy aquí, susurró tímida una voz en la boca del estómago. Sonaba lejana y débil pero todavía estaba viva.
El corazón comenzó a abandonar su habitual estado de ansiedad. La mente apagó el botón de alerta y advirtió desde la placidez el murmullo inocente:
-estoy aquí, estoy aquí…
Aún era posible rescatar la esencia escondida bajo la ceguera diaria. La alegría pura del presente y la sencillez del ahora hablaban en la voz infantil secuestrada. Si se escuchaba con un poco de atención volvería a ocupar su lugar primitivo. El espacio que jamás debió abandonar.
La mente se sintió tan serena y feliz que decidió que nunca más silenciaría aquel canto transparente.
El corazón bombeó más sangre. Era una sangre limpia y renovada. Rejuvenecía por segundos y estaba profundamente agradecido a la mente por ayudarle a lograr aquel descubrimiento genial: “la vida en estado puro oculta tras lo que se supone que es vivir”.
BSO Vivir de Pablo Alborán
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Muy bonito texto
Una porta es Noe!!!
Guauuuu. Vivir…sin palabras.
Me alegro que te haya gustado. Se lo comento a Noe!
Mil gracias Manu por leerme, un abrazo
Cierto que a medida que la vida nos envejece escondemos el niño que llevamos dentro, perdemos la inconsciencia, la alegria y ese toque de locura. Esto tiene nombre “RESPONSABILIDAD”; ¡que palabra mas vacia!
Una vez perdida nuesta esencia realmente quedamos en nada, pasamos la vida y cuando nos damos cuenta la hemos perdido realmente entre las manos; seguramente tenemos que pensar mas en cultivar la amistad el ocio, la familia que nos llena y dejar la responsabilidad un poco de lado.
Me gusto mucho leerte, gracias
Me encantó tu comentario. Mil gracias por leerme. Un abrazo
Me alegro. Le paso tu comentario a Noe que es la autora de este texto!!!
Me ha parecido un gran texto Noemi, está lleno de verdad y como dice el compañero en su comentario no deberíamos perder a nuestro niño interor, ya que haciendo alusión a la palabras de tu relato la mente se siente más serena y feliz.
Gracias por dejarnos tan buenas cosas siempre.
Un abrazo 🌹
Muchísimas gracias preciosa. Me alegra un montón que te guste mi texto. Es honor viniendo de una persona que escribe cosas tan bonitas. Un abrazo fuerte
🙋🏼♀️😘💝🌹
Me alegro que te guste el texto de Noemí!
Precioso!!🙋🏼♀️🌹😘
Muchísimas gracias!!!
🙋🏼♀️😘🌹