Una escapada al Hotel Plaza de Andorra

Des­co­nec­ta (del móvil y del orde­na­dor) para conec­tar con los tuyos” Con este boni­to y direc­to eslo­gan nos reci­be un car­tel de bien­ve­ni­da al Prin­ci­pa­do de Ando­rra. Toda una decla­ra­ción de inten­cio­nes.

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Hall del Hotel Pla­za. Foto gen­ti­le­za del mis­mo hotel.

Hotel Pla­za C/ Na Maria Plà, 19–21 Ando­rra la Vella (Prin­ci­pa­do de Ando­rra)
Es de agra­de­cer entrar en este ele­gan­te hotel don­de el frío mini­ma­lis­mo no cabe en el idea­rio filo­só­fi­co de este emble­má­ti­co esta­ble­ci­mien­to hote­le­ro del peque­ño país de los Piri­neos. Sen­tir esa cali­dez nada más tras­pa­sar la puer­ta gira­to­ria y dis­fru­tar de la visión de una dis­tin­gui­da deco­ra­ción muy ingle­sa, a base de mue­bles nobles de made­ra oscu­ra, de gran­des cor­ti­nas con cuer­po, escul­tu­ras aca­dé­mi­cas, jarro­nes dora­dos y de cris­tal talla­do, alfom­bras mulli­das del dise­ña­dor Paul Smith que inci­tan a pisar­las sua­ve y deli­ca­da­men­te, piano de cola de color ébano bri­llan­te que invi­ta a dis­fru­tar­lo, lar­ga mesa de cen­tro con jarro­nes en dife­ren­tes medi­das y ador­na­das con flo­res que se dispu­tan nues­tra aten­ción con su pale­ta cro­má­ti­ca en blan­co y lila alter­nan­do con velas de aspec­to níveo,  pare­des empa­pe­la­das en colo­res cla­ros, sillas tapi­za­das en tonos clá­si­cos, sofás tipo chés­ter y sillo­nes en piel que con­vi­dan a dis­fru­tar de sus asien­tos en los espa­cios comu­nes con una taza de humean­te café y copa de un buen Armag­nac que nos impreg­ne con sus aro­mas volá­ti­les per­fu­ma­dos de made­ra mien­tras espe­ra­mos pacien­te­men­te un ir o venir para prac­ti­car el shop­ping por las calles ando­rra­nas o pasear por cual­quie­ra de sus mon­ta­ñas que ena­mo­ran. Un tra­ga­luz cen­tral que inun­da de cla­ri­dad ceni­tal el lumi­no­so patio cen­tral y alre­de­dor del cual pivo­tan las habi­ta­cio­nes para los hués­pe­des en los pisos supe­rio­res. Un gran reloj sui­zo con la impre­sión de la ciu­dad de Genè­ve en su esfe­ra blan­ca, con maqui­na­ria a la vis­ta, mar­ca el des­pia­da­do e inexo­ra­ble paso del tiem­po hacien­do las veces de indi­ca­dor de la hora y de cabe­ce­ra de la recep­ción del hotel. Todos estos ele­men­tos le apor­tan iden­ti­dad y carác­ter regio jun­to con los cua­dros de ins­pi­ra­ción tra­di­cio­nal crean­do una atmós­fe­ra cáli­da y aco­ge­do­ra.

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Inte­rior del res­tau­ran­te Pla­za en el Hotel Pla­za. Foto gen­ti­le­za del mis­mo hotel.

Las 90 habi­ta­cio­nes de este hotel de 5 estre­llas, 47 son sui­tes, están deco­ra­das siguien­do la mis­ma línea esté­ti­ca cita­da ante­rior­men­te, y están pre­pra­das para faci­li­tar tan­to una esca­pa­da cor­ta o una lar­ga estan­cia, para pare­jas, fami­lias (niños gra­tis com­par­tien­do habi­ta­ción con 2 adul­tos) o de nego­cios. Cui­da­do sur­ti­do de ame­ni­ties en las habi­ta­cio­nes. Dis­po­ne asi­mis­mo de gim­na­sio, sau­na, y spa para rela­jar­se en su cir­cui­to de aguas y dejar­se mimar por manos exper­tas en la zona de masa­jes. Salas para reunio­nes o con­gre­sos ale­ja­dos del mun­da­nal rui­do. Las estan­cias de los pisos más altos dis­fru­tan de pri­vi­le­gia­das vis­tas al mar de teja­dos y tam­bién a las escar­pa­das mon­ta­ñas que se pue­den divi­sar des­de su estra­té­gi­ca situa­ción, en la zona más comer­cial de Ando­rra, es otro atrac­ti­vo más de este esta­ble­ci­mien­to hote­le­ro.

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sal­món mari­na­do con wasa­bi y bolas de melón Can­ta­loup

El capí­tu­lo gas­tro­nó­mi­co está repre­sen­ta­do por la coci­na de autor del Res­tau­ran­te Pla­za en el pri­mer piso, diri­gi­do por el acre­di­ta­do chef Ser­gi Jeró­ni­mo con amplia expe­rien­cia en res­tau­ran­tes de reco­no­ci­do pres­ti­gio como los pari­si­nos La Tour d’Ar­gent o Le Grand Vefour y el sui­zo La Sau­lie­re entre otros. En la ofer­ta eno­ló­gi­ca tam­po­co se que­da atrás con una bue­na repre­sen­ta­ción de vinos espa­ño­les, inter­na­cio­na­les y tam­bién las pocas bode­gas ando­rra­nas. Del menú degus­ta­ción des­ta­co el sal­món mari­na­do con wasa­bi y refres­can­te bola de melón Can­ta­loup como ape­ri­ti­vo. De entran­te alca­cho­fas bra­sea­das con un lige­ro per­fu­me ahu­ma­do y lan­gos­tino. Estas dos pri­me­ras degus­ta­cio­nes armo­ni­za­das con cava Juvé & Camps brut natu­re reser­va de la fami­lia. El siguien­te pla­to fue foie­gras con man­za­na y reduc­ción de opor­to mari­da­do con Escol, un vino de altu­ra, de 1.190 metros, a par­tir de uva ries­ling de cul­ti­vo eco­ló­gi­co en las mon­ta­ñas ando­rra­nas. Un vino con aro­mas de piña y fru­tas como el agua­ca­te, el man­go y la fru­ta de la pasión. Rape con ris­sot­to de aza­frán, sal­sa de maris­co y cru­jien­tes tiras de nabos. Para la car­ne un deli­cio­so Tocat de l’a­la de la D.O. Empor­dà ela­bo­ra­do con uva sam­só, gar­na­cha y syrah para casar con una espal­di­ta de cabri­to des­hue­sa­da, zumo de cere­zas y laca­do con miel. Para fina­li­zar, un mous­se de tof­fee.

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Vino de altu­ra (vi d’a­lça­da) Escol. Ando­rra

Tam­bién se pue­de optar por una comi­da más infor­mal en la Cafe­te­ría Pla­za de la plan­ta baja abier­to a todo el mun­do, tan­to si están hos­pe­da­dos como no, ade­más de tener un ser­vi­cio de té/café muy cui­da­do, coc­te­le­ría y wine bar duran­te toda la jor­na­da.

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Tar­ta de fre­sa en la Cafe­te­ría Pla­za.