Respirando Oporto

Opor­to, entra­ma­do de calle­jue­las y pen­dien­tes miran­do al Due­ro. Terra­zas bajo la luna. Teja­dos y azu­le­jos por doquier. El naran­ja. El azul.  Igle­sias y tien­das de dise­ño. Una hora menos, como en Cana­rias.

Oporto

Opor­to

 

Sushi y baca­lao a la bra­sa. Latas de sar­di­nas deco­ra­das. Vino tin­to y ver­de. Barras de gin tonic. Lo moderno. Lo clá­si­co y lo deca­den­te. La libre­ría Lello. Harry Pot­ter y los ver­sos por­tu­gue­ses de Pes­soa.

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Latas de con­ser­vas en La Casa Orien­tal

 

El soni­do del tren en la Esta­ción de Sao Ben­to. Un bar­co que te espe­ra nave­gan­do el Dou­ro. Puen­tes de hie­rro cru­zan­do el cie­lo. Bode­gas son­rien­tes. Mui­to obri­ga­do.

Viajeros y turistas en la estación de Sao Bento

Via­je­ros y turis­tas en la esta­ción de Sao Ben­to

 

Café con pas­te­les de Belém. La vida des­de lo alto. La Torre de los Clé­ri­gos. El funi­cu­lar. Un puña­do de flo­res. Cami­nar de la mano. Sen­sa­cio­nes dupli­ca­das. Fados y melan­co­lía.

La Torre de los Clérigos, uno de los símbolos de la ciudad

La Torre de los Clé­ri­gos, uno de los sím­bo­los de la ciu­dad

 

Ban­de­ri­tas de colo­res. Luciér­na­gas ima­gi­na­rias en cada esqui­na. Bol­sos de cor­cho. Colla­res de boto­nes. La mági­ca ribei­ra. Taber­nas en la noche. La Cate­dral. Maga­lla­nes explo­ran­do el mun­do.

Escaparate de Aramarte. Artesanía con botones, en una de las calles principales

Esca­pa­ra­te de Ara­mar­te. Arte­sa­nía con boto­nes, en una de las calles prin­ci­pa­les

 

Opor­to, cues­ta arri­ba con la son­ri­sa pues­ta y una apues­ta segu­ra: vol­ver a pasear­te pron­to, a beber­te, a mirar­te refle­ja­da en la ori­lla del río y tam­bién en mi libre­ta.

© 2018 Noe­mi Mar­tin. All rights reser­ved.

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