Cuando llegamos al hotel nos dieron la bienvenida la Fontana de Trevi y un trago de Negroni. Las calles de Roberto Rossellini nos recibían en una noche limpia y fría. Las luces navideñas llenaban los rincones acompañando el deambular ruidoso de los turistas. Roma, ciudad abierta. Tanto como mi corazón arrebatado.
Dejamos los bolsos en la habitación, nos duchamos juntos y escapamos al Trastevere. Sus adoquines bajo nuestros pies amansaban los pasos acelerados: ansias salvajes de sentir la gran belleza.

Sassicaia 2002 de la Bodega Tenuta San Guido (D.O.C. Bolgheri Sassicaia) Fotografía de Noemi Martin
Sábado a orillas del río Tiber. La banda sonora de Amarcord en el restaurante. Una botella de Sassicaia regando un cordero a la romana, manos que se acarician entre platos.
Jai me habló de sus viajes por el mundo durante dos años, enviando crónicas a una revista de San Francisco y haciendo trabajos esporádicos como enólogo. Ahora escribía un libro de turismo y bodegas. Había elegido Tenerife y el regazo de su invierno cálido para acabar sus textos. También me confesó, a la voz de la luna, que le aterrorizaba enamorarse de nuevo. Mientras hablaba y me miraba con ojos de niño asustado, la madrugada y un helado de nueces en la Piazza de Santa María escoltaban sus palabras y sus miedos. Mis certezas valientes iban por libre. Sabía que nos quedaban muchos vinos juntos, aromas por compartir e infinitos paisajes. Éste no era el último tango en Paris, en Roma o donde fuese. La vida le sorprendería sin remedio. “La vita e bella”.
Acabamos la noche en un local de jazz, cerca del Panteón. Nat King Cole nos despidió cantanto Love en un italiano adulador. Antes de regresar al hotel, dulces en un puesto callejero de la Piazza Spagna y besos azucarados en sus escalinatas. Un ladrón de bicicletas que pasa a nuestro lado. Sonríe pero nada nos sobresalta. Sólo existen nuestros labios y el momento presente.

Vistas de El Foro Romano (en latín Forum Romanum) Fotografía de Noemi Martin
De regreso a la habitación, mimos en los pasillos. Después, calor entre las sábanas y dos horas de sueño. Las voces nos despiertan. Es domingo y el bullicio toma las callejuelas de la ciudad. Hora de recoger nuestro pequeño equipaje y pensar en el nuevo día. Roma o el resto del planeta, una elección difícil. Durante la cena, las playas y los vinos croatas habían centrado parte de nuestra conversación. Jai había pasado un mes visitando la costa dálmata y me sorprendió con la reserva de unos billetes a Dubrovnik para esa misma tarde. Después del almuerzo, nuestra vida continuaría más allá de las nubes. Siempre como en una película de giros inesperados.
Son las diez de la mañana y seguimos medio dormidos. Desayuno sin diamantes: me basta un cappuccino y sus pestañas de chocolate para ser feliz. Fruta fresca y música de piano en la azotea del hotel. Jai se levanta a buscar más café. Yo meto la cuchara en una tarta de ricotta y un mensaje en inglés ilumina la pantalla de su móvil. Te querré siempre. Un nombre: Claudia.
La tierra tiembla.
BSO de este post Love (versión en italiano) de Nat King Cole
© 2015 Noemi Martin. Todos los derechos reservados
Fantástico! Estoy enganchado! Cada vez me gusta más y ya espero el siguiente capítulo para leérmelo con una copa de vino al lado!
Augusto
Muchísimas gracias por tu comentario y se lo transmito a la autora de esta novedosa novela por entregas.